Epílogo

FLORENCIA, ITALIA DOCE MESES DESPUES...

Una enorme recepción tenía lugar en la villa de los Vecchio a las afueras de Florencia. Estaban los amigos de ambos y la familia por supuesto. Celebraban un año de felicidad increíble. Hacía doce meses justos que ellos vivían sin sombras, sin temores y en dicha total y plena, William pagaba todo o parte de ello en la cárcel acusado de fraude por la Institución que él representaba. Y ahora todo eso había sido coronado con el nacimiento de Jacqueline Vecchio, la pequeña había sido concebida en Bali y a Máximo le encantaba recordarlo. Con tres meses tenía los hermosos ojos del padre y el cabello y la tez de su madre. Era una preciosidad que mantenía en constante estado hipnótico a sus padres que la amaban con locura, al igual como ellos se amaban. En la parte superior de la villa, la pequeña dormía placidamente ajena a la fiesta y el barullo de abajo. Hacía escasos minutos que sus padres habían subido a verla. Pero ahora después de besarse a escondidas y ocultarse entre las sombras como dos adolescentes, reían ansiosos por estar a solas a pesar de que esa mañana y todo el tiempo en general no se quitaban las manos de encima.

Un movimiento en la parte de abajo les llamó la atención a ambos que aún no bajaban las escaleras. Todos en el enorme salón parecieron quedarse en silencio unos momentos y es que el gran Stefano Troyanos hacía su aparición tardía en la fiesta.

- Vaya, vaya – Susurró Allyson a Máximo. – Tu primo el arrogante ha llegado.

- Shhh no le digas así – La reprendió tratando de contener la risa. Allyson y Stefano aun no limaban asperezas del todo y si Stefano llegaba y salía de su casa como si fuera la propia no era por ser primo de Máximo si no por que era más que bien recibido por la pequeña Jaquie Vecchio. Era obvio que Stefano estaba encantado con la bebé y eso ablandaba a Allyson. La llenaba de mimos y regalos. No cabía duda de que sería un excelente padre.

- Si tu cuñada te asesina no haré nada por impedirlo – Le advirtió tratando de aparentar seriedad. – Sabes que ella no quiere verlo. No debería estar él aquí.

- Lo ha estado evitando durante un año entero. El pobre hombre ha llegado al límite de su paciencia. – Repuso Máximo. – Además él también es de la familia.

- No lo defiendas. Seguro quiere encontrarse con ella para hacerla sufrir de nuevo...la trató muy mal y ella no lo ha perdonado por eso.

- Pues muy mal hecho, que siga tu ejemplo - Le dijo al tiempo que la tomaba en brazos y la besaba apasionadamente. Dejó de besarla al parecer recordando algo – Oye, además yo pasé por alto lo de tu amiga Gabriela que te ayudaba a escapar.

- Lo sé querido, gracias. – Le dijo mimosa y conteniendo la risa. Gabriela, su buena amiga con la cual ella y Jaquie solían frecuentarse cada vez que podían, las tres eran mujeres ocupadas pero siempre se dedicaban tiempo. La pobre no había podido asistir ese día, realmente era una mujer muy ocupada. - ¿Crees que él sienta algo por ella? – Preguntó de pronto Allyson entre preocupada y esperanzada.

- ¿Crees que la ha buscado solo para hacerla sufrir? – Le dijo Máximo queriendo echársela al hombro y encerrarse con ella en la habitación. – Por supuesto que no. Siente algo por ella pero ni para él mismo lo admite.

- Creo que lo mismo pasa con ella – Le confió Allyson.

- Bueno, será interesante ver este enfrentamiento.

- Ni que fuera un ring de boxeo – Objetó Allyson pero en realidad había razones para preocuparse. Stefano había querido encontrarse con Jacqueline desde hace un año pero ella lo había evadido perfectamente. Parte de sus visitas a la villa Vecchio sospechaba Allyson eran para ver si la encontraba allí ya que Jaquie encantada de igual forma con su pequeña sobrina siempre visitaba con mucha frecuencia la villa.

- Bueno, te aseguro que hay algo muy fuerte entre esos dos – Dijo Máximo tomándola en brazos.

- Eh ¿Qué haces? Ahora si nos verán todos – Ahogó una exclamación Allyson pero a pesar de las protestas se aferró a él y le dedicó una resplandeciente sonrisa mezcla de diversión, deseo y amor. Y siempre que eso pasaba él se quedó totalmente embobado y sin más preámbulo le dijo:

- La amo con todo mi corazón Señora Vecchio.

- Y yo lo amo con locura Señor Vecchio. – Y rieron al tiempo que él la llevaba lejos de todos al menos por un momento. Pero el ruido de murmullos, risas y luego aplausos los detuvo. Los invitados los observaban de lo más divertidos y ella se puso del color del tomate.

Él sonrió hizo una reverencia con ella en brazos y se la llevó provocando más risas. Fabricio los contemplo riendo, también dichoso igual que ellos por su felicidad y por la hermosa bisnieta que tenía. Los invitados siguieron disfrutando de la fiesta mientras ellos dos ya en su habitación riendo aterrizaban en la cama y se desvestían con velocidad.

Rato después estaban acurrucados en la cama abrazados.

- ¿Crees que deberíamos volver ya? -Pregunto con desgana Allyson.

- No si tú no quieres – Le dijo con la esperanza de que ella aceptara quedarse allí entre sus brazos.

- No podemos hacer eso.

- Lo sé – Suspiró derrotado – Es solo que no me apetece ser asesinado a manos de Jaquie y sobre todo prefiero pasármela en la cama contigo.

Allyson rió al escucharlo y se subió encima de él aún desnuda.

- No hagas eso – Gimió él – No. Si quieres regresar pronto.

- ¿Quién dijo eso? – Replicó con brillo perverso en los ojos. - ¿Sabes que? Siento lastima de tu primo. Jaquie acabará con él.

- ¿Así como lo haces tu conmigo?

- Precisamente así amor. Precisamente así.

- Entonces será un hombre afortunado...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top