Capítulo 27: Una noche alocada
El sábado por la tarde Lily fue capaz de encontrar a Severus en el colegio. Lo había acompañado a la enfermería para que la Señora Pomfrey, la enfermera, le diera un tónico para los nervios. Una vez que estuvo relajado, Lily explicó a Severus que lo que había pasado en Hogsmeade había sido una broma orquestada por los Merodeadores, que no había ningún espíritu en aquella casa. Al oír esas palabras, el rostro de Severus se había transformado en una máscara de odio.
-Me las van a pagar.-declaró amenazadoramente.
-Sev,-intentó tranquilizarlo Lily-no hagas nada de lo que puedas arrepentirte.
Pero Severus ya no la escuchaba.
Se hizo la hora de la cena. Los alumnos entraron al Gran Comedor atravesando las dobles puertas doradas de la derecha del vestíbulo. Pronto se dio paso a la algarabía de las conversaciones.
-¿No nos habremos pasado un poco?-preguntó Remus, mirando hacia la mesa de Slytherin.
-No te preocupes, Lunático.-respondió Sirius, trinchando un muslo de pavo para acompañar la ensalada.
-Fue solo una broma, Remus.-añadió James, llevándose a la boca un pedazo de faisán asado.
Un chico de tercer curso se levantó de la mesa de Gryffindor y se acercó a la mesa de Hufflepuff.
-¿Basil Hawthorne? Me han pedido que te entregue esto.-dijo, tendiéndole un trozo de pergamino a un estudiante de segundo año.
El chico de Hufflepuff tomó la nota, y el Gryffindor volvió a su mesa.
-¿Qué dice?-preguntó uno de los amigos, cuando el joven abrió el mensaje, sorprendido.
-Es de los Merodeadores.-respondió.-Dice que me esperan esta noche en el interior del Bosque Prohibido.
-No creo que debas ir, Basil.-intervino una joven castaña de su misma edad.
-Cállate, McMillan.-espetó el otro chico.-Basil, ¿puedo ir contigo? Me muero por conocerlos.
El chico llamado Basil miró a su amigo a los ojos y lo vio muy ilusionado.
-Claro, Oliver.-respondió.
Después de la cena, los alumnos se dirigieron hacia las Salas Comunes de las diferentes casas, tomando caminos separados al llegar a la Gran Escalera.
-¿Jugamos a algo?-preguntó pícaramente Mary en el dormitorio de las chicas.
-¡Vale!-respondieron Lily, Arista y Marlene entusiasmadas.
Las cuatro se habían cambiado la ropa del colegio por el camisón de dormir. El de Lily era blanco, haciendo que su cabellera roja destacara más, Marlene vestía uno a juego con el color de sus ojos, el de Arista era de color rojo bermellón y el de Mary de color gris perla.
Mary se dirigió hacia su cama, se agachó y abrió su baúl. Del interior extrajo una botella alargada con un líquido de color transparente y cuatro vasitos de cristal.
-Vodka.-explicó ella, viendo las caras de desconocimiento de Arista y Marlene.
-Es alcohol que se bebe en el mundo muggle.-añadió Lily.
-Oh, ya veo.-dijo Marlene, sonriendo.-Pero mejor esto otro, ¿no?
Ella también se agachó y sacó de su baúl una botella de whisky de fuego. Las otras tres la miraron con cara de incredulidad.
-¿De dónde la has sacado?-preguntó Arista.
-Se dice la poción pero no el pocionista.-contestó Marlene, guiñándoles un ojo.
-Nada de alcohol, chicas.-pidió Lily.-Ya sabéis que no suelo beber.
-No seas aguafiestas, Lils.-contestó Mary.
Las otras dos también corroboraron y Lily se encogió de hombros, resignada. Entonces, las chicas hicieron levitar una de las mesitas de noche para situaron en el centro de la habitación y movieron los reposapiés que estaban pegados a las camas formando un círculo alrededor de la mesita. Colocaron los pequeños vasos encima de la mesa y Marlene llenó los vasos de whisky de fuego.
-Juguemos al Whisky Pong.-pidió Arista. Mary y Marlene asintieron
-Oh, no.-dijo Lily, resignada, pues era muy mala en ese juego.
Arista sacó su monedero y tomó una moneda de un knut. Mary colocó los vasos en el centro de la mesa, de tal manera que dejaban un pequeño hueco en el centro. Se sorteó quién de las cuatro empezaba y le tocó a Lily. La joven lanzó el knut, pero falló. La siguiente en tirar fue Marlene, que encestó la moneda en el vaso de Lily. La pelirroja bebió de un trago todo el contenido, sintiendo cómo el whisky de fuego quemaba su garganta. Mary tiró a continuación, haciendo pleno nuevamente en el vaso de Lily, que resopló. La última fue Arista, que metió la moneda justo en el centro del círculo, lo que hizo que todas tuvieran que beber.
Tras una segunda ronda en la que Lily tuvo que volver a beber dos veces, esta dijo:
-¿Qué os parece si cambiamos de juego?
-Lily, si lo estamos pasando bien.-se burló Marlene.
-De acuerdo.-dijo Arista.
-Tengo uno mejor.-dijo la pelirroja.-El "Yo nunca".
-Oh, sí, sí, sí.-exclamó Mary, dando palmas.
Marlene y Arista estaban confusas.
-Es un juego del mundo muggle donde cada persona dice "Yo nunca he hecho tal cosa", y si una persona del juego la ha hecho, tiene que beber.-explicó Mary.
-Venga, me parece bien.-contestaron las otras dos, sonriendo malévolamente.
Arista volvió a servir el whisky de fuego en cada uno de los vasos. Marlene fue la primera en empezar. Se llevó la mano al mentón y reflexionó un momento.
-Ah, ya está.-dijo.-Yo nunca he pensado que James es guapo.
Las cuatro chicas bebieron.
-Que piense que sea guapo no significa que me guste.-replicó Lily, sonrojándose.
-Ya.-repusieron Marlene, Mary y Arista.
-¿Con que esas tenemos?-dijo Lily.-Muy bien. Yo nunca he fantaseado con Black.
Marlene bebió.
-Mi turno.-dijo Arista.-Yo nunca he ido al dormitorio de los chicos.
Marlene volvió a beber. Después le llegó el turno a Mary.
-Yo nunca he ignorado a cada uno de los Merodeadores.-enunció.
Lily bebió.
-Eh, no se vale. Tienes que beber cuatro veces.-protestó la rubia.
-¿Por qué?-replicó Lily.
-Una por cada uno de ellos.-respondió Mary.
-Así es el juego, amiga.-añadió Arista cuando Lily les dirigió una mirada asesina.
Lily bebió otras tres veces más. El juego se alargó durante treinta minutos. Lily fue la que más tuvo que beber. La chica se levantó tambaleándose, y se dirigió hacia la puerta del dormitorio.
-¿A dónde vas, Lils?-preguntó Arista.
-Tengo... hic...que hacer...hic...la ronda.-dijo ella, arrastrando las palabras e hipando, visiblemente perjudicada.
-Pero si hoy no te toca, pelirroja.-contestó Marlene, y sus dos amigas rieron.
Lily no les hizo caso, abrió la puerta y salió a la escalera.
James se encontraba en una de las butacas de la sala común, terminando una redacción sobre el uso de veneno de doxy en la fabricación de antídotos que el profesor Slughorn les haabía mandado para el lunes. Entre los entrenamientos de quidditch y los diversos castigos a los que se había tenido que enfrentar en la última semana por las bromas que hacía junto a Sirius, y, en ocasiones, con Remus y Peter, no había tenido tiempo para realizar la tarea antes.
James estaba terminando de redactar un párrafo, cuando un fuerte golpe proveniente de las escaleras de los dormitorios de las chicas lo sobresaltó, provocando que manchara la redacción con un borrón de tinta. James bufó, limpió la redacción con la varita, la dejó sobre una mesa y se acercó a la puerta de la que había provenido el ruido.
-¡Se ha matado!-escuchó decir a Marlene.
-¡Vaya golpetazo!-dijo Arista.
-¿Estás bien, Lils?-oyó preguntar a Mary, asustada.
Entonces James no se lo pensó y abrió la puerta. Lo que vio le sorprendió totalmente. En el suelo se encontraba Lily, con el camisón de noche totalmente revuelto y en una posición muy rara. Era evidente, pensó James, que se había caído por las escaleras. James se agachó para ponerse a la altura de ella.
-¿Estás bien, Evans?-preguntó.
Lily levantó un poco la cabeza y se apoyó sobre su brazo izquierdo. James vio entonces que Lily presentaba una pequeña brecha en la ceja y que su brazo derecho estaba en una posición anormal, rotado hacia afuera.
-¡James!-dijo Lily en voz alta, y empezó a reír a mandíbula batiente.
James se quedó en shock. Era la primera vez que Lily pronunciaba su nombre, y le gustó, aunque supuso que había algo raro por el comportamiento de la joven. Mary, Arista y Marlene llegaron al final de la escalera de caracol. Las tres se encontraban pálidas y asustadas, y cuando vieron a Lily riendo, también se les escapó a ellas la risa tonta.
-¿Se puede saber qué ocurre?-preguntó molesto James.
-Nada,-contestó Mary sin parar de reír.-que Lils lleva un pedal más grande que todo el pelotón del Tour.
Como vio que los otros tres no entendían lo que había querido decir, dijo:
-Da igual. Lils, que está muy bebida.-explicó la joven.
-Bueno, vosotras tampoco lo hacéis mal.-replicó James.
-Anda, James, no vayas de padre ahora.-le contestó Marlene.-Que tú también te has cogido alguna borrachera de vez en cuando.
James sonrió, su amiga tenía razón. James solía beber bastante cuando celebraban una victoria en quidditch y había hecho alguna que otra trastada, aunque, como reflexionó para sí, nunca había llegado a esos extremos.
-Habrá que llevarla a la enfermería.-razonó Arista.
-Ya lo hago yo.-se ofreció James.-Que vosotras tampoco estáis para deambular por el castillo de noche.
Tomó a Lily suavemente en sus brazos y la levantó. Lily miró a los ojos a James y le sonrió tontamente.
-James-dijo ella-dame un beso.
Las otras tres chicas se miraron unas a otras, totalmente sorprendidas ante lo que acababan de oír. James, sin embargo, negó con la cabeza.
-No eres tú la que hablas, Evans, es el alcohol.-respondió.-Voy a la enfermería, hay que curarla y que eche todo el alcohol que tiene dentro.-dijo, girándose hacia las tres chicas.
Y James se dirigió hacia el retrato, lo empujó y salió fuera de la Sala Común. La Dama Gorda se despertó y vio a los dos jóvenes.
-Así que al final lo has conseguido, joven Potter.-dijo ella risueña.
-No, señora.-respondió él.-La prefecta ha tenido un accidente y la llevo a la enfermería.
-Qué galante.-contestó ella.
Cuando el retrato se cerró tras ellos, James se detuvo, extrajo de su túnica la capa de invisibilidad y la echó por encima de los dos. De esa guisa caminó hacia la Gran Escalera, donde tres chicos subían del tramo que daba a las cocinas y se dirigían al vestíbulo. Lily entonces se acurrucó en brazos de James y empezó a hacer ruidos.
-Evans, por las barbas de Merlín, cállate.-dijo él, apartando la vista de los tres estudiantes.
-James-decía ella-¿por qué me rechazas? ¿Es que ya no te gusto?
James no dijo nada. Cuando llegó a la enfermería, la señora Pomfrey no hizo preguntas y los atendió rápidamente. James se quedó al lado de Lily hasta que esta cayó en un profundo sueño, y cuando lo hizo, se acercó a ella y le rozó la cara dulcemente.
-Claro que me gustas, Evans.-respondió, sabedor de que ella no le escuchaba.-Te adoro con cada parte de mi ser, y seguiré intentando que estés conmigo hasta que me digas que sí, porque yo moriría por ti.
Y dicho esto, salió de la enfermería para volver a la sala común.
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¡Hola de nuevo! Hoy os presento un capítulo opuesto totalmente a lo que veníamos viendo a lo largo del fanfic, viendo otra cara de Lily, pero esto todavía no acaba aquí. La noche es muy larga y hasta aquí puedo leer.
Como siempre os digo, leo vuestras opiniones, comentarios y críticas. ¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Qué pensáis que pasará ahora en la relación entre James y Lily?
¡Os leo!
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