XL: Misericordia

No matarás”.
 
Éxodo 20:13.


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Habría ya pasado un tiempo desde el aniversario de la comunidad, el otoño comenzaba a ceder cada vez más hasta ya solamente quedar días para el invierno. Era abrumadora la manera en que el todo avanzaba tan rápida que ni la propia hermana Park podía creerlo, y pensó que quizás los días borrarían los recuerdos del día de aniversario, pero no fue así.

A la madre Park nadie logró sacarle las ideas que su cabeza ha albergado durante el paso de los días, tras el aniversario de Sawon Mun no ha podido dormir en paz y estar tranquila le era difícil, pues se sentía la protagonista de una farsa del complot de dos personas que supuestamente profesaban una fe dentro de la comunidad. Tenía una mezcla entre la decepción y la ira hacia Baek, el sacerdote que llevaba hilando la situación a su favor para ocultar la verdad sobre los padres de Kim Taehyung.

Suspiro acomodando su bastón a su lado. Estaba sentada en una banca dentro de la iglesia de la comunidad, mirando el crucifijo sobre el altar con sus ojos llorosos, mientras pensaba mucho en el omega de cabellos rubios. Sujetó su rosario, rezó por él y para que su vida fuera más serena, más bien la que se merecía. Deseaba lo mejor para él, que prosperara en lo que deseara, porque realmente Taehyung merecía más que solo mentiras y un circo para ocultarle quién era en verdad o quiénes eran sus padres.

Para ella, el amor que tuvo éxito entre Minho y Sung-il no era pecado. Y fue en ellos y en Kim en quienes pasó las últimas semanas.

[•••]

—¿No cree que es hora de decirle la verdad y nada más que la verdad?

Baek la fulminó con la mirada.

—No diga barbaridades, hermana Kang. No se puede saber nada de lo que pasó con esos muchachos pecadores que profanaron la integridad de nuestra comunidad. —Habló franco, casi usando su tono de molestia. —Sus actos carnales ensuciaron Sawon Mun de una manera que no se puede olvidar.

—Pero son los padres de Taehyung, él merece saber de ellos por todo el tiempo que ha vivido aquí.

El padre se paró de la banca enojado. No podía permitir que esa verdad se supiera, no quería que ocurriera una tragedia y que toda la comunidad se cayera a pedazos, si ocultaba algo como eso era por el bien de todos.

Sobre todo del de Taehyung, le importaba ese muchacho como su hijo, pero pensarlo así era peor, porque Baek tenía otro tipo de ojos para el omega.

Como con los que Jungkook alguna vez lo miró.

—Señora Kang, usted y yo sabemos lo de Minho y esa... serpiente mentirosa de Sung-il. —Apretó los dientes enfurecidos.

—¿Por qué se empeña tanto en ocultarlo, padre?

—Por que no quiero perder a Taehyung, no como a Minho...

—Ese chico no se fue porque no quería a Taehyung, y lo sabe. Usted lo alejó porque sabía lo que realmente pasó con Sung-il. Y él, tampoco se fue porque dejó de amarlo, él desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro...

—¡Fue suficiente! —Levantó la voz. —Basta, por favor...

—Pero es la verdad. Minho se quería ir con Taehyung y usted no lo aceptaba, porque temía que Sung-il fuera por ellos. Usted... sintió celos, padre Baek.

Kang le aterraba el oscuro pensamiento que ahogaba a Baek, pues ella sabía perfectamente qué fue lo que pasó. Ella fue una involucrada en las mentiras del sacerdote, que por lo que se estaba viendo, su mentira era un castillo de arena que se estaba derrumbando poco a poco.

—Padre, ¿cuál es el verdadero motivo por el cual me mandé a vigilar a Yoongi y a Taehyung?

—No son amigos, lo puedo jurar por Dios que está en este lugar.

—No tienen nada, es solo la idea y el miedo de que Taehyung sea Minho y que el joven sea como Sung-il, que le quito lo que amaba. Y si me lo permite, debió haberse puesto de esta misma manera cuando el joven Min dijo que Jungkook quiso abusar de Taehyung.

—Jungkook es un tema aparte...

— ¿Qué va a hacer? ¿Fingir que Jungkook es bueno solo porque su familia sustenta Sawon Mun?

—¡Señora Kang cuidé su boca!

—¡Es la verdad! —gritó. —El joven defendió a Taehyung de las maldades de Jungkook y si usted le abre las puertas, Tae no querrá volver a poner un pie aquí. Mejor dígale... y déjelo ser libre de una vez.

Baek negó con la cabeza, estaba realmente enojado por la conversación, todo se oía a barbaridades, pero para la señora Kang esa era la verdad de lo todo lo que pasaba. Ella era la más consciente de lo que Jungkook era en el fondo, el verdadero demonio era él y no Yoongi.

La madre Park se quedó dentro del confesionario guardando silencio, mientras que sus oídos eran testigos de las palabras de Baek.

[•••]

Ella se tomó la cabeza con sus manos, frotando el puente de la nariz, pensando cómo hacer para decirle la verdad a Taehyung; sin embargo, temía de una reacción que ni ella iba a poder controlar. Kim era de emociones sensibles y sus reacciones eran intensas. Le aterraba que el omega estallara contra todos los que le ocultaron algo como el origen de su familia.

Ese cuento que le armó Baek sobre Minho que había abandonado a Taehyung en el hospital apenas nació, era mentira, y se castigaba por haber llegado a pensar que fue cierto más conociendo cómo fue Minho realmente. Él adoraba a Taehyung, lo recordaba a la perfección, pues siempre que iba al invernadero se sentaba en la banca y se acariciaba su plano vientre. También le hablaba diciéndole que se irían a buscar a su padre, porque él sabía que algo raro pasó con Sung-il.

¿Cómo pudo creer a Baek conociendo a Kim Minho?

Si es que aún quedaba algo de tiempo, quería poder ayudar al rubio a saber la verdad de sus padres. Lo merecía después de todo lo que ha podido entregar a la comunidad desde que era un niño. Él adoraba el lugar, era su hogar. Creció y se ha criado para ser quien era ahora, entonces, engañarlo diciendo que su padre lo abandonó, era romperle el corazón de manera injustificada solo para esconder los caprichos de un hombre de doble cara como Baek y una cómplice como Kang Eun-Shil.

La madre Park estaba decidía a sacarle toda la verdad al sacerdote, sin importar que, y poder devolverle la integridad a la comunidad, que estaba manchada por las falsedades que albergaban entre sus paredes, solo necesitaba el momento adecuado para hacerlo, ya que su vejez no era sinónimo de quedarse callada para darle el favor a Baek.

La madre tomó su bastón y se levantó, apoyándose en él para salir por la parte trasera de la iglesia.

Abrió la puerta y la cerró con la llave que ella tenía, al igual que sus demás hermanas. Dejo la puerta cerrada, asegurándola luego con la llave. Bajo las escaleras, paso a paso, sin prisa, en su trayecto vio al joven Min exhalando humo de la boca mientras usaba su celular.

Caminó hasta él, parándose frente al muchacho. Gracias a la sombra que proyectó la monja, Yoongi se sobresaltó mirando hacia arriba con el tabaco entre sus labios.

—Carajo... —El alfa se sacó el cigarro y lo pisó enseguida, guardando su aparato. —Madre Park... —Se aclaró la garganta. —¿Cómo está?

—Seré vieja, pero no tonta. —Con su bastón apuntó la cajetilla en el suelo. Min la recogió enseguida y la guardó. —No te diré nada porque es tu vida, pero hazme el favor y cuídate, muchacho.

—Tarde o temprano moriré.

La monja le dio con él bastan en la canilla y Min se quejó de dolor.

—Eres joven para decir eso, vive tu vida, conoce el amor y cásate; ten una familia y verás que te darán ganas de disfrutar cada día hasta el último respiro que des.

Yoongi sonrió ladino. Si tan solo supiera que ya conoció ese famoso amor y había alguien que le hacía fantasear con una vida formada.

—Sí, lo voy a intentar.

—¿Y qué andas haciendo? Hace mucho frío para que esté acá afuera.

—La señal que me llega mejor de aquí, es que buscaba algunas cosas... —Masculló.

Ambos comenzaron a caminar hacia el patio principal de la comunidad.

—¿Qué buscabas? —preguntó. —Si se puede saber, claro.

—Supe que el cumpleaños de Taehyung es en fin de año y... yo quiero regalarle algo, pero no sé muy bien qué puede ser.

La madre Park sonrió al oír aquello. Estaba feliz de saber que ya no había rencores entre ambos.

—Tal parece que se llevaban muy bien.

—Sí, bueno... sí, estamos bien. —Se rascó la nuca, mostrándose nervioso. —¿Usted qué le regalaría?

—La posibilidad de que conozca más que Sawon Mun. —Admitió. —A veces todo es material, entonces me gustaría poder decirle que vaya y conozca lo que no ha visto por vivir aquí y que Baek en ocasiones le prohíbe.

Min arrugó su frente.

—¿Siempre ha sido así con Taehyung? —Quiso saber. —¿Prohibirle cosas?

—Sí, lo cuida mucho desde que su padre se fue, como te conté... —Farfullo. —Por ende, muchacho, quiero que lo cuide, que lo que sientes quede demostrado más con tus acciones.

El alfa se quedó estático mirando a la monja por sus espaldas.

—¿Por qué me dice eso? Solo somos amigos...

Ella se dio la media vuelta y le sonrió enormemente.

—Ya te dije, seré vieja, pero no tonta. —Le guiñó el ojo.

—¿Usted...? ¿Usted sabe lo que tengo con Taehyung?

La madre Park recordó el día, la última semana de primavera, que fue a su invernadero para regar las últimas flores de la temporada. Ella, al llegar, ve que la puerta estaba abierta y oye risas desde el interior. Al asomarse, ve cómo Taehyung le había mojado la ropa a Min con la regadera por intentar darle agua a una planta. El azabache se había molestado por tener la ropa mojada, pero luego lo vio mostrar una sonrisa maliciosa al tomar la manguera y comenzar a mojar a Kim de pies a cabeza.

Sonrió al verlo tan “amigos” en ese momento, pensó que si era amistad lo que había ahí, pero cambió su percepción cuando el alfa tomó al omega entre sus brazos y lo besó con una pasión que recuerda haber visto en sus años antes en Sawon Mun. Una vez vio a Minho besarse con Sung-il con mucho amor, con cariño y pasión en sus labios.

Park miró a Min y le sonrió.

—No he dicho nada, pero gracias por aclararlo.

—¡Oiga! —Alzo la voz. —Por favor... No diga, anda, no ahora... —Suplico. —Yo... Yo amo a Taehyung, y no quiero que esto quede hasta aquí, porque puede que Baek me corra a patadas de la comunidad por andar con él.

La madre suavizó su mirada soltando una nostálgica sonrisa.

«Por favor... No le diga a nadie que Sung-il y yo nos amamos. Quiero irme con él, estar siempre con él, pero necesito un poco de tiempo.»

Tomó aire y miró al suplicante alfa frente a ella.

—El amor no es pecado, menos cuando es tan puro y real.

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Baek estaba parado junto a la chimenea de la sala común de la comunidad. Mirando cómo la llama, consumía todas las fotos que alguna vez guardó de Minho.

No podía seguir atormentándose de ese modo, era una tortura que estaba soportando día tras día, más ahora que Taehyung apenas le dirigía la mirada y la palabra, prácticamente lo ignoraba de forma deliberada. Ciertamente, aquella actitud le enfurecía, e insistía que Yoongi era el verdadero culpable de este cambio abrupto de actitud del omega, que siempre creyó ser un ser puro, inocente y sin maldad en su alma.

Ahora dudaba, no sabía qué barbaridades le hizo o le dijo ese muchacho de mirada frívola, altanero y actitud que dejaba mucho que desear. No sabía si es que de verdad existía algún tipo de amistad, o había algo mucho más allá que sobrepasa la palabra “amigos”, le aterraba saber que quizás, Taehyung y Yoongi era como Minho y Sung-il, dos jóvenes diferentes que se descarrilaron por las locuras que escondían detrás de ese amor que sentía.

Hizo trizas la última foto de Minho y la lanzó a la llama esperando que se consumiera por completo. Pensó mucho en lo que su mano derecha, la señora Kang, le dijo sobre la verdad de Kim Minho. Lo pensó durante el resto de la jornada del aniversario de Sawon Mun. Era una opción viable para acabar una vez con la mentira y dejar el pecado de lado, pero el verdadero temor de Baek, era perder a Taehyung más de lo que ya lo estaba haciendo.

Pensar en su expresión o en la actitud que tomaría una vez sabida la verdad de su padre, le aterraba y se negaba a perder lo último que le quedaba de ese omega, del cual... se enamoró hace años. Minho fue un terremoto en su vida que llegó de la noche a la mañana y se instaló en su corazón sin permiso alguno.

Claro que ese joven no tenía ni una clase de intenciones con él, solo con Sung-il y aquello le hacía hervir la sangre de celos, lo mismo que estaba comenzando a sentir una vez más al ver a Min cerca de Taehyung.

Se dejó caer cerca del sofá individual de la sala común, mirando el fuego de la chimenea, siendo avivado por el papel fotográfico que ya estaba hecho cenizas junto al resto de la madera que ya se calcinó. Suspiró mientras que de su bolsillo sacaba una pequeña petaca de metal. Le abrió la tapa y dio un largo trago; lo que había dentro era el mismo vino que daba en la eucaristía y mandaba hacia las demás iglesias como muestra de agradecimiento y hermandad.

Baek se dio un largo trago, esperando que todo mal sabor de boca provocado por los recuerdos se desvaneciera. En ese momento, observó a una silueta acercarse a la luz; allí estaba la madre Park parada mirando cómo las fotografías de Minho ya eran polvo. Avanzó hacia el hombre y lo miró con frialdad.

—Supongo que debo decir “salud”. —Le dijo irónica la mujer.

El hombre metió la botella debajo de la túnica, en el bolsillo del pantalón. Se puso de pie y miró a Park algo neutro.

—Madre Park, solo es agua. —Se rio levemente.

—Apestas al vino de la eucaristía, Baek. —Encaró enseguida. El hedor al alcohol mezclado con las feromonas del hombre era bastante desagradable para su nariz, que le generó cierto repudio.

El hombre se tensó por completo al oírla hablarle en ese tono, le molestó el atrevimiento, pero tenía miedo de que haya alcanzado a ver a la persona de las fotos.

—¿Por qué me habla en ese tono, madre Park? —preguntó en un tono severo.

—¿Debo hablarle con respeto? ¿Se le merece? —Increpó.

—Sea un poco más clara, madre Park.

—Ya soporté mucho tiempo. Ignorando la conversación que escuché con la señora Kang ese día del aniversario de Sawon Mun.

Baek sintió un enorme peso caer sobre sus hombros, provocando que se debilitara. Trató de mantenerse firme para no mostrarse afectado por su confesión.

—Creo que oyó mal, madre Park. Con la hermana Kang hablamos algo que no le compete del todo.

—Sí, me compete si se trata de Taehyung y de Minho.

—¡No vuelva a decir ese nombre! —Alzó la voz. —S-Solo... no lo diga, por favor... —Pidió controlándose un poco.

La madre denegó con la cabeza al verlo tan afectado.

—Usted no reprendió a Jungkook porque su familia sustenta Sawon Mun. —Nombro primero. —Minho nunca abandonó a Taehyung y Sung-il desapareció de la noche a la mañana sin avisarle a nadie cuando él jamás hubiera dejado de lado al chico que quería. ¡¿Qué hiciste Baek con Minho?! ¿Acaso...? ¡¿Tú robaste a Taehyung?!

—¡¿Madre, cómo se le ocurre hablar tales aberraciones!? —Encaró. —Por el amor de Dios, usted... usted está delirando.

—No diría estas cosas si aclaras cada punto desde ahora, o iré por Taehyung y haré que te saque la verdad él mismo. —Amenazo. —¿Cómo pudiste mentirme diciéndome que Minho abandonó a Taehyung porque Sung-il lo dejó? —Le interrogó. Baek retrocedió. —Ese chico amaba a Sung-il, amaba al bebé que esperaba. Tú... —Señaló con su dedo. —¡Tú metiste tus manos porque estabas celoso de Sung-il, tal como lo estás del joven Min!

—¡Cállate de una vez! —Baek caminó hasta donde estaba ella y le gritó en la cara. Park ni se inmutó.

—Di la verdad, ahora.

El sacerdote comenzó a sentir la rabia, al recorrer sus venas, hasta que la yugular se ingurgitó debido a la rabia. Oír a la mujer acusarlo de esa manera, lo enojaba, lo estaba comenzando a desesperar de un modo que necesitaba hacer algo para enterrar de una buena vez el nombre de Kim Minho.

—Señora Park, Minho deliraba.

—No puede ser... —balbució la monja. —¡¿Cómo te atreves a hablar de esa manera de él?!

—Sung-il le afectó mucho, y no olvidé del mundo que venía ese muchacho, de prostitución y droga, ¿no le hace pensar que su mente deliraba?

La monja abrió sus ojos sin poder creer la manera en al que se refería a Minho.

—El único que está delirando aquí, eres tú.

Baek comenzó a reírse entre dientes al ver a la madre enojada. Se acercó a ella y se paró a centímetros de la mujer.

—Se está metiendo en algo que no le compete.

—Si lo hace, y ya me agoto esta conversación, iré por Taehyung.

La madre Park se dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia la sala principal, donde se hallaban las escaleras que llevaban al resto de pisos de la casa principal de Sawon Mun. Baek apretó las manos al verla irse decidida a decirle todo a Taehyung, algo que no podía permitir por nada del mundo.

Camino detrás de ella siguiéndola hasta las escaleras donde la vio subir apenas con su bastón. Subió escalón por escalón alcanzó el paso al fin a la monja. Quedándose ambos mirando cara a cara.

—Madre, no lo haga, tenga misericordia.

Ella lo ignoró frunciendo sus labios. Al ver que la anciana no le prestó atención a sus súplicas y subió un escalón más detrás de ella hasta que acabó agarrándola de la mano para detenerla e incluso quiso adormilarse y así suplicarle que no lo hiciera.

—Suéltame, Baek... —Trato de zafarse de su agarre.

Al estar forcejeando contra el hombre, este, al jalar de su mano con fuerza, la monja tambaleaba sobre el peldaño que estaba a una altura consideradamente alta. Su batón cayó varios escalones más abajo sin poder tener soporte, no alcanzó a agarrarse del pasa mano cuando todo ocurrió demasiado rápido para ella y el padre. Baek tropezó al sentir el cuerpo de la mujer caer encima de él. Ambos rodaron, solo que Baek dos escalones, mientras que la mujer varios más abajo hasta llegar al primer piso.

Al momento que se reincorporó, se tomó su cabeza debido al golpe que se dio contra el paso manos. Cuando se pudo de pie, logra ver el cuerpo de la monja tendiendo en el suelo con un charco de sangre al nivel de su cabeza, manchando el alfombrado piso del lobby.

El alma abandonó el cuerpo del sacerdote. Se tapó la boca sin poder creer lo que acababa de pasar ante sus ojos.

—¿Qué he hecho?

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