∆Capítulo Nueve∆
*Ian Cox*
¿Qué acaba de suceder?
Veo a Lex correr lejos de mi, yendo a una dirección contraria. Sus lágrimas doblegaron mi orgullo, era la tercera vez que la veía llorar, pero esta vez sus lágrimas eran a causa de mi culpa, incluso aunque no haya hecho nada, no entiendo porque en vez de escucharme decidió juzgarme sin más, completamente segura de que fui yo quién le envió la nota, como si de verdad yo fuera capaz de hacer algo así, sin tener escrúpulo y una mínima muestra de piedad humana, como si en mi no hubiera sentimientos, aunque claramente no la culpo, mis acciones hacía ella no han sido del todo normales, literalmente la he perseguido, la he hecho intentar abrirse a mi, la he presionado para que intente ser más sociable, la he llevado a su límite, y todo en tan pocos días, sin contar con mi insistencia en querer ayudarla, principalmente con lo de la muerte de sus padres, pero no es para querer usar eso en su contra, no soy esa clase de imbécil.
Lex me importa, de verdad que lo hace, solo quiero que el pequeño rayo de luz que aún queda titilando en su interior cobre vida y apacigüe la oscuridad. Solo quiero que Lex Baker sea feliz, una chica que deje de vivir sin tanto miedo y temor.
Aún recuerdo la primera vez que la vi, con sus dos coletas, un vestido gris con blanco hasta las rodillas, unas panti medias blancas y unos zapatos estilo bailarina de color negro, su expresión era la de una niña temerosa, confusa, incapaz de pronunciar palabra y muy incómoda por las miradas que recibía de todos sus compañeros.
Era el primer día de escuela, teníamos tan solo nueve años pero desde entonces algo en mi interior retumbó solo de verla de pie junto al profesor que la presentaba con toda la clase, era hermosa, aún lo es, pero en ese entonces sus rasgos seguían siendo los de una niña dulce con mucho temor, ahora sus expresiones cambiaron, su rostro es el de una chica realmente maravillosa, solo que su pasado sigue perturbándola al punto de oscurecer su interior, incluso su mirada. Esos ojos que desde que los vi me robaron el aliento, un gris plomo completamente atrayente, capaz de robarse toda la atención, sus ojos son casi imposibles de ver, al menos aquí en Laswell, y con solo verlos fue como si una extensa explosión de dinamita ocurriera en mi interior, pero con el paso de los años esa mirada cambió, sus ojos se tornaron más oscuros, incluso más atrayente a los ojos de los demás, cualquiera que tenga un dedo de frente se percataría de que la Lex Baker odiosa que intenta ser es solo una fachada para no demostrar que sigue siendo esa niña de nueve años que conocí, temerosa de si misma y de los demás, con dudas sobre su pasado y presente, o con desconfianza sobre su entorno, esa es la Lex Baker que verdaderamente es, la que intenta ocultar de todos y de mi y, aunque lo hace sé realmente como es, lo que guarda en su interior, desde aquella primera vez que la vi sentí la necesidad de protegerla, de acercarme y ser su amigo, pero eso nunca sucedió.
Lex siempre fue solitaria y un poco independiente, no le gustaba ser el centro de atención y cada vez que alguien intentaba acercarse ella lo evadía, por tal motivo nuestros compañeros dejaron de insistir y sola la comenzaron a ver como “La chica rara y solitaria” al menos esa era una de los tantos ápodos que los niños le tenían.
Recuerdo también que en una oportunidad logré golpear a un niño de mi clase, estábamos en recreo, yo compartía con ellos mientras mi mirada siempre iba hacía Lex, que yacía en una esquina con un libro en mano, desde mi posición no logré ver que libro era pero desde entonces sentí más admiración y curiosidad hacía ella. No podía dejar de mirarla y ver como su ceño se fruncía por algo que quizás no le agradó o quizás por la concentración que ponía al leer, solo se que despegue mi vista de ella cuando escuché como uno de mis compañeros la llamaba por un ápodo odioso y de muy mal gusto, juro que entonces no pensé en las consecuencias, solo quería estampar mi puño en el rostro del niño molesto y así fue, tres días de castigo me costó ese arrebato, pero incluso así no me arrepentí, volvería a hacerlo una y otra vez si con eso obtenía como resultado el hecho de que esos niños dejaran de meterse con Lex, al menos desde ese pequeño incidente los niños dejaron de llamarla por ápodos y de burlarse, al menos no cuando yo estaba presente porque sabían de lo que era capaz.
Intento correr detrás de ella, necesito encontrar una manera de hacerla entrar en razón y que comprenda que yo jamás sería capaz de hacer algo así, nunca lo haría, no si la consecuencia sería que Lex sufriera por ello, pero una mano en mi antebrazo me detuvo, me giré molesto hacía la persona, con ganas de querer estampar mi puño en su rostro por detenerme, pero al percatarme de quién me detuvo me contuve.
Lea me miró con sus impresionantes ojos, su expresión calmó un poco mi ira e hizo que controlara todas las emociones que estaban danzando en mi interior.
—Dejala, necesita estar sola. Si alguno de nosotros va detrás de ella todo empeoraría. —su tono de voz fue suave pero sus ojos me demostraron lo preocupada que me estaba por su hermana.
—Sabes que Lex sufre ataques de pánico cuando está sola en algún lugar sin alguien conocido a su alrededor —dije entre dientes, intentando contener mi frustración.
Recordando claramente el día en que Lex sufrió un ataque y lo presencié. Jamás en mi vida había sentido tanto miedo y tanta angustia por no saber como reaccionar al verla de rodillas en el suelo. Lo único que quería era ayudarla y eso hice, intenté hacer lo que siempre solía hacer cuando yo sufría un ataque de ansiedad, porque así como Lex yo vivía con mucha ansiedad y pánico por cosas del pasado que no me gusta hablar ni recordar, por esa y más razones fui tan insistente con ella, porque se lo que se siente vivir con miedo, se lo que es experimentar ataques y que tu cuerpo no te obedezca, se lo que es sentir esa sensación de falta de aire en tu pulmones, sensación que te altera mucho más cuando tienes un episodio de ansiedad o pánico, por eso quiero ayudarla, yo viví en carne propia lo que Lex está viviendo, y aunque yo nunca intenté ser alguien solitario, la idea solo me aterraba, estar solo me hacía recordar mucho más mi pasado.
—¡Lo se! —responde en el mismo tono de antes— Pero también se que si la seguimos presionando explotará mucho más. —asentí comprendiendo sus palabras— Ella necesita su momento de soledad.
Lo sabía, ella siempre fue así.
Lex es una chica que siempre me produjo curiosidad, quería saber cada cosa de ella: lo que le gustaba y lo que no, lo que la hacía reír y la hacía llorar, cuáles serían sus miedos y temores, o sus sueños y anhelos... Todo en ella me producía querer acercarme y hacerla abrirse, demostrarle que así como yo pude superar mi pasado ella también puede hacerlo, porque es una chica fuerte, capaz de arrasar con todo lo que se proponga. Pero la vida nunca quiso ayudarme, cada vez que intentaba acercarme todo resultaba mal, los nervios tomaban el control de mi ser y terminaba por acobardarme, cuando se trataba de ella podía ser el chico más cobarde que existía solo por el simple hecho de intentar entablar una conversación.
Hasta hace un par de días. El día en que todo comenzó a cambiar.
Nunca creí que agradecería al cielo por el hecho de llegar tarde a una clase, pero ahora lo hago, porque desde ese día pude dejar de ser un cobarde y acercarme a ella, aunque nuestro encuentro no fue realmente bueno. Lex tenía razón, a veces yo llegaba en los momentos oportunos, los más cliché, como en una historia de amor, solo que esta no es una historia, es la vida real y no es de amor, es de pasado, porque todo lo que nos sucede se reduce a esa simple palabra que engloba un gran significado. Yo tengo un pasado que me atormentaba día a día, un pasado que estoy logrando superar, y quiero lo mismo para Lex, quiero que ella encuentre su sentido en esta vida, quiero que deje de ver el mundo tan gris y lo empiece a ver con esas tonalidades de diferentes colores que tiene, quiero que encuentre el rumbo que perdió años atrás. Solo quiero ver a Lex Baker florecer como una rosa en pleno desierto.
—¿Segura de que ella estará bien? —no podía negar el hecho de que me aterraba la idea de que Lex sufriera de ansiedad o pánico estando sola allá afuera sin ninguno de nosotros que pueda ayudarla.
—Esperemos que si —Ivy apremió al ver que Lea no contestaba. Señal de que ella al igual que yo, dudaba de verdad que Lex pudiera estar bien.
—Necesito ir detrás de ella. No podemos dejarla sin saber si puede sufrir algún episodio. —comenté empezando a sentir una desesperación inquietante.
—¿De qué episodio hablas? —la voz de Thiago me hizo girar el rostro hacía él. Llegué incluso a olvidar que él y Max presenciaron todo.
Pasé mis manos por mi rostro y cabello, sintiendo una aguda presión en mi pecho, al mismo tiempo que Lea tomaba la batuta de la conversación.
—No soy yo quién debería decir esto porque no me compete. —dijo dirigiéndose a mis amigos— Pero creo que con todo lo que acaban de presenciar y escuchar es mejor decirles de una vez. —se quedó en silencio por unos segundos mientras tomaba bocanadas largas de aire antes de continuar— No se si recuerdan que Lex y yo perdimos a nuestros padres cuando tan solo eramos una niñas. —sus ojos se cristalizaron un poco, sabía que aunque ella había salido adelante seguían los recuerdos que el pasado dejó en su vida, quizás Lea era tan solo una niña cuando eso sucedió, es probable que no recuerde nada de lo que pasó, pero aún así, crecer en la situación en que ellas crecieron no debió ser fácil. Los chicos asintieron en completo silencio, dejando que ella continuara con lo que iba a decir.
»Desde entonces Lex ha sufrido de ataques de ansiedad y de pánico, ella a diferencia de mí recuerda cada cosa que vivimos mientras nos tenían secuestradas. Lex vio como asesinaban a mis padres y a raíz de eso creció con mucha inseguridad y miedo, por eso aunque sea una chica solitaria mi tía, Ivy o yo siempre intentamos estar cerca de ella o un recuerdo del pasado hará que tenga uno de sus episodios de ansiedad.
El dolor en mi pecho aumentó al escuchar las palabras de Lea. La mayoría de las personas sabían un poco lo que había sucedió ese día en que su familia fue secuestrada, incluso lograbamos obtener cierta información de internet, yo mismo estuve hace unos días ayudando a las chicas con sus investigaciones, vi a Lex llorar, pero cada vez que escucho lo que ella vivió un dolor insoportable se instala en mi pecho y todo mi cuerpo.
Es imposible no imaginarme una Lex pequeña, asustada, con moretones en su cuerpo, sin comida, encerrada en una habitación mientras presenció la muerte de sus padres, ella y Lex vivieron tres días completos en un infierno total.
Con más ahínco deseo ayudarla, quiero ser esa pequeña ventana que dará paso a la luz en su mundo de oscuridad, quiero sacarla de ese caparazón de miedo y enseñarla a vivir como se debe, quiero ser la ayuda que Lex necesita.
—No se por qué pero tengo un mal presentimiento —verbalice en voz alta.— Siento que no debimos dejarla sola.
Cuatro pares de ojos me observaron con diferentes expresiones en los rostros de cada uno, no tuvieron que decir nada para saber que pensaban lo mismo que yo. No podíamos presionar mucho más a Lex pero si pudimos seguirla a una distancia y percatarnos de que estaría bien, ahora ella se había ido, no sabíamos en que lugar podía estar ni si ya estaba teniendo un episodio, debí seguirla cuando mi instinto me lo dijo y no quedarme aquí sin hacer nada como Lea quería.
—La conozco, estará bien. —pude percatarme que ella ni siquiera estaba segura de lo que decía, pero preferí no comentar nada.
—Ahora, ¿podrías darme el dichoso papel que hizo que mi amiga se colocara en ese estado? —la voz de Ivy me sacó de mi estupor.
Bajé la mirada hacía el papel rojo que aún tenía presionado entre mis dedos, la hoja en su mayoría estaba completamente arrugada y sin embargo se podían seguir leyendo claramente los recortes de revista que fueron colocados en un orden para formar las palabras.
Le tendi el papel a Ivy, queriendo de una vez por todas eliminar esas palabras de la mente de Lex, pero se que con seguridad que eso es imposible, ella no es una chica que olvide las cosas fácilmente.
El rostro de Ivy palideció a medida que leía la nota, Thiago se posicionó a su lado izquierdo y Max en el derecho, el rostro de los tres variaba entre el miedo, el enojo y el disgusto.
—¡¿Qué clase de cerdo pudo hacer esto?! —chilló furiosa la castaña.
—No pensarás también que fui yo ¿no? —comenté en un tono sarcástico. Todos quedaron en silencio— ¿O si? —suspiré decepcionado— No me digan que al igual que Lex ustedes dos creen que fui yo. —señalo entre Ivy y Lea mientras hablaba.
Ambas se miraron antes de volver a dirigir sus miradas hacía mi.
—No. —respondió secamente.
—¿No? ¿Segura? Porque creo que solo lo dijiste para no hacerme sentir aún peor.
Ella me miró con ojos entrecerrados.
—A ver, Ian. —enfatizó mi nombre antes de continuar— No somos los mejores amigos, ni siquiera nos acercamos a eso, a veces hablamos solo porque eres el amigo de mi novio, pero no por eso dudaré de ti.
»Se que eres capaz de muchas cosas, pero algo como esto —levantó la hoja y la movió en el aire— Algo como esto fue hecho por algún cerdo retorcido depravado mental, y se con seguridad que tú no serías capaz de hacer algo así, ¿sabes por qué? —enarcó su ceja izquierda, yo solo negué para que siguiera hablando— Porque cada vez que ves a Lex, me recuerdas a la mirada de cachorrito enamorado que me da Thiago, por eso se que tus intenciones con mi amiga siempre han sido buenas desde un principio.
Mi mirada viajó de ella a mi amigo y viceversa.
Siempre me burlaba de Thiago por esa mirada de ardillita que siempre colocaba cada vez que veía a Ivy, y, ahora resulta que esa mirada también la tengo yo.
¿Ivy tendrá razón en lo que dice?
¿Estaré sintiendo cosas más profundas por Lex?
¡Menuda confusión en la que me encuentro ahora!
—¿Y tú? —ignoro el anterior comentario antes de que pueda parecer aún más interesado, un gatito enamorado y me dirijo a Lea— ¿Piensas igual que Lex o coincides con Ivy? —ella me observó con sus grande ojos, detallando mi rostro.
—Creo... Creo que mi hermana sería muy afortunada de tener a alguien como tu a su lado, preocupándose por ella y velando por su bienestar. —su respuesta me sacó una leve sonrisa— Y se con seguridad que tú no serías capaz de hacer algo así, pero mi hermana... Ella está un poco confundida y estresada. —admitió en voz baja.
Probablemente Lex estuviera pensando miles de cosas completamente desagradables de mi.
Necesitaba encontrarla y hacerla entender que yo no fui, es muy seguro que de ahora en adelante ya no quiera saber de mi, o peor aún, sea aún más difícil volver a intentar ganarme su confianza.
—Yo creo que es mejor que todos vayamos a clases y luego en la tarde intentemos saber si Lex se dirigió a su casa. —expresó Max, hablando después de un rato de completo silencio— Es lo mejor o los profesores sospecharan que algo malo ocurre y todos aquí sabemos que Lex no es de querer ser el centro de atención de algo.
Maxi tenía razón, si los cincos seguíamos aquí perdiendo el tiempo, habría consecuencias para cada uno y, aunque estoy completamente reacio a dejar a Lex vagar por las calles es lo mejor, no podría faltar a clase, eso solo sería aún peor y tampoco puedo intentar buscarla porque no sabría siquiera por donde empezar.
—¡Bien! Entonces, vamos a clase y luego Lea nos avisa si Lex por fin apareció —dijo Thiago. Todos asentimos sin estar muy convencidos pero ahora era lo único que podíamos hacer.
Los chicos e Ivy comenzaron a dirigirse hacia los salones pero detuve a Lea del brazo antes de que saliera de la universidad.
—Por favor de ahora en adelante informarme sobre todo lo que le ocurre a Lex ¿ok? —mi voz demostraba la seguridad que sentía al hablar de Lex— Necesito saber si le vuelven a enviar otra nota, el imbécil que haya hecho esto pagará las consecuencias.
—Lex estará bien, la conozco —informó tratando de creerse realmente sus palabras— Te informare en la noche lo que suceda con mi hermana, lo más probable es que no quiera hablar conmigo hasta entonces.
Asenti sin mucho ánimo. Lea me dio una sonrisa de boca cerrada y se alejo hacía la entrada de la universidad.
Lex Baker, espero que de verdad estés bien.
•••
Un sonido profundo e insistente estaba aturdiendo mis oídos, giré hacia un lado y llevé conmigo la almohada presionándola contra mi oreja para acallar el estresante sonido.
Solté un gruñido al escuchar como el sonido se detuvo por unos segundos antes de volver a insistir.
Abrí mis ojos y los restregue con mi mano izquierda mientras que con la otra intentaba tantear la mesita de noche y alcanzar el aparato de donde provenía el ruido.
Tome mi celular y la pantalla alumbró mi rostro cegándome por unos instantes.
—¿Aló? —contesté sin ni siquiera molestarme en leer el nombre de la persona— ¿Aló? —volví a preguntar al no recibir respuesta.
Un sollozo al otro lado de la línea me hizo preocuparme, me senté rápidamente en el borde de mi cama y revise la pantalla detallando ahora sí el nombre de quién me llamaba y la hora en que lo hacía.
—Lea, ¿qué sucede? —pregunté frotándome los ojos— ¿Si te das cuenta que son la una de la mañana?
Lea volvió a sollozar alertandome al instante.
Algo muy malo debe de suceder.
—Lo sé, Ian, es solo que... —hipó, su voz sonaba ronca, debía de tener rato llorando, eso hizo que mi corazón se acelerara— Lex volvió a desparecer y no contesta su celular. —mi pecho se hundió produciendo un dolor jamás experimentado en mi vida.
—¿Cómo que desapareció? ¿De qué hablas? —mi celular tembló entre mis manos pero lo sujete fuertemente contra mi oído.
—Si, Lex llegó en la tarde muy deprimida y se encerró en su habitación, no quiso comer en todo el día. Hace como dos horas estuve tocando su puerta para ver si estaba bien pero... —se quedó en silencio cuando su llanto tomo control.
»Pero no respondía. Así que mi tía decidió abrir a fuerza su puerta, cuando entramos el cuarto estaba vacío, ella no estaba. Estuvimos buscándola por largo rato pero no sabemos nada de su paradero... Tengo miedo, Ian. Lex no suele hacer este tipo de cosas, no sabía a quién más llamar.
Sus sollozos fueron en aumento al igual que los latidos de mi corazón.
Me levanté de un salto de la cama y tomé unos jeans desgastados de la silla y me los calce como pude.
—No te preocupes, Lea. La encontraré. Tu sigue insistiendo hasta que la llamada te caiga. Lex no puede estar tan lejos, si es necesario buscaré hasta debajo de las piedras, pero te juro que la encontraré.
Colgué la llamada cuando Lea me dijo que ella y su tía buscarían en el lado sur del pueblo, lo que me dejaba a mi todo el lado norte.
Terminé de vestirme rápidamente y en completo silencio salí de mi habitación, la casa estaba a oscuras y muy silenciosa, llegué hasta la entrada y cerré con sumo cuidado. Me posicione frente al volante del auto de mamá y arranqué, importándome ahora si un bledo que ella escuchara el ruido del motor. Ahora lo único que me importa era encontrar a mi mariposita negra.
•••
El cansancio se estaba apoderando de mi, llevaba más de media hora recorriendo las solitarias calles de Laswell, miré la hora y eran pasadas las dos de la madrugada, mañana seria realmente un día agotador para mi.
Mi celular vibró, contesté al segundo tono.
—¿La encontraron? —dije apenas descolgué, con la desesperación aún en mi cuerpo.
—No, pero contestó al fin su celular. —pude sentir como la presión en mi pecho disminuyó ligeramente— Pero no nos dijo donde está, solo nombró algo referente a un lugar colorido, ataque de pánico y tú en la misma oración.
Mi cerebro comenzó a trabajar fuertemente, intentando ponerle sentido a sus palabras.
—Creo... Creo que se donde puede estar —esperaba no equivocarme, esta era la única esperanza que tenía de encontrar de una vez a Lex— Te llamaré cuando este ahí.
Colgué y manejé a máxima velocidad, el sonido del motor siendo lo único que hacía eco en las calles.
El viaje se me hizo una eternidad, aunque probablemente solí pasaron minutos.
Llegué a la esquina del centro del pueblo y giré hacía la cafetería.
Mi pecho se saltó un latido, mis ojos se llenaron de lágrimas de alivio.
Estacione el auto y bajé rápidamente corriendo hacía el frente del local.
Lex yacía sentada en el suelo, con sus piernas encogidas y su mentón apoyado en ellas mientras sus brazos la rodeaban, verla así de esa manera, tan vulnerable, con las barreras abajo y su rostro lleno de dolor me hizo sentirme completamente desesperado y angustiado por lo que pudo haber pasado mientras estaba fuera.
—Lex. —susurré, ella se estremeció por el sonido de mi voz pero no levantó la mirada, me acerqué a paso lento para no asustarla y me acuclille en frente de ella, tomando su rostro entre mis manos para que me viera— ¡Dios! Estaba tan preocupado por ti, Lex. —ella ahogó un sonido y sus ojos se fijaron en mi, el alivio y el dolor reflejados en ellos.
—Ian yo... —se quedó en silencio cuando la acerqué a mi cuerpo y envolví mis brazos alrededor de ella, necesitando sentirla y comprobar que estaba bien.
Lex se estaba volviendo mucho más que importante para mi, y no sabía realmente como afrontar esos sentimientos.
•••
¡AAHHH!
Primer capítulo narrado por mi bebé.
Amo escribir sobre él, me acoplo muy rápido a sus ideas, pensamientos y emociones.
Mi bebé es un amor.
Pd: Ya está empezando el drama en este asunto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top