La mirada de la novia

Pasaron dos días desde que me pediste ser tu padrino, yo estaba peor que nunca y, mientras tú estabas entusiasmado por todo, yo estaba más que desanimado. Me sentía vacío y aunque obviamente me alegraba por ti, mi estúpido corazón no dejaba de llorar.

—¿Este pastel te parece bien? Creo que este se vería mejor.

—Es tu boda, tú eliges los detalles —sonreí y pasé a la siguiente página del catálogo de pasteles de boda.

Durante estos dos días me habías contado la historia completa de lo sucedido tras tu partida de Domino. Habías conocido a tu prometida en Egipto, tierra natal de tu padre y dónde habías estado los últimos años trabajando en una de las empresas de él; al parecer su amor fue a primera vista, se volvió un amor incondicional y han convivido por más de dos años como pareja.

Decidieron casarse en Japón ya que querías pasar página en tu lugar de nacimiento, donde creciste y donde tu madre había vivido gran parte de su vida hasta que falleció. Aunque también dijiste que querían casarse aquí debido al clima y costumbres, ambos se sintieron más cómodos con esto.

—Oh, casi lo olvido, hoy arriba la novia —dijiste con una sonrisa boba, pero te veías muy tierno con esa mirada perdida—. Ya que eres el padrino, ¿qué tal si vamos ambos a recibirla al aeropuerto?

¡¡No!! ¡¡¡No quiero!!!

—Claro, sería un placer —sonreí falsamente.

¿Qué haces? ¡Idiota! ¿¡Eres masoquista!?

Conduje hacia el aeropuerto ese mismo día y alrededor de las 07:00 pm el avión donde la novia venía aterrizó en la pista.

—¡¡¡Amor!!! —Gritaste y yo ilusamente voltee a tu llamado para después lastimarme recordando que no era yo quien merecía tal seudónimo.

Una chica de cabellos cortos, castaños y desacomodados, piel canela y ojos azules corrió hacia ti y te abrazó del cuello depositando un beso en tus labios. Admito que me dio envidia. Me tragué el nudo en mi garganta y apreté mi puño demasiado fuerte que incluso me dejé marcas en las palmas.

—Yugi — dijiste acercándote a mí en compañía de ella— te quiero presentar a mi prometida, Mana.

—¿Tú eres Yugi? Vaya honor conocerte —mencionó entusiasmada y feliz —, Atem me ha hablado mucho sobre ti por lo que sé que eres el mejor amigo de mi futuro esposo —tomó mi mano y juntó las suyas— y realmente espero que tú y yo también lleguemos a ser muy buenos amigos.

¡¡¡Ni muerto!!!

—Eso sería genial —sonreí.

—Por cierto Mana, también debo mencionar que tienes frente a ti a mi padrino.

—¿En serio? ¿Entonces aceptó? ¡Eso es genial! —Me miró contenta y me abrazó—. Oh, por cierto, durante todo el vuelo pensé en que tus amigas Tea y Mai fueran parte de mis damas de honor, ¿qué opinas Atem?

—¿Ellas por qué? Digo, no me molesta pero me gustaría saber el motivo de tu decisión.

—Es que... son tus amigas más cercanas y tú les tienes mucho aprecio según me has dicho, además quiero convivir con ellas y formar amistades, después de todo, ya que seré tu esposa, quiero llevarme muy bien con todos aquellos que sean importantes para ti. Y eso te incluye a tí también —me miró sonriendo.

Podía odiarla si quería pero era imposible, su alegría realmente era contagiosa y no había una sola pizca de mentira en sus palabras; parecía que realmente quería formar amistades con todo aquel que fuera importante para tí, Atem, incluso cuando ella y yo estábamos a solas nunca dejó de ser tal y como era frente a tí. Era amable conmigo y sonreía por todo, incluso en momentos de tensión.

—¿Tu dama de honor? —Preguntó Mai sorprendida ante la propuesta que Mana y tú le hicieron, justo al día siguiente de que Mana llegara a la ciudad—. ¡Me encantaría!

—¿¡De verdad!? ¡Muchas gracias Mai!

—Ay, no es nada. Atem es mi mejor amigo y tú te convertirás en su esposa, lo que me convierte en tu nueva mejor amiga.

—¡¡¡Sí!!! Hay que ir a tomar algo uno de estos días.

Parece que Mai se lo tomó muy bien, de hecho, se alegró mucho a diferencia de cuando se lo pidió a Tea...

—¿Quieres que sea tu dama de honor?

—¡Sí! ¿Puedes, puedes, puedes? Porfa⁓...

Tea no sabía qué decir, ni siquiera se atrevía a verme, pero al final lo hizo y, en cuanto me miró, yo asentí con una sonrisa y ella suspiró.

—Sería... un privilegio formar parte de tus damas de honor.

—¡¡Muchas gracias!! —La abrazó tan fuerte que creí rompería a Tea y eso que ella era más alta que Mana—. Bien, Tea y Yugi, ¿quisieran ir conmigo al centro de Domino? —Nos preguntó separándose de Tea.

—¿Ahora? Pero debo ir a una cita

—Vaya, ¿huele a otra boda?

—Ya quisiera —te respondió burlona— me subieron la renta por lo que estoy considerando la mudanza. Pero aún no encuentro un buen lugar. —comentó desanimada. — Mi cita de hoy es con un agente en bienes raíces que me mostrará algunos apartamentos cerca de mi trabajo —seguidamente miró a Mana— ¿A qué quieres ir al centro?

—Oh, bueno, quiero ir a ver si mi atuendo está terminado

—¿Vas a ir a ver el vestido?

—Así es corazón —te respondió.

— Bien, mientras tú checas eso yo iré por los anillos. Quedan menos de dos semanas para la boda y necesito verificar que estén listos.

—Es estupendo. —nos volteó a ver casi suplicando.

—Supongo que puedo posponer la cita con mi agente...

—¡Genial! oh, quizás no debas posponerla. No creo que nos tome mucho tiempo —sonrió— bueno, en marcha. Estoy segura que mi vestido ya está terminado.

•••

—Aún falta más de la mitad.

—¿Qué?

—Lo lamentamos señorita, pero los pedidos han sido demasiado complicados y aún no tenemos listo su vestido de novia.

—Pero lo ordené hace dos meses, ¿cómo es posible esto? —Cuestionó demasiado calmada a diferencia de la chica que atendía la tienda—. Mi boda es en menos de dos semanas, ¿realmente no puede hacer nada?

—Lo lamentamos de verdad. Le regresaremos el adelanto que depositó, hasta el último centavo en compensación. Mil disculpas.

—Muy bien —dijo después de soltar un suspiro—, gracias por su tiempo —mencionó y los tres salimos de la tienda de vestidos de novia para caminar en dirección a la derecha—. Lamento que hayan venido conmigo en vano. Sobre todo tú, Tea. Al final cancelaste tu cita para nada.

—Yo soy quien lo siente, no tienes vestido aún y falta poco para la boda —consoló Tea.

— Bueno, hay más tiendas en Domino, estoy segura que encontraremos algo bonito —sonrió. Estaba sonriendo aun cuando no tenía vestido y faltaba poco tiempo para su boda—. Bien, guíenme.

—Claro —dijo Tea sonriendo.

Nos dirigimos a un montón de tiendas durante el resto del día y parte del siguiente, pero no lográbamos encontrar nada que le quedara del todo bien. Estos últimos días que han pasado desde que me enteré de la boda han sido los peores de mi vida y no es por ella, digo, me trata bien y es amable con todos, pero definitivamente es una tortura estar junto a la futura esposa del hombre que amas.

—Si no encontramos nada lindo hoy tampoco, mañana vendré sola a seguir buscando. Siento que ya les quité demasiado tiempo a los dos.

—Tú céntrate en encontrar algo bonito y deja de preocuparte por nosotros —le dijo Tea mientras entrabamos a la octava tienda, contando las de ayer.

El procedimiento fue el mismo: mientras ella se probaba unos vestidos, Tea y yo buscábamos algunos otros por toda la tienda.

—Y... ¿estás bien? —Me preguntó Tea.

—De maravilla, ¿no se me nota? —Respondí con ironía.

—Lo que noto es tu afición al masoquismo. Sigo dudando si eres alguien muy noble o muy idiota.

—Lo segundo es más probable —saqué un vestido del perchero—. Es horrible.

—Coincido, un poco de pedrería en el escote lo haría más lindo.

—No el vestido, la situación. El hombre que he amado por 17 años está por casarse y yo soy el padrino, ¿hay algo más tortuoso que eso? —regresé el vestido a su lugar.

—Bueno, es tu culpa por aceptar ser el padrino.

—¿Y qué carajos le iba a decir? Si le decía que no, se iba a decepcionar, incluso podría preguntar el motivo de mi negación y de ser así ¿qué le hubiera dicho?

—¡Chicos! ¿Dónde están?

—¡Ya vamos! —Respondí y miré a mi amiga—. Esta conversación sigue pendiente.

Ella suspiró y juntos nos dirigimos a los probadores para ver a la futura novia en uno de los vestidos. Cuando la miré en esa tela blanca simplemente me quedé sin palabras, se veía tan hermosa y feliz al verse en el espejo.

—¿Demasiado?

—Pues...

—No —interrumpí a Tea—, pero quizás se deba modificar un poco —fijé mi vista en la señorita que trabajaba en la tienda—. El escote en V es más llamativo y el favorito de Atem, la falda está bien, pero le falta un poco de pedrería de este lado —señalé—; el encaje en la ropa lo vuelve loco, pero con este diseño no quedaría bien, así que iremos por un poco de tul aquí —indiqué—. El velo quedaría mejor si es de una tela más transparente y las mangas deberían desaparecer para que luzca sus brazos canela ya que su piel es su principal atractivo.

—Es posible hacerlo, ya tengo todo anotado —me respondió la señorita que ahora se encontraba a lado de Tea.

—Su boda es en 15 días...—dijo mi castaña amiga.

—En 5 días puede pasar por él —respondió la señorita con una sonrisa.

—Vaya... realmente sabes lo que le gusta a Atem en las chicas. —dijo Mana algo perpleja.

—Ah... yo... bueno, son sugerencias. Si no quieres está bien, además, cualquier cosa que uses sé con certeza que a él le va a gustar mucho.

Al ver a Mana en el vestido me había dado cuenta de algo, ella estaba feliz por esto y eso significaba que realmente amaba a Atem. No lo quería por su dinero como la mayoría de las chicas a lo largo de su vida, ella realmente lo amaba y él a ella; ambos querían esto con todas sus fuerzas y yo no era nadie para arruinarlo con mis malos ánimos, además, Mana tenía algo que yo nunca tuve: valor para decirle a Atem lo que sentía cuando tuve la oportunidad para hacerlo, pero no fue así y Mana la aprovechó sin saber, siendo la ganadora de su corazón.

—Felicidades por la boda —dije con una sonrisa de aparente alegría y me excusé con el trabajo para salir rápidamente de ahí.

...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top