Capítulo 5: Diferentes visiones
Ninguna persona en Hogsmeade se atrevía a acercarse a la vieja casa que se encontraba a las afueras del pueblo. Los habitantes comentaban temerosos que en la vieja cabaña habitaban espíritus muy violentos.
-¿No los oyes?-dijo esa noche un lugareño en el pub Cabeza de Puerco. El tabernero, un hombre de cabello y barba plateados de gran extensión, se encogió de hombros.
-Pues si existen espíritus, será mejor que acabes el whisky de fuego y te marches a tu casa.-respondió.
El cliente apuró su bebida y salió al frío de la noche. La luna llena alumbraba las calles del pueblecito de Hogsmeade, el único pueblo enteramente mágico de Gran Bretaña. El hombre se encogió en su abrigo y fue deprisa hacia su casa, mientras se oían por todo el pueblo lamentos, golpes y aullidos.
A la mañana siguiente, Sirius y James estaban leyendo El Profeta en la mesa de Gryffindor en el Gran Comedor.
-Otro ataque a dos muggles.-dijo Sirius.
-Malnacidos.-murmuró James, rabioso.
Peter entró en el Gran Comedor.
-¿La tienes?-preguntó Sirius a Peter. Este asintió y se tocó el mentón. James y Sirius levantaron el pulgar como signo de aprobación.
Unos minutos más tarde, llegó Remus.
-¿Qué tal la noche, Remus?-preguntó James.
-¿Pudiste pegar ojo con los fantasmas?-añadió Sirius, guiñándole un ojo.
El chico sonrió en el momento en que un grupo de chicas de cuarto curso de la casa de Ravenclaw pasaba cerca de la mesa de Gryffindor y se pusieron a cuchichear. Sirius les saludó, y todas se pusieron coloradas y empezaron a reír.
-Ya llega el conquistador.-dijo James.
-Vamos, Jamie, no me digas que estás celoso.-respondió Sirius.
-Lo está.-dijo Peter.
-Necesitas quitarte a Evans de la cabeza.-añadió Sirius.
-No quiero.-contestó James.-Yo no puedo hacer lo que haces tú, Sirius.
-Es que yo soy único.-rió Sirius.
-El único Black en Gryffindor.-completó Remus.
James y Peter aplaudieron socarronamente. Sirius se levantó, se subió a la mesa e hizo una pomposa reverencia. El grupo de chicas miró con más furor a Sirius. Sin embargo, en la mesa de Gryffindor había dos personas que miraban la escena con disgusto.
-Qué imbécil.-dijo Arista.
-Es gracioso.-dijo Mary por detrás, que había entrado hacía poco en el Gran Comedor.
-Si tú lo dices.-respondió Lily.
-Vamos, Lil, relaja. Tampoco hacen daño a nadie. Además, James y Sirius sacan muy buenas notas siempre.-dijo Marlene.-No digo que tú no lo hagas,-añadió, al ver la mirada que Lily le dedicó-pero has de reconocer que son inteligentes.
Lily sacó su ejemplar de Pociones y se puso a leer, dando la espalda a Marlene. Esta miró a Mary y ambas sonrieron. Lily era tan orgullosa que no iba a darles la razón. Antes de admitir algo bueno sobre Black y Potter prefería suspender una materia.
Aquella tarde tenían doble clase de Pociones. Los alumnos de Gryffindor bajaron a las mazmorras, donde se encontraron esperando a los alumnos de Slytherin. En cuanto los alumnos de Gryffindor llegaron, el corro de alumnos de Slytherin dejó de hablar. Un chico moreno se adelantó y dijo:
-Chicos, si veis que se enrarece el aire, es que hay un par de sangre sucias entre nosotros.
Un destello rojo pasó rozando al alumno de Slytherin.
-¡Repite eso, Avery!-gritó James.
Avery sonrió con malicia y sacó su varita. Pero en ese momento se abrió la puerta y apareció Horace Slughorn, el pequeño, calvo y rechoncho profesor de Pociones. Sus labios se torcieron bajo el poblado bigote de morsa en una mueca de desaprobación.
-Chicos, chicos, dejad de pelear.-dijo.
-Potter empezó todo, señor.-dijo Avery con rapidez.
-¿De verdad?-inquirió Slughorn. James no dijo nada.-Muy bien, diez puntos menos para Gryffindor.-añadió.-Ahora, entrad todos.
James entró furioso y se colocó en su pupitre, al lado de Remus, Peter y Sirius. Lily miró a James al pasar y se colocó en primera fila con Marlene, Mary y Arista.
-Slughorn ha sido un poco injusto, ¿no?-preguntó Marlene.
-James tenía que haber dicho por qué inició la pelea.-dijo Mary.
Lily no dijo nada. La clase dio comienzo. Ese día iban a estudiar la Solución Fortificante, una poción que aumentaba la fuerza del que la bebía. Al ir a por los ingredientes al armario de estudiantes, Sirius se escabulló entre el gentío y se metió en los armarios privados del profesor Slughorn, justo cuando Peter le preguntaba al profesor cuánto tiempo había que dejar infusionar los ingredientes para realizar de forma correcta la poción.
Dentro del armario de Slughorn, Sirius encontró lo que buscaba. Abrió la caja etiquetada como polilla calavera de la esfinge y extrajo tres pequeños craneos. Volvió a su sitio un momento antes de que Slughorn dejara a Peter, y sonrió a James.
Al finalizar la clase, Lily y Snape fueron los alumnos que mejor puntuación obtuvieron, sin que fuera sorpresa para nadie. No en vano, Snape y Lily habían sido reclutados para el Club de las Eminencias, un selecto grupo de alumnos presidido por el profesor Slughorn que eran reclutados debido a su talento o a su notoriedad. Sirius y James, por contra, no estaban en dicho grupo, ya que no eran del agrado del profesor Slughorn debido a su facilidad para meterse en problemas.
El profesor Slughorn estaba terminando de guardar los materiales de la lección en sus correspondientes estantes cuando se percató que todavía quedaba una persona en el aula.
-Lily-dijo-vas a llegar tarde a tu próxima clase.
Lily se acercó a la mesa del profesor. Llevaba en sus manos una pecera que contenía un precioso pétalo de lirio que se transformaba en un pez amarillo al tocar el fondo del recipiente.
-Profesor-dijo Lily-quería regalarle esto.-y le entregó la pecera.
-Mi dulce Lily.-respondió Slughorn, con lágrimas en los ojos.
-También deseaba comentarle algo.-dijo ella, rápidamente.
A la hora de la cena, James todavía seguía furioso, y miraba a Avery con odio. Solamente desvió la mirada cuando oyó un carraspeo detrás de él.
-¿Podemos hablar un momento a solas, señor Potter?-preguntó el profesor Slughorn.
James asintió, se levantó y acompañó al profesor Slughorn fuera de la estancia. Cuando volvió, James se veía confuso.
-¿Qué quería Slughorn?-preguntó Sirius.
-Me ha pedido disculpas y ha devuelto los puntos que me había quitado.-respondió James.
-Qué bien.-se alegró Peter.
-¿A dónde vas, Remus?-dijo Sirius, pues su amigo se había levantado y se dirigía al otro extremo de la mesa.
-Hola, chicas.-saludó el joven al llegar.
-¡Hola, Remus!-respondieron agradablemente Marlene, Arista, Mary y Lily.
-¿Podemos hablar un momento, Lil?-le preguntó Remus.
Lily se puso de pie, cogió su mochila y salió del Gran Comedor, con Remus detrás de ella. Cuando Lily estaba al borde de la entrada a la Gran Escalera, el prefecto gritó:
-¡Lily!
Lily se detuvo.
-¿Por qué lo has hecho?-le preguntó Remus, incrédulo.
Lily se dio la vuelta, decidida.
-Sabes que esa sustracción de puntos fue injusta.-contestó ella.
-Nunca apruebas el comportamiento de James y Sirius. ¿Por qué hoy?-quiso saber Remus.
-No me gusta que Potter y Black se metan con Severus, ya lo sabes. Ni que lancen maleficios por diversión a cualquiera que pillan. Pero lo de hoy ha sido distinto.
Remus asintió con la cabeza y se dio la vuelta para volver al Gran Comedor, cuando vio salir a Sirius.
-Remus, ven, se nos va a acabar la comida y tienes que ponerte fuerte después de lo de anoche.-dijo.
Remus echó una mirada de advertencia a Sirius, que vio a Lily y puso cara de querer que se lo tragase la tierra. Remus le pasó el brazo por los hombros para animarlo y se fueron hacia el Gran Comedor.
-¡Black!-se oyó la voz de Lily a sus espaldas.
Los dos se dieron la vuelta y miraron a la prefecta. Sirius se quedó extrañado. En los ojos verde esmeralda de Lily había una expresión de algo que Sirius interpretó como gratitud.
-Dale las gracias a Potter.-dijo, y subió las escaleras en dirección a la torre de Gryffindor.
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Volvemos a Hogwarts, y, como vemos, el ambiente en la escuela se está intoxicando debido a las disputas por el tema de la sangre. Tanto James como Lily se han defendido mutuamente esta vez, pero eso no significa que ella lo aprecie. ¿Os habéis fijado en la historia del pez Francis? Me pareció bonito incluirla en el relato. ¿Para qué creéis que quieren James, Sirius y Peter tantos ingredientes? ¡Os leo!
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