X: Catarsis.
Algunos días pasaron y ya era jueves.
Esa tarde, Hoseok volvió a visitar a Kim por encargos que hizo el padre Baek para reabastecer a la comunidad por unas semanas. El feliz fue, no por ayudar y quedar bien con el padre, sino porque quería ver a su mejor amigo y saber cómo estaba un poco más seguido. Hace mucho que no lo visitaba constantemente y su madre hasta ya le estaba preguntando si dejaron de ser amigos, pero el beta negó todo enseguida diciendo que eso era imposible. Por ello estaba esa tarde, y ambos salieron del bosque luego de haberse tomado un gran banquete con la comida de casa de la señora Jung.
Kim se tocó el estómago y se sentía por reventar. Jung le causó gracia al verlo sollozando por lo satisfecho que estaba.
—Dile a tu madre que muchas gracias. —Sonrió. —¿Cuándo la vas a traer? Me gustaría verla.
—Bueno, ¿qué te parece si vamos? —Ofreció. —Mamá ha estado ocupada con su trabajo para venir a Sawon Mun.
—Y-Yo... Bueno, me gustaría, pero sabes que el padre Baek es estricto con eso. —Le respondió el omega con pesar.
—Ya sé, por eso puedo hablar con él para decirle que salgas conmigo, además soy tu amigo, dudo que te diga que no. Aparte habrá un festival de música en... —Hablaba emocionando, pero Taehyun estaba con pena en sus ojos.
—No puedo, Hoseok... —Insistió e interrumpió de paso a Jung. —Lamento rechazar tu oferta, se oye interesante.
El beta suspiró con pesar. A veces no entendía esa manía de negarle cosas a Taehyung, han sido pocas las veces que Kim fue al condado u otro lado solo por temas de la misma comunidad y nunca eran más de tres horas. Duda tanto si en algún momento el omega pudiera ver como es el mundo en realidad, aun con sus falencias, sus errores y sus pecados como les gustaba tachar a la comunidad, igual tenían cosas buenas. Deseaba ver a Taehyung con la familia que se merecía, un hombre lo amara por cómo era, hasta quizás un par de hijos criándolos con ese amor que tenía para dar guardado en su corazón.
Hoseok sonrió al imaginarlo. Sería algo bastante bonito de ver.
—¿Qué te ríes? ¿Acaso te burlas de mi situación? —Lloriqueo fingidamente agregarle un poco de humor a la tensión.
—No, solo imagino lo divertido que sería salir juntos. —Mintió. —Te llevaría a ver una película de terror al cine. —Bromeó.
—¡No! —Le empujo sutilmente. —El padre Baek dice que es eso una aberración. ¿Cómo te gusta ver las cosas que crea la gente para alabar al demonio?
Hoseok estallo en medio del patio. A Taehyung le dio un poco de vergüenza, más aún cuando Yoongi apareció con una botella fría de agua. Se les quedó mirando algo desganado. Sus mejillas se tornaron rojizas al ver al alfa mirando con desprecio.
—Ya... Hoseok... —Le zarandeó. —Sabes que es verdad.
Jung se tomó el estómago.
—¡Sí que me haces reír Tae! —Lo abrazo por los hombros y fueron juntos hasta el furgón. —Ven, mejor ayúdame a sacar la carga.
El rubio le siguió. Sin querer o más bien por instinto, miro hacia atrás y el alfa ya no estaba.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶
Los niños corrieron por el lobby de la casa comunitaria. Taehyung salió disparado detrás de ellos ya agitado. Respiro varias veces tratando de recuperar el aire que había perdido en la persecución.
Se tomó el pecho y sintió su corazón bombear con fuerza contra su tórax. Mientras dejaba que la madre Park fuera por ellos, tomó agua del dispensador que estaba allí. Pensó en lo mucho que le cuadraba cuidar de los niños de hogar, pero no le molesta, él siempre lo cuidaba cuando estaba aburrido o tenía tiempo para ello.
Mientras se recuperaba, el teléfono comenzó a sonar en todo el lobby. El omega se sobresaltó con brutalidad, estaba demasiado callado todo y cuando el ruido comenzó a llenar la sala, su corazón salto, pero esta vez del susto y de lo cansado que estaba. Dejó que sonará, él no acostumbraba a atender llamadas de fuera de la comunidad. Sin embargo, cuando la llamada acabó, y dio paso a la segunda instancia, se levantó mientras caminaba pensando si atender o no. Dejó que sonará, al cabo de tres minutos volvió a caer la llamada.
Su mano tembló y atendió con miedo.
—¿H-Hola...?
—¿Yoongi? ¿Mocoso?
El rubio no entendía.
—¿Con quién hablo?
—¡Oh por Dios! —La mujer se oía avergonzada. —Lo lamento mucho, pensé que era mi hijo. Soy la madre de Min Yoongi, ¿con quién tengo el gusto de hablar?
—Con Taehyung, señora Min. —Saludó.
Era raro hablar con la madre de Yoongi, pero admitía que existía algo curiosidad. Río ante ello.
¿Serán de la misma personalidad?
—¡Oh! ¡Pensé que no había nadie más allí ese agujero religioso! —Exclamó. Taehyung se espantó. —¡Ay perdón! ¡No fue mi intención! Siempre lo arruinó, luego pienso, Yoongi dice que es un defecto que no cambiaría nunca. Ese mocoso... —Chasqueo la lengua.
—¿Quiere que le deje algún mensaje? —preguntó ignorando sus palabras un poco. —Él ahora está trabajando.
—Sí, sí... Dile que me llame y me dé la dirección de donde está para enviarle algo de dinero para mañana. O mejor... dámelo tú. Es lo mismo, al fin y al cabo.
—Sí, no hay problema. ¿Podría venir a verlo? Ha estado algo solo aquí, quizás que usted venga lo alegre un poco, es que anda algo molesto...
La mujer carcajeó.
—¡Él es así, gruñón de primera! —Hubo una pausa. —Y no creo que quiera, luego de que salió de ese lugar está más encabronado que nunca como que me odia o no sé.
Taehyung río.
—Sería bueno que lo visitara...
En eso siente que alguien le arrebata el teléfono con fuerza, jalando un poco algunos mechones sueltos de cabello y generando dolor en su mano.
—¿A quién carajos estás invitando?
El omega retrocedió y lo vio molesto tomar el teléfono para continuar con la llamada, o mejor dicho, acabarla pronto.
—No te quiero aquí, mamá. Y no... ¡Te dije que no quiero tu maldito dinero y no insistas! —Vocifero. —¡Mamá, deja de joderme la puta existencia, me vine hasta aquí para alejarme de ti y de la mierda en la que podía volver a caer! ¡No llames más!
El teléfono fue colgado con brutalidad.
Yoongi se tomó del puente de la nariz y suspiró pesado. El rubio no quiso tocarlo ni mirarlo. El azabache se giró y miró a Taehyung, posteriormente lo acorraló contra la pared.
—Cruzaste los límites, ahora sí que te pasaste. —Le habló con tono sombrío. —¿Por qué carajos no le cortaste si no andaba cerca?
—Yo... Yo...
—¡Habla! ¡No te pongas tartamudo, joder! —Golpeó la pared al lado de Taehyung. Este tembló. —No tenía ni un maldito derecho a hablar con la loca de mi madre. ¿Invitarla a verme? —Río irónico. —Estás demente...
—Pensé que usted estaba así porque la extrañaba, es su familia...
—No pienses nada, es mejor de ese modo. Además, tú no me conoces y no me vas a querer conocer de verdad, y estás a nada de sacarme de quicio y ponerme con un maldito loco.
El alfa se alejó dejando al omega rubio con el alma pendiendo de un hilo. Le asustó su repentina aparición del alfa en el lobby. Su indiferencia había dolido, pero el doble esta vez. A su mente vino aquello que dijo la madre.
“Desde que salió desde ese lugar.”
—E-Espere, señor Min... —Lo detuvo.
El alfa gruñó y se detuvo en seco.
—¿Qué?
—Yo lamento haber hablado con su madre sin su permiso, pero ella dijo que quería la dirección para enviarle dinero.
—Sí sé, no soy idiota.
—Quizás deba hacerlo, ella se ve que lo desea ayudar. —Aseguró.
—No conoces a mi madre, así que no te metas o, sino, te va a salir caro. —Amenazó.
Taehyung sacó valentía y se le paró en frente.
—¡No tiene por qué ser así conmigo! ¡No le he hecho nada malo, además... lo ayudé con sus heridas, lo mínimo que es podamos llevarnos bien! —Vociferó.
—¡Ese es tu maldito problema! ¡Crees que porque te ayudé o me hiciste un jodido favor, te tengo que dejar entrar en mi vida! —Exclamó enojado, ya sin paciencia. —Contigo no aplica la regla de los 3 strickt. —Lo acorraló un poco más. —Van dos, a la última... —Gruño, guardando la rabia, y apretando la mano cerca de la cara del omega.
Min se contuvo al verle los ojos vidriosos, y mejor se fue de ahí, dejándolo solo. Caminó pasando por el lado, empujando a Taehyung del hombro.
—¿Acaso la gente que va a la cárcel es así de mala como usted? —Le dijo de pronto, detenido al alfa.
Yoongi se giró y lo miró con los ojos oscurecidos en rabia. Frunció los labios, y con la lengua golpeo el interior de sus mejillas. Dio dos pasos hasta acorralar a Taehyung contra el mesón de la recepción del lobby. El omega iba a irse, pero el alfa le tomó con agresividad las mejillas marcando sus dedos.
—¿Sabes una cosa? —Apretó con mucha más fuerza. —La gente de la cárcel es peor de lo que soy yo, de hecho, hay gente doble cara como el bastardo de Jungkook. —Los ojos de Taehyung se tornaron llorosos. —La calaña de ahí te haría llorar y peor. Compórtate como por lo que eres, un omega sumiso, que acata ordenes de otra persona, un alfa mejor dicho. Sigue abriendo la boca sin saber ni un carajo de mi y te vas a arrepentir de haberte terciado conmigo. Un oportunidad más te doy.
Taehyung chilló, incapaz de decir alguna palabra bajo las amenazas que le dijo el alfa. Comenzó a llorar con más intensidad, rezando e implorando a Dios que lo liberará de las garras de aquella maldad que lo estaba tocando.
—¡No llores! Carajo... —Gruñó entre dientes. Con un semblante desesperante. —¡Deja de llorar, te dije!
Taehyung lo intentó, pero le fue imposible.
—Perdóname, Yoongi. —Suplicó cuando apretando sus ojos, dejando que las últimas lágrimas.
Sus labios rozaron sin querer la mano de Yoongi.
Min arrugó su frente extrañado ante la corriente eléctrica que su mano sintió. Lo miró por unos segundos. Se sintió confundido, raro, prendía gritarle, decirle que dejara de llorar como un idiota. Pero cuando los labios rojizos del omega tocaron su piel pálida. Se sonrojó.
Por un instante analizo el rostro de Taehyung. Sus dedos dejaron de hacer fuerza en sus mofletes. El rubio respiro tranquilo, sus dedos tocaron la muñeca del alfa para que la bajara paulatinamente, en eso que baja sus manos, el alfa rozo los labios del rubio con su dedo pulgar.
Lo contemplo, el alfa al omega. Sus ojos brillaban por la culpa de las lagrimas que derramo en ese momento. Se dio cuenta de que de un tono avellana, llamativos por no decir qué hermosos. Jamás vio una mirada tan pura en un omega. Su cabello rubio, se notaba sedoso al tacto y su piel de las mejillas era suave.
Suspiro soltando un leve respiro cálido entre sus labios que rozo los labios de Taehyung. Jadeo y sonrió ante los extraños pensamientos de su caótica cabeza.
No supo la razón.
Se acercó un poco más al rostro del menor, mirándolo más fijamente.
—No llores, deja de hacerlo...
—Perdóneme señor Min... No quise causarle molestias.
Kim le tomo la mano con las suyas apresándola con fuerza y sintiendo el calor que la envolvía.
—¿Quieres que te perdone? —Le preguntó.
El omega asintió.
—No debí entrometerme. —El corazón de Taehyung se disparó ante la cercanía. El omega apretó la mano del alfa y la poso en su pecho para tocárselo y que el mayor sintiera su corazón. —¿Qué puedo hacer? —preguntó sin alejarse.
—Carajo... —Suspiro nervioso. —Suéltame la mano, será mejor. —Lo empujo haciendo que el omega chocara contra el mueble de la recepción dejándolo sin aire y viendo como el hombre se iba.
Taehyung no entendia el porque de la situación y aquello lo agobiaba bastante. No quería que se fuera asi, sin siquiera ser capaz de perdonarlo por haberse metido en asuntos que no le incumbían. El omega se quedo viendo estaba por llegar a l puerta y sus piernas comenzaron a reaccionar por ordenes de su mente e ideas vagas.
Alguna vez, Taehyung leyó libros sobre psicología o historia sobre amistades, lo más permitido dentro de la comunidad. Y lo que aprendió fue que, quizás una abrazo sincero podría hacer que Min cambiara de opinión, no quería seguir en guerra con él, aunque el nunca la empezó o eso creía, a este punto no sabia porque la situación entre ambos era un caos.
Estaba arriesgando demasiado con esa idea, porque puede que al alfa no le guste y lo mande a freír espárragos, pero... su corazón sentía gratitud hacia él desde que lo defendió de Jungkook. Vio en Min alguien que también se preocupaba por él, no como amigo, sino como algo más.
El rubio se apresuro para evitar que saliera y lo abrazo por la espalda con tal fuerza que genero que Yoongi se tambaleara,. Logro estabilizarse y en eso cae en cuanta que tenia al omega abrazándolo por la espalda hundiendo su rostro en sus omoplatos. Sintió sus manos rozarle el estomago y juntándolas para evita que se fuera.
El alfa abrió los ojos de par en par.
Sus sentidos se dispararon, haciendo que su cabeza se generará un estrago enorme. Pero estaba extrañado.
«¿Qué mierda está pasando? ¿Qué carajos estoy haciendo con mi vida?»
Min se miro en el reflejo de las puertas y estaba sonrojado. Se toco la cara con sus manos frías para bajar lo rojo de la cara. mientras que lo hacia, de una manera incomoda y cosquillosa su pantalón comenzaba apretarle más de lo normal y no es cualquier zona alejada de la prenda sino, justo en la parte que incorporaba el cierre y el botón de este. Se dijo mil veces que no fuera lo que creía que ra, bajo un poco la mirada, más hacia a las manos del omega y se percato que era lo que más odiaba que le pasase.
Tenía un característico bulto debajo de la tela.
«Carajo...»
Comenzó a respirar acelerado. Trago duro al ver el problema que tenia ahora. ¿Qué iba hacer?
Por razones como esa odiaba el contacto físico con los omegas. Sabia que su intento podía ganarle y reaccionar como un perro deseoso de quitarse la ganas que se ha guardado hace más de diez año. Hablaba de años sin contacto físico con algún omega, sabia que si, dejaba que las cosas ocurriera iba a comportarse por lo que era internamente.
Un animal sin mesura.
La parte racional, o más bien la humana de Min, frunció el ceño, demostrando que estaba enojado. Lo tomó de las manos con fuerza y se las separo de su cuerpo de mala gana y cargado de disgusto. Lo alejó de golpe, casi dándole un empujón nuevo, para variar, dejando al rubio descolocado con la bruteza con la cual lo apartó de su cuerpo. Debido al movimiento Kim choco con la pared generando que resonara, incluso uno de los cuadros que descansaba se cayera al suelo asustándolo.
Le miro a los ojos. Estaba enojado. Kim bajo la mirada, arrepentido por haberlo hecho.
—¿Qué mierda te está pasando? —Se puso a mirar a todos lados pensando que los habían estado observando. Al confirmar que estaba vacía respiro tranquilo. —¡¿Te estás confundiendo acaso, idiota?! —Estaba alterado, y lo suficiente como estallar en cualquier momento.
—Creí que... que asi usted me perdonaría por lo que he hecho...
—¡¿Qué?! —Carcajeo burlándose. — ¡Carajo, eres increíble! ¡Tienes del año que te pidan!
—Pero usted...
—Sera mejor que te vayas a dormir y me dejes en paz. —Respiro hondo.
—No pensé que le molestaría... —Le miro asustado al oírlo maldecir tantas veces.
El alfa soltó una risa.
—Mantengamos la distancia, como cuando nos vimos por primera vez.
—Usted me trata horrible. —Murmuró.
—¿Y cuál es el problema? —Interrogó. Taehyung le miro entristecido. —Olvídate de esto, y ve confesarte o lo que quieras. Idiota... —farfullo antes de irse.
Min le dio la espalda y salió de la recepción, dejándolo solo en medio de la tenue iluminación.
El omega sintió la última lágrima caer.
✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶
El alfa estaba en su cama, acostado, tapado con las sábanas y el cubrecama hasta la cintura. Sus brazos debajo de su cabeza mirando el techo oscuro. Tras haberse dado una ducha de agua fría, logró bajar el problema que se le había hecho hace una hora.
Se pasó la mano por la cara, mostrándose frustrado por lo sucedido con Taehyung en el lobby, pensando en lo idiota que fue al dejar que el omega lo abrazara allí en la recepción, cuando cualquiera pudo haberlo visto y pegar el grito al cielo hasta que Dios lo oyera.
Pero si era sincero, al ver sentido ese pequeño roce, fue suficiente para generar que feromonas y hormonas se desataron como locos esa noche, siendo esa la razón por la cual reacciono de mala manera. Ni él se soportaba su olor a bergamota con geranio inundando su cuarto. Se sentía como un adolescente, era estúpido, pero así era como se estaba sintiendo y se castigaba por ello.
Yoongi se prohibía amar, pues creí que ese era el peor dolor que el humano podía sentir.
El amor, la pérdida y la soledad iban de la mano. Si el ser humano no tenía alguna de estas, se sumiría en la agonía de carecer ellos. El amor es necesario; el sentirte vivo y amado, más aún cuando es recíproco, era algo por lo cual la mayoría era feliz. La perdida, no solo se limitaba a la muerte de alguien, también el perder al quién amas y verlo partir para finalmente dar paso a la soledad.
Era un hecho que Yoongi la disfrutaba, pero nadie aseguraba que Min estando solo era feliz.
Vivía en paz, dentro de la que podía, pero estar solo y querer empezar de la misma manera lo abrumada. Era una buena opción para alejarse de la droga y todo ese mundo morboso, peligrosos y atroz en el que estuvo en su juventud. Apenas salió de la cárcel y caer en esas redes no era algo que realmente no quería. Su propósito solo era vivir con la tranquilidad, tener al que privilegio que perdió hace ya diez años.
En este momento sentía que, desde que se topó a Taehyung, no ha pensado con claridad y se ha estado desenfocando de lo que realmente quería. Estaba peor que un bipolar recién diagnosticado. Era rudo, frío, al rato bajaba la guardia, como hoy, que el omega al que veía como santurrón, le dio abrazo como si fuera un niño de primaria.
—Me lleva... —Yoongi apagó la lámpara y se cubrió el cuerpo con las mantas.
Se dio la media vuelta y se quedó mirando por la ventana que estaba junto a su cama provisoria. La luna le iluminaba su triste y vacío cuarto. Tomo parte de cobertor y se cubrió la cabeza por completo para ahogar y ver si existía el modo de callar sus pensamientos.
A pesar de ello, cada que lo intenta, venía la imagen del omega rodeando su cintura con sus brazos y sus manos morenas y finas, entrelazandose en la zona baja de su estómago sin malas intenciones. Ese simple acto generó una corriente eléctrica diminuta, pero fue lo suficientemente grande para crear una catarsis en Yoongi.
¿Rabia? ¿Molestia? ¿Incomodidad? ¿Satisfacción? ¿Algo de deseo...?
El alfa gruñó. Tomo la almohada y escondió debajo de ella.
Podía dar por sentado que el omega nunca en su vida beso, y que ese roce fue algo que él oyó por ahí o leyó en algún libro de romance. Era demasiado estúpido para seguir dándole vueltas, así que se obligó a callar sus pensamientos y cerró sus ojos para quedarse dormido.
No podía flaquear, menos por un omega como Taehyung.
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