Él Gran Cosmos de Águila

  ¡Maldicion! Esto teníamos que acabarlo rápido o Saori sufriría las consecuencias, aunque sólo me quedaba algo para que Seiya se vaya de el lugar, ya que me doy cuenta de que a quien quiere muerta es a mi y no a Seiya.

—¡(T/N)!.—oí exclamar nuevamente a Seiya.

—Seiya vete.—le digo mientras intento ponerme de pie.

—¿Que?.—cuestiona algo desentendido.

—¡Que te vayas!.—le exclamé. —ve a la casa de Virgo, yo estaré bien.—este me mira con algo de angustia.

—No lo haré, Mitsumasa había dicho que siempre te cuidáramos la espalda y eso haré.—toco mi hombro.

—¡Puño meteoro!.—aquel golpe nuevamente fue dirigido hacia Aioria quien aun se encontraba frente a nosotros.

—¡Maldicion Seiya! vete a la siguiente casa, estaré bien.—me dedico a sonreír, este aun me observa con tristeza.—Saori esta en peligro, si Aioria no quiere entrar en razón es un enemigo yo lo venceré, nos tomaría mucho para vencerlo, ¡hazme caso!.—este no tarda en procesar todo lo que e dicho.

  Sabe que es la verdad no podemos darnos él lujo de tener que qudarnos dos o tres en una misma casa cuando uno de ellos pudiese ir a la otra casa, eso lo había aprendido de Shiryū.

—¿Estaras bien?.—me preguntó.

—Si, estaré bien.—este me observa por ultima vez para después irse a la casa de Virgo, en donde allí estará alguien mas fuerte.

  Ya que aquella puerta para la otra casa estaba a metros de nosotros, Seiya no tardo en irse de aquí. Si al menos esta era mi ultima vez, que sea protegiendo a los que mas quiero. Además necesitaba saber que era lo que en realidad había pasado con Aioria, una persona no cambia porque si.

—¿Donde esta Pegaso?.—me pregunta.

—El ya se a ido, tendrás que enfrentarme a mi.—le respondo.

—Como si fuera un privilegio vencerte, Águila.—se burla.

Este chico comenzaba a sacarme de quicio.

  Comienzo por atacarlo de frente, no tenia él suficiente cosmos como para derrotarlo, pero si para atacarlo de frente.

—¿Quien es esa niña?.—cuestiona un adulto mayor a la persona encargada de él orfanatorío.

—Ella es (T/N), llego aquí días después de haber nacido. —explico él encargado.

La pequeña niña se encontraba jugando con un peliverde, además la pequeña se veía menor que todos los pequeños de él lugar.

Apenas logre intentar teclearlo y me tomo de la cintura para golpearme contra la pared, me había retorcido de dolor, este tipo no parará hasta que muera.

—*Llegará una persona con casi él mismo cosmo que Athena, tratela bien*.—Mistumasa pensaba en los últimos momentos cuando estuvo por última vez con Aioros.

Mitsumasa veía a la pequeña jugar con Shun e Seiya, caballeros de bronce en él futuro, parecía que la pequeña se llevaba bien con ambos chicos.

—A ella también.—pronuncio él mayor observándola.

—Los caballeros de bronce no podrán con la fuerza de un caballero dorado.—habló Aioria.

  Escupí sangre, no todo estaba acabado no todo tenia que haber acabado de esta manera, por algo tengo esta armadura.

—¿Crees que eso me importa?.—cuestioné, él aun me seguía observando.

—¿Deberia de hacerlo?.—me ofreció un puñetazo en él rostro. —pronto estarás en un lugar mejor.

—Ella es (T/N), sera su nueva compañera espero buenos tratos de su parte.

Como la pequeña niña había sido la última en adoptar, decidió por presentarla al grupo de pequeños.

La chica ya conocía a varios pequeños de allí, pero en especial a Seiya y a Shun, sus amigos.

  Estaba respirando un poco más de lo común, él cansancio me invadía no sabia como se supone que saldría de esta.

—¿Porque no solo te rindes?.—me cuestiona Aioria.

—Jam-más. —titubeó, me intento levantar. —¿porque aun no ad-dmites que estas luchando en él bando contrario?.—le pregunto.

  Al parecer esa pregunta le había dado poco de que pensar, lo podía notar en su mirada.

—Esa esa Athena es falsa. —habla después de varios segundos.

—No lo es. —replico aún con necedad.—ella es la verdadera, no necesitaría comprobarlo porque ya lo sé, mis amigos lo saben y están tratando de que los caballeros dorados recapaciten, Athena necesita de la ayuda de todos sus caballeros. —

  Al menos ello logro que se mantuviera pensando. Retrocedo algunos pasos atrás sin embargo aun sigo estando cerca de él caballero.

—Debo de admitir que tienes resistencia, caballero.—hablo Aioria.

—No creas que solo por ser mujer tendría ataques débiles, Aioria.

—Me lo suponía.—se acerco en mi dirección.

  Por alguna razón ya no tenía más cosmos, por haberlo utilizado en la batalla contra él santo de Leo, me había tomado de él cuello para comenzara apretarlo.

—Rindete Águila, admite que ya no podrás contra mi.

  No puedo creer que ya este perdiendo, le prometí a Seiya que estaría bien, le prometo que derrotaría a Aioria por mi cuenta, no quisiera ser él eslabón débil, no quería ser la única chica que no gana, no quería que mis compañeros dieran todo y yo aun no e dado nada.

—¡No!.—exclamo con furia, estaba arta que todos aquí pensara que solo por ser mujer ya seria débil.—¡No me rendiré!. —por alguna extraña razon podia sentir como era que mi cosmos estaba regenerándose.—¡JAMÁS!.

  Ante aquello último por alguna extraña razón Aioria había retrocedido, habia sentido como es que mi piel ardía, cuando dirijo mi vista a cualquier parte de mi cuerpo este comenzaba resplandecer.

—Ese cosmos.—oí susurrar a él caballero.

  Me sentía con él cosmos elevado, sentía que aun tenía la fuerza necesaria para derrotar a Aioria, después de todo si cumpliría aquella promesa.

—¡Puño meteoro!.—exclamo tras acercarme a Aioria y golpearlo con él ataque.

  Solo que ahora no solo fue un golpe sino varios que fueron dirigidos hacia Aioria. Cuando termine aquel ataque algo dentro de mi me decía que debía de acercarme a él para hacerlo entrar en razón.


  Así que solo me acercó a este mientras él aun me observa con ganas de asesinarme, sin embargo cuando estoy lo suficientemente cerca de él lo observo fijamente a los ojos, como si tratará de que entrará en razón y tratará de ayudar a Athena.

  Sin embargo él se aleja, por su rostro puedo observar que esta notablemente confundido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top