XI: Falso Profeta.
“Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” Mateo 7:15.
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El verano avanzaba y cada día era más caluroso y húmedo que el otro. Algo que agobiaba al omega. No le gustaba le calor, él era de estaciones más como la primavera u otoño.
Lo único bueno que dejaba esa estación era lo hermoso que era le rio que fluía desde la montaña y que pasaba cerca de la comunidad a algunos metros de Sawon Mun. Caminando se llegaba a una pequeña zona rodeada de árboles, pequeñas flores y abundante césped verde, cerca le rio de agua helada en donde a veces se mojaba los pies para aclarar su mente. Estaba solo ese día, de hecho, se había levantado temprano para ayudar y desocuparse para pasar el resto del día a solas consigo mismo y pensar en todo lo que pasado en esta última semana. Ha sido realmente agitada.
La llegada del alfa fue caótica hasta el mismo padre Baek lo había afirmado. El hombre se le había acercado para hablar con él al respecto y claro que Kim dijo la verdad para que no despidieran al alfa, a pesar de ser complicado con un carácter que dejaba mucho que desear, no merecía algo tan injusto como lo que hizo Jungkook.
El omega se sentó a la orilla del río y se apoyó sobre sus rodillas mirando como el agua corría sin restricciones y el ruido ocupaba sus oídos. Era relajante de una vez en cuando alejarse de las cosas y quedarse pensando en lo que lo preocupaba. Y eso era lo que paso con alfa en el lobby, sabía que había cometido un grave error de abrazarlo por la espalda, pensando que sería una buena forma de demostrarle que lamentaba aquellos malos momentos que han pasado, a pesar de sus intentos todo volvía al mismo punto de inicio.
Yoongi tratándolo mal y el sintiéndose mal hasta generar esas ganas de llorar. Cada que se dirigía a él de mala manera, las ganas de llorar lo invadían y no entendía por qué, si él y Yoongi no eran nada, solo conocidos que tenían una guerra sin motivos que dio pie a continuar con el fuego, pero aquí quien llevaba más territorio afectado era Min; su boca y lengua eran lo peor que Taehyung había conocido.
Solo escupía veneno y palabra soeces que dejaban al omega sorprendido. Su manera de hablarle, de ser con él era algo que no podía comprender del todo y por ello, lo frustraba más de lo normal. Él solo quería ser amable.
Por más que lo pensaba no hallaba la respuesta correcta a todo ello. Quizás su infancia fue dura o el tiempo que estuvo en prisión —el que desconocía — lo cambia. Tal vez fue un hombre amable, pero la vida lo cambio y para peor.
El abrazo y la respuesta a este no fue más que un aclarante de que Yoongi tenía serios problemas de confianza, amabilidad e incluso de ira.
Era consciente de que no debió hacerlo, lo tenía más que claro, pero sintió la necesidad de contenerlo y hacerle ver que él no tenía mala intenciones en sus acciones.
Ya era viernes y supuestamente hoy la madre de joven enviaría el dinero. Si era sincero le aterraba la relación, por la forma que le hablo ayer la mujer y como se refería a ella, daba a entender que su relación era algo complejo que requería de trabajo.
El omega se levantó del suelo y sacudió sus jeans para colocarse sus zapatillas y regresar a la comunidad. Ya casi era de ayudar con los niños y el almuerzo. La madre Park siempre le pedía ayuda con ellos, ya que eran revoltosos y daban mucho que hacer. Quizás eso lo ayudaría a despejarse un poco más.
De camino se topó con el columpio, la misma zona en donde Jungkook cometió su delito de corromperlo. Taehyung se sentó en él.
Mientras que se caminaba entre la soledad del bosque que rodeaba la comunidad, sintiendo un raro aroma, el mismo que el de los particulares cigarrillos que Min fumaba. Se sentó al pensar que podía él estar cerca. Se asomo por el árbol y allí lo vio sentado sobre su chaqueta para ensuciarse con la tierra, calando un poco de tabaco, su nariz pico entre la molestia de solo ese olor. Sin embargo, cuando sus fosas nasales detectaron el aroma a algo que deducía que era geranio no hizo más que dejarse estar y observar al hombre.
Ahora, recordaba ese aroma como cada vez que se topaba con él, pero sobre todo esa noche en que estaba en el Santuario.
Kim estaba en su cuarto personal, rezando e implorando que aquel castigo acabase pronto, pues sentía que ya estaba pagando los suficiente con el dolor, el calor y la incomodidad que su cuerpo podía sentir. No había entendió porque esta vez había sido más cruel que hasta ese periodo de celo. Estaba confundió y cada que deseaba respuestas de la señora Kang o el padre Baek, esto decían que era normal que sucediera.
Mientras que estaba abajo, sintió ese mismo aroma e incluso oyó la voz de Min. ¿Estaba en celo? Pensó, si no, no habría otra razón de estar allí abajo, solo iban las y los omegas, o los alfas de la comunidad para quedarse. Nadie más pasaba.
Cuando su pie iba a moverse para ir con él, se detuvo pensando dos veces. Sabía que lo correría como la mayoría de veces, asi que se guardó las ganas y se fue a Sawon Mun. No podía seguirlo molestando, no había caso, al parecer él no quería que nadie lo molestara y su forma de ser lo dejaba claro.
Ya debía entender que alejarse, era lo correcto por ahora.
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La noche había caído y los ruidos de esta inundaban la cocina de la casa principal de Sawon Mun. Aunque se sentía acompañado gracias al ruido pacifico: el trinar de los grillos, el arrullo de los búhos y el viento mecer algunas hojas de los arbustos y árboles cercanos. Taehyung era espectador de la orquesta nocturna, pues se había quedado solo lavando los platos de la cena. Mientras que tarareaba una vieja canción que aprendió en su curso de francés de la iglesia.
Cada plato lo fue dejando al otro lavadero en donde los enjaguaría. Se había ofrecido por el simple hecho de que no tenia deseos de descansar, estaba bastante lleno de energía aun, tras la cena los niños lo habían dejado sin ganas de dormir, lo había pasado bien con ellos, entre ayudarlo a comer y jugando con ellos.
Cuando dejo el ultimo plato y levanto la cabeza para ver por las ventanas una sombra detrás su suyo, que reflejó en el cristal, lo asusto y tiro el plato al suelo haciendo un estruendo enorme. El omega se alejó de los vidros, pero pequeños fragmentos le rozaron las piernas que tenía descubiertas por el short que estaba usando aquel día.
—Por Dios, Tae... —El padre Baek había llegado por sus espaldas a ayudarlo. —Últimamente andas más despintado. ¿Todo va bien?
—Solo ando distraído padre Baek, no es nada de qué preocuparse. —Taehyung le respondió con una sonrisa en su rostro.
—De todos modos, me preocupa tu distracción. Hoy andas por las nubes, eso debe ser por algo que te tiene con la atención en otra parte. —Comento. —Disculpa por preguntar, pero, ¿es relacionado con Jungkook?
Taehyung se quedó helado al oír la mención del nombre de su ex mejor amigo. Tratando de pensar si responder eso o la verdad fue por una pequeña escobilla y el recogedor de basura para no cortarse. Al estar barriendo los restos del plato roto, su mente no dejaba de pensar en la posibilidad de mentir. No le gustaba, pues en la biblia se habla de que Dios detesta los labios mentirosos, pero no podía decir que le beso la mejilla al señor Min, eso sería algo bastante malo, más para el padre Baek que lo tiene como el chico perfecto, de una fe sincera.
Al estar ensimismado, igual acabo contándose su dedo índice. Su mano estaba lo suficientemente temblorosa con los trozos de la loza rota en el suelo y que lo hizo perder la concentración y cortarse el dedo.
El hombre le tomo la mano y le acarició el dorso. Luego le sonrió un poco.
—No volveré a hablar sobre lo de Jungkook. —Le prometió.
—G-Gracias, padre Baek. Yo termino aquí y me voy a la cama.
El hombre se quedó en la cocina, mientras que Taehyung continuaba con su labor hasta que enjaguo los platos de la cena. Luego se dispuso a secarlos con un paño de plato nuevo y seco. Baek estaba detrás, había sacado una manzana rojiza, bastante sabrosa mientras que observaba al chico moverse ágilmente secando los platos y guardándolos. Suspiro pesado al ver como la tenue luz de la cocina se ceñía s u delicado cuerpo vestido por un short de cuadrille, camisa celestes y tenis de color negro con blanco.
Su cabello caía por su frente y se los apartaba con su mano de manera cuidadosa.
Saboreo la manzana tragando el trozo que paso. Baek se acercó por sus espaldas y con la fruta en la otra mano, la derecha quedo libre y esta misma la poso en cintura casi llegando a la altura de su cadera. Kim no dijo nada, solo sonrió con amabilidad.
—Tae... ¿Hay algo que te preocupa? —Le preguntó de cerca. —Puedes confiar en mí.
El omega bajo la mirada.
—No... En serio todo está bien, padre...
—Necesito que estés atento ya que se acerca la semana de puertas abierta. Quiero que entregues todo de ti... —Ejerció fuerza sobre la cintura del omega. —Confió en ti, eres e mejor para la labor.
Taehyung sonrió gustoso ante ello. Sentía que era un gran halago.
Si no fuera tan incauto, no le creería nada de lo que el hombre le decía para edulcorarle el oído, pues solo era una absurda excusa para mantenerlo a sus lados. Solo que Kim era un chico con poco mundo, pocos propósitos de vida y curiosidad por conocer, asi que se conformaba con ello. Baek se aprovechaba de la situación vulnerable en la que el omega vivía desde que era un niño pequeño.
Baek veía a Kim de un modo que ni Dios aprueba. Siendo ese el disfraz de su pequeño y pecaminoso secreto que nadie más sabia.
¿Cierto?
El mayor se le apegó al cuerpo y su cuerpo se erizo al sentir el aroma a naranja, sutil, que emanaba el muchacho. Su alfa rasguñaba desde el interior, pues, antes de párroco, es un hombre con deseo y necesidad que cubrir. Y Taehyung era una presa ideal; virgen, casto, inocente e ingenuo que despertaba hasta el más mínimo deseo de quien se le acercarse. Por ello, no le gustaba que Min anduviera pululando en su cercanía, ese chico tenía algo entre manos, venia de la presión mucho no podía pedir, pero no hallaba el día que acabara su trabajo para largarlo, pagarle y no volver a ver.
—Creo que ya es tarde, mejor me voy a la cama. —Anuncio dejando todo limpio.
Baek asintió.
—Buenas noches y descansa, mañana nos vemos. —Le acarició la mejilla y asintió sin rechistar.
El hombre abandono la cocina y boto la manzana.
En la oscuridad, al final del pasillo yacía alguien que había logrado ver la perversión del padre Baek. Y esa sombra entre la tenue luz vaga que entraba desde fuera gracias a la luna, era Min Yoongi que andaba cerca.
Aquella cafetería quedaba en el medio de uno de los pasillos con una gran entrada a varias mesas donde todos se sentaba y al costado izquierdo abarcaba la cocina. Allí estaba la zona para la lavar platos que era en donde el omega estaba siendo asechado por el lobo de Baek.
Min que había llegado de buscar algunas pocas prendas que tenía en la lavandería. En su trayecto a su cuarto, vio de manera fugaz la silueta del párroco ir hacia allá, al ver que se tardó en salir de la cafetería, la curiosidad comenzó a hacerlo sentir inquieto. Se acerco paso a paso manteniendo la cautela y el sigilo de la acción. Se asomo por unos de los costados de la pared hasta que vio como el hombre de túnica y crucifijo en cuello, le tocando la cintura de forma descarada y perversa, para que decir que Kim no se daba cuenta si era obvio que no veía las malas intenciones, si ni siquiera sospechaba de la doble intención del hombre.
Rodo los ojos al verlo, no podía esperar mucho si el chico era un pobre ingenuo que apenas captaba las indirectas. Se quedo un rato ahí observando y oyendo parte de la conversación hasta el padre se dio la media vuelta para retirarse y dejar a Taehyung solo. Retrocedió en seguida, y sin donde ocultarse se quedo parado contra la pared, bajo la propia oscuridad del pasillo y la poca luz. Por suerte, el tipo estaba inmerso en su mismo que ni se percató de alguien estaba ahí.
Sonrió socarronamente, viendo como el hombre caminaba con las manos en la espalda como si nada hubiera pasado. Tal como si no hubiera ni un testigo de su acto impuro, como tanto les gusta decir por aquí. Podía salir campante, pero no contaba con que el alfa andaba merodeando cerca y sin quererlo, ni desearlo, vio lo suficiente para saber que este lugar estaba lleno de gente falsa, o en su mayoría, y que partía por Baek hacia abajo.
—Hipócrita de mierda. —Murmuro viendo como el hombre desaparecía al fin hacia su oficina donde podía ocultarse él y su secreto.
Regreso donde mismo para quedarse viendo a Kim que ya estaba acabando con su labor. En silencio lo observo desde las sombras.
¿Lo ayudaba o fingía demencia y se largaba?
Por más que pensaba de ese modo, no podía hacerlo y no entendia el motivo. Apenas conocía al omega y ya lo ayudo en una ocasión. No sabía si una segunda seria lo adecuado, no le interesaba en lo absoluto lo que ocurriera con él, pues al muchacho lo consideraba un fuerte dolor de cabeza que lo sacaba de quicio con lo idiota que era en ocasiones.
Sin embargo, tan mala persona no era y digamos que el espíritu santo lo ha iluminado estos días y quizás ayudarlo a abrir los ojos lo haga salir corriendo de este agujero religioso falso en el que ha vivido. Y si Baek escondía hago como eso de las monjas que eran las únicas respetables en la pocilga donde estaba trabajando, pues vaya que debe de tener más de otra cosa debajo de esa mascara de hombre de Dios. Pensó en que hacer, y como desenmascarar al padre Baek, no podía asi como si nada, porque apenas llego y la gente lo veía como el mismísimo lucifer con sus aretes, olor a tabaco y actitud déspota.
La clave era ganarse la confianza de la gente. Obligarse un poco a ser quien no era, pero volvía mismo punto. No quería pues, el no era asi. Jamás se preocupo por alguien que no fuera por el mismo y eso se lo enseño la prisión en la que estuvo. Quizás en su momento ayudo, pero la puñalada que se gano por la espalda lo dejo con el brazo roto y una cicatriz horrenda en la espalda cuando apenas cumplió los veintitrés. Ahí aprendió no meterse en las batallas ajenas.
Asi podía mejor pensar en un "puente" alguien que si le importe la basura en donde estaba trabajando. Fue entonces cuando pensó mucho en el beta cuando le conto lo de Jungkook.
Él debía conocer a Baek de más tiempo, quizás podía saber algo que el padre ocultaba y que era la razón por la cual se apegaba a Taehyung y lo sobreprotegía como si fuera su propio hijo, ni eso, lo cuidaba como si fuera una joya o una adquisición valiosa, pues verlo de ese modo como su hijo, resultaba bastante turbio, hasta para el alfa.
Chasqueo la lengua y se fue a su cuarto. Iba a consultarlo mejor con la almohada antes de hacer alguna idiotez que lo perjudicara como aquella vez en la cárcel.
Quizás no deseaba meterse, pero Yoongi veía en Baek lo que se conocía como un falso profeta. Que usaba la palabra del dicho Dios que alaba para tapar lo horrible que era por dentro, lo podrido y vacío que era. Una calaña más que se cruzaba además de Jeon Jungkook. Puede ser que Min no era el santo de nadie ni la blanca paloma que podía tal vez merecer un lugar en ese infierno que mucho hablaban, pero quienes tenían el puesto más que asegurado y sin siquiera saberlo eran eso dos.
Ambos cortados con la misma tijera.
Pero ahora él se preguntaba: ¿Ser héroe o hacer oídos sordos?
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O
tro pequeño maratón de Amartía, quiero ir subiendo de tanto en tanto 2 capítulos de esta historia y además como agradecimiento por el apoyo que recibe ♥️ La verdad es que cada que uno un capítulo y escribo para avanzar otro me emociona bastante. No sé aun la duración exacta, pero no pienso hacerlo muy larga, más o menos unos 40 y como máximo 50 capítulos. No proyecto más alla de eso.
Y también agradezco a los nuevos seguidores que se han sumado a leer mis obras. Muchas gracias por todo el apoyo y espero que esta historia les esté gustando. Y estén atento que en un tiempo más se viene una nueva idea de futura historia 👀
Y tengan paciencia con Yoon que es un alfa medio bruto 🥹
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