IV: Inocente.

Min salió de la bodega de vino algo mareado, no precisamente por el aroma alcohol, y sí debía de confesar sus pecados ante los ojos y oído de Dios —si es que existe— que bebió sin permiso solo por querer probar o disgustar aquella bebida tan deliciosa. No sabía cómo le hacían, pero esa gente tenía una joya bajo tierra y, más encima, la regalaban.

Si fuera Min se haría un imperio con algunas botellas.

En fin, volviendo a la seriedad del asunto, el alfa había cerrado la bodega como sus cinco sentidos o el único que le quedaba cuerdo, con tal irse a la cama y descansar para mañana seguir trabajando. No podía perder esta buena oportunidad, aunque tampoco comprendía del todo como ese Padre había ofrecido tanto dinero por ser parte del equipo que mantenía la comunidad, le daba igual, solo soñaba con su bolsillo lleno de dinero para largarse y comprarse algo fijo. Por otro lado, el dinero de Choi le tenía bien escondido en su cuarto, cosa de que nadie supiera donde estaba.

—Mierda... —Yoongi tambaleó apoyándose contra la pared del pasillo que le dio con la entrada principal.

Todo estaba muy oscuro, no andaba ni una sola alma, solo era él y fue cuando cayó en cuenta que había perdido la noción de tiempo en la bodega, entre ordenando y bebiendo claramente. Busco las llaves y estas cayeron al suelo, gruño y las recogió mareándose en el proceso.

En sus bolsillos también descasaba una petaca que estaba bajo y porque no, la lleno de vino y camino hasta la salida dando un sorbo. Miro por aquí y por allá y vio un pequeño sendero que daba hacia la zona alejada de la comunidad, precisamente una especie de zona boscosa con árboles frondosos y arbustos. Camino por ahí algo irregular, el alcohol estaba en su sangre haciendo de las suyas por completo.

Un poco más lejos y podía lograr ver el techo de la iglesia con la gran cruz imponente.

«¿Tanto camine?»

Se preguntó entre su ebriedad, rio como bobo, ante la idea de que estar borracho lo hacía algo más activo y logro caminar varios metros lejos, quedándose entre el arbusto sentado y sobre el césped con pequeñas flores blancas. Algo cansado se dejó caer, quedando abrazado por suavidad del césped y caricias de las flores en su cuerpo. La petaca cayó unos centímetros lejos, dejando a Min con las manos vacías y las lleves también se cayeron, lejos de sus dedos. Se quedó mirando el cielo estrellado de esa noche, suspiro.

Hace tiempo que no veía el hermoso cielo nocturno con pequeñas pintas brillantes y pinceladas entre oscuras, alguna leve nube, haciendo del firmamento una obra que digan de apreciar. En la cárcel, veía el techo lleno de moho, hongos y grietas que le hacían pensar que realmente se había arruinado la vida, y era así.

El alfa se arruinó la vida gravemente.
No estudió ni una carrera, no tenía nada. Solo billetes sin sentido alguno. Tampoco sabía que, hacía ahí, realmente, el objetivo principal era clarísimo: conseguir dinero, obviamente, pero trataba de buscar la respuesta de todo lo que quería, y al no tenerla era abrumador.

—Qué triste es mi vida... —Suspiró luego de haberse dicho aquellas lamentables palabras. Cerró sus ojos por un momento, dejando que la brisa nocturna acariciase su rostro y con esperanza de que el alcohol se fuera de su, cuerpo poco a poco.

Entre que el sueño lo asechaba, algunas pisadas sobre el césped lo despertaron de sopetón, poniéndolo en alerta y a la defensiva en caso de que se tratase de alguien peligroso. Sin embargo, lo dudaba, ese lugar estaba lleno de buenos samaritanos. Se quedó sentando, buscando con la mirada y entre la oscuridad alguna silueta de la persona que anduviera como él, tarde por el bosque.

Y fue ahí cuando una silueta se dejó ver detrás de un árbol de tronco grueso. El alfa se colocó de pie de inmediato para encarar a quien lo estuviera esperando. Cuando el responsable de las pisadas del suelo se hizo presente, bufó y sonrió levemente, empujando sus mejillas desde el interior con su lengua.

—Tú... Otra vez. —Se acercó a él.

—Señor Min... —Musitó Taehyung con algo de miedo al ver cómo el hombre de mirada felina se iba acercando al árbol en donde estaba apoyado de hace un rato mirando las estrellas.

—¿Señor? ¿Me veo muy viejo? —preguntó metiendo las manos al bolsillo y sacando un cigarrillo. —Aún asumo que eres menor, te ves... joven, más que yo. —Le dijo sin interés y volviendo a buscar la petaca para sentarse en el suelo.

—¿Qué hace usted aquí? —preguntó caminando hacia Yoongi.

—Oye, ¿no te dije que no te quiero volver a ver? —Le interrogó abriendo la petaca y dándole un buen sorbo. —Tu presencia me molesta. —Hizo una cara de amargura luego de probar el vino.

Kim no era tonto, aunque el alfa lo viera como un típico omega sumiso e ingenuo que tenía poca idea de las cosas que rodeaban. El aroma del vino de la eucaristía, llegó a sus narices, ha estado en la bodega y con solo el olor era suficiente para generarle un mareo. Min olía a él más esa pequeña botella que portaba.

—Acaso está... ¡¿Por qué se está bebiendo el sagrado de vino de la eucaristía?! ¡¿Cómo se le ocurre, señor? —Encaró Taehyung tratando de quitarle la petaca. Sin embargo, Yoongi se puso de pie, intimidándolo por la altura. El omega enseguida baja la cabeza. —N-No puede hacerlo...

—Intenta tocarme otra vez y te corto los dedos, omega inútil. —Amenazó.
Bueno, el alfa seguía igual que siempre, hablándole golpeado y de muy mala manera. Taehyung tampoco quería intentar llevarse bien con él, y que lo perdone Dios por confesarlo, pero no soportaba esa presencia tan oscura.

—¿Acaso nunca has bebido el vino de la misa? —Se burló.

—J-Jamás... Es un acto perverso, mundano, que lleva a cometer actos lujuriosos, depravados o a la juerga. —Le respondió de modo firme, aunque guardado las ganas de levantarle la voz y con miedo.

—Qué intenso eres, un verdadero santurrón. —Min encendió el cigarrillo cerca de la cara de Taehyung, generando que tosiera un poco. —¿Y fumado, lo has hecho?

—No quiero tener cáncer al pulmón por esa cosa. Es un veneno para la salud.
El alfa exhaló el humo en su nariz y luego le dio otro sorbo a la petaca a modo de burlarse del omega. Kim no hizo nada más, sabía que Min era uno de los típicos alfas prepotentes que intimida con la presencia.

—De algo debemos morir, ¿no?

—Pero yo no quiero morir por un vicio malicioso como el que usted tiene.

—Dejemos de juzgarnos mutuamente, por más que me moleste, tendré que llevarme bien contigo, santurrón.

Taehyung negó repetidas veces, pero Yoongi lo jalo de la muñeca, dejándolo en el césped sentado. El omega retrocedió; sin embargo, el alfa lo tomó del brazo apretando la muñeca, mirando sus delgados dedos y manos bastante pulcras. No como sus dedos, toscos y gruesos.

—¡¿Qué hace?!

—La verdadera pregunta aquí es... ¿Por qué me espiabas? —Cambió el semblante a uno más frío.

Al verlo, el omega supo que estaba ya bastante ebrio y no pensaba lo que decía, ni lo que estaba haciendo. Esperaba que Dios lo perdonase por sus actos.

—¡Se equivoca, yo llegué hace mucho aquí! ¡Siempre vengo a ver las estrellas en la noche! —Explicó tratando de salir de las garras del alfa.

—Y yo soy sacerdote... —Río.

—¡Deje irme! —gritó histéricamente la verdad que Min forzaba mucho más hasta empezar a doler. —¡Usted es desalmado como se le ocurre una atrocidad como esa, usted es malo!

El alfa se reía al ver el semblante de terror del chico menor que lo miraba rogando por su vida. Min le lanzó la mano lejos de él, dejando a Taehyung bastante descolocado por la actitud del mayor. Lo miro reírse y más extrañado estaba por su actitud.

¿Cómo el Padre Baek fue capaz de darle trabajo a un hombre como él?

Taehyung se puso de pie para irse, pero Min insistió, y lo tomo del brazo para darle vuelta, mirándose ambos cara a cara.

—¿Acaso no puedo ser malo? —Interrogó con la mirada llena de molestia. —Después de todo, soy un demonio. —El omega rubio parpadeó un par de veces. —Te consideras puro, pero te creo, después de todo, esa cara y tu manera de ser apunte de que eres el omega virgen y devoto de Dios. ¿No es así? —Le susurró sonriendo.

El rubio parpadeo un par de veces algo descolocado.

—N-No siga...

—Los omegas como tú son particularmente de mi gusto. —Kim tembló más cuando el alfa posó su pulgar sobre su belfo inferior.

Taehyung apenas si podía respirar bien por culpa de las feromonas que comenzaban a hacerse presente en el ambiente. Tanto como las del alfa como las del omega, haciendo una extraña mezcla de aromas buscando el protagonismo sobre el otro. Y ni hablar de su cara era un verdadero poema, y por ellos, Min estallado de risa burlándose del omega.

Apenas se alejó del rubio, este volvió a respirar con normalidad y Yoongi lo miraba sin dejar de reírse de manera pesada, socarrona que irritaba al omega. En serio era para creer que estaba demente, pero no era así, solo estaba más que ebrio y Kim no podía caer en el juego de alguien como él, con tan malas intenciones.

El rubio se quedó temblando por un par de segundos más, tratando de asimilar lo que acababa de pasarle con el alfa en plena noche dentro del bosque que estaba alejado de Sawon Mun. El omega miraba de vez en cuando el cominillo queriendo irse, pero le preocupaba que un borracho como era el alfa le diera un coma etílico en medio sendero. Por más incómodo que fuera estar con él, no podía darle la espalda, no se le enseñaron a ser así. Un mal prójimo.

El alfa se acercó por una vez más con una sonrisa socarrona tallada en su rostro, una mezcla de burla y la ebriedad por la que estaba pasando. Min por un momento levanto su mano para posar sus dedos en la barbilla delgada de Taehyung, generando que se estremeciera un poco.

—¿Qué pasó? ¿No toleras las bromas?

—No tiene derecho a ser así conmigo, mucho menos a... tocarme. —Le apartó la mano de golpe.

—¡Ya, ya! No llores tampoco. —Le dijo burlón viendo como el omega retrocedía asustado hasta el sendero.

—No vuelva a acercarse de esa manera perversa a mí. ¿Oyó? —Encaró, abrazándose así mismo.

—¿Por qué te afecta tanto? —preguntó apagando el cigarrillo. —Después de todo, para eso estamos hechos: reproducirnos, llenar este maldito país de gente que sirva en la sociedad. Omegas y alfas, tarde o temprano vas a conocer alguien de quien te vas a enamorar y con quien tendrás que coger para darle cachorros y sentirte un "omega realizado". Así funciona la vida.

—¡Ya fue suficiente! —Le gritó molesto. —¡Yo jamás haré eso porque le debo mi vida a mi comunidad y nada más! —Encaró. —¡Vivo aquí desde que tengo memoria y lo mínimo que les debo es mi devoción y servicio, usted solo es un alfa malo, grosero, pecador... que daña con sus palabras soeces! — Apretó sus manos mirando a Min. —Sé que sus intenciones son el dinero, ¿y sabes qué? ¡Espero que se vaya pronto de aquí porque es un mal para la comunidad!

Yoongi no se inmutó, de hecho, ahogaba su risa internamente, pues ver al omega enojado y algo sonrojado por la furia lo entraba divertido, era como un contraste a la personalidad del omega amable y acatado que pintaba Taehyung durante el día. Admitía que era armas, tomar.

—Vaya... ¿Con que si tienes personalidad? —Lo miro. —Bueno, me aburriste, tengo sueño y estoy muy ebrio que oírte harán que bote los tres litros de vino que me bebí. —Yoongi camino por su lado golpeándolo suavemente por el hombro. —Hacen un buen vino, no los desperdicien. —Elogio falsamente.

Taehyung vio como el hombre desapareció entre los árboles y arbustos, iba algo lento debido a que cada paso era un tambaleo más debido al vino aún en su sistema. El rubio miró en donde estaba el alfa, hace un rato y allí vio un pequeño objeto de cuero y negro. Se agachó y lo abrió, había pecado de entrometido, pero le llamaba la atención saber la edad del hombre o cuando nació, no era con malas intenciones.

Al abrir encuentra la identificación de Yoongi que colocaba apellido y nombre, edad, fecha de nacimiento y número de identificación. Había pocos billetes, pero lo que más capto su atención fue una especie de tarjeta que era de la prisión. Taehyung se sorprendió, y más cuando vio que estaba el número de cuando era recluso y una foto de él encerrado. Lucia más joven.

Entonces recordó las palabras de la madre.

«Quizás el chico busca una segunda oportunidad».

¿Qué fue lo que hizo para caer en un lugar lleno de perversión y maldad?

✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶

Dos días después.

La mañana abría con un cálido sol alumbrado cada rincón de Sawon Mun. El sol era molesto y las cortinas con suerte tapaban los rayos de luz. Kim abrió sus ojos poco a poco tratando de acostumbrarse a la iluminación de la mañana. Apenas se sentó en la cama, sintió una extraña sensación en su cuerpo. Se tocó la frente y esta estaba algo sudada y caliente de temperatura; estaba a pocos días de su celo. Suspiro cansado y sabía que pronto llegaría el momento de irse al santuario para pasar esos cuatro días que le duraba el celo a Kim.

El chico de mala gana se levantó para comenzar su día, a veces se ponía de mal humor cuando llegaban esas fechas, era casi como un castigo divino por haber nacido así y estaba bien, lo aceptaba. Se levantó para alistarse y comenzar su día de labores en la comunidad, y como cada mañana se quedaba viendo el techo de su cuarto, pensando en su vida, en pocas palabras.

Apenas tenía veinte y cuatro años y sentía que no ha logrado grandes cosas como la mayoría de la gente de su edad. No significaba que culpaba a su comunidad, solo que entregarse a ella era un sacrificio que le gustaba, pues cuidaba de los niños que aún no tenían una familia y del mismo modo en varias tareas aportaba. Le fascinaba la calma que había en la comunidad, las veces que baja al centro de Mooji se abruma por la cantidad de gente, personas sin cuidados, sobre todo alfas. Alfas que lo ven con ojos lujuriosos, que solo desean poseerlo de la peor manera.

Lamentablemente, no logro dar el examen para ingresar a la universidad, pero sí acabo con excelencia sus cursos. Si le preguntaban, a Taehyung le encantaría estudiar enfermería. La idea de ayudar a las personas, brindarles la atención y el cuidado que merecían le gustaba micho y le fascinaba de hecho todo lo relaciones con la anatomía. Taehyung leía en los libros que era una maquina perfecta, que controlaba cada sistema de nuestros cuerpos. Y solo quería saber más y especializarse en ello, solo que era lejana aquella idea.

El deseo y las ganas estuvieron, solo falta que el padre Baek le dieron el permiso de ir, pero inténtalo era tiempo perdido y bueno, Kim aprendió a vivir con el sueño y a no cumplirlo. Adoraba su comunidad y desde entonces, que se ha dedicado a ella.

Al salir de su cuarto se topó con algunas compañeras que llevaban ropa y sábanas a la lavandería, ese día no sabía muy bien que hacer, así que se daría un par de vueltas para encontrar algo, lo que fuera, menos estar cerca del alfa loco que llego a la comunidad.

Caminando por allí vio a su amigo, Jungkook, se alegró de verlo, pues Jeon solía salir en las semanas a estudiar a la universidad y visitaba la comunidad los fines de semana para ayudar e ir a misa con sus padres.

Jungkook se debe decir que era un alfa ejemplar. Carismático, caballeroso, responsable, fiel a Dios y a la comunidad, él era parte importante, ya que solía ser parte de la banda en las misas, tocaba la guitarra y lo hacía bastante bien, sumándole a ello que venia de una buena familia que vivía en Busan y de vez en cuando visitaba Sawon Mun para brindar sus amabilidad. 

Jeon Jungkook es alfa, de aquello conocidos como raza pura. Madre y padre alfa, ambos. Era alto, cabello oscuro y siempre bien peinado. La mayoría de veces traía puesta una camisa simple, jeans y tennis cómodas para andar. La voz era dulce, pero a la vez demandante y su personalidad que era soñada para algunos y algunas. Se puede decir que es el estereotipo de alfa perfecto para cualquier omega que desease estar con él. 

Aunque toda blanca paloma tenía sus defectos y Jungkook tenía sus demonios internos que no compartía con nadie por nada del mundo.

Sí, sentía como todos, y  él admitía sentir algo más por el joven omega rubio que vivía en Sawon Mun. Ese alguien era Taehyung, el omega de la comunidad, el único que logro generar en el él algunos latidos en su corazón, cada que lo veía, desde que era niño, sentía un afición hacia el omega; cuidarlo, amarlo y quererlo, eso era lo que más anhelaba él y su alfa. 

Cada que se topaba con el omega, su mirada oscurecía, con el imponente deseo de poseerlo solo para él. Marcarlo, besarlo, tocarlo, disfrutarlo de pies a cabeza y sentir el calor envolvente de todo omega, pero Taehyung no era como los demás, era diferente, especial, puro y deseable. Lo quería absolutamente todo de él. Pensaba que, esperar el celo suyo o del omega sería ideal, sin embargo, Kim derrochaba inocencia y era demasiado ingenuo, asi que no sabia nada de lo que era un celo y lo conllevaba atravesar esa etapa llena de cambios para su débil cuerpo. 

No estaba a favor de oprimir en una sala el celo, encerrado por cuatro días, era estúpido. Aquellos días eran los mejores, más cuando había buena compañía y quien mejor que un omega como Taehyung o era lo que deseaba que pasara.

Sabía que el pecado de la lujuria era el peor visto, le daba igual, con un padre nuestro y un simple perdóname, padre, porque he pecado lo arreglaba todo y su supuesta fe. ¿Pero a quién le importaba? Mientras fuera el alfa que su familia deseaba, Jungkook podía hacer y deshacer a su antojo, sin el ojo de la sociedad sobre él. Ya con haber nacido alfa, gozaba del pleno privilegio y del eterno perdón de la jerarquía.

—¡Tae! —Jungkook levantó la mano saludando a Kim.

—¡Llegaste! —Kim lo abrazó con fuerza. Lo había extrañado, a veces le hacía falta su amigo para contarle lo que ha pasado.

Jungkook olfateó el cabello de Taehyung de manera sutil. Tratando de que sus fosas nasales captarán y guardarán cada particular de aroma del omega. Suspiro fascinado al sentir aquellas notas de naranja mezcladas con uno particula que era el sándalo. Se aferró a su cuerpo buscando impregnarse del omega. El chico solo creyó que lo había extrañado mucho, debido a ese prolongado abrazo que el alfa le estaba dando. O tal vez, Taehyung era demasiado inocente como para darse cuenta de las verdaderas intenciones de Jungkook.

—¿Harás algo hoy? —preguntó apartándose del omega.

—Lo de siempre y luego estudiaré para mis clases de francés que hace la madre Lee. —Contó caminando por el pasillo.

—Te acompaño, puedo ayudarte a estudiar y mañana te acompaño. Me gusta mucho cuando hablas en francés. Es lindo. 

El rubio sonrió agradecido.

—Me encantaría, ¿te quedaras por más días? —preguntó ilusionado.

—Solo hoy y mañana, luego me voy por temas de la universidad. —Explicó.

—Entiendo... —Contesto cabizbajo.

—¿Sucede algo malo? ¿No quiere que me vaya? —Su mirada se poso en el omega, ilusionado, pensando que quizás había esperanza.

—Es que pensaba que podíamos juntarnos con Hoseok, como cuando éramos niños, pero estudias mucho y debes cumplir con tus responsabilidades, Jungkook. —Le dijo sonriendo cambiando su semblante.

—S-Sí... tienes razón.

Mientras iban por el pasillo. La puerta del cuarto del final se abrió dejando ver al alfa azabache con el que Taehyung no ha tenido una buena relación. Jungkook no lo conocía, pero podía sentir una mala vibra que emanaba aquel extraño alfa de tez pálida.

Kim se detuvo y camino hacia el lado contrario. Jeon lo tomó del brazo y lo detuvo.

—Bajemos por ahí, el comedor queda cerca...

—N-No... Yo no quiero ir por allí... —Miró de reojo a Min que cerraba con llave del cuarto.

Jungkook asumió que tenía que ver con ese hombre.

—¿Te hizo algo? —Taehyung lo miró algo asustado. —Tae, ¿se sobrepasó contigo? ¿Te dijo alguna cosa fuera de lugar?

El rubio no tuvo tiempo de responder porque Jungkook ya había caminado en dirección a Yoongi quien se quedó extrañado al ver otro tipo allí, y más que iba como toro contra él. El alfa no se movió y espero a topárselo cara a cara para ver que necesitaba.

El omega trató de detener al alfa, pero este no cedía ante las peticiones del chico.

—¿Quién eres y qué haces aquí? —preguntó agresivamente hacia el alfa.

Min alzó una ceja.

«¿Y este quién carajos es?»

—Hola, buenos días. —Emitió un tono sarcástico que molestó a Jungkook. —Así se saludó a la gente. ¿O no te lo enseñaron?

—¿De dónde vienes? —Ignoro el llamado de atención.

—¿Y a ti que carajos te importa de donde vengo? —Le respondió de modo hostil y a la defensiva.

—Basta... —Taehyung lo tomó del brazo jalando a Jungkook para irse del pasillo.

Min al verlos juntos supuso que eran pareja. El chico, vio que era un alfa y no solo por su porte, sino por el aroma territorial que desprendía y su expresión dura. Casi que podía imaginárselo lanzándose contra él para arrancarle la vena yugular del cuello. Pero bueno, a Yoongi no le daba miedo, ni generaba una emoción negativa como para salir huyendo y bajar las orejas como un cachorro asustado, le daba igual, el solo iba a cumplir con sus labores y desaparecer toda la noche para descansar.

—¡Ah! ¡Ya veo que pasa! —Exclamó el alfa metiendo las manos al bolsillo. —Es tu novio y actúa como idiota celoso. —Rodó los ojos.

El rubio negó.

—Es mi amigo, no mi novio. —Negó Jeon tensando su mandíbula. —No hables sin saber.

—No necesito saber nada por que importa un comino, como sea, me largo. —Min le dio la espalda, comenzando a caminar hacia las escaleras para bajar.

Ese día el Padre Baek lo cito a su oficina para darle una labor en la que ha querido trabajar en la iglesia. No sabía que era, pero si había dinero, le interesaba. Jungkook se quedo refunfuñando ante la actitud de aquel desconocido hombre que le cruzo por sus nariz, con actitud prepotente y vocabulario que no era aceptado en al comunidad. 

—¡No te quiero cerca de Taehyung! —Soltó de repente alzando la voz.

Min lo miró por encima de hombro y con gesto burlesco.

—Como quieras.

Jungkook se quedó molesto por la presencia del alfa. No le había caído bien y eso que ni siquiera lo conocía del todo. Con solo ver su rostro, podía saber que era alguien de no confiar.

—No hagas eso, Kook. No te metas con él. —Advirtió.

—¿Y por qué no? —Lo miro sin comprender.

—Solo... No lo hagas.

✶⊶⊷⊶⊷❍ ✟ ❍⊶⊷⊶⊷✶

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