Reflejos de lo No vivido

Conduje hasta Kaiba Corp. con la mente llena de pensamientos tristes y sin darme cuenta había llegado. Al cabo de unas horas uno de mis proyectos ya estaba por terminarse y yo seguía sin querer irme de mi oficina, simplemente no quería pensar en la boda por lo que prefería seguir trabajando y distrayéndome.

—Maldición, esto no queda a menos que integre una pieza especial —con un suspiro decidí tomar los planos finales del juego en el que trabajaba y junto a algunos papeles me dirigí a la oficina principal—. Kaiba, necesito una consulta.

—Habla rápido, entraré a una reunión con inversionistas en 15 minutos —respondió guardando algunos papeles en su portafolio.

—Bueno, se trata del proyecto 39036-Y...

—Si lo que quieres es más presupuesto la respuesta es sí. —me interrumpió— Tus proyectos siempre triplican en ganancias el costo de manufactura así que puedes gastar el doble de tu presupuesto cuanto mucho. Te haré llegar el cheque en dos horas.

—Oh... está bien.

—Una cosa, ya que viniste quiero comentarte algo importante: mi reunión dentro de unos minutos es para designarle un proyecto a alguno de los trabajadores de Kaiba Corp., se trata sobre unos videojuegos para la empresa Kiavun en Nueva York y mi primera opción eres tú.

—¿¡Yo!?

—Eres de mis trabajadores más eficientes. ¿Aceptarías ir a Nueva York si el acuerdo se firma?

—¿Por cuánto tiempo?

—El proyecto se estima durará 2 años en planeación, si les convence tu trabajo quizás te incluyan en el desarrollo. Dudo que no les agrades por lo que realmente tu estancia ahí será por tiempo indefinido.

—Indefinido... —susurré

—Estarás ahí mientras el juego aún no se haya lanzado, calculo que al menos estarás ausente de Japón por unos 7 u 8 años. Iré a visitarte cada seis meses para supervisar algunos avances ya que al final el juego será una colaboración entre ambas empresas.

—Entiendo...

—Considera mi oferta, es una oportunidad única o por lo menos escasa. Tienes hasta el viernes de la próxima semana para pensarlo y darme tu respuesta ya que los inversionistas se van un día después de eso y para entonces la persona designada en la junta de hoy deberá partir con ellos para comenzar a trabajar de inmediato. Si dices que no, debo pensar en mi segunda opción.

—Mi amor~—entró mi amigo rubio de la nada por las puertas de la oficina avergonzándose al instante por la manera de mencionar tal seudónimo frente a mí—. Perdón, no sabía que tenías reunión...

—No es nada formal, pero agradecería que en un futuro pudieras tocar antes de cruzar la puerta —parecía un regaño, pero Kaiba no lo decía con esa intención. Su personalidad era así y eso era algo que Joey y yo sabíamos muy bien.

—Si... lo lamento Kaiba. —se rascó la cabeza apenado.

—No importa —respondió después de un breve suspiro— ¿Se te ofrece algo?

—Oh, sí, bueno antes que nada, hola Yugi —sonreí en respuesta y él reanudó su conversación con mi jefe—. Vine a decirte que se nos hace tarde para nuestra cita en... ese lugar. —recalcó esa palabra con la intención de mantener oculto el lugar ante mi presencia.

—¿Qué lugar? —cuestionó Kaiba con una notoria confusión.

—Ya sabes. Ese lugar al que debemos ir para probarnos esas cosas que nos pondremos en ese evento.

—Joey estoy por entrar a una reunión en cinco minutos así que lo que tengas que decir dilo ya. —Queriendo o no, mi amigo tuvo que hablar no sin antes suspirar profundo y desviar su mirada de la mía para hacer menos la culpa que sentía por hablar del tema delante de mí.

—Me refiero a que llegaremos tarde a la boutique donde compraremos nuestros trajes para la boda de Atem. —su cambio de tono en la voz me confirmó lo incómodo que estaba por decir eso en mi presencia.

—Ah... eso —se aclaró la garganta mientras me daba un vistazo rápido—. No podré ir hoy pero adelántate y compra el tuyo. Tengo una reunión con inversionistas y realmente voy tarde así que...

—Si, si —sonrió a su pareja—. Ya vete.

Kaiba tomó su portafolio y un par de carpetas de su escritorio para posteriormente despedirse de mí, darme un par de indicaciones, besar a su novio y marcharse de su oficina. Indudablemente el ambiente se pondría algo tenso e incómodo, pero no tenía por qué ser así, después de todo Joey no tenía la culpa de nada.

—Joey... —hablé y llamé su atención después de un breve silencio en cuanto Kaiba se fue— esto no tiene que ser incómodo para nadie. Atem se va a casar y aunque me duela es la verdad, no te sientas incómodo por hablar con la realidad. La verdad es que prefiero eso a que me maquillen todo con colores arcoíris.

—Que el arcoíris... ¿no es tu color? —bromeó con intención de relajar el ambiente lo cual extrañamente logró, pero no de una manera práctica. Aun así, logró sacarme una sonrisa y una mirada que le decía lo tonto que era el chiste— Ok, sí. Fue un chiste raro, pero al menos te hice reír —se encogió de hombros mientras yo negaba con la cabeza y rodaba los ojos.

—A veces eres un idiota, no sé cómo Kaiba te soporta —bromee con él y este rió.

—¿Qué puedo decir? Soy muy guapo, por eso Kaiba me ama.

—Si claro...—miré el reloj— mi hora de salida ya llegó. ¿Quieres que te lleve?

—¿A la...?

—Sí. A la boutique. Además, yo también necesito un nuevo traje, el único que tengo es el de mi graduación de la universidad.

Llegamos a la boutique más rápido de lo que yo pensaba. Algo en mi interior me decía que el haber ido ahí era una mala idea, pero a pesar de eso me bajé del auto y entré junto con Joey al establecimiento.

El interior era elegante lo cual no me sorprendía ya que si Joey y Kaiba iban a venir juntos lo más seguro era que Kaiba fuese quien eligiera el lugar donde comprar los trajes. Había un candelabro en el techo justo al centro de la tienda y la verdad se veía bien, pero eso solo era señal de que la ropa ahí superaría mi presupuesto para un traje que seguramente usaría una sola vez.

—Hola, bienvenidos a "Silk Palace" ¿Puedo ayudarles en algo? —nos interceptó una señorita elegantemente vestida como el resto de empleados en esa tienda.

—Hola, gracias —respondió Joey—. Yo tengo una cita a nombre de Seto Kaiba para verificar las medidas de un traje y mi amigo vino para ver si hay algo que le quede.

—Entiendo. Bien. Por favor pase por aquí para verificar su cita y posteriormente lo acompañaré a verificar su traje. Mientras tanto, si así lo desea, su amigo puede pasar a la sección de trajes para mirar si algo le es de su agrado.

—Me parece bien —respondió Joey y me miró a mí para tomar mi parecer. Mi respuesta fue una sonrisa y asentir con la cabeza— Genial, entonces adelántate y te alcanzo en un rato.

Mientras él acompañaba a la señorita, yo me adentré más en aquella lujosa tienda esperando encontrar algo acorde a mi presupuesto. Admito que el buen diseño y calidad de la ropa compensaban los altos precios, pero seguía creyendo que era demasiado. No sé cómo Joey se pudo acostumbrar a una vida tan lujosa al lado de Kaiba, yo no podría, quizás es por eso que el destino no me permitió estar a tu lado. Un momento ¿Qué estoy diciendo? Parece que solo me interesas por tu dinero. Esta situación ya me afectó mucho, estoy diciendo tonterías.

Pasé por un pasillo de vestidos y trajes de graduación y me transportó siete años atrás, justo al día en el que te dije adiós y desperdicié una oportunidad más para confesarme.

Recuerdo que al terminar la ceremonia todos corrimos al baño para acomodarnos el pelo, guardar nuestras togas y alistarnos para el baile de graduación que sería en el auditorio de la escuela.

—Oh là là~ —comentó Joey que se encontraba en el baño frente al espejo de los lavamanos conmigo en ese momento—. Vienes con todo para conquistarlo ¿No? —me empujó levemente con la cadera.

—No digas tonterías —le reclamé sonrojado—. Además, tú vienes más elegante que yo y nadie te dice nada.

—Eso es porque a diferencia de tí yo no escondo lo que realmente soy —me guiñó el ojo y yo solo lo miré indiferente respecto al tema.

—Y según tú ¿Qué soy que tanto escondo? —pregunté de la misma manera en que lo había mirado.

—Pues —comentó con un tono burlesco sin la más mínima intención de ofender—... eres un adorable chico gay de closet el cual está enamorado de uno de sus mejores amigos y no se atreve a decirle nada por alguna razón que quizás ignoro.

—¡Cállate! —coloqué mi mano en su boca— Idiota, alguien pudo escucharte —reclamé sonrojado—. No es tan fácil como lo haces ver, realmente es muy difícil. ¿Qué pasa si cuando le diga me dice que no siente lo mismo? —mi amigo rodó los ojos y retiró mi mano de su boca.

—Sin duda te van a romper el corazón al menos una vez en tu vida, pero la verdad creo que es mejor arriesgarse a intentar ser algo, a no arriesgar nada y perderse de algo que pudo ser.

—Que fácil es decirlo.

—Quizás sí, es más fácil decirlo que hacerlo, pero eso no me detendrá —me miró con una sonrisa—. Y no debería detenerte a ti tampoco.

—¿Qué harás? ¿Al fin le dirás a Kaiba?

—Así es —sonrió con aires de esperanza.

—¿No te da miedo?

—Kaiba puede ser frío y serio, pero no es una mala persona —sonrió de nuevo.

—No me refiero a...

—Lo sé —me interrumpió— Quizás me rechace, pero al menos quiero intentarlo. Si va a doler, al menos que valga la pena ¿no?

Su sonrisa de esperanza y satisfacción me persiguió toda la noche y no solo eso, sus palabras me torturaban a cada paso y sobre todo cuando te miraba a tí. La mayoría de chicas te pedían un baile y cortésmente aceptabas. Admito que me daban celos, pero más que nada envidia. Ellas podían pedirte una pieza de una manera tan natural, pero si yo lo hiciera seguro me mirarían raro y prefería evitar esas miradas de desprecio.

Joey por otro lado parecía indiferente a los comentarios que pudieran surgir sobre él. Sin prisa ni pausa se declaró a Kaiba y sorprendentemente le dijo que sí. Joey no tardó en jalar a su nuevo novio al centro de la pista de baile y justo a tiempo para una canción romántica. Que envidia. Definitivamente me hubiese gustado bailar esa pieza contigo.

Casi llegando al final de la velada nos pediste a tus amigos más íntimos que te acompañáramos fuera del auditorio a las puertas de la escuela sin imaginarnos la triste noticia que nos querías dar.

—¿Te vas? —cuestionamos algo sorprendidos ante la noticia de que te irías de la ciudad y el país esa misma noche.

—¿A dónde?

—¿Por qué?

—¿Cuándo volverás? —pregunté tímidamente y con una tristeza interna. Tú solo sonreíste melancólico.

—Estaré en Egipto por un tiempo, realmente no sé por cuánto. Ahora que terminé la universidad mi padre quiere que me encargue de una de sus empresas allá.

—¿Y te vas esta noche? —cuestionó Joey.

—Sí. Yo-

—¿Porqué no nos dijiste antes? —interrumpió Tea.

—Me acabo de enterar de esto ayer. Mi padre me quiere lo más pronto posible en Egipto debido a unos asuntos de importancia que no pueden esperar más. No les dije nada antes porque no quería arruinarles el momento con mi partida. —sonreíste con melancolía, podía verlo en tus ojos. Querías quedarte, pero tú siempre dijiste que la familia es primero y además siempre habías anhelado este día, el día en el que te convertirías en la mano derecha de tu padre.

—Dile~ —me susurró Joey al oído.

—¿Qué? No. ¿Ahora? —hablé de la misma manera.

—Si no es ahora ¿cuándo? —te miré. Contemplé por un breve instante el cómo nuestros amigos se despedían de tí y te deseaban lo mejor— Ve —me empujó y yo avancé hacia tí. El piso se me movía, mi corazón se salía de mi pecho.

—Atem —llamé tu atención— Yo...—miré a todos. Miré a Joey— Antes de que te vayas, yo... quiero decir— Tea se dio cuenta de la situación y con su mirada me animó a continuar, pero no fue suficiente para mí. A mi mente vinieron muchos escenarios posibles, me dio miedo arruinar tu futuro de alguna absurda manera que mi mente planteó.

—¿Si? —insististe que prosiguiera. Parecía que había algo que quisieras escuchar, o quizás era solo mi imaginación, pero ¿yo realmente quería decirlo?

—Yo quiero... Yo te quiero —ahora me arrepiento profundamente de ser tan cobarde— ...Yo te quiero desear un buen viaje y... realmente espero que te vaya muy bien. Aquí todos te vamos a extrañar. —Mi sonrisa guardaba el secreto sentimental que aún no estaba listo para revelarte. Aunque siendo honestos, nunca lo estuve y cuando pensé que lo estaba ya era muy tarde.

Joey tenía razón esa noche -es mejor arriesgarse a intentar ser algo, a no arriesgar nada y perderse de algo que pudo ser-. No sé si ese algo pudo darse entre nosotros, pero sí sé que no me atreví a arriesgar nada por intentarlo. Solo queda el arrepentimiento, pero eso ¿de qué me sirve? Te vas a casar y mi arrepentimiento no lo va a evitar.

—Ha estado mirando mucho tiempo ese traje de graduación. Acaso ¿le trae recuerdos? —la voz de aquella persona me sacó de mis pensamientos, lo cual agradecí pero, no esperaba toparme contigo.

—¡Atem!

—¿Y esa reacción? —reíste ante mi sobresalto— No esperaba verte por aquí. —Así que mi mal presentimiento de cuando llegamos a la tienda eras tú...

...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top