Capítulo 25
- ¿Podrías estarte quieto? – Preguntaba tranquilamente Fabricio como si hablara con un niño de 8 años – Empiezas a marearme y además no me gustaría que quedara marca en la alfombra.
- ¡No es divertido!- Bramó Máximo deteniéndose.
- ¿No? Bueno, deberías verte – Exclamó su abuelo con un asomo de sonrisa en los labios.
- La he perdido – Dijo de pronto y se sentó desganadamente en un sofá, bebiéndose de paso un buen vaso de whisky.
- ¿Te ha dejado?
- Y yo la dejé marchar.
- Hiciste bien en respetar sus deseos.
- No dejo de repetírmelo, pero lo único que creo que debí haber hecho es retenerla y explicarle que no me importa nada de lo ocurrido, nada del pasado y que yo... - Se calló de pronto y se sirvió más licor.
- ¿Qué tú qué...? – insistió su abuelo con ojos curiosos.
- Nada. – Contestó reacio bebiendo de golpe.
- Si sigues así, entonces verdaderamente la perderás- Sentenció Fabricio.
- ¿Así como? – Preguntó muy a su pesar por haberlo hecho.- ¿bebiendo?
- No me refiero a eso y lo sabes.
- ¿Entonces? Mira abuelo, ahórrate la charla.
- No, por que viniste aquí precisamente a recibirla y te mereces eso y más por ser tan estúpido – Concluyó alzándole la voz por primera vez en su vida. Los ojos de Máximo se agrandaron como si no pudiera creerlo y toda su atención se centró en su abuelo.
- Abuelo yo...
- ¡Tú nada! Crié a un hombre no a un pelele que no sabe que hacer cuando está a punto de perder a la mujer de su vida.
- Bueno, sí. Pero no es tan sencillo, hay cosas que tú no comprenderías.
- Comprendo perfectamente ¿le has dicho que no te importa si te fue infiel? ¿le has dicho que estás dispuesto a dejarla que compruebe su inocencia? Pero sobre todo – Añadió con ojos brillantes- ¿le has dicho que la amas a pesar de todo?
- ¡No es tan sencillo! – Explotó Máximo levantándose y emprendiendo de nuevo su ir y venir.
- ¿Se lo has dicho?
- No. – Dijo de pronto y sintiéndose el mas grande imbécil del planeta.
- ¿Qué esperas entonces? – Lo apremió su abuelo.
- No querrá verme, ella me odia.
- ¿Te lo ha dicho?
- Creo que sí.
- Le daría toda la razón – Sonrió al ver la mirada asesina de su nieto- Creo que aun te ama y que aun tienes una oportunidad, aunque no te la merezcas. La pregunta es ¿Qué estás esperando?
- Tengo miedo de que sea demasiado tarde – Dijo en voz baja y se sumieron en un silencio que sin embargo no era incomodo, por fin había admitido que estaba temeroso y no solo eso, aterrorizado ante la idea de perderla. Lo que ella hubiera hecho antes no tenía ya sentido, lo único que le importaba ahora era recuperarla y demostrarle cuanto la amaba, pero tenía miedo de que ella no sintiera por él más que odio.
- No lo es, si realmente la amas, no lo es.
- La adoro – dijo Máximo con fervor.
- Ve por ella entonces...
**************************
- ¿Qué tú hiciste qué...? – Decía con los ojos como platos Jaquie tratando de entender lo que le relataba Allyson, mientras las dos estaban sentadas cómodamente en un sofá de la casa de Allyson después de un entusiasta encuentro ocurrido por la mañana y después de un breve resumen omitiendo muchas cosas acerca de sus días con Máximo por que no se sentía suficientemente fuerte para decirlo todo.
- Bueno... no es para tanto. – Balbuceó Allyson - ¿Más café? – Añadió con una resplandeciente sonrisa.
- De café nada- dijo Jaquie incorporándose de un salto y dirigiéndole una mirada de esas que hacían que Allyson dijera absolutamente todo – Ahora me dices todo, pero todo Allyson o me encargo personalmente de que sueltes toda la información.
- ¡Qué agresividad!
- ¿Y tú me acusas de agresividad? – Dijo Jaquie con expresión divertida en el rostro – Eres tú la que le dijo que tenía intención de romperle la cara. – Dijo refiriéndose a Stefano.
- Y era cierto – Dijo la aludida algo malhumorada.
- Y te lo agradezco – Dijo Jaquie riendo para entonces – Pero es bastante más fuerte que tú y yo juntas.
- Sí, Stefano ciertamente es todo un espécimen. Pero estaba con Máximo y supongo que eso me daba un poco más de valor.
- Ya hablaremos con más calma de esta nueva separación de Máximo, pero antes dime ¿Cómo rayos supo Stefano dónde estaba?
Stefano Troyanos se había presentado en la mismísima Islandia, en la base que usaba la revista para sus empleados y discutido con toda su natural arrogancia y exigiendo le dijeran en que parte de ese País ella se encontraba. El jefe a cargo de la expedición fotográfica se había rehusado a decirle su paradero lo cual había enfurecido más a Stefano. Jaquie ya estaba en la capital, en la base y lista para abordar un avión de vuelta a casa, había incluso alcanzado a oír la voz furiosa de él, logrando que toda su piel se pusiera chinita tan solo al escucharlo. Había tenido que plantar con firmeza los pies en el piso para no salir como una loca corriendo a verlo. No comprendía por que después de lo mal que habían terminado ellos dos y después de tanto tiempo la estuviera buscando. Aprovechando el escándalo salió de allí y abordó ese avión antes de que ella misma se traicionara e hiciera el ridículo.
- Tú le dijiste a Máximo donde estabas y él se lo dijo a Stefano.
- Traidor – dijo Jaquie. – Pero que se podía esperar.
- Es lo mismo que les dije en ese momento. Hay una cosa más – Dijo Allyson nerviosa.
- ¿Es que hay más?
- Sí, verás... Le dije que tú, te ibas a casar en unas semanas.
- ¡¿Cómo?! – casi gritó.- ¿Te volviste loca?
- No pude evitarlo – Decía Allyson rápidamente. – Lo vi ahí tan arrogante pensando que tú no lo habías olvidado que...
- Es cierto – dijo con tristeza desplomándose en el sofá.
- ¿Qué cosa?
- No lo he podido olvidar – Ante el silencio de Allyson dijo: ¿No vas a regañarme por eso?
- Vi su expresión cuando se lo dije, se puso pálido como si hubiera sido todo un golpe. Además soy la menos indicada para reprenderte por eso.
- Ya veo, Stefano seguro actuaba... – Dijo apartando por un momento el recuerdo de Stefano de su mente - ¿Me dirás que es lo que pasó entre ustedes? –Dijo su amiga cambiando de tema y enfocándose en ella.
Y muy a su pesar y no por que no confiara en Jaquie, si no por que le resultaba doloroso hablar de lo sucedido entre ella y Máximo, se encontró contándole todo. Las fotos, lo que en realidad había pasado, que su memoria había vuelto y que ella y Máximo no tenían futuro así como su plan para irse a Bali.
- Iré contigo por supuesto – Dijo Jaquie cuando ella concluyó.
- Algo me dice que no podré impedírtelo – Aceptó con una sonrisa.
- Si lo amas, debes estar dispuesta a perdonarlo. – Añadió muy seria.
- ¿A pesar de todo? – Dijo Allyson sin poder creer las palabras de su amiga.
- Esa decisión solo te corresponde a ti y sólo tú sabes si vale la pena y si pueden olvidar todo lo pasado.
- No puedo creer que seas tú la que me diga eso.
- Bueno, dime loca pero por lo que vi en el Hospital...sí, a pesar de su pésimo humor cuando al fin te encontró, vi verdadera preocupación en su rostro cuando te desmayaste y en las conversaciones que tuve con él por teléfono preguntándole por ti, me pareció que ese hombre te amaba.
- Máximo no ama a nadie y menos a mí. – Dijo Allyson con amargura.
- El resentimiento, la frustración, el miedo hace que pensemos lo peor. Aunque a veces no hay ninguna solución y me refiero a Stefano y a mí, que me busca para solo Dios sabe que. No hay nada que nos una a él y a mí, al contrario de ustedes.
- A estas alturas se me hace imposible llevar una vida normal al lado de Máximo.
- Ahora lo único que necesitamos es llevar a cabo este plan y llevar con nosotras la garantía que no haga dudar a Máximo y piense que estas en Bali para reunirte con tu supuesto amante.
- Sí, pero ¿Quién? – Dijo frustrada Allyson pero casi inmediatamente una idea surgió en su cabeza y gritó espantando a Jaquie. - ¡Ya sé quién!
El viaje se tuvo que retrasar un día mas para dar tiempo a la persona que las acompañaría y de la que Máximo jamás dudaría. Allyson daba gracias al cielo de que esta persona no se hubiera negado, es más, se mostraba contento y decidido de acompañarlas.
Todo tenía que salir bien se decía Allyson con firmeza.
Tenía que probar su inocencia y después viviría su vida tratando de olvidarlo, cosa que se le antojaba imposible pero sobreviviría, ella era una luchadora ni más ni menos.
Dos días sin ella, casi tres y Máximo se estaba volviendo loco sobre todo porque no tenía idea de su paradero. Había ordenado que verificaran que llegara con bien a casa de sus padres y después había ordenado que se retirara el equipo de seguridad, no quería que se sintiera acosada. Pero ahora comprendía la enormidad de haberlo hecho, por que una vez tomada la decisión de ir por ella y arreglar las cosas le había llamado y no había contestado nadie, inmediatamente había dado ordenes que se cercioraran si había salido de la casa o del País y le informaron que ella se había vuelto a ir y no tenían la menor idea de a donde. Le hubiera encantado descargar su furia, pero dio ordenes precisas de que la localizaran y no le llamaran si no era para decirle su ubicación exacta, la vez pasada había tardado meses en saber de ella y había sido por pura casualidad, un miembro de su equipo de vigilancia y seguridad estaba de vacaciones en la ciudad de Querétaro en México y la había visto, él era el que había dado el aviso y aunque la había perdido de vista, había sido sencillo encontrarla por el maldito accidente ocurrido después. No estaba en México, eso ya estaba más que comprobado ¿Dónde rayos estaría? ¿Sería posible que esta vez no la encontrara nunca? El solo pensarlo le hizo sentir mareado y se sentó tratando de no explotar de tensión, frustración y remordimientos. Se lo merecía pensó, todo lo malo que pudiera pasarle a él, se lo merecía.
No podía quedarse de brazos cruzados así sin más. Tenía que buscarla, él la conocía y Allyson no estaría demasiado tiempo alejada de lo que le apasionaba. Trabajando en algún sitio lleno de ruinas o de bibliotecas antiguas, analizando fragmentos, dando clases o con sus padres. Aunque estos últimos estaban sometidos a una estrecha vigilancia sin que lo supieran y Allyson no había dado señales de ir con ellos. La otra posibilidad era... no, no quería ni pensar en que ella estuviera camino a reunirse con el hombre que le había arruinado la vida.
Allyson sentía los nervios a flor de piel mientras miraba por la ventanilla. Lo primero era hallarlo se decía, Bali no podía ser tan grande como para no encontrar a William y cuando lo hiciera... no sabía que haría primero. Deseaba ser mil veces más fuerte o tener incluso algún súper poder para aplicarle el mejor de los tormentos. Aunque tenía que hablar y hacer que confesara toda la verdad. A lo lejos le llegaban las risas de Jaquie con su acompañante, viajaban en el avión privado de él, su garantía pensaba con tristeza. Sin él Máximo jamás creería en ella, era demasiado triste pensar que tenía que recurrir a ello para lograr que la creyera.
- ¿Puedes decirle a mi abuelo que me voy de viaje? – Decía Máximo a la enfermera de Fabricio, listo para irse.
- Me temo que no. Él no está.
- ¿Adonde fue? – Preguntó sorprendido, pues su abuelo ya no viajaba bajo ningún concepto.
- Me pidió te dijera que iba en la mejor de las compañías, ni siquiera quiso que yo fuera- Dijo ella con tono de reproche. – Se fue a Bali y dice que si quieres recobrar lo que más amas en esta vida, tú también deberías ir...
Bali, isla preciosa en prácticamente todo el año, la Isla de los Dioses famosa por sus elaborados templos, con playas de arena blanca y negra, contraste maravilloso, con su gente amable dedicándose al cultivo de la tierra, la pesca y al turismo, gente que en total hacían la suma aproximada de tres millones pensó casi con desesperación Allyson una vez registrados en el Hotel que dicho sea de paso, la isla contaba con algunos de los mejores hoteles del mundo.
Tres millones se repetía mientras esperaba que Fabricio, el abuelo de su esposo se registrara. Aun no se podía creer que hubiera aceptado acompañarla en sus planes que empezaba a ver un tanto impulsivos, aunque no se arrepentía para nada de haberlo hecho. Sonrió al ver la afable mirada y sonrisa de Fabricio, lo quería como si fuera su propio abuelo y lo que él estaba haciendo en esos momentos no tenía ni tendría jamás precio ni comparación.
Se acercó a él y lo abrazó cariñosamente, mientras por el rabillo del ojo veía a Jaquie sacando fotografías, le había pedido que esperara a que se instalaran para que saliera al exterior a tomar fotos. Pero el espíritu de la fotografía tenía posesión de su amiga y ahí estaba sin salir del Hotel, pero fotografiando unas mascaras que se hallaban en el vestíbulo como parte de la decoración del Hotel.
- Puedes surfear o hacer cualquier deporte acuático. – Le dijo en broma Allyson a Fabricio.
- Creo que prefiero ir a contemplar la puesta del sol o ir al templo de lo monos. – Contestó riendo.
- Creo que haré uno de esos paseos a camello e iré a visitar los miles de templos, adentrarme en la selva, tomar millones de fotografías y... – Decía emocionada Jaquie que acababa de acercarse a ellos.
- Y nada...- interrumpió Allyson – Al menos no mientras no encontremos a ese bastardo.
- Si, por supuesto – Dijo Jaquie y con una descarada sonrisa siguió: ¡Esto es genial! Y mira que he estado en muchos sitios, podemos también visitar los manantiales, la jungla, los pueblitos... una vez que le haya sacado los ojos a William- añadió- No hay porque arruinar esta visita yéndonos después de haberlo asesinado.
- ¡Jacqueline! ¡cállate! – susurró Allyson pero conteniendo las ganas de reír. Cosa que no hizo Fabricio y reía a carcajadas.
- Estar con ambas es una delicia – decía encantado. – Vamos a nuestras habitaciones a descansar un poco. He investigado un poco y podemos conseguir quien haga averiguaciones y nos de el paradero de la persona que buscamos – Dijo en vos baja mientras se dirigían a los ascensores.
- Espero que no nos lleve mucho tiempo –dijo Allyson esperanzada.
- Esperemos que no querida.
Pasadas unas horas ya había una persona que buscaba a Sir William Carlton, Allyson estaba segura que no se habría quitado el trato de Sir y que eso sería de ayuda en la lucha por encontrarlo. Tanto Fabricio como Jaquie le habían animado a que se relajara un poco, cosa que no veía tan fácil.
Había dormido un rato y tenido pesadillas donde le suplicaba a Máximo que le creyera. Se despertó resuelta a encontrar a William a como diera lugar, pero también tenía que relajarse un poco, su situación emocional empezaba a afectarla físicamente, los dolores de cabeza amenazaban con volver y ella quería estar cien por ciento bien. Se puso el traje de baño y un sarong encima lista para reunirse con Fabricio y Jaquie en la playa pero antes de hacerlo marcó nuevamente el número que tenía de William, para su sorpresa la llamada estaba conectando sin problemas, pero claro estaban en el mismo sitio. Casi enseguida una voz femenina respondió y Allyson se quedó muy quieta intentando pensar que hacer a continuación ¿Y si era un número equivocado? ¿Si solo era una mala broma del amigo de William? No eran momentos de cuestionamiento.
- Buenas tardes busco a Sir William – Dijo tratando de poner su voz más profesional.
- ¿Quién lo busca? – Preguntó recelosa. El pecho de Allyson saltó de alivio al comprobar que el número era correcto.
- Hablo del instituto Maurer, -Inventó sobre la marcha- Estamos seguros que a Sir William le interesará mucho realizar las investigaciones de unas piezas egipcias que llegaron a nuestras manos.
- Oh, un trabajo...- dijo la mujer en una mezcla de interés y sorpresa. – Él no quiere ser molestado, está tomándose un año sabático pero...
- Lo sabemos- dijo rápidamente Allyson – Pero estamos seguros que esto le interesara enormemente y además la comisión es bastante buena, ya no digamos el prestigio. Si me da su dirección hablaré con él personalmente – Añadió Allyson poniendo todas sus esperanzas en la contestación de la mujer.
- Pues... no sé si él realmente lo desee.
- ¿Estoy hablando con su esposa? – Dijo Allyson para tratar de conocer la identidad de la mujer y deseando que así fuera.
- Oh, no – rió encantada- Soy su novia.
- Gusto en conocerla al menos por teléfono mi nombre es Luciana Montellini y usted...
- Me llamo Ada... Probablemente a mi William le interese el trabajo que le proponen, económicamente no ha estado muy bien y pues...- Se calló repentinamente al darse cuenta que había hablado de más.
- No le diga nada, mire, mejor me presento y le digo que su buen amigo el Sr. Mendoza me dijo donde estaba y así hablo personalmente con él. Seguro que podré convencerlo – Dijo lo más persuasivamente que pudo.
- ¿Ah si? ¿Y por que cree que podrá convencerlo? – Dijo la mujer mostrando celos y agresividad en la voz.
- Por el incentivo económico que llevo por supuesto ¿Por qué más? – Dijo Allyson inmediatamente pero con voz tranquila.
- Oh, sí por supuesto – dijo Ada algo apaciguada – Está bien le daré la dirección, es en la zona de Ubud, cerca del Lotus café hay una villa donde se alquilan habitaciones, la dueña es una española es muy fácil llegar.
Allyson para entonces ya brincaba contenta por toda la habitación con el teléfono en la mano.
- Pero él ahora mismo no está – dijo Ada- Volverá dentro de unos días, no sé en cuanto tiempo.
- ¿No está? – Repitió disipándose la burbuja de euforia.
- Quizás en unos cuatro o cinco días no lo sé, tenía que ir a Java, a Yakarta, a veces trabaja en el Prambanan.
El templo hindú pensó Allyson. William detestaba todo lo que tuviera que ver con el hinduismo y eso era algo que ella sabía, debía estar muy desesperado de dinero o también era su tapadera perfecta, ella jamás lo hubiera seguido o buscado en alguna Isla de Indonesia donde la gran mayoría era hindú. Por que William si que podía estar seguro que ella lo buscaría para hacerlo tragarse sus palabras, aunque lo que más temía al parecer era la furia de Máximo.
- Gracias, me pondré en contacto – Finalizó la conversación.
- Por favor hágalo – Dijo Ada.
- Sé dónde está.- Dijo Allyson en cuanto se reunió con Fabricio quien le tomaba fotos a Jaquie teniendo el océano como fondo.
- Eso es tenacidad – Exclamó impresionado Fabricio.- ¿Cómo lo has conseguido?
- Vamos por él – Gruñó Jaquie acercándose.
- Lo haremos, pero no podemos por ahora- Y les relató la conversación.
- Todo saldrá bien. No te preocupes- Dijo Jaquie abrazándola después de que hubo relatado todo.
- Por supuesto que sí – sonrió Fabricio - ¿Quién puede contra los tres mosqueteros? – Y los tres rieron.
- ¡Vamos a bañarnos!- Dijo Jaquie mostrándose animada y Allyson un poco más relajada la siguió.
Si hubiera esperado un poco, habría obtenido la misma información. La persona que contrató Fabricio le dijo lo mismo que ella había averiguado. Ahora era solo cuestión de esperar y de ocupar su mente para sacar a Máximo de todos sus pensamientos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top