XLIII: Sospechas.

Enero.

El gélido frío avanzaba y las nevazones que caían cada vez tapaban centímetros de tierra y de opaco césped que fueron cediendo a las temperaturas bajo cero.

Así como llegó el fin de año, entró el mes de enero y, del modo que pasó el tiempo, la comunidad vivió una etapa de luto tras el fallecimiento de la hermana Park. Los ánimos intentaban levantarse, sobre todo entre las dos monjas que quedaban, buscaban la manera de seguir si una de ellas, y vaya que era difícil.

A pesar de todo, las cosas funcionaban como antes, ahora preparaban los últimos detalles para irse a Francia al convento, de donde las tres habían pasado un largo periodo preparándose para la labor. Esa mañana partirían al aeropuerto y el omega quería llegar de los primeros a despedirse de ellas antes de que partieran. Aunque le resultó un reto, ya que esa mañana le tocó echarle un ojo encima a los niños de la comunidad y sería así hasta que llegará el día en que se marchará a Jeju con el alfa.

Se tomó un respiro de los pequeños cuando fueron a desayunar con los demás de la comunidad. Se quedó observándolos con cariño, pues, a pesar de que era un terremoto andante, los extrañaría mucho a cada uno de ellos.

Posteriormente, se tomó el pecho y ejerció cierta presión botando el aire de sus pulmones para relajarse, mientras que eran cuidadosos por las chicas de Sawon Mun quienes los ordenaban en sus sillas en el comedor. Además, al verlos comiendo metidos en su mundo, le fue difícil no pensar en que en un futuro no muy lejano —esperaba— podía llegar a tener una pequeña familia con el alfa, y si no pensaba en nadie más porque Yoongi era el único con quien imaginaba una vida a futuro.

Min podía decir que no podía cuidar de los niños, pero daba por sentado que sería el mejor padre del mundo con su comprensión y el cuidado que les daría.

Aprovechando que ya estaban en manos de otras personas, el rubio se dirigió al lobby principal en donde vio a la hermana Lee con sus maletas listas acomodadas, mientras que esperaban el taxi que las acercaría a las estaciones de trenes de Mooji y así poder acercarse al aeropuerto.

Kim apareció sonriente y la monja, al verlo de los primeros allí para despedirse, extendió sus brazos para estrecharlo entre los suyos. En medio de aquel afectuoso abrazo entre la madre y el omega, la mujer percibe un aroma algo más fuerte de lo normal. Era dulce, demasiado hasta para ella que aromas los aromas dulces. Pensó que venía de la cocina, ya que alguna de las muchas estaba preparando postres para la cena de esa noche. No le dio más importancia y se quedó parada al lado de Taehyung, quien seguía observando a los niños con cierta ternura en sus ojos.

Tu vas beaucoup me manquer, Mère Lee.

—Moi aussi.

Ella lo estrujó más entre sus brazos hasta cansarlo por el afecto, lo extrañaría mucho, y si era sincera, le aterraba dejarlo solo. Sin embargo, de no ser por su ahora mejor amigo, estaría aún más aterrada.

—Mi mayor logro fue que sostuvieras una conversación breve en francés, estoy muy orgullosa de ti

Merci.

Ambos caminaron hacia la puerta del lobby para conversar mientras esperaban a la otra monja que ya estaba por bajar.

Al ver que el taxi había llegado, Taehyung abrió las puertas y ayudó a la monja a bajar sus cosas por las escaleras hasta llegar al coche. Fue entonces cuando, en el momento en que se gira para volver a ir por la otra maleta, un mareo azota su cabeza con fuerza y lo hace tambalear apoyándose en el vehículo.

—Agh... —Se sujetó la cabeza con su mano.

—¿Estás bien, Tae? —Ella le sobó la espalda. —Dios, estás pálido... —Le tomo la mano y lo llevo hasta un sillón individual de la entrada. Apenas lo sentó, lo analizo bien. —¿Tomaste desayuno? — Él asintió. —Ven, siéntate aquí un momento.

Lo dejo en uno de los escalones de la entrada. Taehyung se quedó mirando el piso, pensativo por lo que acaba de ocurrirle.

«¿Qué fue eso?»

Al cabo de unos minutos aparece la hermana Yang en compañía del alfa que venía con un bolso colgando el hombro y una maleta en su otra mano. La monja le venía platicando sobre las horas de viaje que tendría, sumando, las del tren y los taxis que tomarían hasta por fin llegar a su destino final. El azabache solo asiente y le presta atención para no ignorarlo, y así es como ve a Taehyung sentado en los escalones, pálido y con semblante preocupado.

Se apresuró en dejar las pertenecías en la maleta del vehículo y regresó rápidamente con el rubio, sentándose a su lado y tomando su mano media fría.

—¿Y esa cara? ¿Pasó algo? —preguntó asustado.

—Me mareé un poco —rio y se sacudió la ropa con la mano, dejando la caja de lado. —No te preocupes, estoy bien...

—No mientas. —Yoongi lo interrumpió enseguida. No sabía por qué, pero podía sentir que algo pasaba con el omega. —Solo dime.

—Bien, lo lamento, estoy un poco... raro hoy. No sé, me siento agotado.

—¿Cuidaste a los revoltosos hoy?

—Solo un rato.

La madre Lee aparece con un vaso de agua y se la entrega al omega, quien se la bebe de un solo sorbo y entrega el vaso.

—Deberías ir a descansar, ya le encargué los niños a la señora Cho. —Luego miró al alfa. —¿Puedes llevarlo a su cuarto, joven?

Min asintió sin duda.

Kim le siguió el paso levantándose del sofá. Fueron juntos mientras conversaban un poco, aprovechando que Baek y Kang habían salido para ir por algunas cosas que necesitaban para preparar la misa de fin de año, más ahora que Hoseok se ausentó por este tiempo.

Si admitía todo, Kim no se ha sentido muy bien, estaba extraño, algo pasaba y no lo entendía, era primera vez siendo un omega que pasaba sus celos o compartía con su alfa. Sonrió ante ello, pensar en Min como suyo lo emocionaba ciertamente y le provocaba un poco de deseo de poder estar con él de una manera más íntima.

Desde que pasaron aquella noche de nevazón juntos, algo pasaba tanto en mente y su cuerpo, que parecía estar desincronizada. Andaba desganado, quería solamente posar su cabeza sobre su cómoda almohada e irse entre los brazos de Morfeo.

Lo que más extraño del resultado, fue que en ocasiones iba al cuarto del alfa a sacar algún suéter, chándal o abrigo que ponerse y de esa manera sentirse más cercano a él, y todo porque la ropa seguía con las feromonas de Min casi intactas. En las noches su cama resultaba siendo un caos por juntas de ropa del alfa y su suya para acomodarse y dormí más a gusto. En una de esas noches, Yoongi entró a desearle buenas noches y vio abrazar su chaqueta de cuero que en ocasiones usaba. Le pareció normal, tal vez pasaba por el celo y no le dio mayor importancia.

Sin embargo, el omega, seguía desconociendo cierta parte de su ser; cómo funcionaban las hormonas, feromonas y sus celos. Haber vivido años en ignorancia de sí mismo lo hacía sentirse estresado cuando pasaba por etapas confusas que quería saber, ya que ocurría.

Tratando de sacar las ideas de su cabeza, se apresuró en sus pasos y alcanzó al alfa, tomando su mano, aprovechando la poca libertad que tendría por algunas horas.

Una vez en el cuarto, Kim no pudo contenerse ni un segundo más, que caminó a pasos lentos hacia el mayor y le agarró el rostro entre sus manos para besarlo con ferocidad hasta mordiendo el belfo inferior, algo que al alfa le sorprendió. Trato de procesar, quedo con sus abiertos a la forma de actuar del omega.

Lo apartó un poco y sonrió ladino.

—¿Es en serio? —preguntó. —El omega no respondió nada y se aferró al cuerpo, volviendo a besarlo una vez más. Min sentía cómo tocaba y lo abrazaba. —Taehyung... —Iba a decir más, pero los besos del muchacho no le daban espacio para las palabras.

El alfa lo tomó de la cintura levantándolo, haciendo que el omega enredara sus piernas alrededor de su cintura. Cerró la puerta de golpe, para seguir con su ronda de besos sobre el escritorio del cuarto del rubio.

Comenzaron una guerra de besos y lenguas para buscar al ganador. Kim introdujo sus manos debajo de la camiseta del alfa, sintiendo su cuerpo cálido bajo sus dígitos. Jadeó un poco cuando Min también tocó su espalda baja para introducir sus manos dentro del pantalón.

Kim sonrió enormemente al sentir el aroma de su pareja. Min, al contrario, su nariz picaba y era meramente porque percibía su aroma más dulce de lo normal, no tenía ese típico cítrico. Le parecía raro, pero quizás era por la temporada. Tal vez estaba por entrar el celo nuevamente o el clima lo ponía más sensible.

Taehyung sintió su cabeza dar vuelta, que lo hizo detenerse. Negó con la cabeza y el mayor se quedó esperando que le dijera qué sucedía.

—¿Q-Qué tienes, Taehyung? —preguntó mirando al rubio.

Kim lo miró a los ojos.

—La verdad me siento muy confundido. —admitió.

—¿Es qué sentido?

—No lo sé... La cabeza me da vueltas —dijo.

Min le acarició el rostro con tranquilidad.

—Solo dime en qué te ayudo.

Kim lo miró enseguida. La verdad es que Taehyung tenía algunas posibles ideas, pero no estaba seguro. Tragó duro y solamente lo dio.

—¿Cómo puedo saber si... estoy en cinta?

El alfa palideció de un segundo a otro, dejando caer sus manos a cada lado de su cuerpo.

Yoongi se alejó lentamente, comenzando a sentirse un poco nervioso; sus manos sudorosas y pasando saliva para aclarar su garganta y poder decir algo. Pasado unos segundos, se frotó la frente con las yemas de sus dedos, sin saber cómo, más reaccionado, se rio con incredulidad, como si el omega le estuviera haciendo una broma sin sentido.

—¿Por qué dices eso? —Soltó con expresión neutra. —¿En cinta? ¿Te refieres a...?

—Un cachorro, sí —respondió el omega con calma—, me marcaste y... has estado conmigo muchas veces, yo creo que puede ser una posibilidad. Además, no me he sentido bien, es muy extraño.

Min se sentó en la silla del escritorio.

—¿No estás bromeando o sí? —preguntó sonriendo un poco ansioso. Taehyung negó seriamente. —No bromeas —dijo atónito el azabache.

—No puedo bromear con algo así. —Replico Taehyung. —Me marcaste, lo lógico es que en algún momento tengamos hijos.

El alfa lo observó incrédulo en un silencio incómodo entre ambos, hasta que volvió a soltar una risa, aturdido por lo que el rubio le estaba diciendo. Estuvo unos segundos más así hasta que Taehyung arrugó la frente, mostrándose molesto, dejando en claro que cada palabra era dicha con sinceridad y sin ni un ápice de broma.

—No, no... —Se levantó. —Quizás otra situación te tiene ansioso o estás enfermo y por eso te mareas. —Concluyo caminando de lado a lado en la habitación. —Además, hemos tenido cuidado con esto porque aún no podemos darnos el lujo de echar a perder las cosas cuando nos iremos lejos de aquí.

—¿Echar a perder las cosas? —Taehyung se bajó del escritorio y caminó hasta el alfa. —¿Eso es lo que piensas? —Le preguntó molesto. —Dijiste que quizá en algún momento lo tendríamos, ¡tú me lo dijiste!

—¡Sí, pero no ahora cuando tengo a Baek respirándome en la puta nuca, Taehyung! —Exclamó asustando al omega. —¡Sé lo que te dije y si puede que más adelante, pero no cuando estamos aquí! ¡No quiero ponerte en ese riesgo! ¡Baek te puede hacer algo a ti o al "él" si es que lo hay!

El silencio se volvió a instalar en la habitación del rubio. Entre ellos se cruzaron algunas miradas molestas, pero en cuestión de segundo la expresión de Taehyung fue decayendo, mientras que Yoongi no podía asimilar la posibilidad de que el rubio estuviera en cinta.

No era el momento, menos cuando ambos estaban en la mira de un tipo desquiciado.

El alfa sí le dijo una vez que quería algo más con él, una familia, pero mucho más adelante si las cosas funcionaban bien entre ellos. Por otro lado, Yoongi no se sentía digno de ser una figura paterna que educaba con el ejemplo, pues, apenas terminó la preparatoria, entre peleas y problemas con los maestros; robó mil veces, y lo peor, vendió drogas; por ende, es un hombre irresponsable.

Sin embargo, su temor radicaba en que no sabía cómo ser padre, jamás tuvo uno y no conoció a la lacra que abandonó a su madre cuando apenas supo que estaba esperando un hijo.

Como cuidarlo y protegerlo de las cosas malas, era difícil cuando él mismo cometió crímenes en su juventud. Solo pensar en cargar a una bebé, le daba cierto grado de ansiedad. La palabra "criar" era demasiado grande, abarcaba cada detalle, ya que se puede criar a una buena o mala persona y todo te culpaban de cierto modo por como eras.

Ese momento podía elegir ser el tipo que se quedaba y aprendía junto a su pareja cómo cuidar de un hijo, o ser el maldito desgraciado que tomaba lo poco que tenía dejando a Taehyung en Sawon Mun, bajo la sombra de un tipo que lo miraba como un trozo de carne del cual aprovecharse.

Del mismo modo, el omega, de por sí, percibía lo que pasaba en él y es más que un celo. Había algo que crecía y se sofocaba al pensarlo, pues nunca nadie le explicó que esto podía pasar. Aprendió de poco a poco con el alfa y con Jimin que le explicó ciertos cuidados para evitar esto. Aun así, se ilusionaba tener a quien cuidar, a quien cargar entre sus brazos mientras le daba el amor paterno que nunca logró tener él, pues su padre se fue y Kim creció bajo el cuidado de monjas y un sacerdote del cual desconfiaba más nunca.

El rubio se acercó al alfa que le temblaban las manos.

—¿Estás enojado? ¿Te vas a ir? —La voz de Taehyung se quebró. Posterior a ello, empezó a llorar pensando que este era el fin de lo más hermoso que ha tenido en toda su vida.

Yoongi lo observó con prontitud y se golpeó mentalmente por haberle gritado de tal manera y por ponerse a la defensiva en relación con el posible bebé. No podía romperle el corazón de esa manera, dejándolo solo con un posible demonio dentro de la comunidad.

—Claro que no me iré, no sin ti. —Le afirmó y Kim asintió con más serenidad. —Perdón por gritarte —susurró sosteniéndolo entre sus brazos.

Taehyung hundió su rostro en el hombro del alfa, dejando que sus feromonas lo calmaran un poco.

—Quédate un rato. —Pidió apenas el rubio.

Min no se negó, solo asintió. Taehyung se recostó sobre la cama mientras el alfa lo abrazó por la espalda, pegado a él. Los dos jóvenes se quedaron viendo y oyendo como la lluvia chocaba contra el vidrio de la ventana del cuarto.

Se dejó abrazar, a su vez sintiendo como la mano del mayor viajaba con delicadeza hasta abajo, rozando su vientre. Sonrió y comenzó a llorar.

—Te amo —dijo Kim secando sus lágrimas.

Min frotó su veinte con su mano cálida y se posó en su cuello para descansar por un momento.

—Yo igual, te amo.

✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶

Con el paso del tiempo, quien fue el único que iba cayendo vencido al sueño fue el omega que se quedó dormido sobre la almohada mientras las gotas de la lluvia imprevista continuaban golpeando una tras otra.

Yoongi permaneció despierto por largas horas, mirando el techo de la habitación de Taehyung, pensando en cuándo se iban a ir. Ahora que las cosas estaban por ponerse difíciles, debía sacarlo antes de que Baek se diera cuenta e hiciera alguna locura.

Tamborileó sus dedos sobre su tórax mientras pensaba qué hacer con la situación del omega. Se sentó en la cama, apoyándose sobre sus codos, mirando fijamente la chaqueta que colgaba en la silla del escritorio, hace tiempo que no la veía y de seguro Kim se la trajo. Entonces supo que, antes de hacerse cualquier idea sobre el posible estado de Kim, debía ir por una prueba que le confirmara las sospechas del rubio.

El alfa observó hacia su lado y Taehyung estaba completamente dormido durante esa tarde y no se ha despertado, de seguro estaba cansado, mismamente que no quiso molestarlo ni deportarlo.

Cayó ya el atardecer y lo más probable es que Baek y Kang hayan vuelto a la comunidad luego de haber salido por lo que fuera que le hacía falta. Ahora lo más probable es que lo anden buscando y a Kim igual, desesperados por no verlo por ni un lugar. Tenía que salir del cuarto antes de que se dieran cuenta de que estaba allí dentro con el omega acostado. No podía entrar, pero sí verlo salir y era igual de sospechosos.

Se paró con cuidado de la cama para no despertar al omega de su sueño. Se colocó su chaqueta, finalizando con subir el cierre de la prenda hasta arriba. Se quedó mirando a Kim respirar con calma mientras seguía durmiendo sobre la cama, tomó una manta y lo cubrió con una manta que tenía a los pies de la cama. Antes de irse, le besó la frente.

—Ya vuelvo... —Susurró y el rubio, como respuesta a ello, solo se removió para cambiar de posición. El alfa sonrió al ver que era difícil de despertar.

Tomo su teléfono de la mesa de noche y salió del cuarto. Debía ir por esa prueba y confirmar si Kim estaba realmente esperando un cachorro de él y solamente así, podría tomar sus cosas e irse al demonio de Sawon Mun con Kim y su posible hijo.

Mientras más dilataran su ida a Jeju todo se iba a complicar mucho más, imposibilitando el plan de ambos. El de tez pálida, cerró con cuidado la puerta tras haberlo dejado en la recámara de Kim. Por suerte no vio al sacerdote ni a la señora Eun-shil merodeando por el pasillo.

Camino a pasos rápidos pasando por fuera de la oficina de Baek, la cual estaba cerrada; sin embargo, por la abertura de abajo, logro ver la luz encendida. Ya había llegado y estaba encerrado allí adentro, iba a pasar de largo, de no ser por el estruendo que oyó proveniente de la oficina, en donde se escuchó como los vidrios de algo estallaban contra el suelo o pared. No se imaginaba en dónde, específicamente. Algunos curiosos pegan su oreja izquierda a la madera de la puerta, comenzando a oír murmullos provenientes de dentro.

Ven, Espíritu Santo, iluminan mi mente para que pueda ver claramente todos mis pecados. No sea yo engañado por el amor propio, muéstrame el verdadero estado de mi conciencia. Mueve mi voluntad al dolor sincero; ayúdame a hacer una buena confesión. Santa Madre de Dios, ruegan por mí para que pueda enmendarme. Amén.

Min arrugó su frente. Le generaba repudio que el tipo tuviera el valor para rezar cuando lo único que hace es mentirle en la cara al Dios que tanto alaba. Dejando su odio de lado, puso más atención y se quedó allí un rato, oyendo que más decía.

—Falso de mierda...

—¿Joven Min? —La voz de Kang lo hizo alejarse de golpe de la puerta, mirando a todos lados buscando a la mujer, viéndola por fin que estaba parada al lado derecho del con un semblante serio. —¿Acaso... quiere hablar con el padre Baek? —preguntó cruzando un poco sus brazos.

—No, solo escuché algo romperse allí adentro, parecía ser vidrio.

La mujer se asustó, pues quien estaba allí era el padre. Ella tocó repetidas veces la puerta mientras que Yoongi se alejaba, para que Baek no lo viera y tampoco le preguntase por Taehyung. Al ver como la señora entraba de forma veloz y cerraba de un portazo la puerta, el joven no le dio mayor importancia a los fuera que hablaran.

El alfa no quiso entrometerse mucho más y continuo con su plan original de bajar al centro del pueblo para comprar lo que necesitaba para tomar la decisión final.

✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top