Al cabo de unos minutos, mientras que disfrutaban de su cena entre amigos, el motor de un vehículo resonó en sus oídos. Jimin levantó la cabeza viendo que se trataba del auto de Namjoon estacionándose frente a la tienda. Ambos omegas se enderezaron para darle una bienvenida adecuada al alfa de tez morena. Este se bajó de su carro caminando hacia la dirección de Jimin.
Saludó a Park con un beso y abrazó a Taehyung, demostrando el cariño que le tenía y la falta que hizo por un buen tiempo. Pensó que no lo volvería a ver en un largo periodo de tiempo.
—¿Cómo te fue? —preguntó la pareja del alfa.
—Bien, hasta que me crucé con alguien
—¿Con quién?
La puerta del auto de policía se oyó ser abierta, dejando ver a un hombre de cabello largo y azabache. No hacía falta ver más, pues Kim ya sabía quién era, perfectamente lo conocía.
—Ese es...
—Yoongi... —Taehyung completó la oración de su amigo regresando su mirada al pocillo de ramen para ignorar al alfa.
Min caminó a pasos apresurados hacia él. Su expresión no era la mejor, tenía la cara llena de preocupación, miedo y un poco de enojo.
Tras la discusión y el desaire que le hizo, el omega, se quedó solo en el invernadero, refunfuñando y autorregañándose por no haber abierto la boca antes, peleó consigo mismo por unas horas hasta que la noche cayó en Sawon Mun. Durante ese lapso de tiempo, no volvió a ver a Taehyung y creyó que lo más adecuado que hace un ser humano es pedir perdón por su error. Sin más, acabó su trabajo y fue al cuarto del omega.
Para su sorpresa, nadie le abrió y se quedó parado ahí por media hora. Fue cuando concluyó que jamás haría algo así por alguien más, si fuera su madre u otra persona, ya hubiera mandado todo por el caño, dándole igual si le habla o no.
Claro que, siendo Min Yoongi, su paciencia seguía siendo limitada. Al ver que el rubio no abría la puerta, se fue a buscarlo por los rincones que ha recorrido durante su estadía en Sawon Mun. Fue a la iglesia, al confesionario, al estanque, a la bodega, al sótano y nada que aparecía.
Ya se comenzó a sentir inquieto hasta que recordó un pequeño detalle o, más bien, a una persona.
Park Jimin, el chillón y desagradable amigo de Taehyung. Partió corriendo, primero porque era oscuro debido a la noche que una vez más cayó, y segundos porque necesitaba verlo, pedirle perdón por no pensar bien las cosas que hacía.
Caminó a pasos rápidos hasta que un auto le tocó la bocina, se detuvo y vio cómo era el vidrio bajando con lentitud. Era el policía ejemplar de Kim.
Por él lo hubiera ignorado, pero quería llegar con Taehyung en ese momento, así que aprovechando que Namjoon le preguntó qué hacía vagando por allí a esas horas, le contó que tuvo una discusión con el rubio y Kim, a duras penas, lo subió a su auto. Ni hablar del ambiente; silencioso y sofocante. Haciendo que diez minutos de camino, se volviera diez eternas horas.
—Taehyung, ¿qué carajos? ¿Cómo se te ocurre salir tan tarde?
Kim lo ignoró. Bebió un poco de refresco y siguió comiendo.
—No sabía que recogías vagabundos de la calle, amor... —Le arregló el cuello de la camisa.
Min soltó un bufido, pero le daba igual el pelirrojo, solo estaba ahí por una sola persona.
—No abrías la puerta y salí a buscarte, luego me acordé de que... tienes de amigos al más desagradable de este pueblucho —murmuró.
Taehyung le miró molesto al oír cómo se dirigía hacia su mejor amigo.
—Jimin es buena persona.
—Sí, claro...
Lo miro con desprecio, al igual que el pelirrojo.
—Vámonos antes de que...
—No sé a qué viniste, sigo molesto contigo. —Confesó tomando sus palillos.
Min rodó los ojos, se tomó al frente.
—¿A qué crees que vine? —Le preguntó. Kim digirió su mirada a los pocos fideos que ya le quedaban. —Vine a pedirte perdón, sé que lo arruiné y que fui un idiota al no decirte algo tan importante.
Namjoon y Jimin se sentaron en la mesa mientras veía la escena de los dos. A Park le era imposible no reírse al ver cómo Kim ignoraba al alfa olímpicamente y el otro intentaba pedirle perdón.
—Lo mínimo es que te arrodilles y supliques perdón, idiota...
—¿Por qué te metes? —Inquirió de mala manera. —Es algo entre Taehyung y yo, que a ti no te incumbe.
—No le hables de ese modo a Jimin, imbécil...
¿Acaso todo el mundo estaba en su contra hoy?
El rubio dejó su cuenco de lado y le dio el último refresco a su lata.
—Es mejor que nos vayamos. —Le dijo a la pareja, estos asintieron. —Gracias por la conversación y la comida, Jiminie. —Agradeció.
—Ven más seguido, ¿sí?
Taehyung asintió.
¿Lo estaba ignorando?
Min analizaba la situación en silencio y podía darse cuenta de que, claramente, el chico estaba actuando como si no existiera; ciertamente eso le estaba colmando la poca paciencia que tenía de por sí. Verlo así, siendo de ese modo con él cuándo solo quería pedir perdón por segunda vez en su vida de forma sincera, no era tomado en serio. Min detestaba que se lo vacilaran, y perfectamente, del arrepentimiento, pasaba al enojo
Sin saber cómo hablar con él y llevárselo de regreso a la comunidad, solo lo agarró de la mano y lo empezó a llevar fuera del lugar que correspondía a la tienda de conveniencia de Park.
Dejaron a la otra pareja con las palabras en la boca y solos sentados en la mesa mientras observaban cómo el omega peleaba con el alfa para que le soltara la mano de una vez. Observaron hasta que desaparecieron de su campo visual.
—Creo que la paciencia no es el fuerte de ellos.
Namjoon estuvo de acuerdo con su novio, para así ambos poner fin con el regreso a casa.
Por otro lado, ya avanzando unos cuantos metros, Kim continuaba luchando con Min para buscar que le liberase la mano sujetada.
Podía oler sus feromonas, notando que estaba un poco molesto el mayor; sin embargo, para Kim le parecía absurdo que se tomara el atrevimiento de enojarse, cuando era él quien lo estaba más de los dos.
Comenzó a frenar de a poco hasta que se zafó del agarre. Min se detuvo abruptamente, quedándose ambos de pie en medio del camino de regreso a metros distancia.
—No tenías que venir por mí. Llegué solo y voy solo —dijo.
Min bufé soltando una risa sin poder creerlo. No podía creer cómo es que estaba en esta situación ahora.
—¿Con qué quieres hacerte el niño grande? ¿Quieres hacerte el rebelde conmigo? —preguntó acercándose peligrosamente al omega. Este ni se inmutó a moverse manteniendo su actitud desafiante.
—¿Y? —Kim se mantuvo firme. —Tú no eres nada, mío, no me das órdenes y, si quiero irme desde aquí solo hasta Sawon Mun lo hago.
Taehyung lo rodeó y continuó su camino. Yoongi inhaló y exhaló unas tres veces, buscando calmarse y no estallar. Se tomó el puente de nariz mientras que la otra mano estaba posada en su cintura.
—Es como si lidiara con un adolescente, felicidades, ya creciste. —Aplaudió tomando una actitud sarcástica. —Es mejor volver ahora, si no quiere que Baek se dé cuenta de que no estamos y sospeche de nosotros —dijo retomando el camino al igual que Kim.
—¿Qué sospecharía, según tú? —Taehyung se detuvo con los brazos cruzados. —No somos novios, no somos nada.
El azabache se quedó sin palabras, también se quedó parado frente al chico.
—¿Estás enojado por lo de antes o porque no somos novios?
Kim hizo un mohín con sus labios, manteniendo una postura firme.
—Las dos. —Admitió.
—¿Por qué tenemos que darle un nombre? —preguntó sin comprenderlo. Creyó que de esta manera estaba todo fluyendo, estaban cómodos a gusto y disfrutaban de la compañía del otro. Tal aprecia que con Taehyung no compartía tal idea.
Kim tensó su mandíbula, apretó sus manos haciéndolas puños. Estaba por estallar.
—¡Es porque es lo que se hace cuando dos personas se gustan, Yoongi! —Vociferó. —¡Vete por otro camino y si te pierda no me importa, ya déjame en paz!
Ambos perdieron la paciencia en medio del regreso a Sawon Mun.
Yoongi jamás ha tenido discusiones como esas, al punto de sonar absurdo, pero era algo importante de todos modos si quería mantener una buena relación con el omega que le gustaba por primera vez. La palabra «noviazgo» le provocaba cierta duda, no entendía por qué era necesario encasillar lo que hacía en algo que todos esperaban que fuera. Sí, para Yoongi eran casi una pareja, dormían juntos, comían juntos, pasaban la mayoría del tiempo haciéndose compañía y hasta el sexo no era solo deseo carnal y feromonas a tope, había más sentimiento, más alma y corazón.
Era por ello que verlo reclamar, por esto lo estaba colmando, además de que juraban por lo que fuera que Park Jimin, ese omega chillón, le metía ideas en la cabeza. No le molestaba que tuviera amigos, pero Jimin le caiga mal, lo admitía y no lo iban a sacar fácilmente de ahí.
Pero, si Taehyung lo quería mandar al cuerno, bueno... no le quedaba más que tener la primera discusión oficial de "casi" novios.
—¡Actúas como un omega mimado que no soporta nada! ¡Me pones de los putos nervios cuando actúas como un niño!
—¡No soy un niño!
—¡Entonces actúa como un adulto!
Kim se estresó, así sin más que decir.
—¡¿Acaso no me puedo enojar?! ¡¿Tengo prohibido enojarme ahora!? —Cuestionaba y Min lo miraba con el ceño fruncido. —¡Me lo hubieras dicho!
La gente que pasaba en el vehículo, lo hacía en marcha lenta con tal de ver cómo dos jóvenes que estaba pelando; por otro lado, los que iba a pie se quedan mirando con curiosidad. Unos que a otros cuchicheaban y otros los quedan observando.
Una de estas personas, era un hombre con una mujer que caminaban de la mano. Yoongi logró darse cuenta de que el tipo se quedó mirando al alfa con cierto disgusto por estarle gritando de esa forma al chico.
—¡¿Qué?! ¡¿Acaso nunca ha lidiado con un omega quisquilloso?!
—Eres imposible. —Farfullo. —No camines cerca de mí. —Kim se dio la media vuelta y continuó caminando.
—Voy por donde se me da la jodida gana, si quiero atrás o adelante tuyo.
Taehyung negó con la cabeza y siguió su rumbo, mientras que Yoongi iba detrás del joven y mantenía la sana distancia.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶
Una semana después.
Min estaba luchando con la calefacción central de la casa de Sawon Mun. El frío había llegado de lleno, era otoño, pero el clima no perdonaba y la brisa gélida acompañada de lluvias llenaron aquella parte del pueblo. Más por vivir a los pies de una montaña, las temperaturas cambiaban drásticamente.
Abrió la tapa y vio la cantidad insana de cables cortados, pelados y en un estado deplorable, señal de que nadie le hizo alguna mantención.
—Carajo... —Movió los cables con la mano cubierta por guantes para cuidarse de un posible accidente.
Si era sincero, no podía hacer mucho si todo estaba malo, debían sí o sí llamar a un técnico para cambiar todo ese sistema dañado. Cerró la tapa y se quitó los guantes para salir y regresó con la hermana Lee, quien fue la encargada de pedirle el favor.
Era lunes y el pronóstico decía que haría frío todo el día y la temperatura mínima llegaría en la noche. El plan era mantener con calefacción cada rincón para que se conservara hasta la noche, lamentablemente no iba a suceder. Yoongi salió del sótano subiéndose hasta el lobby principal donde estaba la monja en compañía de la señora Kang.
—¿Pudo ver cuál era el problema?
—El problema es que no le han hecho mantención, no puedo hacer mucho, pero un técnico sí.
Ambas mujeres agradecieron de todos modos el intento del alfa por arreglar la calefacción; ella se ocuparía de ver cómo calentar el lugar. El hombre vio cómo se iban.
Min no andaba con los mejores humores del mundo, pero ¿cuándo los tenía?
En fin, había pasado una semana desde que él y Taehyung tuvieron su enfrentamiento de camino a la comunidad. Una semana eterna para el alfa, pues cada vez que lo veía le daban ganas de hablarle, pero tenía su orgullo y prefería evitar su desprecio o que lo ignorase. De todos modos, quería que supiera que lo lamentaba.
Si debía esperar a que el enojo que sentía por haberle ocultado lo de Minho, lo iba a hacer.
Amaba a Kim y haber peleado con él lo tenía al borde de la pena. Nunca se había sentido así, su alfa se sentía solo y como un perro abandonado. O no sabía si era él en verdad, fuera como fuera, extrañaba las noches en las que dormía acurrucado con el omega y su aroma era la canción de cuna que necesitaba para conciliar el sueño.
Cuando se dirigía a su habitación, oyó pasos detrás de su espalda, girándose de inmediato, viendo que se trataba de Taehyung, quien apenas llegaba al lobby. Había ido a ver a la madre Park al invernadero, la ayudaba con algunas cosas para limpiar debido al cambio de estación. Al verlo con la nariz roja por el frío, sonrió un tanto enternecido.
—¿Pudiste arreglar la calefacción? —preguntó acercándose a él. Min negó algo derrotado. —Ya veo... —Miró hacia otro lado. —Bueno, me voy, tengo que arreglar algunas cosas para lo de mañana.
Min le tomó el brazo con cuidado, deteniendo sus pasos.
—Dejemos esta mierda de ley del hielo. —Suplico, agarrándolo de la cintura para apegarlo más a su cuerpo. —Perdóname, Taehyung. ¿De qué otra manera te las tengo que pedir?
El rubio se alejó con cuidado, la verdad es que si lo extrañaba demasiado, casi que quería gritarlo a los cuatro vientos. Extrañaba tocarlo, besarlo, sentir ese calor que lo arrullaba en sus noches de desvelo, pero Kim todavía necesitaba procesar lo ocurrido con el descubrimiento de su padre. Apenas sabía cómo digerir la noticia, no conocía el modo adecuado para mirar a Baek a la cara y preguntar por el tal Kim Minho.
Más que enojado con Yoongi, que aún lo estaba por haberle ocultado las cosas y haberse dicho cosas en la calle, todo el núcleo del problema radicaba en la mentira del padre. Kim apenas se le acercaba, lo evitaba a toda costa, solo estaba con las monjas arreglando los últimos detalles para el aniversario de la comunidad que ya era mañana. Por otro lado, si se estaba manteniendo al margen de Min era porque no quería que, justo en este momento confuso, Baek se diera cuenta de lo que había realmente entre ambos.
—No eres tú, es que... —Bajó la mirada. —Es todo lo que pienso desde que encontré esa foto.
Min comprendió. No era él, era por su padre que estaba así.
—Yo prometo decirte lo que Hoseok sea que encuentre, lo juro por... —Se mordió los labios. —Lo juro por lo mucho que te amo, Taehyung.
Los ojos de Taehyung se iluminaron al oírlo, no por lo que haría, sino de la manera en que se la dijo. Su corazón estaba desenfrenado dentro de su tórax, bombeando sin cesar. Cada vez que mirara a Min, lo oí hablar con ese tono de voz profundo. Ver la sinceridad de sus ojos oscuros y felinos le hacía creer en cada palabra de él.
El omega observó hacia todos lados, esperando que nadie se asomara. Posteriormente, lo besó. Había tomado su rostro uniendo sus labios luego de una larga espera. Yoongi no quiso decir nada para no arruinar ese momento que anheló por siete días como si fueran a peor tortura para su enamorado y empedernido corazón.
Taehyung río tras terminar el beso.
—Yo... si te había perdonado, solo que me dolió haber peleado contigo y dicho cosas que no debí. Además, que mi cabeza está en otra parte —dijo.
—¿Y me hiciste esperar tanto? —preguntó.
Kim sonrió ladino.
—Un día te dije que te iba a hacer rogar... —Posó sus manos en sus hombros, acariciando esa zona de su cuerpo. —Pero, hay una cosa más que debes hacer para ganarte el perdón por completo.
Yoongi frunció el ceño y luego soltó una sonrisa.
—¿Por qué mejor no le ponemos fin a esta distancia entre tú y yo? Vamos a mi cuarto o al tuyo y... hacemos las pases como se debe. —Le besó el cuello con descaro, robándole un suspiro al omega.
El rubio se alejó con cuidado, debían mantener el perfil bajo por un buen tiempo, no haya la hora de poder expresarse con el alfa del modo que le gustaba: besarse, abrazarse... tocarse sin miedo.
—Yoongi, no. Es muy temprano todavía.
—¿Por qué no? —dijo mientras que conducía su mano hasta debajo de las capas de ropa de Taehyung que cubrían su cuerpo del frío otoño. A su vez comenzó a besarle el cuello, teniendo cuidado de que nadie viniera, por supuesto. Aspiró la mezcla dulce y cítrica de sus feromonas que su piel canela desprendía. —Me encanta tu aroma, me hace querer empotrarte contra el mesón y follarte sin importar nada.
—No digas esas cosas —murmuró golpeándole el hombro jugueteando un poco, pero cayó en cuenta en el lugar donde estaban y le apartó la mano al alfa con cuidado. —Yoonie, creo que debemos dejar esto para más tarde. Debo ayudar a preparar algunas cosas, darle una mano a la hermana Yang y Lee en la cocina ahora.
El alfa bufó y se alejó, quedándose tal como un niño que no conseguía lo que quería.
—¿Es por lo del aniversario de este lugar? —preguntó. Taehyung dijo «sí» con su cabeza. —Pero es mañana, ¿qué tanto haces?
—Siempre preparamos todo con anticipación para que salga bien.
—Supongo que no tendré mucho que hacer si viene gente... —Suspiro. —¿Y si te ayudo a hacer lo que sea hagas?
—¿Tú? ¿Min Yoongi? ¿Me quieres ayudar? —preguntó de manera burlesca.
—Sí, ya te demostré que puedo hacer de todo.
—¿Sabes hacer postres?
Min se quedó mudo. Bueno, no hacía de todo, pero por suerte es alguien que aprende rápido con solo ver un poco.
—No, aun así, pero lo puedo intentar. Sé seguir una simple receta con instrucciones.
Kim lo miró y sonrió ladino.
—Bien, pero debes hacer lo que te pida, serás mi asistente. Mi mano derecha y solo así... te puedes ganar mi perdón absoluto.
—Algo me dice que estuviste esperando mucho tiempo el día en que me daría órdenes.
—Puede ser... —dijo sonriendo victorioso.
—Entonces, es un trato. —Extendió su mano. —Seré tu mano derecha y haré lo que me pida. —Jalo de la mano del omega que también se la había entregado para pactar el trato. Al tenerlo cerca, fue hasta su oído. —Pero no hago nada gratis, bonito... —Le susurró.
—Ya lo veremos...
Min se quedó sin palabras al ver la actitud que había adoptado Taehyung; descarado, coqueto y con mucha confianza en sí mismo. No iba a mentir, le encantaba demasiado ese lado más relajado del omega.
Se quedó mirando cómo desaparecía hacia la dirección del comedor mientras él quedaba allí, solo sonriendo tontamente como un adolescente, viviendo su primer amor.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶
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