El hilo que No se teje
—Ha estado mirando mucho tiempo ese traje de graduación. Acaso ¿le trae recuerdos? —la voz de aquella persona me sacó de mis pensamientos, lo cual agradecí pero, no esperaba toparme contigo.
—¡Atem!
—¿Y esa reacción? —reíste ante mi sobresalto— No esperaba verte por aquí. —Así que mi mal presentimiento de cuando llegamos a la tienda eras tú...
—Lo mismo digo. Creí que ya tendrías tu traje listo.
—Y así es. Vine aquí a probármelo ya que lo mandé a hacer hace un par de meses.
—Entiendo. Joey también vino a eso.
—¿Joey está aquí? ¿Con Kaiba?
—No, no. Kaiba se quedó en una junta importante.
—Como siempre, trabajando.
—Eso parece.—Un breve e incómodo silencio para mí se formó entre nosotros pero al final decidí romperlo por mi bien mental— ¿Y viniste solo?
—Técnicamente no. Llegué solo pero quedé de verme aquí con Kaiba y Joey —de alguna manera, las palabras que me dijiste las sentí como una bofetada por parte de Joey aunque no quería precipitarme a pensar tonterías, después de todo ustedes tenían total derecho de verse donde sea y cuando sea. Además, es mi culpa por quedarme a comprar mi traje aquí, pude simplemente dejar a Joey e irme a casa— Pero ¿qué me dices tí? ¿Por qué estás aquí? —me sacaste de mis pensamientos nuevamente e internamente te agradecí por eso.
—Yo vine a acompañar a Joey, pero también vine en busca de un traje para el gran día —comenté con supuesta alegría por tí aunque realmente la sentía pero de una manera totalmente diferente a tí o al resto de invitados.
—El gran día... —comentaste después de un suspiro.
—¿Emocionado?
—Eso supongo. Quiero decir, así debería estar ¿no? —Tu respuesta tan banal ante mi pregunta me causó ruido e incertidumbre. ¿No estabas feliz por tu boda?
—¿Algo anda mal?
—No. Y eso es lo que me preocupa —comenzaste a avanzar por el pasillo hacia la sección de trajes de boda y yo te seguí.
—No entiendo.
—Es que todo será tan perfecto. Los invitados, la recepción, la comida, ella... y honestamente me da miedo no ser suficiente.
—¡Lo eres! —expresé de inmediato e inconsciente de mi volumen de voz. Me sonrojé un poco e imploré a todos los dioses que no te dieras cuenta de eso— Quiero decir... tú eres suficiente. Eres un buen chico, alguien inteligente y gentil. Mana es muy afortunada por haberte encontrado.
—Yo soy el afortunado por encontrarla a ella... y por tenerte como amigo —me miraste y sonreíste. Estaba seguro que mis ojos brillaban como nunca y mi corazón iba más rápido que un tren bala— .Dijiste que estabas buscando un traje ¿No? —cambiaste de tema— ¿Te importa si te ayudo? Puedo asesorarte y eso...
—Sí, estaría genial —sonreí y me devolviste el gesto.
Ambos continuamos caminando por el pasillo de la tienda y los trajes de boda comenzaban a vislumbrarse. No perdiste el tiempo y comenzaste a seleccionar un par de trajes que te parecieron adecuados para mí según tu criterio. Sin embargo, había un pequeño detalle...
—Están muy caros... —susurré al mirar la etiqueta de los trajes. No es que no pudiera costearlo pero, honestamente no quería malgastar mi dinero en algo que solo usaría una vez en mi vida.
—Quita esa cara —hablaste sereno— yo pago.
—¿¡Qué!? ¡No! No es...
—Yo sé que puedes pagarlo, pero también sé que escatimas mucho en gastos. Sobre todo en tus gastos. Así eras en la universidad, seguro sigues haciendo lo mismo.
—Se llama ahorrar y con todo respeto, pero tu boda solo ocurrirá un día en la vida y pagar una suma tan grande por algo que voy a usar menos de 24 horas...
—Yugi —me interrumpiste— ¿No lo vale?... ¿No lo valgo?
—Vete. Al carajo —hablé pausado mientras me metía a los probadores y tú solo te reías. Odiaba que hicieras eso, me hacías sentir culpa para terminar cediendo a tus caprichos. Te funcionaba perfecto en la preparatoria, la universidad y de hecho creí que se había terminado pero... volvió a suceder. Te detesto con tanto amor...
—Escucha. Escogerás el traje que más te guste de los 2 que te estás probando y ese lo llevaremos sin excusas.
—¿Eso cómo beneficia mi sistema de ahorro? —grité desde dentro de los probadores.
—No lo hace. Ese es el punto. —dijiste burlón.
—Bien, pues ninguno me va a gustar.
-15 minutos después-
—Es perfecto...—susurré, y por desgracia me escuchaste.
—Te queda bien. Se ve cómodo. Y la corbata... —te acercaste a mí, llevabas una corbata en la mano. La ataste y acomodaste alrededor de mi cuello, así como también acomodaste uno de mis mechones rubios que obstruía mi visión— combina con tus ojos. —miraste al espejo y yo seguí la acción. Tenías razón, era del mismo color que mis ojos, el traje era color blanco y la camisa negra.
—¿Señor Halckty? —llamó una de las empleadas de la tienda atrayendo tu atención mientras yo reía bajo por el hecho de que normalmente te decían "joven", pero después caí en cuenta, que en una semana ya serían "el señor y la señora Halackty"— Ya trajeron su traje, está en vestidores ¿Gusta acompañarme?
—Si, gracias —sonreíste— vuelvo enseguida. No te vayas y No pagues.
—¿Entonces lo robo?
—Te lo advierto, tú pagas y dejas de ser mi padrino.
Me quedé riendo mientras tú te dirigías a los probadores junto con la chica. Miré de nuevo el espejo, me veía diferente. No parecía tu padrino, parecía...
—La novia... —susurré mientras mi corazón se oprimía— la novia que jamás serás —me dije a mi mismo. Bajé del pequeño pedestal donde estaba y me senté en el sofá esperando tu regreso, lo cual no tardaste en hacer— Que viva el novio~ —me burlé a lo que reíste apenado y subiste al pedestal para mirarte frente al espejo. Sin pensarlo me paré del sofá y me ubiqué junto a tí— Te ves muy bien. Pareces todo un novio. —nos miramos a los ojos y nos sonreímos mutuamente. Estaba por cometer una maldita locura, quería decírtelo, era una necesidad, pero...
—Awww~que vivan los novios. —una viejecita enternecida por la escena nos interrumpió sacándonos de nuestros pensamientos. Sobre todo a mí.
—Nana, sé un poco más discreta —rió apenado un muchacho en silla de ruedas— les suplico perdonen a mi abuela, puede llegar a ser un poco... invasiva.
—No hay problema. —sonreíste— sin embargo debo confesar que no somos pareja. Él es mi padrino.
—Oh, mil disculpas —dijo apenada— Es que, como lo vi de blanco pensé...
—¿De blanco?... —susurré para mí. Me miré al espejo. Era cierto, solo la novia debía ir de blanco ese día— Ella... ella tiene razón —te dije— no es correcto que yo vaya de blanco el día de tu boda. La novia es quien debe resaltar en su día y... ir de blanco se me hace grosero...
—Supongo que no lo había pensado así. Pero estoy seguro que a Mana no le importará que tú...
—De cualquier manera, creo que llevaré el otro traje. El gris oscuro que me probé antes que este.
—Oh... bien, es tu decisión.
—Qué pena, de nuevo lamento la confusión. —dijo la ancianita.
—No se preocupe, no hizo nada malo. Además, fue de utilidad ya que me hizo reflexionar sobre el color de mi traje —le sonreí, ella no tenía la culpa de nada.
—Si ustedes lo creen así. Por cierto, felicidades al verdadero novio —sonrió la viejecita y tú solo agradeciste.
—Joven Miyamizu, ya llevamos los trajes al probador. —comentó una trabajadora del lugar dirigiéndose al nieto de la señora.
—Oh, fabuloso. Guíeme si es tan amable. —la trabajadora asintió mientras la viejecita se dirigió al chico con afán de empujar la silla, sin embargo, te apresuraste a querer ayudar.
—¿Me permite ayudarla? —te ofreciste, a lo que el chico en la silla accedió y la abuelita agradeció.
—Nana quédate aquí, volveré pronto para que veas el traje en mí.
—Está bien —respondió la viejecita mientras se alejaban en dirección a los probadores. Aquella viejecita tomó asiento en el sofá mientras yo terminaba de apreciar el traje en el reflejo del espejo— Con que "el padrino" —mencionó, a lo que la miré por el espejo y sonreí— tu amigo se ve que es inteligente ¿realmente se tragó esa mentira? —mi sonrisa desapareció y voltee de inmediato, estaba algo sorprendido por sus palabras y eso se notó— jovencito —explicó— los ojos con los que miras a ese muchacho al que llamas amigo, no son ojos de amistad.
—No sé de qué habla. Él es mi amigo —respondí temeroso.
—Soy vieja pero no tonta. — me sonrió— Será nuestro secreto— me dijo guiñándome un ojo y yo sonreí melancólico mientras me acercaba a ella para sentarme a su lado.— ¿Por qué no le dices la verdad?
—Es más fácil decirlo que hacerlo... ¿Tanto se nota?
—Tus ojitos brillan cuando lo miras —me miró con ternura. No podía creer que haya sido tan notoria mi atracción hacia él que una ancianita lo notó— Quizás no me incumba, pero... ¿Por qué sigues ahí?
—¿Perdón?
—¿Por qué sigues intentando algo que no va a suceder?
—No entiendo.
—Es claro que quieres gritarle lo que sientes por él, pero te contienes y el motivo es evidente. Se va a casar.
—No lo entendería.
—Claro que lo entiendo. Estuve enamorada y al igual que te pasó a tí, esa persona se enamoró de otra y se casó sin saber mis sentimientos.
—Es diferente —afirmé— usted se enamoró de un hombre y yo también, pero usted es mujer y yo...
—Yo nunca dije que esa persona fuese un hombre —me sonrió y yo me sorprendí— .Amaba a esa chica. Era simplemente hermosa.
—¿Cómo dejó de amarla?
—No lo hice —su respuesta me había dejado más asustado, ¿significa que este dolor que llevo por dentro permanecerá ahí por siempre?— sin embargo, —prosiguió. Y sus palabras me abrieron los ojos...
—Ya entendí —le sonreí melancólicamente.
—Abuela —llamó en chico al que empujabas— ¿Cómo me queda?
—De maravilla amor, de ma-ra-villa —habló la viejecita mientras se acercaba a su nieto y tú te unías a mí.
—¿Pasó algo? —cuestionaste preocupado. Quizá por mi expresión pensativa.
—No es nada. —respondí al instante. Me puse de pie y me dirigí a los vestidores sin siquiera mirarte a la cara— Solo recordé que debo hacer una llamada —no podía mirarte, no me atreví a hacerlo, no después de decidirme a hacer esa llamada.
Es una noche antes del gran día y no puedo conciliar el sueño, pero... tampoco estoy llorando como todas las noches durante la última semana. El reloj marca las 11 y yo estoy en el balcón de mi apartamento mirando hacia las estrellas sin nadie a mi lado más que una copa de vino y una playera larga sobre mi cuerpo. El frío de la noche roza mis piernas, mis brazos, mis mejillas, y revolotea mis desacomodados mechones de cabello. Mi celular vibró, era un mensaje tuyo: "Ojalá estuvieras aquí, los chicos están locos. Lamento que tuvieras que trabajar. Nos vemos mañana padrino." seguido de un video que mostraba a Jaden bailando de forma provocativa a Yusei y unas cuantas strippers que no se quien había contratado para tu despedida de soltero. En el video se te miraba riendo, pero tapándote los ojos, no sabía si era por no ver a las chicas o por no ver las ridiculeces de Jaden ebrio.
—Trabajando... —solté al aire seguido de una pequeña risa nasal. Te había mentido poniendo mi trabajo de excusa para no asistir a tu despedida de soltero ya que honestamente no tenía ánimos. Algo inmaduro de mi parte quizás, ya que al final de cuentas era el padrino. Pero quería evitar tomar de más y decir o hacer alguna estupidez que arruinara o jodiera mi relación contigo o tu relación con ella.
No respondí tu mensaje, no supe qué decirte. Simplemente apagué mi celular y lo dejé a un lado. El timbre se escuchó y después de eso la cerradura. Ya sabía de quién se trataba pues solo una persona tenía las llaves de mi apartamento además de mí.
—Trabajas muy duro —voltee sorprendido. Era Kaiba seguido de Joey y Tea quien tenía las llaves. No me molestaba, pero creí que venía sola.
—¿No debían asistir a una despedida de soltero y soltera? —miré a Tea quien se acercó a mí para quitarme la copa, pero yo la alejé de ella.
—No pensaba quedarme a la despedida de ella —respondió tomando la botella y dándole un trago— Hay más chicas de su familia que de mi círculo social. Solo fui una hora hasta que este par pasó por mí —señaló a la pareja con la botella.
—Y nosotros queríamos venir a ver cómo estabas —comentó Joey quitándole la botella a Tea para beber de ella, sin embargo Kaiba fue más rápido y se la quitó a Joey antes de que pudiera probar una gota.
—Estoy bien —dije en un suspiro mientras recuperaba la botella y me servía otra copa de su contenido— como padrinos de alianzas, deberían estar acompañando a Atem —miré con ligero reproche a la pareja.
—Habló el padrino del año —se burló— La fiesta no estaba tan buena —dijo Joey reprochando algo a Kaiba de manera sutil.
—¿La fiesta no estaba buena de ambiente o es que lo dices porque Kaiba no te dejó probar ni una gota de alcohol? —mi amigo no respondió, pero se sonrojó dando a entender todo. Yo solo me limité a reír internamente mientras negaba con la cabeza— ¿Quieren un bocadillo nocturno? —ofrecí entrando de nuevo al interior de mi departamento rumbo a la cocina. Momentos después Kaiba y Joey me siguieron— Tengo sopa instantánea, un poco de tofu y unas cuantas bolas de arroz.
— Vinimos preparados para esto —dijo Tea entrando a la cocina con unas cuantas bolsas de compras en la mano— compramos algunas botanas y...—de una bolsa sacó una botella— ¡Licor!
—¿Tu plan es torturar a Joey? —bromeé a lo que mi rubio amigo miró con ojos de cachorro al castaño quien terminó accediendo. Y es que pareciera que Kaiba es muy controlador con él... y en parte sí pero solo con el alcohol ya que Joey tiende a ser algo... diferente cuando está borracho.
—Brindemos —dijo Joey una vez terminé de servir las copas— por... eh... olvídenlo, solo beban
—Muy gracioso —reprochó serio el castaño.
—Que grandes palabras —me burlé un poco— ¿No quieres ayudarme a escribir el mi discurso?
—¿Aún no lo escribes? —cuestionó Tea algo sorprendida a lo que solo moví la cabeza en negativa— Pero la boda es mañana, o bueno, en unas horas...
—No supe qué escribir en la hoja... Todo lo que se me viene a la mente es una confesión amorosa pero obviamente no puedo poner eso en el discurso de su boda.
—Bueno, un divorcio después de casarse no suena tan mal.
—Oye Tea, eso es muy grosero hasta para tí.
—Ay por favor Joey, sabes que solo bromeo.
—De cualquier manera, es mejor que no bebas tanto. Ninguno —Kaiba nos miró a todos, sobre todo a su novio— no querrán tener resaca en un día tan importante para nuestro amigo.
—Kaiba, decir eso es algo hipócrita si tomamos en cuenta que te estás sirviendo tu cuarta copa —reprochó Tea.
-unas horas más tarde-
Joey había caído rendido en el sofá mientras que a Tea le ofrecí mi cama. Ninguno quiso irse, no querían dejarme solo. Por otro lado, Kaiba estaba junto a mí. De nuevo me encontraba en el balcón mirando la ciudad desde lo alto mientras tomaba una taza de café para bajar un poco los efectos del alcohol.
—Deberías comenzar ese discurso de una vez o no lo terminarás a tiempo.
—Pero realmente no sé qué decir.
—Solo felicítalo a él y a su nueva esposa. Recuerda los buenos momentos de su soltería, di que ambos son afortunados, que hacen bonita pareja, que les deseas lo mejor y di salud. Listo, la fórmula para un discurso emotivo.
—Quizás haga eso, aunque no creo que sea lo que Atem espera. No de mí. Si me dio esta tarea es por algo. No quiero defraudarlo, pero a la vez creo que lo voy a hacer. —lo miré— ¿Y si lo escribes tú?
—Buen intento. Pero no. —un mensaje llegó a su celular y éste decidió verlo— Eso es algo que debes hacer solo.
—Supongo que es cierto. Solo espero escribir las palabras correctas...
—Lo harás.
Me limité a sonreír al aire de una manera melancólica. Miré el cielo y después el interior de mi casa, esa casa donde había vivido toda mi vida junto a mi abuelo hasta que este falleció. Recordé cómo era mi infancia a su lado y también cuando tú venías a visitarnos. Recuerdo que te la pasabas aquí casi todos los días después de que mi madre falleció para así hacerme compañía y darme ánimos. Si no fuera por tí, seguro hubiera caído en depresión. Después de todo solo tenía 7 años cuando mi mamá murió.
Recordé nuestra etapa en la secundaria, cuando tú ya me gustabas y yo hacía todo porque me prestaras atención, pero... siempre te sentiste atraído por otras chicas de la escuela. Incluso te ayudé a redactar diversas cartas de amor y confesión porque nunca se te dio bien la redacción. Si tan solo supieras que todo lo que llegué a escribir en esas cartas te lo dedicaba a ti.
Finalmente recordé cuando mi abuelo murió. Estábamos a ocho meses de terminar la universidad cuando sucedió. Esta vez fue peor para mí pues dejé de ir a la universidad, mis notas cayeron mucho y me volví distante de todos. De Tea, de Joey, de ti... Si no fuera por tu insistencia de dejarte entrar a mi casa y tus constantes llamadas para ver cómo estaba no hubiera podido superar esto, hubiera perdido el año y quizá hasta mi beca.
Ahora que lo pienso, tú me has dado muchas experiencias, momentos memorables, me has dado tu mano cuando más lo necesitaba... Me abofetee mentalmente, debía dejar de ser egoísta de una vez por todas. Así que entré a mi casa de nuevo dejando a Kaiba en el balcón. Me dirigía la sala donde estaba mi laptop y me la llevé a la cocina donde tomé asiento frente a la barra y comencé a redactar ese discurso. Ahora ya sabía qué decir mañana y no pararía de escribir hasta lograr un buen discurso, incluso si eso me obligaba a no dormir esta noche.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top