XXXVII: La Verdad.
“Y conocerán la verdad, y la verdad los libertará”.
Juan 8:32.
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El otoño había caído sobre ese pequeño rincón verde que se encontraba dentro de Sawon Mun, el invernadero o el Edén de la madre Park.
Alguna de las flores ya se marchitó por el cambio de temporada, de los árboles se desprendieron sus hojas en una danza junto al viento hasta tocar tierra firme dejando al desnudo las ramas. comenzando a Ya carecía de aquellos colores vibrantes de la primavera y del verano, solo tonalidades amarillentas y cafés. Estaba un poco menos colorido por la llegada del otoño.
Lo único que le daba vida era el romance de dos jóvenes que subieron la temperatura de un frio lugar, volviéndolo sofocante y húmedos gracias a sus jadeos y el choque de ambas pieles creando una sinfonía subida de tono.
En la mesa de madera ubicada en el centro del invernadero, en donde descansaban algunas macetas vacías, se encontraba sobre esta el joven de cabellos rubios, retorciéndose por cada embestida que recibía por parte de su amante que le robaba hasta el último aliento; jadeante y lascivo.
Taehyung enterró sus uñas limadas sobre la camiseta del alfa mientras este clavaba sus dedos en sus glúteos para no alejarse de él, aferrándose a esa piel canela, suave y perfumada que tanto le encantaba. Hundió su rostro en el cuello del omega tanteando con sus dientes la zona de la piel en donde estaba la mayor concentración de feromonas del muchacho, estaba tentando en marcarlo, pero aún no podía hacer, quería, lo juraba por ese Dios que todos alababan en la comunidad, pero necesitaba tener una estabilidad para no darle cabida al arrepentimiento.
Continuaron hasta que el rubio dejo ir de sus labios un grito cargado de placer, levantando la zona de la pelvis debido al clímax que viajaba hasta la parte baja de su vientre, este se contrajo por el orgasmo, llevándolo a la liberación de todo el deseo sexual. Hizo su cabeza hacia atrás dejando ir el gemido final con una sonrisa satisfactoria. Asi mismo lo hacia el mayor, sin salir de cuello mientras daba las ultimas embestidas llenando el preservativo hasta ya no poder más.
El azabache se enderezo al igual que el rubio sobre la mesa. Sonrieron cómplices, se miraron a la profundidad de sus ojos por unos segundos para posteriormente a besarse con cierta hambre, devorándose los belfos y lamiendo estos a su vez.
Yoongi sonrió entre el beso, luego se alejó un poco.
—¿Y esto? —preguntó cerca de su boca. —Vienes a interrumpirme en horarios de trabajo, asi no puedo hacer dinero.
Taehyung lo ignoro y beso con intensidad. Llevo su mano hasta la zona baja del abdomen, bajando paulatinamente queriendo hasta el miembro del mayor. En teoría su celo había acabado, pero su cuerpo s inquietaba cada que veía a Min trabajando, tensando los muslos con su cabello tomando y mirada seductora, por ende, quería más solo un poco más del hombre que amaba y despertaba cada aparte de su ser.
Yoongi iba ceder, pero sabía que era peligroso estar en un lugar como ese, abierto y donde cierta persona entraba con frecuencia, además eran apenas las doce del día. Para evitar problemas, le tomo la mano y la apartó.
—Te necesitaba y mucho. —Le tomo el rostro entre sus manos.
—Ya me di cuenta, pero... ¿Qué te paso? —preguntó. —Venías raro. Estabas con mala cara y solo te lanzaste.
—No pasa nada —respondió acariciando sus mejillas. —¿Tiene que pasar algo para hacer el amor? Creí que te gustaba cuando era sin aviso.
—Claro que me gusta, solo voy a que... algo te pasa y lo siento.
Taehyung aparto la mirada un momento mirando hacia el suelo del invernadero.
Tal vez debía decirle, no le gustaba preocuparlo mucho, menos ser un problema para Yoongi. Asi que para poder hablar con la debida seriedad el asunto que aquejaba su mente, se bajó de la mesa y se vistió, colocando nuevamente su ropa interior y pantalones que fueron las únicas dos prendas despojadas por el alfa. Min hizo igual, se subió las prendas y se aprovechó el pantalón, dirigiendo posteriormente a la misma banca de siempre en que se sentaba cuando iban al invernadero a conversar sobre su día.
El omega jugo con sus manos, pensando como decirle las cosas al alfa.
—Yo... discutí con el padre Baek —dijo.
—¿Y por qué? —pregunto el alfa. Luego la preocupación lo volvió a inquietar. —¡¿Te hizo algo?! ¡Dime!
Taehyung le dijo con qué «no» con su cabeza y una sonrisa en sus labios al verlo preocupado. Era lindo ver que alguien si pensaba un poco más en cómo se podía llegar a sentir.
—Solo le dije que no quería volver al sótano y que me sentía como un fenómeno cuando me quedaba abajo. —Contó. —¿Está mal lo que hice?
—Por supuesto que no, tampoco me gustaba saber que estabas allá abajo completamente solo, Taehyung.
—Fue por eso y cree que tú me estas pegando tu mal comportamiento.
Yoongi carcajeo.
Sabía que Baek era un descarado y un idiota, sabía que hacer sentir mal al Taehyung con las cosas que apreciaba o se sentía cómoda era lo único que le podía servir para hacerlo dudar con el fin de que el omega se comporte sumiso e inocente para su conveniencia.
La verdad es que le gusta que Kim tomara decisiones al fin y estaba seguro que él no tenía nada que ver con el no ir al santuario. Solo el aconsejaba que se diera a respetar como ser humano que es, como ya adulto que era, por ello ver a Kim tomar decisiones sobre lo que quería y no ya era un gran avance y le enorgullecía bastante.
—Se puede ir al carajo. Si tu no quieres bajar a ese lugar, debe entenderlo ya no eres un niño que pasa por el primer celo, eres un adulto.
Taehyung asintió.
—Me da miedo dañar a las personas con mis decisiones. ¿No te pasa eso?
—Bueno, sí... a ti, más que nada. —Admitió. —Espero estar tomando las correctas para no dañarte, es lo que menos quiero.
El omega le beso la mejilla.
Pero para Taehyung no solo era esa discusión por el no querer volver al santuario, más bien era la foto que encontró en el piso de la oficina. Su mirada decayó abruptamente una vez más, dejando a Yoongi confundido, pensando que solo era su pelea con el padre que lo tenía de malo ánimos.
—Hay algo más que quiero decirte.
Taehyung metió su mano al bolsillo de su pantalón sacando la foto del hombro que ya estaba toda arrugada por guardarla rápidamente antes de que el sacerdote se diera cuenta de que al vio. Al extender las esquinas y dejar ver la ilustración, Yoongi se quedó en silencio, helado por ver la foto.
El omega iba a comenzar a hacer preguntas si le decía que ya estaba buscando sobre su padre junto a Hoseok
La idea de que Kim se enfadase con él no le provocaba ilusión, de hecho, le daba aterraba que se alejará en un momento delicado más ahora que Baek andaba como la sombra de ambos. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de andaba detrás de ellos cada que podía. El padre siempre pululaba en sus alrededores, miraba a Yoongi trabajar como si lo estuviera vigilando y esto claramente incomodaba además de molestarle a Min. También estaba detrás de Taehyung hasta que se iba a la cama, pues hasta ahí le llegaba la fiesta una vez viendo la cerradura con código.
Regresando a lo de la fotografía, Min se quedó callado solo y asistió.
—¿Dónde la encontraste? —Fue lo primero que se le vino a la mente decir.
—En el suelo de la oficina del padre, la tome con una mía que había y las compare. ¿Crees que se parece a mí? ¿Qué tiene parecido? —Le mostró la foto. —¿Qué tal si... es mi padre?
—Yo... Yo... —Min no sabía que decir. —Sí se parece...
Kim frunció el ceño al verlo tan extraño.
—¿Qué te pasa?
Min apretó sus manos.
—Taehyung... —Presionó sus labios. Tenía miedo, pero no podía mentirle y ocultarle la verdad como Baek. —Sí es tu padre, yo... ya lo sabía.
El omega parpadeó un par de veces, atónito, hasta que esa sorpresa se fue convirtiendo en molestia. Se puso de pie enseguida, estaba claramente molesto, Yoongi entendia que había cometido un error con algo muy importante.
—¿No me lo ibas a decir? —preguntó enojado.
—¡Sí, por supuesto que te lo iba a decir! —respondió el alfa para no generar más malos entendidos. —Solo que primero quería estar seguro que lo fuera, no quería hacerte falsas ilusiones y que después resultara que solo es alguien que tiene un aire a ti.
Taehyung se cruzó de brazos, estaba bastante enojado. ¿Cómo pudo ocultar algo tan importante?
—¿Hace cuanto te enteraste? ¿Qué más sabe de esto?
—Taehyung...
—Solo dímelo.
Min tomo aire.
—Fue después de retractarme sobre irme. La madre Park me entrego las llaves de la oficina de Baek y yo entré, y entre sus cosas encontré una foto de él. —Señalo la imagen en sus manos. —Le pregunte a ella, a la señora Park y me conto sobre ese chico.
El rubio retrocedió y choco con una mesa. Su pecho tenía un gran peso encima, un dolor que no sabía porque lo tenía en ese momento.
—Debiste decírmelo, Yoongi...
—Lo iba a hacer, Taehyung, pero quería...
—¿Quién más sabes aparte de la madre Park? —Interrumpió al alfa.
—Hoseok, él me está ayudando a encontrarlo.
Taehyung arrugo la frente.
—¡¿El igual sabe?! ¡¿Y no fueron capaces de decirme algo como esto?! —Vociferó comenzando a sentirse frustrado.
Se hizo el cabello hacia atrás, se dio la media vuelta apoyándose sobre la mesa con más macetas y algunos sobre de semillas. Boto todo el aire que contuvo en sus pulmones, estaba realmente agitado, confundido y algo dolido por saber una verdad como esa.
Yoongi le tocó el hombro, pero Kim se alejó, mirándolo con toda la pena escrita en sus ojos avellanas. Algo que le partió el alma a Min.
—Taehyung...
—¡¿Pero porque no me lo dijeron?! ¡¿Acaso piensan que sigo siendo un ingenuo que no puedes saber ciertas cosas?!
—Claro que no.
—¿¡Entonces por qué, Yoongi!? —Le gritó. —No soy un niño, dejen de verme como si lo fuera.
Yoongi lo quiso abrazar, peor Taehyung se apartó. No quería nada en ese momento.
—Perdóname, en serio te lo iba decir y quería más que nadie saber que le paso a tu padre, quería entender porque te dejo, a donde se fue si está vivo o no. —Explicó con desesperación al verlo roto y alejándose de él. —Deseaba mucho que suspiras de dónde vienes, es todo. No te quería hacer daño.
El rubio se secó sus lágrimas con el puño de su suéter.
—¿Y qué sabes de él? —preguntó con la voz en un hilo
—Que se enamoró como todos, te tuvo y desapareció. —Contó. —Sé que tú otro padre que venía de Seúl que se enamoró de Minho y de ese amor vienes tú, pero tampoco sé a dónde se fue. Es como si la tierra se los hubiera tragado.
—Todos sabían de mis padres y yo... y yo como si nada viviendo aquí. —Se sintió desfallecer, se apoyó en la mesa pensando un poco y mirando la foto de la persona en ella.
—Tae... —Min fue hasta el para contenerlo, pero el omega dio un paso atrás.
—No quiero... No quiero hablar contigo.
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Con el paso del tiempo, Park Jimin ya se había hecho la idea de que nunca volvería a ver a Taehyung, creyendo que solo fue una amistad fugaz que tuvo y que, por más corta que fue, disfruto bastante con aquel omega afable y bondadoso.
O eso lo creyó hasta que lo vio parado en la entrada de la tienda de convivencia.
Es anoche estaba a punto de cerrar. Al salir de su puesto en el mesón y caminar hasta la puerta, vio a Kim de pie en la entrada con sus ojos y nariz de un tono rojizo, las lágrimas cayendo por sus mejillas frías por la brisa otoñal de la noche. Todo daba una clara señal de que estuvo llorando a mares antes de llegar hasta allí. Park dejó todo tirado sobre el mesón, corriendo para tan solo abrazarlo, no supo que le pasaba y no quiso preguntar sin antes poder contenerlo un poco.
Cerró de todas formas para poder tomarse el tiempo de hablar con su amigo. Lo llevó hasta las mesas del exterior, donde algunos clientes se sentaban para comer alguna merienda, tomar cervezas o soju. Lo sentó tomándolo de la mano y dejando que se sintiera en confianza para que le contase qué pasaba; porque apareció así tan… triste y destruido.
—¿Qué te paso?
—Yo…
Taehyung hipó un poco y ni siquiera logro formular una palabra cuando las lágrimas volvieron a caer por su rostro, llenado sus ojos hasta a rebalsarlos. Su llanto era en silencio y para Jimin, no había peor sufrimiento que el que se pasaba en silencio. Llorar escandalosamente también era válido, pero sentía que las personas que lloraban y pasaban sus penas en silencio o se expresaban eran la que más tenía que digerir y más sufrimiento albergaba dentro de su corazón y alma.
Tras unos segundos se secó un poco las lágrimas con las mangas de su ropa y miro a su mejor amigo que estaba dispuesto a oírlo con suma atención.
Contó desde el día que el Yoongi se dijeron por primera vez cuanto se gustaban, después el día que entre jadeos apasionados y besos húmedos se dijeron «te amo». Para Jimin, hasta ese punto era algo poco creíble, por el mero hecho de que Min —de lo poco que conocía— era un alfa estoico de sentimientos vacíos, bruto y frívolo capaz de hacer sentir mal con sus palabras sin filtro, pero Taehyung hablaba de él con devoción, muestra de que lo amaba mucho, le quería y le gustaba.
Reveló sobre sus peleas con Baek y a raíz de eso llegó al día de hoy, donde se enteró de que el sacerdote tenía fotos de su padre en su oficina sin razón aparente y que vivió en Sawon Mun antes de que naciera. Finalizando con el detalle de que Min no le dijo nada sobre ello.
No se podía imaginar que es vivir toda tu vida con una mentira sobre que tu padre solo murió o te abandonó, algo jamás aclarado y hoy saber que estuvo dónde tú estás pisando, pensar que quizás te dejó por no amarte o por miedo. Jimin le tomo las manos con cuidado.
—¿Qué es lo que más te duele de todo?
El rubio se encogió de hombros. Ni él comprendía.
No sabía si estaba enojado con Yoongi, con Hoseok o con cada persona de la comunidad que sabía de su procedencia.
O tal vez le dolía ser como era.
Ingenuo; fácil de poder mentirle en su cara sin darse cuenta por lo inocente que llegó a ser en su momento. No saber dejar las cosas en claro, no exigir saber de sus padres, tal vez todo eso enfurecía al omega, generando ese dolor que le quemaba por dentro.
—¿El que te hayan mentido, no saber de tu padre o que ese idiota no te haya dicho nada desde un comienzo?
Taehyung comenzó recapitular todo. Sí, estaba enojado con Yoongi por no decirle nada desde que lo supo, pero… no era motivo para dejar de amarlo, menos cuando su corazón estaba entregado por completo a él. Solo hubiera deseado que le dijera, era eso más que nada. De todos modos, se sintió mal por haberlo dejado en el invernadero con el alma rota, pero no supo cómo reaccionar, era primera vez que sentía como si el mundo se le estuviera cayendo a pedazos.
—No es Yoongi, es… lo ingenuo que he sido por tanto tiempo. —Confesó mirando a Jimin. —Dejé que tomaran decisiones por mí, que me ocultaran cosas por ser un… idiota que no sirve para nada.
—No te digas esas cosas, no fue por qué tú quisieras. —Le regañó, no le gustó oírlo tratarse de ese modo. —Para mí que ese padre, Baek, es el que te tenía así. Todos te criaron de esa manera… y Yoongi… digamos que llego para abrirte los ojos de cierto modo. —Sonrió un poco. El rubio sonrió ladino, aún triste. —No creo que todos te hayan querido mentir, quizás esa monja de la que hablaste, te lo ha querido decir siempre, pero y qué tal si… ¿Ese hombre le dijo que no hablara nada?
Taehyung abrió sus ojos espantados.
—Pero el padre Baek… es la única figura paterna que he tenido, ¿cómo me haría algo así?
—Taehyung, te encierra en un sótano, te obligo a rezar arrodillado frente a él y quería hacerlo de nuevo. ¿No crees que está algo… obsesionado contigo? —Comentó Jimin, que era lo que más sentido le hacía hasta ahora, claro que para el joven todo sonaba a una imposibilidad. —No sé, ¿Por qué no le preguntas a él mejor? Tal vez él sepa la verdad de todo, quién es Minho realmente.
¿Baek obsesionado con él? Sintió escalofríos ante esa idea, ahora las cosas que el alfa le dijo sobre que Baek le daba mala espina comenzaba a tomar un sentido en su mente. Se asustó ante esa idea.
Kim se quedó pensando un poco es saber sobre ese tal Minho. Quizás una parte de él quería buscarlo, conocerlo y poder mirarlo a la cara y preguntarle que fue lo que hizo mal para que lo dejara en años de unas buenas personas y… un hombre de dudosas intensiones. Sentía rabia, pues, toda su vida le enseñaron que un padre protege a su hijo y que Dios les encomendó aquella labor, pero otra parte decía que era dejarlo ir.
Que el tema muera ahí y ahora. No buscaba desilusionarse, saber que murió o que realmente jamás lo amo como para poder quedárselo.
Prefería vivir en la ignorancia y quedarse como siempre.
—¿Quieres comer algo? No hay mejor remedio para el corazón que un buen ramen. —Propuso el omega de cabello rojizo con tal de subirle el ánimo al rubio.
El chico asiente con una sonrisa dejando que Jimin le secara sus lágrimas con sus dedos, le sujetó la mano y lo llevó a la bodega de la tienda para sacar de allí dos pocillos grandes de ramen picante y uno que otro con pasteles de arroz dentro de su contenido. Una vez que los prepararon salieron hacia las mesas, dejando la comida y unas latas de refrescos para pasar el mal rato.
El pelirrojo lo distrajo con historias y anécdotas sobre su relación con Namjoon a modo de consejo para la suya con Yoongi. Kim lo agradecía, pero… ellos no tenían algo definido.
Era raro, Taehyung jamás supo por qué la gente tenía que ponerle un nombre a las relaciones hasta ahora, que deseaba mucho que Min lo llamara novio o que lo pensara como tal. Ante la idea, dejo ir un poco ese enojo que sentía hacia el hombre por haberle ocultado parte de la verdad y sonrió tímido ante la idea de ser su novio oficialmente.
—¡¿Aún no son novios?!
—No, pero… sí me gustaría. —Se sonrojó. —Pero no quiero hostigarlo, apenas… estamos de una manera más cariñosa, no quiero espantarlo.
Jimin carcajeo al oírlo.
—¿Tu espantarlo a él? —preguntó. —¡Él te acabará espantando a ti con ese genio de mil demonios que tiene! —Exclamó y Taehyung río un poco. —Bueno, espero que lo haga pronto.
—Quizás lo haga cuando nos vayamos de Mooji.
El pelirrojo tosió un poco el refresco. Eso no se lo había contado.
—¿Irse ¿A dónde?
—A Jeju, me lo propuso y… no pude negarme, no sé por qué, tal vez la mayoría piense que debí negarme porque es casi un extraño, pero… me gusta la idea de vivir con Yoongi.
Park abrió los ojos como plato.
—Quizás esa es su propuesta de noviazgo. Es un idiota, no me cae bien.
Los dos comenzaron a reír mientras disfrutaban del silencio, a su vez acababan de comer.
Para Jimin era un alivio tener a alguien con quien desahogarse, tanto tiempo solos en un pueblo como era un suplicio, más que anda para Park, que siempre fue más hiperventilado, inquieto y querer buscar mucho más allá de un lugar como este.
Y para Kim también era un complemento, apenas conocía el mundo, solo algunos rincones de Mooji, tal vez era más tranquilo que Jimin, pero encajaban a la perfección, su amistad era reciente, sin embargo, se sintieron como si conocieran de toda la vida.
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