Capítulo 4
Como en una bruma, escuchaba que la llamaban, que repetían su nombre al parecer con preocupación.
Abrió los ojos lentamente y sintió una punzada de dolor en la sien, la luz aunque tenue le lastimaba incluso, se obligó a tratar de ver y lo primero que se topó fue con esa mirada dorada.
Max estaba inclinado sobre ella viéndola con el ceño fruncido y un vago gesto de preocupación mezclado con exasperación, en cuanto la vio recuperar el conocimiento dirigió su furia al médico.
- ¡Me dijo que el verme no le provocaría ninguna reacción adversa! ¿Que clase de Médico es usted? – Le espetó furioso, la voz del doctor parecía haberse escondido – Me llevo a mi esposa de este hospital.
- ¿Esposa? Usted está completamente loco – dijo débilmente Allyson.
- ¿Loco? Pues mi mayor locura fue haberme casado contigo...
- Eso no fue precisamente amable –protestó Jaquie para sorpresa de los presentes, sus guardaespaldas personales y el asistente de Max que ya estaban en la habitación, haciendo la situación más caótica con el mero hecho de su presencia eso sin contar al médico.
- ¿Y usted es...? – la fulminó Máximo con la mirada, su voz denotaba impaciencia, Jaquie no dijo nada se limitó a mirarlo fríamente. Pero hasta la tremenda seguridad de su amiga parecía haberla abandonado.
- Quien sea ella no es de su incumbencia y soy yo la que debería hacerle esa pregunta a usted – espetó Allyson furiosa y mucho más recuperada – Salgan todos inmediatamente de mi habitación ¡esto no es un maldito circo! Y usted vaya a que le examinen la cabeza ¡lo necesita más que yo! Soy una mujer soltera me oye, ¡soltera! solo en algo estoy de acuerdo con usted y es que me voy de este Hospital lo más rápido posible, pero sola no con un lunático al que dejan entrar con toda la facilidad del mundo.
Si la situación hubiera sido diferente tanto Jaquie como Allyson hubieran estallado en carcajadas al ver la reacción de los acompañantes de Máximo, ellos eran los que habían quedado en shock en esta ocasión. Asombrados por que aunque fuera su esposa se hubiera atrevido a hablarle así a su jefe. La reacción de él no se hizo esperar.
-Salgan todos por favor – dijo con un control que cualquiera envidiaría.
-Pues yo no voy a ninguna parte – repuso Jacqueline –
-Será mejor que lo haga por su propio bien –
- ¿Me está amenazando? – preguntó boquiabierta –
- Si no accede por la buena tendrán que sacarla, esto es algo entre mi mujer y yo así que no tiene nada que hacer aquí – Allyson observaba perpleja y debatiéndose entre la furia contra él y contra ella misma.
Se sentía débil sólo al verlo, su cuerpo parecía no querer reaccionar y hubiera deseado tener la fuerza necesaria para sacar a todos de la habitación –
-Jaquie sal un momento por favor – le pidió Allyson, confundiendo a su amiga, quien pareció dudarlo pero al final accedió sin dejar de hacerle preguntas con los ojos –
-Estaré aquí fuera por si me necesitas, no dudes en llamarme – le dirigió una fría mirada a los presentes y salió.
Al instante salieron los demás y cerraron la puerta. Dejándolos solos.
Con un fluido movimiento, él se puso frente a ella y la observó impasible. Estupidamente ella sintió la necesidad de estar mejor arreglada y no con esa horrible bata de hospital. Él, magnifico, como sólo un espécimen de su naturaleza podría ser pensó con algo cercano a la desesperación puesto que se sentía desvalida en esa situación digna de una parodia de locos.
-Por fin solos... - dijo con voz queda Máximo al tiempo que levemente sonreía de manera irónica y casi divertido al ver como ella al escuchar sus palabras abría los ojos por la sorpresa.
-Lo último que deseo es estar a solas con el hombre de mis pesadillas y mucho menos encuentro la situación divertida.
Aquello último lo pilló casi por sorpresa, había olvidado lo bien que ella lo había llegado a conocer, tanto como para poder interpretar sus gestos aunque estos fueron mínimos, lo mismo que a él le había sucedido con ella y lo irónico del asunto es que Allyson no se percataba de ello, la muy ingrata se había apoderado de todo su ser, sólo para después hacerle estallar en pedazos. No merecía la piedad del olvido, aunque estaba seguro que ella antes de su amnesia no sintió la más mínima compasión por todo lo que había provocado. La ira se apoderó nuevamente de él y deseó poder descargar toda su furia aunque eso significara emprenderla a golpes con la pared, por que aunque ella se mereciera el peor de los castigos él nunca había pensado en esa clase de venganza, tenía en mente otras maneras para hacerla pagar sin perjudicar esa bella cara y ese cuerpo de pecado...¿Hombre de sus pesadillas...? ¿Es que acaso había oído mal? Por que eso es lo que ella dijo ¿no?
-¿Soy el hombre de tus pesadillas? -Le preguntó sin más.
Allyson deseó haber podido cerrar la boca, lo que acababa de decir daba pie a lo que aquel extraño afirmaba y que en realidad no eran un par de desconocidos como ella fervientemente quería que fuesen.
Si lo había soñado es por que ya se habían visto antes, por que no era una premonición, de eso estaba segura.
-Bueno, entrar así y afirmar esa locura de que estamos casados es una pesadilla para cualquiera ¿No cree? – y rogó para sus adentros que él creyera eso.
-Conciente o inconcientemente sabes que no soy un extraño, así que no trates de tomarme por un tonto, pero por si necesitas más recordatorios de quién soy déjame ayudarte con eso.
Con paso decidido se acercó a ella, fue bajando lentamente y al mismo tiempo ella retrocedía hundiéndose en la almohada, estaba acorralada, estar en una cama no ayudaba precisamente y justo cuando sus rostros estaban a milímetros de distancia dándose perfecta cuenta de que iba a besarla, inconcientemente se preparó totalmente para ese beso y justo entonces, llamaron a la puerta...
¿Pero que rayos le sucedía? Esa no era su intención al menos de momento, se reprochaba Max, seducirla en un cuarto de hospital no entraba en sus planes inmediatos. Llevársela de allí para recibir una mejor atención hospitalaria y luego a donde pudiera concretar todos sus planes de venganza eso era lo que tenía en mente, pero su cuerpo parecía no estar de acuerdo.
Con irritación se apartó de ella. Aunque había pedido que no les molestaran, casi agradeció la interrupción, de lo contrario no sabía que hubiese pasado.
-Adelante – fue como una orden, más que una invitación.
-Usted disculpara Signor, pero hay una horda de periodistas a la salida, al parecer alguien les ha informado su localización, es imperativo que salgamos de aquí – le informó apresuradamente uno de su equipo de seguridad.
-Haz los arreglos necesarios para que me lleve a mi esposa de aquí.
-Enseguida Signor - y desapareció.
-¡Un momento! –Explotó Allyson- ¡yo no voy a ninguna parte!
-Tú decides, tengo todo para demostrar que soy tu esposo y tú nada para decir lo contrario, o sales por las buenas de esta habitación o te llevo a rastras, así que tú eliges querida.
-No puedo creer que esto me esté pasando a mí... pero si tú crees que me iré así por la buenas te llevarás una sorpresa, tus amenazas me tienen sin cuidado –mientras lo decía alzó su rostro hacia él y Max pudo ver que estaba realmente furiosa.
Cosa que pareció importarle poco.
-O te vistes tú y ahora mismo, ¿o lo hago yo?-Ignorando por completo el enojo de ella- Puede resultar más entretenido de lo que crees – Le dijo alzando una ceja burlonamente.
-¡Vete al Diablo!
-Estás acabando con mi escasa paciencia- rugió Max.
Justo cuando ella pensaba decirle lo poco que eso le importaba, la puerta se abrió de golpe y entró Jacqueline.
-Ally, debes salir de aquí. Afuera prácticamente han montado un campamento. Esto no te sentará bien si permaneces en este lugar –bastante preocupada Jaquie, se dirigió a ella y la urgió- vamos, te ayudaré con tus cosas y a vestirte.
-¿Pretendes que me vaya con este desconocido? No estarás hablando en serio – dijo Allyson desesperada.
La mirada de jaquie le confirmó lo que más se temía y es que no había nada que le impidiera a ese hombre llevársela de allí por la simple y sencilla razón de que él decía la verdad, y esa era que ella sí era su esposa.
-Parece que tu amiga es más inteligente de lo que parece – comentó Max – Sabe lo que te conviene, más vale te apresures. Te espero afuera, pero no dilates o tendré que venir por ti.
Ninguna de las dos contestó. Cualquiera que las conociera se hubiese sorprendido pues no eran de las que se dejaran mandar por nadie. Pero la situación superaba todo en ese momento.
Jacqueline se apresuró a hacer la maleta con las pocas cosas que tenía sin atreverse a mirarla. Allyson estaba tratando de asimilar lo que el gesto y el silencio de su amiga significaban.
-¿Él dice la verdad?- preguntó con voz estrangulada.
Jaquie se giró finalmente y la miró como tratando de explicar algo que ni ella misma parecía alcanzar a entender, se sentó en el borde de la cama y le confirmó.
-Sí, "Él" dice la verdad.
-Pero, yo...no, no es posible. No lo entiendo. ¿Que te dijeron para convencerte de ello?
-Con simples palabras no me hubiesen convencido de nada, su secretario que al parecer es una persona muy amable y aunque no tenía por que haberlo hecho me enseñó pruebas irrefutables de que en efecto, tú te casaste con su jefe.
-¿De que pruebas hablas? No creo exista nada, quizás falsificaron documentos.
-No son documentos. Son fotos, recortes de periódicos, de revistas que se encargó de recolectar Marcos.
-¿Marcos es su secretario?
-Así es, juntó toda esa evidencia para ayudarte a recordar y a pesar de que nadie le pidió que lo hiciera. Al parecer te tiene afecto y te repito me pareció una persona amable y que no tenía por que mentirme, me inspiró confianza no como el soberbio y despiadado "soy el centro del universo" de Máximo.
Lo siento, no pretendía ser grosera – se apresuró a disculparse Jaquie cómo si Allyson ya hubiera aceptado que Max era su esposo.
Como respuesta obtuvo un ceño fruncido.
-Llámale como mejor te apetezca que te quedas corta con lo que a mí se me viene a la mente. ¿No has contemplado la posibilidad que todo lo que te enseñó es falso?- Cambió de tema rápidamente, por que en realidad había descubierto que no le agradaba que su mejor amiga se refiriera a Max en esos términos, aunque sí era cierto que a ella se le ocurrían peores palabra para él, pero era ella la que podía hacerlo y nadie más. Apartando tan inquietantes y extraños pensamientos, se enfocó en lo que decía su amiga y lo que eso suponía para ella.
-No, no es falso. Estudié fotografía cómo bien sabes y podría haber sabido si se trataba de fotomontajes respecto a las fotos. Los recortes de revistas y periódicos también son auténticos, apostaría mi mano derecha.
- ¿Qué dicen acerca de mí? ¿Qué clase de fotos son las que tiene?- preguntó con la curiosidad trepando por todo su ser.
- Las revistas hacían alusión a que el gran Máximo Vechio de la Ilustre dinastía de no se que, estaba saliendo con una bella mujer que daba conferencias al lado de Carlton, tu mentor. Y que esta vez parecía realmente interesado por que su nueva amiga era una mezcla interesante y letal de belleza e inteligencia. Apareces en múltiples fotos con él. Y debo decir que te veías radiante - Se detuvo cómo para esperar un reproche, pero al ver que Allyson seguía atenta, continuó.
- Revistas de fechas más recientes hablaban de las sospechas de que habían contraído matrimonio, pero nada confirmado. Y en algunos periódicos pues se decía más o menos lo mismo.
-¿Y las fotos? ¿Qué aparece en ellas?
-Son fotos que les tomaron al parecer poco después de haberse casado, en una ceremonia sencilla ya que nadie se enteró ese día. Realmente pareces recién casada, tu cara de felicidad no tiene límites por cierto.
-¡No tiene sentido! ¡Explícame por que no te dije nada a ti ni a mis padres!
-Esa explicación debería pedírtela yo, no alrevés. Te perdono por que no recuerdas nada, pero en cuanto lo hagas lo primero que debes hacer es tomar el teléfono y darme esa merecida explicación de por que mi mejor amiga no me invitó a su boda y por que sus padre no asistieron también- su amiga sonrió comprensiva- pero si quieres saber mi teoría...
-Claro, dime cuál es, por que yo no tengo ni idea.
-No esperabas el momento para ser su esposa y en cuanto te lo propuso no quisiste esperar –volvió a sonreír al ver la cara de incomprensión mezclada con irritación de Ally, por que ella no era partidaria del matrimonio mientras no hubiera realizado sus sueños respecto a su carrera – O también puedes escuchar mi otra teoría.
-No puedo esperar para escuchar – prácticamente gruñó al decirlo.
-Él no podía creerse la increíble suerte de haber encontrado una mujer cómo tú y no quiso esperar para tenerte toda para sí. A que esta teoría está mejor ¿no?
-Ajá, entonces explícame por que no se comporta como un marido normal y muestra algo de alegría al verme y ya no se hable de amor.
-Bueno, no tengo respuestas y teorías para todo. Pero sería mentira que te dijera que no lo he notado. Sin embargo, que se puede esperar de un hombre que ha sido abandonado por su flamante esposa a pocos meses de la boda.
-¿Ósea que es mi culpa el que él se muestres tan descortés e irritante conmigo? – preguntó estupefacta Allyson.
-Siempre has sido muy independiente y él se ve un hombre de mucho carácter también, por no decir dominante. Seguramente tuvieron alguna discusión y decidiste darte tu espacio, él no lo tomó de la mejor manera y en lo que te encontraba, por que obviamente no le dijiste a donde ibas, tuviste el accidente y aunque se alegra de haber dado contigo, está enojado por que lo dejaste y encima te accidentaste y el gran Máximo no estaba para haber protegido a su esposa.
Por que a pesar de que es el ser más arrogante que he conocido, algo me dice que se toma sus responsabilidades muy en serio – Concluyó casi dramáticamente Jaquie su resumen de la historia que creía.
-¿Has terminado? ¿Sabes? Deberías dedicarte a escribir. Ganarías mucho dinero, aunque la crítica estoy segura te destrozaría.
-¿Y eso por que? Al fin de cuentas es una historia de la vida real. Ya sabes lo que se dice, la realidad supera la ficción. Y apresúrate a vestirte, no tenemos mucho tiempo. Tus cosas ya están listas.
Mientras se vestía, no podía dejar de pensar, eran demasiados los acontecimientos y sobre todo las dudas, muchas cosas no encajaban y solo de pensarlo le daban escalofríos. Su cuerpo parecía saber la verdad, pero su mente se negaba a decírsela, todavía.
-Jaquie, sabes que hay muchas cosas que no están en claro, es una locura que me vaya así sin más con él ¿no crees? – le dijo Allyson esperanzada para que su amiga le animara a escapar otra vez, ¿otra vez?
Esa aparente nueva revelación la dejó fría. ¿Escapar de nuevo? eso ya lo había hecho y de él. Había huido de Máximo Vechio. El por que de eso, debía averiguarlo y lo más pronto posible.
- Ally, algo me dice que debes estar con él. Es el único que puede responder todas tus preguntas y también es con quién debes y sobre todo con quien quieres estar, aunque claro, no lo recuerdes. No me preguntes por que digo esto, ahora mismo no podría explicarlo – la contundencia de las palabras de su amiga la asustó, por que era cierto. Si quería saber quién fue Allyson Castillo todos esos meses oscuros, qué hizo, por qué lo hizo, por qué se casó, por que huyó y tantas cosas más debía irse con Máximo y sobre todo le asustó el saber que independientemente de todo eso, ella quería irse con él, tal como Jaquie le había dicho.
- ¿Qué pasará contigo? ¿regresarás a España?
- Sí, es lo que precisamente haré. Tú al parecer irás al país de donde es tu esposo a...
- Italia – concluyó por ella Allyson.
- ¿Lo has recordado? –preguntó sonriente Jacqueline
- No lo sé, pero no hay que ser adivino para darse cuenta.
- Sí, ¿recuerdas lo que decíamos de los italianos cuando éramos adolescentes? – le preguntó divertida Jaquie.
- Que nos iríamos juntas a Italia, encontraríamos guapísimos italianos y tendríamos apasionados romances con ellos. Para después irnos a Grecia y hacer exactamente lo mismo. Que decadente ¿no? Nos creíamos tan liberadas e independientes en todo, que sólo queríamos pasión, nada de amor y compromisos –Rió nostálgica Allyson.
- Y así lo hicimos, viajamos y conocimos Italia y Grecia pero no fuimos tan liberadas como para tener aventuras amorosas de unos pocos días – Y una leve sombra ensombreció brevemente los ojos de Jaquie, para sonreír inmediatamente después.
- Sí, fuimos un desastre en cuanto a eso en esa ocasión –y rieron con ganas – Pero a pesar de ello, seguimos con la idea de dejar el amor de lado, hasta que fuera conveniente ¿no?
- O hasta que nos enamoráramos, pero nos habíamos hecho tan a la idea de que el amor no era tan importante que pensamos que no sucedería, pero sucedió ¿no es así?
- No que yo recuerde – trató de bromear Ally – hasta donde yo recuerdo, los compromisos amorosos no eran lo mío.
- Al parecer el amor es como una enfermedad de la que uno no siempre se puede escapar. No es un pecado el que te hayas enamorado, estoy contenta por ello, por que tuviste el valor de hacerlo, de dejar tu preciosa libertad para estar con él. Deseo de todo corazón que recuerdes todo, sobre todo para que me digas que se siente – sonrió casi tristemente jaquie – Ah, y algo igual de importante para que me digas, por que escapaste. A lo mejor el matrimonio era lo que siempre pensamos, ¡la cárcel! Pero yo dudo que te hayas casado con alguien que te quisiera tener en una jaula de oro Ally, así que anda, vamos, que seguro ha de estar impaciente ese marido tuyo. Todo saldrá bien y si no es así recuerda que me tienes a mí aparte de tus padres y tu ahora querida abuela y que te quiero como a mi hermana – Dijo Jaquie tratando de aligerar la difícil situación a la que se tenía que enfrentar su amiga.
- Lo se, jamás lo he dudado, yo siento lo mismo – se abrazaron fuertemente y ambas tenían los ojos húmedos, cuando segundos después se abrió la puerta.
Max apareció en el umbral de la puerta. Alguien de su equipo recogió sus cosas y salió de la habitación.
- Es hora de irnos – dijo Máximo, increíblemente tranquilo.
- Sí... - de repente el peso de la situación cayó sobre ella –
- Ahora mismo, no el año entrante – surgió el Máximo autoritario.
- Mantén informada a mi abuela, que no le diga nada a mis padres, yo hablaré con ellos y tú avísame cuando llegues a casa, estaré en contacto contigo – le dijo rápidamente Allyson y en voz baja a Jaquie, se giró hacia la puerta y hacia Max, se detuvo abruptamente. Volvió, abrazó rápido a su amiga y le susurró al oído- Te quiero - Y salió inmediatamente de la habitación sin detenerse.
Un fuerte dolor de cabeza empezó a apoderarse de ella, se recostó sobre el asiento de piel del auto que los llevaba en ese momento.
Máximo la había alcanzado sin problema en cuanto ella hubo salido de la habitación y la había guiado hacia una salida trasera del Hospital, donde para su alivio no había ni un solo reportero.
No había protestado, no había dicho nada y no por que asimilara la situación, si no por que los momentos vividos hacía tan poco habían terminado por agotarla al extremo de que no recordaba haberse sentido tan cansada ni siquiera después del accidente.
Puso el dorso de su mano sobre su frente y sobre su sien, como si con ello pudiera aliviar el dolor que parecía aumentar por momentos.
-Toma esto, te ayudará, te las han recetado - le dijo Max y la sorprendió pasándole dos pastillas y un vaso con agua.
Las aceptó y tomó sin dilación pero para su incomodidad, vio como Máximo la observó, pendiente de ella.
Masculló un "gracias" no tan amable, y él simplemente sonrió sin rastro de ironía en esta ocasión, lo que la desconcertó una vez más.
- ¿Te sientes mejor? – le preguntó él, en cuanto llegaron al Aeropuerto Internacional de la ciudad de México. Ella no se había molestado en contestarle. El trayecto había sido corto desde el Hospital, el dolor había disminuido si bien, aún no desaparecía por completo. El cansancio había aumentado y sin embargo la presencia del hombre que tenía a su lado era lo que realmente la tenía en ese estado deplorable. Al bajar del auto, la había tomado de la mano y cuando ella había intentado quitarla, la había tomado con más fuerza.
La mirada asesina que le envió, pareció no producir ningún efecto en él. Se puso a hablar por su móvil, sin soltarla como si ella fuera a escapar de un momento a otro y avanzando hacia la sala donde esperarían para tomar su vuelo.
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