∆Capítulo Veinticuatro∆

La sangre hervía en lo más profundo de mi ser.
Todo mi interior se estaba convirtiendo en el interior de un volcán. Solo lava y más lava. Calor y fuego. Dolor y agonía. Erupción y poder.

Me sentía capaz de cualquier cosa en estos momentos. No podría decir abiertamente que sería capaz de asesinar a alguien porque por más que se viera y se sintiera realmente excitante en mis pensamientos no podía volverlos realidad, no era tan capaz de eso como creí. Podría ver felizmente y con satisfacción como el hombre se encargaba de quitarle su último aliento.

Pero más que nada, disfrutaría verlos a ambos sin vida, ver como perderían el color de sus cuerpos, como el aire dejaba de entrar hacía sus pulmones, como sus ojos quedaban carentes de vida.
La misma situación que presencié con mis padres quiero y deseo presenciarla con ellos dos, es lo que ambos se merecen después de todo lo sucedido.

—¡Me das lástima, Alexa!

Ahora que estaba empezando a saber gran parte de la verdad solo podía sentir un inmenso odio hacía ella al lograr por fin ver cuál es su verdadero ser; siento rencor porque por su culpa crecí sin padres, siento tristeza por recordar cada momento que pasé a su lado sin saber realmente lo que era, siento decepción porque ella se había convertido en el orgullo de Lea y de mi y ahora solo es una decepción más en mi vida, y por último siento asco y lástima de ver en lo que se convirtió su vida. Todo era una mentira, toda ella, todo a mi alrededor, todo se basaba en una mentira que poco a poco fue creciendo hasta que su peso ya no pudo ser aguantado.

—Creo que debería terminar de relatar la historia porque presiento que tu tía tendrá un colapso mental si sigue. —interrumpió de nuevo el hombre. Me era extraño saber su nombre y el apelativo por el que lo conocían, siempre lo había llamado por hombre o asesino y ahora no podía decirle de otra forma.

—No estoy segura de querer escuchar el resto.

Me siento tan patética y contradictoria. Toda mi vida esperé este momento y ahora que la verdad por fin esta saliendo a la luz ya no quiero seguir oyéndola.

De solo saber que todo fue producto de unos celos enfermizos me da tanta cólera. Es increíble ver como las personas se transforman hasta el punto de ser irreconocibles.

El mundo es un asco. Y las personas no se quedan atrás.

Tantas cosas buenas que podemos hacer para mejorar nuestra vida y poder ayudar a otros y solo nos enfocamos en discrimar, juzgar, y dañar a los demás.

Los humanos somos tan egoístas que es increíble ver como el mundo aún no ha llegado a su fin.

El día en que la humanidad deje de existir, ese día la tierra volverá a vivir.

—Claro que lo estás, preciosa. Aún falta mucha tela por cortar así que ponte cómoda porque todas tus dudas serán respondidas. Tu tía debe pagar por sus errores así como yo también lo haré.

¿Y eso qué significaba?

—¿En qué momento ella decidió planear la muerte de mis padres? —le pregunté.

Decirle ahora “tía” se sentía completamente horrible para mi, como si esa palabra llevara un peso tan grande que decirla después de todo lo que he escuchado se sentiría como una simple burla porque ella para mi ha dejado de ser mi tía, aunque la sangre o el apellido nos una, ya no hay más nada que lo haga, porque el amor y el cariño que algún día sentí por ella esta siendo enterrado así como fue enterrado el cadáver de mis padres.

—Alexa no planeó nada de la noche a la mañana. Eso fueron años y años de pensamientos indebidos. Cuando nos conocimos tus padres recién se habían casado. Debo admitir que anduve detrás de ella durante un par de años hasta que por fin me dio luz verde. Ella siempre me dijo que tu padre le decía cosas inapropiadas y trataba de buscar la manera de tocarla indebidamente. Claro está que cuando supe de eso quise enfrentar al tipo y propinarle unos cuantos golpes pero ella no me dejó aludiendo que si lo hacía probablemente él se haría la víctima y diría que todo se lo había inventado para intentar llamar la atención. Así que simplemente dejé que las aguas se calmaran.

Seguía sin comprender como un ser como ella podía mentir tan fácilmente y hacer que las personas confiaran ciegamente sin dudar ni por un segundo.

—Pasaron un par de semanas y la cosa seguía empeorando. El día en que me dijo que él había abusado de ella y estaba a punto de hacer lo mismo con tu hermana y contigo juro que no pude soportarlo más. —admitió con pesar. Como si recordara como vivió y se sintió exactamente en ese momento— Fue cuando confesó lo de su plan y me convenció de llevarlo a cabo. Accedí sin muchos peros porque pensé que la vida de ella y la de ustedes correría mucho peligro si tus padres seguían con vida.

Cada pieza de nueva información se unía con la interior y los enredos en los que se había convertido mi cerebro ahora se iban desenredando poco a poco sin mucho esfuerzo.

—¿Así que planearon lo del secuestro y ejecutaron el plan? —ya no había duda de lo que decía.

Él asintió.

—Tu tía me había dicho que justamente ese día iban a ir a un restaurant a celebrar en familia los cuatro, era el momento perfecto para por fin llevar el plan a cabo y así fue como sucedió. Contraté a unos amigos para que me ayudaran en la intersección y traslado, luego cuando estuvieron completamente amordazados en la cabaña y sin posible escapatoria ellos se fueron y me dejaron solo para terminar lo que estaba empezando.

Cada pieza ahora iba encajando perfectamente.
Siempre creí que él solo había matado a mis padres por simple venganza, quizás le debían dinero o algo parecido pero no, todo fue simple y sencillamente un plan para hacerles pagar algo que no habían hecho.

—¿Por qué no averiguaste de verdad si ellos hacían lo que ella te dijo? ¿Por qué simplemente deciste asesinarlos sin más? 

Si alguien como él pudo matar sin escrúpulos, sin estar totalmente seguro de si era o no verdad, entonces era capaz de hacer cualquier cosa que quisiera.

—No necesitaba averiguar o buscar pruebas, ella me las presentaba. —hundí mis cejas confundida— Habían días en que llegaba con marcas en sus brazos, producto del forcejeo que según hacían cuando él intentaba tocarla. Cuando me dijo que había sido abusada me mostró marcas en todo su cuerpo, no necesité más pruebas de las que ella me estaba mostrando.

Desvié mi vista hacía ella, seguía estando en un trance en el que era imposible sacarla. Tenía sus manos presionadas en sus oídos y los ojos cerrados mientras siseaba palabras que no lograba entender.

—¿Qué le sucede? —le pregunté, como si él supiera lo que le pasaba.

Jamás la había visto de esta forma, era como ver a una loca en acción. No sabía si debía hacer o decirle algo.
Mis ataques eran completamente diferentes al estado en el que se encontraba, pero a la vez tiene ligero parecido, por eso no sé si es bueno acercarme y susurrarle algunas palabras.

—¿No lo sabes? —preguntó, pero era más que obvio que no.— Tu tía sufre de episodios de ansiedad.

—¿Qué?

¿Ansiedad?
¿En serio?
¿Como nunca lo supe?

—Ansiedad, preciosa. Tu tía sufre de eso. Y es algo raro puesto que no lo desarrolló completamente y siempre trata de no demostrarlo.

—¿Cómo lo sabes?

—Convivi con ella un año entero ¿recuerdas? Habían cosas que simplemente no encajaban con su personalidad así que indagué.

Mi tía era una completa loca desquiciada que sufría de episodios de ansiedad.

—Nunca lo noté.

Y era así, mi tía nunca dio señales extrañas para siquiera pensar en algo parecido.

—Porque ella lo oculta muy bien.

Yo nunca puedo ocultar mis miedos ni los ataques de pánico que sufro pero ella si puede ocultar tanta información en su vida.
Esto es todo al revés.

—Sé que te parece extraño. —dijo acercándose— También lo creí cuando supe la verdad pero viniendo de ella nada puede sorprendernos.

Nada podía sorprenderme a estas alturas, si alguien venía a decirme que había nacido con el superpoder de volar como superman simplemente le creería sin darle el beneficio de la duda.

—Así que ella aparte de mandar a asesinar a mis padres por celos también sufre de ansiedad, me mintió toda mi vida y no solo eso sino que también salió con un fugitivo de la ley. ¿Algo más que deba saber?

Mi cerebro podía explotar en cualquier momento por tanta nueva información.

Sí, siempre quise saber el transfondo que hubo en la muerte de mis padres pero no sabía que para eso tendría que saber y comprender muchísimas cosas más que me dejarían agotada mental y físicamente.

—Eh, deja que lo pienso —se sentó de nuevo en el colchón mientras colocaba una de sus manos en su barbilla pensativo— Lo de tu tía suele pasar luego de unos minutos. Además cuando tu tía y yo fuimos pareja aún no era buscado por la ley. Fue después de la muerte de tus padres que todo en mi vida cambió.

Hablando de eso, aún había algo más que tenía rondando por mi mente.
Muchas dudas que serían respondidas si hacía una sola pregunta.

—¿Por qué saliste ileso de las investigaciones de la muerte de mis padres? —esta pregunta no dejaba mi mente ni por un segundo. Día y noche hacía estragos ahí dentro de mi cerebro.

Él recostó su cuerpo de la pared a nuestra espalda y estiró los pies delante de si para estar cómodo.

—Digamos que para ese entonces no era la persona que soy ahora, es decir, no era tan poderoso, buscado y temido como ahora pero... —ensanchó una sonrisa al decir la última palabra— Siempre hay un pero ¿no lo crees? —asentí sin saber que más hacer— para ese entonces seguía teniendo gente a mi lado, incluso agentes de policía. Mi padre fue alguien poderoso y yo debía de seguir sus pasos, así que no fue nada difícil salir de ese proceso cuando ya habían personas a mi lado ayudandome.

Eso respondía solo alguna parte de todas las dudas que tenía. Todo encajaba mejor que antes. Ahora todo tenía mucho más sentido.

No fue apresado o capturado por el simple hecho de que su padre había sido alguien poderoso quizás en la política, en la mafia, no lo sé, era algo que por mucho que me carcomiera por dentro para preguntar no lo iba hacer.

—Pero basta de tanta plática. Ya me he cansado de contar viejas historias. Creo que lo que querías saber ya efectivamente lo sabes. Ya obtuviste lo que querías, ahora es mi turno de obtener lo que yo quiero. —no me dio tiempo de preguntar que era lo que quería exactamente cuando con suma fuerza me jaló posicionándose nuevamente encima de mi— Y lo que quiero justo ahora eres tú.

El miedo volvió a invadirme como si de una ráfaga de viento se tratara.

Iba a abusar de mi, lo sabía. Mis padres nunca lo habian hecho como él pensaba y ahora él simplemente lo iba a hacer conmigo.

Si esto pasaba y él lograba su cometido ya nada tendría sentido para mi.

Primero mis padres muertos.
Luego mi tía y todas sus mentiras.
Ahora saber que iba a ser abusada y simplemente no podría hacer nada. Él me tenia a su merced y podía hacer conmigo lo que quisiera sin que alguien más lo detuviera.

Quería ser fuerte, siempre quise ser fuerte. No solo por mi sino por Lea, porque ella merecía crecer en una familia donde los problemas del pasado no la embargaran cada día, ella merecía tener una hermana mayor fuerte y capaz de hacer cualquier cosa por ella y aún así yo no pude darle ninguna de esas cosas. Por mi culpa Lea no tuvo lo que merecía por eso ya nada sería de importancia para mi. Todo estaba estropeado, mi vida era un completo desastre y ella estaría mucho mejor sin mi.

Perdoname, Lea. Se que no me escucharás pero espero que al menos algún día me perdones por haberte abandonado.

Cerré mis ojos, preparándome para lo que sea que se avecinaba. No podía luchar, no lo haría. Ya estaba cansada y harta de este mundo. Ya no quería seguir viviendo.

Él dejó un pegajoso y húmedo beso en mi cuello, subió sus manos por el costado de mi cuerpo y llegó hasta lo alto de mis senos, los dejó a un lado, a pocos centímetros de tocarlos; quería llorar, vomitar, escupirlo pero no lo hice, solo me quedé inmóvil, haciéndome a la idea de que este era el inicio de mi fin.

Sentí su respiración subir hasta mi barbilla y quedarse ahí, esperé un nuevo movimiento, algo que me hiciera sentir aún peor pero solo dejó otro húmedo beso en mi mejilla antes de alejarse. Abrí mis ojos encontrándome con los suyos; oscuros, sin brillo o alguna muestra de emoción, solo dos cuencas que con cada mirada me ponía aún más nerviosa que antes.

Él sonrió abiertamente antes de alejarse completamente y bajarse del colchón. Hundí mis cejas confundida. Me levanté en seguida y me arrinconé de nuevo a un lado, creyendo que en cualquier momento volvería a por mi. Pero no fue así.

—No me mires así. —habló en voz alta.

—¿Qué sucede? —preguntó Alexa volviendo por fi en sí.

—Nada, querida. Solo que tu sobrina ya está enterada de todo y es hora de terminar lo que quería iniciar ¿no crees?

—¿A qué te refieres? —no sabía que pensar. Todo esta situación me tenía confundida.

—¿Qué nos harás? —ahora el miedo volvía a surcar el rostro de ella.

—A tu sobrina nada, a ti muchas cosas.

¿A mi nada?
¿A ella sí?
No entendía nada.

—¿No me harás nada? —pregunté, estando más confundida que antes.

—No.

—¿Entonces por qué me dijiste que me querías?

—Te quiero, pero libre.

¿Libre?
¿Estaba soñando?
¿Esto era una broma?
Porque si era así haría que el de la mente maestra la pagara.

—No comprendo.

Él se echó a reír antes de acercarse a Alexa y colocarse en la parte trasera, tomandola por los hombros, haciendo que ella diera un respingo del miedo.

—Lo único que quería de ti, Lex Baker, era abrirte los ojos con respecto a todo lo que te rodeaba. Quería que supieras toda la verdad —confesó con esa escalofriante sonrisa que lo caracterizaba— Tú nunca fuiste mi objetivo principal, tú tía sí.

Ella se estremeció, sus ojos me observaron y pude notar lo aterrada que se encontraba en este momento.

Ese era el miedo que había deseado ver en el rostro del asesino de mis padres y ahora lo estaba viendo en ella y me sentía feliz.

¿Era una completa egoísta sin sentimientos por sentirme así?

—¿Por qué... Por qué yo? —preguntó, titubeante.

—Porque siempre fuiste de mi interés. Y lo fuiste aún más desde el momento en qué desapareciste y yo tuve que pagar todas las consecuencias solo. Es hora de que tú también pagues, Alexa.

Desviaba mi vista de uno al otro, completamente absorta en mis pensamientos.

Él pagó.
No sé de qué manera pero lo hizo.
Ella debe pagar.
Ambos deben de pagar.

—Ambos son culpables. Ambos deben de pagar —hablé en voz alta.

Los dos me observaron con reacciones distintas. Ella con asombro. Él con satisfacción.

—Así es, preciosa. —estuvo de acuerdo— Yo no pagué exactamente como debí de pagar y ella tampoco. Creo que es el momento de ambos ¿no?

—¿Qué harás? ¿Contarás todo? ¿Se entregarán a la policía?

Él rió abiertamente.

—No, preciosa. Primero muerto antes que pisar el suelo de una cárcel.

—¿Asesinarás también a mi tía? —no pude evitar preguntar.

—¿Aún la consideras tu tía después de todo lo que sabes? 

No, ella dejó de ser mi tía desde el momento en qué supe todo. Lo único que podía unirnos por desgracia era la sangre y el apellido. Pero si fuera por mi ella podría dejar de existir ahora mismo si era necesario.

—Solo quiero saber como ambos pagarán por la muerte de mis padres.

—No te preocupes, preciosa. Yo me encargaré de que quedes satisfecha con el resultado final.

Iba a decir algo cuando unos sonidos penetraron mis oídos.

Los miré a ambos esperando alguna reacción de ellos. Quizás solo había imaginado lo que oí, quizás mi cerebro estaba jugando conmigo pero no era así. El rostro de ambos me lo confirmó.

El de ella fue de alegría.

El de él confusión.

El mío seguía sin comprender nada.

Me sentía tan estúpida.

—¡La policía! —susurró, con alegría— La policía vino a rescatarnos. —sus ojos brillaron como si hubiesen vuelto a la vida.

—No, querida. —negó él, aún detrás de ella— Vinieron a rescatarla a ella —me señaló— A ti no. Te recuerdo que si sales ilesa de aquí, cosa que no sucederá irías a parar directico a la cárcel, así que prefiero ahorrarte ese mal momento.

Jamás había sentido tanto alivio de oír las sirenas del carro de policía. Ahora se escuchaban con más claridad, estaban aquí. Habían venido por mi.

Sentí mis ojos cristalizarse por el gran peso que fue quitado de mis hombros. Saldría de aquí, saldría de este lugar con vida.

Cuando creí que todo estaba perdido para mi llegó una pequeña luz de esperanza a alumbrar toda la oscuridad que me rodeaba.

—Scorpion. —oí la voz de un hombre penetrar las cuatro paredes de la cabaña— Estas rodeado, no tienes escapatoria. Entrega a la señora Alexa Green y a la joven Lex Baker y tendremos compasión contigo.

—¿Compasión? —rugió irónico— Ellos no saben lo que es eso.

—Sal con las manos en alto. No queremos más problemas. Solo queremos que Lex y Alexa salgan con vida de ese lugar.

—¡No hay trato! —gritó con fuerza para hacerse oír— Solo una de ellas dos puede salir ilesa de este lugar.

—No estamos aquí para hacer tratos contigo. —respondió el mismo hombre. Su voz resonaba por todo el lugar. Supe que estaba hablando por un megáfono— Queremos tanto a Lex como a Alexa con vida.

—¡No hay trato! —volvió a gritar segundos después— Si quieres puedes destruir todo el lugar pero dejame decirte que será mejor que aceptes mi oferta o en vez de tener un cuerpo tendrás dos.

Mi pecho retumbaba fuertemente. Sentí que podía quedarme sin aire por la presión que sentía.

Quería llorar. Quería salir corriendo sin importarme nada.

Minutos atrás ya no quería seguir viviendo porque pensé que todo en mi vida acabaría. Pero ahora que nada había sucedido solo quería salir y ver Lea; abrazarla, llorar. Quería gritar y sacar todo lo que sentía dentro de mi que me asfixiaba con cada segundo que pasaba.

—No estas en posición de exigir, Scorpion.

—Y ustedes no están en posición de darse el lujo de perder dos vidas.

—¡Ayuda! —gritó mi tía desesperada.— ¡Ayuda!

—¡Cállate! —rugió furioso antes de ensestarle una bofetada haciéndola callar al instante.

—Scorpion. Si le haces daño a algunas de las dos estarás en problemas. —amenazó el policía.

—Y si tú sigues amenazándome es probable que dentro de unos minutos tengas el cuerpo de Alexa y Lex si vida.

¡Dios! ¡Dios!
¿Qué haré?
Necesito salir de este lugar pero lo necesito hacer efectivamente con vida.

El silencio nos embargó por largos segundos.
El miedo se acrecentó dentro de mi.

¿Y sí no cedían a las exigencias de Gaspard?
¿Y sí él decidía no dejarme libre?
¿Y si al final terminaba con mi vida en el mismo lugar en el que lo hizo con mis padres?

Mis pensamientos me estaban llevando a un callejón oscuro y sin salida.
Quería huir pero no sabía como.

—Te diré una cosa, Lex Baker. —pronunció mi nombre de manera dura, enviando escalofríos por todo mi cuerpo— Si te dejo en libertad quiero que vivas tu vida, y lo hagas como nunca antes lo habías hecho. Quiero que dejes tus miedos y temores a un lado y te encargues de vivir tu propia vida con libertad.

¿Por qué me decía esas cosas?

Siempre pensé que quería asesinarme como lo había hecho con mis padres y ahora solo quería darme consejos de vida.

—Cuando comenzaste a enviarme las notas supuse que querías asesinarme como lo hiciste con mis padres, ¿por qué ahora solo me pides que viva?

Este hombre era más inconstante que mis cambios de humor.
Todo en mi vida lo era. Parecía que estuviese en una rueda que en cualquier momento podría ser girada y las rotaciones cambiaran.

—Era la única manera de hacerte saber que estaba cerca, pero dejame decirte que nunca tuve nada en contra de ti. —sus palabras solo me confundían mucho más— Cometí el peor error al asesinar a tus padres porque creí que estaban abusando de ustedes, ahora que sabes como sucedió todo y que sé como fueron de verdad las cosas solo quiero intentar enmendar todo el daño que les causé a ti y a tu hermana.

¿Cómo un hombre como él podía decir esas cosas?
Se supone que las personas que son buscadas por policías y que han hecho actos ilegales en su vida no sienten ni piden perdón por nada.

—¿No se supone que los hombres como tú no deben enmendar nada de lo que han hecho?

Esbozó una sonrisa triste. La única que he visto que es realmente genuina y nada de escalofriante.

—Se supone. La sociedad tiene un estereotipo en sus mentes de cómo debemos ser. Y sé que no he hecho nada bueno en mi vida. He estado metido en contrabandos, robos, asesinatos pero porque eso fue lo que aprendí desde niño. Nunca tuve otra opción.

—Siempre la hay. Siempre hay más opciones.

Mi tía nos observaba incrédula, sin saber que decir o como reaccionar ante nuestro intercambio de palabras.

—No para mi, Lex Baker. Para un hombre como yo lo único seguro son dos cosas: La cárcel o la muerte y siempre elegiré la segunda.

Antes de que dijera algo más sacó un arma de la parte trasera de su cuerpo y me apuntó con ella.

Mi tía pegó un grito asustada. Yo solo pude observar el arma en sus manos y en como su mirada se tornaba cada vez más oscura y perturbadora.

—Debajo del colchón hay una tijera, sacala e intenta cortar las cuerdas. —sus palabras me dejaron anonadada.— ¡Hazlo! —gritó— Y rápido.

Me levanté como pude y subí el colchón hasta notar la tijera afilada que había casi al fondo, la tomé e hice lo que me pidió.

—¿La dejarás libre? —le preguntó mi tía esperanzada.

—A ella sí, a ti no.

Corté como pude las cuerdas y mi piel me lo agradeció cuando estuve totalmente libre de ellas.

»Ahora coloca la tijera en la mesa. —indicó— Y cuidado con lo que intentas hacer. Quiero dejarte ir pero eso no quiere decir que no estaré dispuesto a dispararte si lo veo necesario.

No dije nada y nuevamente hice lo que me dijo.
No quería molestarlo ni hacerlo cambiar de opinión. Si lograba salir ilesa les resultaría luego más fácil a los policías lograr sacar a Alexa con vida aunque en lo más profundo de mi ser rogaba para que fuese todo lo contrario.

—Tienes dos minutos para entregarnos a la persona que enviarás. —volví a oír la voz de la persona justo cuando comenzaba a alejarme de la mesa— Necesitamos saber a cuál de las dos nos entregarás. 

—¡Lex Baker! —gritó ensanchando de nuevo esa sonrisa depredadora— Tendrán a su chica en unos segundos.

Él tomó a mi tía por el cuello y la levantó sin mucho esfuerzo. Colocó el arma en su cien y me observó sin dejar de apuntarla a ella.

—¡Vete! ¡Vete! Y espero que de verdad puedas ser libre. —su mirada se posó unos segundos en mi tía antes de decir— Ahora, Alexa y yo tenemos mucho que pagar.

Aunque quería salir de ahí mi cuerpo no me obedeció. Solo pude quedarme observando en como el arma estaba colocada en la cien de ella, en como sus ojos se empañaban por las lágrimas que contenía, en como su rostro cada vez se volvía más y más lleno de pavor.

—Lex... —susurró, tragándose el nudo que le impedía hablar— ¡Ayudame!

Sonreí cínicamente.

—¿Cómo puedes pedirme ayuda después de todo lo que hiciste? 

Su rostro palideció al instante.

—¿Cómo puedes ser así? Soy tu tía. Tenme compasión.

Sus palabras solo hirvieron mi sangre y todo mi ser.

—¿Compasión? ¿Así como la que tuviste con mis padres? ¡Por Dios, Alexa! No me hables de compasión cuando es más que claro que tú no conoces el significado de esa palabra. 

Suspiré y los observé una última vez.
Un sentimiento que nunca antes había sentido se instaló en lo más profundo de mi pecho. Era como sentir una felicidad incapaz de ser borrada, como sentir una ligera paz en todo tu ser.

Scorpion me observó con orgullo y excitación, dos sentimientos que nunca creí ver en él y asintió, dándome a entender que ya era hora.

Giré en mi sitio y caminé como pude hacía la puerta, mis piernas se sentían débiles pero no iba a permitir que en estos momentos en que más las necesitaba me abandonaran sin más.

Respiré hondo y salí. El aire frío de la noche recibiéndome con los brazos abiertos.


•••

¡Oh Por Dios!
¡Oh Por Dios!
que no lo he dicho pero esta historia ya está a punto de finalizar.

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