Capítulo único: "Amargo"
Sus ojos terminaron de leer el último párrafo de la historia que había elegido leer por mera curiosidad, dejando no muy suavemente su celular sobre la cama donde su cuerpo reposaba. Tomó tanto aire como sus pulmones lo permitían y soltó un suspiro, recordando de principio a fin la historia que acababa de leer; cada descripción que le quedó en la mente, cada diálogo y pensamiento de los personajes que se le pudo quedar en la mente, sumando las acciones que más marcas le dejaron en la memoria, también recordando ciertos detalles que por sus ojos y mente no pudieron pasar desapercibidos; llegó a una conclusión: esa historia fue un asco para su gusto. Algo que ya había visto tantas veces y que al final terminaba de la misma forma y donde a penas cambiaban unos detalles; un cliché, algo tan repetitivo que se sorprendía que nadie mencionara lo trillado de la idea y su predecible final.
Siente un molesto sabor de boca, uno que ya había sentido antes, uno que ya había sentido varias veces luego de leer una que otra historia de aquel subgénero que era más conocido por los adolescentes que por los adultos. No le deja malestar por que su contenido fuera "fuerte", "angustiante" y que claramente te hacía sentir pésimo por la suerte del protagonista; era porque era lo mismo de siempre, nada nuevo, nada sorprendente, nada impredecible y que te dejará con la boca abierta por su desarrollo y desenlace. Ni siquiera por su contenido claramente subido de tono, donde se presenta una situación que una persona sensible no debería leer; aquello no dejó una "marca", "impacto" o sensación que te hiciera pensar "No debí leer esto", pues no fue para tanto; a pesar de la situación "fuere" y para colmo excelente narrativa, no le generó lo mismo que había hecho otra obra; le dejó mala sensación de boca un "malestar", una "amargura", muy, muy, pero leve, comparado con lo que se encontró hace meses atrás.
Suelta una sonrisa, una respiración que marca el inicio y final de una risa, y sin mucha intención de burla, decide colocarle un apodo a lo que leyó; uno que roza la aparente ironía por darle un nombre que significaba lo opuesto a lo que sentía ahora: una naciente amargura.
— Fue un dulce. -comenta para sí y para nadie más, dejando las palabras en el aire, sin obtener una respuesta a su pequeño comentario. No le provocó demasiado una vez que dejó la lectura de lado, la sensación fue más fuerte durante el proceso donde descubría, casi analizaba y hasta "criticaba" la historia; por lo que el autor había logrado su aparente cometido de "molestar" a su reciente lector, una gran felicitación para aquella persona; pues no le costaba reconocer a alguien bueno en la escritura y sin pensar en el orgullo, lo comentaba de inmediato, concentrándose en lo bueno y dejando lo "pésimo" de lado, aguantando las ganas de comentar los aparentes "fallos" o quizás "incoherencias" en la pequeña y angustiante historia que se encontró ¿Para qué compartir su amargura? No señor, no era ese tipo de persona; ya luego alguien tomará el trabajo de comentar y si no, pues mejor para el autor y peor para el reciente lector que buscaba algo "nuevo" en aquella temática que no hacía más que ganarse su desagrado, casi su odio.
Siente su boca, su estómago; su interior en general, levemente "mejor" luego de darle aquel apodo, casi comentario, a aquella pequeña lectura; aparentemente restándole valor a los esfuerzos de aquella persona con obvio potencial con las palabras, para que su propio ser, se sienta mejor y se presente la "dulzura" en su ya fastidiado ser. Recuerda nuevamente su lectura, la agradable sensación que trató de generar comenzó a desvanecerse, lo que simplemente le impulsó a usar palabras un poco "más fuertes" para mostrar su desagrado.
— Esto es patético. -menciona nuevamente al aire, recordando los detalles que no pasaron desapercibidos, por muy bien escrita que estuviera aquella historia. Puede crear una pequeña crítica a lo que pudo leer en general, puede centrarse en los "pequeños detalles" que nadie menciona, pero se guardará sus comentarios hasta que sean necesarios, porque ahora nadie los había pedido y por supuesto que no los va a decir, no por el momento. Tiene que repetirse que no son requeridos, que ni al autor de aquel escrito, ni a los lectores que sí les gustó esa historia, les interesa su intento de critica o aparentes "malos comentarios", al estar centrándose en "detalles insignificantes" y que "puedes dejar pasar porque tampoco es una historia cien por ciento apagada a lo real de se universo". Podrían tener razón ¿Para qué meterse con alguien que simplemente quería tratar expandir su creatividad, creando una historia sobre un tema que le gustaba? Porque sí, tampoco era "una historia tan seria" al tratarse de la idea que tuvo un fan al basarse en alguna obra de éxito; por lo que su "critica", o quizás sí un "mal comentario", no podía ser tan severo.
Suspira nuevamente y se coloca de lado sobre su cómoda cama, mientras trata de convencerse de no decir nada de forma directa. Puede esperar a que una amistad, por gracia del azar, se encuentre con aquel escrito y pueda compartir su opinión en un ambiente que le hiciera sentir a gusto.
Porque al estar tratando de restarle valor a lo leído, no hacía más que aumentar su amargura por no poder desahogarse adecuadamente. Quiere restarle valor a esa obra, quiere verlo como algo ridículo y burlarse disimuladamente de los detalles que dejó pasar y que podrían ser algo crucial en la obra original, pero no quiere hacer una tormenta donde no se requiere y menos al ver que ese escrito en realidad no lo valía en absoluto. Sólo le tomó unos minutos darse cuenta de eso, un nuevo récord, así no se obsesionará por completo y podrá sonreír como siempre.
Se calma, nuevamente toma su celular y se dispone a encontrar algo mejor, pues sólo había sido un mal trago y nada más. Debía recordarse el apodo que le dio a aquella obra y repetirlo:
— Fue un dulce. -repitió. Fue un caramelo que aunque le dio mal trago al principio una amargura por lo repetitivo y molesto que resultaba el escenario, realmente le supo a poco. No era nada, sólo algo con lo que podía amargarse después si es que recordaba "esas" partes, que lograron su cometido de fastidiar a la perfección y que incluso le hace felicitar a su autor sin dificultad alguna. No se consideraba una persona tan orgullosa como para no decirlo y aparte ¿Quién era realmente? Comparando a la narrativa de la obra, con la suya, sólo le recordaba una cosa: Que mientras esa persona pudo crear algo de angustia, aún dejando ciertas cosas en el aire; su persona no era nadie realmente para criticar lo que hace, no era más que un "intento de escritor" que tampoco tenía mucho valor. No era nada, ni nadie, para decir algo y que ese algo fuera tomado en serio, en lugar de como una simple queja, hacia algo que debió tomar tiempo. Sólo guardaría silencio y trataría de colocar dulzura a su mañana, la cual ojalá y dure todo el día.
Evita perderse mucho en sus ideas, antes de conectarse lo suficientemente con la realidad, pudo ver la notificación de un mensaje, un común, sencillo, agradable y favorable: "Buenos días ¿Cómo estás?"
Su respuesta pudo ser esta: "Perfectamente bien gracias a tu pregunta", pero debe medirse. Poco le toma entrar a la aplicación para mandar adecuadamente el mensaje.
"Bien ¿Y tú?" Fue el texto, uno claramente típico e infaltable en el día a día. Mira la parte de arriba de su pantalla y lee sin dificultad un "Escribiendo..." bendita sea la persona que responde de inmediato.
"Qué bueno, también estoy bien ¿Qué haces?"
Fue el texto que llegó, su luz verde para desahogarse con un alma que fue tan amable al preguntarle por su mañana.
"Bueno, me encontré una cosita :3"
Fue su respuesta, con una carita de aspecto dulce, inocente y que no sólo usa para adornar el texto, también por "ciertos motivos" que no pueden ser revelados a nadie o se pierde el chiste de aquella decoración usada por su persona, pues es su forma de ser la que le da cierto significado.
"¿Qué encontrarte? :0"
Preguntó el alma inocente. Maravillosa pregunta para aquel amargado lector.
"Ahora te lo cuento UwU"
Respondió la personita de tan simpáticas decoraciones en su texto. Gracias maravillosa y simpática persona con la que se podría formar una potencial amistad, gracias por ser tan amable de preguntar.
Es el momento del desahogo, del posible nacimiento de una dulzura proveniente de liberar un comentario amargo y un posible malestar en la otra persona, pero era un precio a pagar y que compensaría dejando que desahogara sus disgustos, de la misma forma en la que lo haría ahora.
Era lo justo después de todo.
Fin.
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