∆Capítulo Seis∆

Estaba realmente nerviosa, mi mente imaginaba miles de escenarios donde todo lo que intentábamos hacer nos resultaba terriblemente mal, donde nuestras investigaciones solo nos llevaban a un callejón sin salida ni retorno, y se que si esas cosas pasaran me sentiría triste, decepcionada y me hundiría más en mi depresión y miedo.

Desde hace algunos años quise saber que había pasado realmente con mis padres y su caso, pero sentí que no sería capaz de aguantar una decepción más cuando no obtuviera nada, cuando me diera cuenta de que si el caso quedó inconcluso era porque realmente no habían conseguido ninguna información que ayudara con encontrar al culpable. Aquella persona que estuvo detrás de la muerte de mis padres hizo todo con suma precaución, todo fue planeado y premeditado por alguien que sabía realmente lo que hacía.

Pero aún así hay dudas en mi de si de verdad las autoridades nunca lograron encontrar algo que los llevara hacía el culpable o si algo más pasó, algo que no se y no creo que pueda descubrir.
Algo en mi interior me dice que si intento indagar sobre el tema y buscar información sobre el asesinato de mis padres encontraré cosas que ni siquiera sabía que buscaba y eso me aterra hasta el punto de querer renunciar y no iniciar con la investigación, el miedo que antes me paralizó y me hizo querer ocultar y guardar en un lugar ocuro y profundo todas mis dudas, preguntas y temores está volviendo a renacer dentro de mi.

Son tantos los sentimientos y pensamientos negativos que estoy empezando a tener nuevamente, pero aunque quiera renunciar y salir corriendo para esconderme en un lugar donde no pueda ser hallada no lo haré, porque es precisamente ese miedo y esos sentimientos los que me han mantenido cautiva, encerrada en mi misma, enfrascada en un pasado que me ha quitado las ganas de vivir y de ser una persona diferente, y ya no puedo seguir así, necesito encontrar la luz, necesito poder tomar aire y continuar con mi vida de una manera distinta a como lo hecho hasta ahora.
Lex Baker necesita poder resurgir de sus cenizas y comenzar a vivir como si no hubiera nada más en la vida que el hecho de encontrar la felicidad para poder disfrutar cada día plenamente.
Lex Baker necesita poder liberarse de ese pasado que la tiene apresada y apunto de hacerla desfallecer. 
Y no podré hacer esas cosas si no se con certeza que fue lo que sucedió aquel 03 de abril de 2005, no podré intentar seguir con mi vida sino le doy la justicia que mis padres merecían por su muerte, no podré dejar mi pasado atrás hasta que no logre encontrar el asesino y hacerle pagar por lo que hizo, —sino es que la vida ya se encargó de hacerlo por mi—, pero realmente quiero saber quién era esa persona y por qué mató a mis padres aún estando sus pequeñas hijas en el mismo lugar, quiero saber porque razón Lea y yo seguimos con vida, quiero saber por qué no nos asesinó aquella misma noche en la que asesinó a mis padres, quiero saber todo, absolutamente todo, sino no podré seguir avanzando y me quedaré estancada por el resto de mi vida, viviendo en la depresión y el miedo.

El timbre resuena en las cuatro paredes del salón en el que estoy, suspiro pesadamente y comienzo a guardar mis libros y cuadernos en mi morral, agotada de tantos pensamientos que me consumen poco a poco gastando la poca energía que me queda, agotada del largo y ajetreado día de clases, me tomo mi tiempo en guardar cada cosa en mi mochila esperando que los demás estudiantes salgan del salón para yo poder hacerlo de última, siempre es así, no me gusta salir al mismo tiempo que los demás, no me gusta tener que estar en un mismo pasillo rodeada de tantas personas, a veces eso también me coloca frenética, estar en un lugar con tantas personas a mi alrededor me hace sentir insegura y muy vulnerable.

Sigo guardando con calma y acomodando en orden las cosas en mi mochila hasta que veo que incluso el profesor ha salido del salón. Cuelgo el morral en mi hombro y salgo en busca de Ivy.
Se supone que desde hoy comenzaremos con nuestra búsqueda para saber con seguridad que fue lo que realmente sucedió esa fecha en que murieron mis padres, estoy rogando internamente para que de verdad podamos conseguir información realmente útil.

Camino a paso lento, bajo las escaleras hasta el primer piso y sigo por el largo pasillo hacía la entrada de la universidad, siempre me tomo mi tiempo e intento hacer las cosas con mucha calma para esperar que la universidad quede casi vacía y no tener que caminar en medio de muchos estudiantes a la hora de la salida, la mayoría apenas suena el timbre de la última clase salen disparados, y cada vez que yo me digno a salir ya la universidad esta prácticamente vacía, son muy pocos los estudiantes que siempre se quedan por ahí vagando sin rumbo fijo.

Llego hasta la entrada y miro a mi alrededor detenidamente en busca de mi amiga, coloco mi mano en la frente para tapar un poco mis ojos del sol de la tarde que alumbra directamente al frente de todo Billbord, me fijo en unos cabellos completamente reconocibles en cualquier lugar en el que estén ya que nadie más en todo el lugar los tiene de ese color, blanco como la nieve.

Thiago tiene a Ivy abrazada por la cintura mientras le dice algo que la hace reír, ella pasa sus manos por el cuello de él para así levantarse un poco y presionar sus labios en los de él en un asqueroso beso lleno de saliva. Ruedo los ojos y miro hacía otra parte asqueada, la verdad es que nunca me ha gustado tener que besar a alguien más, es asqueroso, estar compartiendo doble saliva sin saber si la otra persona tiene gripe o alguna enfermedad, hay muchos gérmenes que puedes compartir tan solo por medio de la saliva, así que no, eso de besar a alguien no se me da ni nunca se me dará, estoy bien sin tener que traspasar y compartir saliva y gérmenes con alguien más.

Maxi está a pocos metros de ellos recostando de un árbol obteniendo sombra mientras habla animadamente con una rubia despampanante, de seguro y es su nuevo ligue del día.

Me sorprende no ver a Ian con ellos o al menos cerca de donde están, ya que casi siempre, —lo que quiere decir la mayoría del tiempo—, los tres están juntos, donde quiera que va uno está el otro, parecen relativamente trillizos inseparables, aunque ahora que lo recuerdo, he visto en muchas ocasiones al insufrible de Ian solo, es completamente raro.

Me alzo un poco en puntillas para ver un poco mejor a mi alrededor en busca de Ian, y finalmente lo encuentro, pero me llevo una grata sorpresa al verlo con alguien más. 

Sin pensarlo mucho camino hasta ellos, ignorando por completo a la parejita de Thiago y mi amiga, incluso la de Maxi y su nuevo ligue. 

—¡Lea! —exclamo en voz alta. Los dos a penas escuchan mi voz giran su rostro al mismo tiempo, Lea me mira con nerviosismo, Ian en cambio, con mucha sorpresa.

¿Es tan raro que yo este aquí?
¿Será que los interrumpi?
Espero de verdad que mi hermanita no este interesada en este idiota.

—¡Lex! —exclama nerviosa, Lea intenta sonreír pero le sale más como una mueca.

—¿Sucede algo? —Inquiero

—¡No!

—¡Si!

Responden los dos al mismo tiempo dejándome confundida.

—¿Si o no? Pongan se de acuerdo.

Lea mira de reojo a Ian y viceversa, estos dos se traen algo entre manos, y no me gustaría saber que lo que sea que sucede entre los dos tiene que ver con Lea y sus sentimientos.

—¡No! —responde Lea.

—¡Si! —Presiona Ian.

Blanqueo los ojos cansada de sus contradicciones.

—¿Podrían decirme qué es lo que sucede entre ustedes dos?

Hoy no me siento realmente de buen humor que digamos, no estaba siendo precisamente mi día y estos dos con sus contradicciones empeoraban todo.

—¿Por qué no me lo dijiste? —pregunta Ian con molestia, abro y cierro mi boca varias veces confundida, sin saber realmente a que se refiere.

—¿De qué hablas?

—De que el lunes fue tu cumpleaños y ni siquiera lo mencionaste. —reprocha aún con su tono de molestia.

Me quedo estática en mi lugar, a punto de soltar una risita de incredulidad.

—¿En serio escuché lo que acabas de decir? —enarqué una de mis cejas totalmente sorprendida por su arranque de ira— Que me hayas hablado un par de veces no quiere decir que iré a contarte toda mi vida personal.

Sentía como la molestia empezaba a formarse dentro de mi y si seguía así lo más probable es que este idiota terminaría con un golpe o yo antes de dárselo me iría para no armar un escandalo afuera de Billbord.

—¡¿Crees que no lo se?! ¿Qué no tengo que reclamar nada en tu vida porque para ti no soy nada? —Lea nos miraba sorprendida sin saber que hacer o que decir. Las venas del cuello de Ian se le marcaban y su cara estaba tornándose cada vez más roja.

—¿Entonces por qué lo haces? —ataqué.

—Porque tu si me importas y siempre ha sido así. 

Su confesión nubló mi razón, mi cerebro estaba trabajando fuertemente para intentar procesar lo que acaba de decirme, para intentar mandarle señales a mi cuerpo y que este reaccionara pero nada en mi estaba funcionando, todo se había detenido por unos largos segundos, no sabía que hacer, que decir o que pensar, era realmente extraño sentirme así, tan débil y vulnerable por unas simples palabras.

—Te dije que conmigo no van las palabras —le recordé, fue lo único que pude decir totalmente seria, sin flaquear.

—¡Lo sé! —suspira pesadamente, su mirada tiene un brillo de tristeza, lo se con certeza porque es la mirada que siempre me regresa el espejo todos los días— Por eso sigo aquí intentando ayudarte, intentando hacer que veas la vida de otra manera, porque aunque seas todo lo odiosa que quieras conmigo no me rendiré, no lo haré, porque aunque te cierres y digas que no, porque aunque te cueste aceptarlo, necesitas ayuda y yo estaré aquí para brindartela, así no la quieras o me odies por eso.

Mi corazón saltó un latido, y eso hizo sentirme rara, extraña, sin saber como recibir ese nuevo sentimiento que estaba empezando a surgir allí muy dentro de mi, un sentimiento que quizás tenía mucho tiempo guardado y comenzaba a despertarse y a quitarse el polvo y no se con certeza si eso puede llegar a gustarme, no me gusta experimentar cosas nuevas porque eso atrae a una Lex a la que no estoy acostumbrada a ver todos los días, a una Lex nueva que no se como es, que desconozco gran parte de ella y todo eso crea miles de miedos e inseguridades en mi ser.

—No tienes que decirme vanas palabras, se que haces todo esto por la bendita apuesta.

Ian suelta un sonido de desespero, mira a Lea y luego a mi, la frustración es clara en su rostro.

—¿Siempre es así de desesperante? —pregunta dirigiéndose a Lea mientras me señala. Lea suelta una risa de diversión y asiente con un brillo especial en sus ojos.

—A veces es peor. —afirma riendo.

No, pues, gracias.
Con hermanas así para que tener amigos.

—Si se dan cuenta de que sigo aquí, ¿no? —reclamo obteniendo de nuevo la atención de los dos.

—Eres completamente desesperante, mariposita —dice Ian mirándome con una sonrisa ladeada— Y para que te quede claro. No, no lo hago por la apuesta, eso no me importa, lo hago porque quiero, porque como ya te dije quiero hacer que veas la vida de otra manera, porque quiero que salgas de esa oscuridad en la que te encuentras, y haré lo que este en mis manos para que así sea, por eso las ayudaré con sus investigaciones.

El mundo se detuvo, el cielo se nubló y mi respiración se atoró dentro de mi.

Miré a Lea intentando conseguir una respuesta pero ella solo agachó la mirada y con eso obtuve más de lo que quise.

¿Como fue capaz de contarle todo?
¿Como pudo contarle sobre nuestras investigaciones?
¡¡¡Dios!!! Quedamos en que solo nosotras tres íbamos a saber sobre las investigaciones.
Ian y su estúpida curiosidad no estaban en nuestros planes.
Ian no debe ayudarnos.
Ian no debió saber nada.

—¡Lea! —llamé intentando no mostrar el enojo que ya tenía dentro de mi— ¿Podemos hablar un momento? 

Ella miró de reojo a Ian como intentando buscar una ayuda, una escapatoria para no tener que enfrentarme justo ahora porque sabe realmente que mi cambio de humor había sido transformado drásticamente por su culpa, por ir y contarle todo a Ian cuando estaba más que claro que nadie debía saberlo.

—¿Por qué fuiste y le contaste todo a Ian? ¡¿A caso estas loca?! —comencé a bombardearle de preguntas apenas estuvimos a una distancia prudencial de Ian y su estúpida curiosidad— Ayer quedamos en que solo nosotras tres estaríamos involucradas en esto, y no han pasado ni veinticuatro horas y ya vas y le cuentas todo a Ian. ¡Ni veinticuatro horas, Lea! ¡Rayos!

La ansiedad y el desespero estaba tomando todo el control de mi, necesito tranquilizarme, poner en orden mis emociones y sentimientos o terminaría por perder completamente los estribos.

—Tranquila, Lex. Sabes que colocarte de esa forma no ayudará en nada. —Obvio que lo sé, pero me enojaba y desesperaba el simple hecho de que le contara todo nuestro plan a un chico que no lleva ni una semana conociéndonos y ella simplemente suelta todo como cuando le cuentas un chisme imperdible a tu mejor amigo— Se que hice mal, estábamos hablando de ti precisamente y simplemente dije las cosas sin pensar, solté la información sin saber realmente lo que decía, cuando quise retractarme ya era demasiado tarde. Ian puede ser muy persuasivo cuando se lo propone.

¿Crees que no lo se?
Llevo tan solo cuatro días encontrándome en todos lados a este chico y es peor que tener un chicle pegado en tu cabello, ¡Dios! Cuesta deshacerte horriblemente de él.

Ruedo los ojos y respiro varias veces, contando del uno al diez y viceversa para poder contralarme, odio en lo más mínimo no tener casi el control de mis emociones y tener que recurrir a cosas externas para poder controlarme sin que se note todo lo que pienso o siento. Es realmente difícil ser una Lex Baker odiosa cuando todos tus sentimientos y emociones juegan contigo, con tu cuerpo y con tu mente y tienes que hacer todo lo que este a tu alcance, todo lo que realmente puedas para poder ocultarlos sin que eso te afecte en lo más mínimo, es realmente difícil ocultar a la verdadera Lex, una que solo siente miedo, vergüenza y desespero cada día de su vida, y todo para alejar a las personas, para no permitir que nadie derribe esas barreras que tu misma colocaste con el pasar de los años para que nadie te conozca verdaderamente, para que nadie quiera acercarse a ti a derribar lo que te ha costado tantos años construir, para evitar que alguien más se gane tu confianza y así tenga un increíble poder para destruirte, para destruir aún más tu corazón y tu confianza, por esa y más razones existe la odiosa Lex Baker. 

—Creo que ya no hay nada más que hacer —susurro mirando directamente detrás de Lea, justo donde Ian sigue de pie, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, esperando pacientemente a que nosotras terminemos con nuestra charla de hermanas— Pero aún así no puedo permitir que Ian se involucre, nada de lo que hagamos le compete, esto es sólo entre Ivy, tu y yo, nadie más, ¿entendido?

Lea asintió varias veces antes de girarse y caminar hacía Ian, suspire y la seguí.

Espero que haya entendido realmente y no vuelva a salir con otra de las suyas.

—Gracias por interesarte pero simplemente no necesitamos de tu ayuda.

Ian chasqueo la lengua negando repetidamente.

—Si la necesitan y no aceptaré un “no” por respuesta.

—Y nosotras no aceptaremos tu ayuda, así que no tienes otra opción que retirarte.

Me crucé de brazos, esperando de una vez por todas que él dejara su estúpida insistencia.
Mientras más personas se unan a esto más complicado y riesgoso será para los involucrados, aunque quizás estoy siendo melodramática pero aún así no dejaré que alguien salga lastimado porque tengo un presentimiento, uno realmente malo y si es así cualquiera de nosotros sufrirá las consecuencias.

—¡Rayos, Lex! Deja de ser tan testaruda. Entiende que las ayudaré y no se discutirá más sobre el asunto.

Este chico como que quiere morir siendo joven.

—A ver, chicos. —Lea interrumpió nuestro silencioso duelo de miradas— No llegaremos a ningún acuerdo si ambos se comportan de esa manera.

Tenía razón, pero yo casi nunca daba mi brazo a torcer y esta no sería la excepción.

—Es que no hay que llegar a un acuerdo, Lea. —digo—. Ian no nos va a ayudar y listo, fin de la conversación.

Ian suspira frustrado y pasa su mano por el cabello alborotandolo en el acto.

—Es que definitivamente contigo no se puede, Lex Baker. —comenta volviendo a suspirar pesadamente— Eres como un grano en el trasero y yo definitivamente debo estar loco para soportar sin ningún problema ese grano.

Presione mis labios para no echarme a reír por su tonta comparación.
Creo que sin duda alguna es lo más asqueroso, ridículo y lindo que me han dicho en una frase. Si, supongo que yo también estoy loca por sentir que fue un lindo cumplido.
Definitivamente necesito dejar de ir al psicólogo e ir de una vez al psiquiátrico.

—Eres asqueroso. —respondo.

Ian soltó una gran carcajada, de esas que muestran completamente su dentadura y lo hace ver realmente hermoso, su boca se abrió y cerró en busca de aire cuando ya comenzaba a calmarse y a volver a respirar regularmente.

—Ustedes dos suelen ser muy lindos y a la vez extraños cuando están juntos. —dice Lea con un sonrisa en su rostro— ¡Bien! Los dejaré para que lleguen a un acuerdo. Necesito ir a clases de natación. —sin más, se aleja y nos deja a Ian y a mi con nuestra conversación inconclusa— Por cierto ¡Lex! —grita, me giro y ella camina de espalda sin dejar de dirigirse a mi— Mi tía no vendrá, puedes esperarme para irnos juntas.

Suspiro y blanqueo los ojos. Hoy definitivamente no tenía ganas de esperar por Lea, quería solo irme a casa y encerrarme en mi habitación por lo que queda de la tarde.
Ian logró deducir mi gesto porque dijo:

—Yo la llevaré a casa, Lea. Y no te preocupes, me aseguraré de que llegue sana y salva. —su comentario la hizo sonreír.

—¡Perfecto! —Lea levanta sus dos pulgares sin dejar de sonreír— Te la encargo, Ian. ¡Cuidala! —gritó antes de darse media vuelta y alejarse hacía el final de los edificios.
Y es aquí donde quiero que un tren me pase por encima. Prefiero encontrarme en el océano rodeada de tiburones que tener que volver a discutir con Ian, la verdad es que este chico es exasperante, molesto, intenso, persuasivo y eso me saca de mis casillas.

—¿Pasaremos toda la tarde discutiendo o ya me dejarás ayudarlas?

Blanqueo los ojos y respiro un par de veces para intentar controlar las emociones negativas y molestas que quieren salir de mi.

—No dejarás de insistir, ¿cierto? —él sonrie y niega dos veces con la cabeza— ¡Bien! Nos ayudarás. —hablo dando mi brazo a torcer— Pero con la sola condición de que dejarás de ser tan molesto. —mi comentario le sacó una sonrisa de satisfacción.

—No lo prometo pero al menos lo intentaré. —suelta una pequeña risa antes de pasar su mano por la nuca.

—Entonces... Si no hay más que decir ¿podrías por favor llevarme a mi casa? —intento sonar dulce y amigable, espero al menos haber sonado como tal.

—¿Tan rápido quieres estar en un lugar a solas conmigo?

Blanqueo los ojos.

—No seas tarado. No soportaría estar más de un minuto en un lugar a solas contigo, así que, ¿podrías hacer que mi sufrimiento y agonía duré lo menos posible? —pregunto melodramáticamente juntando ambas manos al frente como señal de súplica.

Ian vuelve a reír.— Digamos que creo en tu pequeño drama, aunque en el fondo ambos sabemos que morirías por estar en un lugar solo conmigo.

En parte tiene razón.

—Sí, moriría, pero solo porque eres tan insufrible que le pediría al cielo que se apiadara de mi y me enviara un rayo para no tener que pasar más tiempo contigo.

—Que dramática eres. —Rueda los ojos sin dejar de reír.

—Lo sé, y tu eres muy molesto.

—Lo sé, eso me lo han dicho muchas veces. —responde con orgullo y se aleja dejándome de pie en medio de la entrada de la universidad, intentando procesar su respuesta.

Supongo que la normalidad no es parte de él y nunca lo será.

•••

¡Feliz Navidad!
¡Feliz Año nuevo!
(Tarde pero seguro)
Y...  ¡Feliz 06 de Enero!

Deseo que este nuevo año este lleno de muchos éxitos, bendiciones y toneladas de libros en físicos, espero que todo lo que se propongan puedan cumplirlo, que sus sueños se hagan realidad.

Besos y abrazos, pesadillitas.

Por cierto...  ¿Ya los reyes magos les trajeron sus regalos?

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