Capítulo 2: Reencuentros

James, Sirius y Peter se apearon del tren a la vez que un chico de nariz ganchuda, pelo negro grasiento y un aura de tristeza salía de dos compartimentos más allá. James dio un codazo a Sirius y lo señaló con la cabeza.

-¿Qué hay, Quejicus?-gritó Sirius por encima del gentío.

Severus Snape se llevó la mano al bolsillo de la túnica. James, Sirius y Peter lo imitaron. Los cuatro chicos estaban ya en guardia cuando una mole salida de la nada se interpuso entre ellos.

-Guardad eso ahora mismo.-dijo.

James, Sirius y Peter guardaron sus varitas. Snape se mantuvo alerta. El gigante se dio media vuelta y miró directamente a Snape.

-Tú también, chico.-le dijo.

Los tres jóvenes Gryffindor cogieron sus pertenencias y las colocaron encima de los carruajes del colegio, tras lo cual subieron dentro del mismo. Esperaron dentro hasta que llegó Lupin, abrió la portezuela del carruaje y se sentó junto a Sirius.En ese momento, una cabellera roja pasó al lado del carruaje.

-Los alumnos de primero están listos, Hagrid.-dijo Lily al gigante guardabosques de la escuela.

Rubeus Hagrid era una caja de sorpresas. A pesar de su imponente estatura -medía tres veces lo que una persona normal- y su cabello y barba, de espesor considerable ambos, que le daban un aspecto intimidatorio, su mirada era limpia, encontrándose en ella un reflejo de amabilidad y empatía. Hagrid dio una palmada en el hombro a Lily, que hizo que esta por poco cayera de bruces.

-Gracias, Lily. Espero que hayas tenido un buen verano.-dijo, sonriendo a la prefecta.-Nos vemos en el Gran Comedor. Y se acercó al grupo de estudiantes de primer año que lo miraban atemorizados.-¡Los de primer año, por aquí!-gritó Hagrid con autoridad.

Hagrid se puso el primero en la comitiva de los nuevos magos y brujas que iban a empezar ese año en Hogwarts.Lily se dio la vuelta y se acercó al carruaje parado justo delante al de James, Sirius, Peter y Lupin, donde unas chicas conversaban alegremente.

-¡Eh, Evans!-gritó James.-¿Por qué no vienes aquí? Tenemos hueco para una más.-y sonrió a Lily.

Snape también se paró al oír a James, y se quedó mirando a Lily. Lily, mirando a James con una expresión de aversión, entró en el carruaje. Dentro del carruaje se encontraban otras tres chicas de Gryffindor. Marlene Mckinnon, una chica de pelo rubio y grandes ojos azules, Mary Macdonald, una chica de pelo rizoso castaño y Arista Jenkins, una chica de pelo corto oscuro y una mirada penetrante gris.

-Me alegro que te hayan elegido prefecta, Lily.-dijo Marlene.

-La verdad, fue toda una sorpresa cuando llegó la carta.-dijo Lily, y su cara se tornó del color de su pelo.-Siempre pensé que seríais tú o Arista.

-Mcgonagall y Dumbledore no eligen a los prefectos por estatus de sangre.-dijo Arista, de manera tajante.

Lily sonrió para sí. Marlene y Arista provenían de familias de sangre pura, no en vano los Mckinnon habían tenido varios miembros en las cotas altas de los Departamentos ministeriales, y Arista era hija de la saliente Ministra de Magia, Euphemia Jenkins, mientras que Mary y ella eran nacidas de muggles.

-¿Qué tal habéis pasado el verano?-preguntó Lily.

-Oh, yo genial, hicimos en familia el Camino de Santiago.-dijo Mary.

-¿El Camino de qué?-preguntó Marlene, extrañada.

-En el mundo muggle existe una tradición que consiste en hacer una peregrinación a una ciudad del norte de España llamada Compostela para visitar la tumba del Apóstol Santiago.-dijo Lily.

Las tres se quedaron mirando a Lily, sorprendidas.

-Mis padres quisieron hacerlo cuando era una niña, pero enfermé y no pudimos hacerlo.-respondió Lily.-Pero leí la guía de viajes que habían sacado de la Biblioteca Nacional en Londres.

-Me gustó mucho Oviedo.-siguió Mary.-Por lo que me contaron, hay una novela ambientada en esa ciudad. "La Regenta", creo que se llama.

-La apunto en mi lista.-dijo Lily.-Aunque será difícil conseguirla...

-¿Y a qué no sabéis a quién me encontré en España?

-¿A quién?-preguntaron Marlene y Arista, con expectación.

-¡A James!-dijo Mary, y las tres empezaron a reír. Lily las miró con cara de pocos amigos.

-¿Creeis que Dumbledore hablará de lo que está pasando en el banquete?-preguntó, cambiando de tema.

La atmósfera en el carruaje cambió. Hasta entonces la conversación había sido amena y distendida, pero en un segundo se puso fría y tensa, igual a la sensación que provocaba la presencia de los dementores.

-Lily, no creo que debamos hablar de ese tema ahora.-dijo Marlene, y miró de reojo a Arista.

-Déjalo, Mar.-dijo esta última.-Pero creía que tenías un poco más de tacto, Lily.-dijo fríamente Arista.

Lily comprendió que había cometido un error. Como Ministra de Magia, su madre había tenido que hacer frente a situaciones difíciles prácticamente a diario. Lo peor, contaba ella, era cuando aparecía la Marca Tenebrosa en el cielo. Arista cruzó los brazos a la altura del pecho y mantuvo una expresión ceñuda.

-Arista, lo siento-empezó Lily-es solo que no quiero hablar de Potter. Sabéis que no lo soporto.

Arista hizo un ademán con la mano, dando a entender que no pasaba nada y estaba todo olvidado. De nuevo la conversación volvió a ser cálida. Tan absorta estaba Lily con sus amigas que no se dieron cuenta que el carruaje se había detenido frente a las verjas con las estatuas del dragón y el jabalí alados. Los alumnos bajaron de los carruajes y subieron las escaleras para entrar en el vestíbulo de Hogwarts, una gran sala desde la cual se accedía al Gran Comedor, a la Gran Escalinata y a las Mazmorras.

Los alumnos entraron en el Gran Comedor, atravesando las grandes puertas doradas del mismo. El techo ese día mostraba un cielo nocturno encapotado, y las velas flotaban como de costumbre, iluminando la estancia.

En la mesa de los profesores vieron al director, Albus Dumbledore, un mago de avanzada edad con cabello y barba plateados, y tan largos, que el director tenía que sujetarse la barba a la túnica para que no se le introdujera en el plato. Lucía un par de gafas doradas en forma de semiluna que se apoyaban sobre una torcida nariz. También se encontraba el diminuto profesor Flitwick, de Encantamientos, el profesor Horace Slughorn, de Pociones, el profesor Kettleburn, de Cuidado de Criaturas Mágicas, Madame Hooch, la profesora instructora de vuelo y que ejercía de árbitra de Quidditch y la profesora Sprout, de Herbología.

Una bruja de alta estatura, nariz aguileña y mirada severa se adelantó llevando un taburete de madera y un viejo sombrero ajado que colocó en el centro del Comedor, a la vista de todos los asistentes. Sus ojos se dirigieron a Lily y le dedicó una leve sonrisa. "Minerva McGonagall podía ser muy estricta, pero también tenía un lado cariñoso" pensó Lily para sí.

Hagrid entró discretamente por una puerta lateral a la mesa de los profesores y se sentó en un asiento del extremo. La profesora McGonagall salió del Gran Comedor y volvió a los pocos minutos con los estudiantes de primer año. Iba a dar comienzo la Ceremonia de Selección.

------------------------------------------------------------------------------

¡Hola de nuevo! A pesar de que haya subido dos capítulos en dos días, estas dos partes ya las tenía escritas del fin de semana. ¿Qué sucederá con Lily, Snape y los Merodeadores?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top