La carta
N/A: Hola a todos, ¿cómo les va? ¿Todo fino? Ojalá que sí. En fin, la espera terminó y hoy les traigo otro capítulo de su fic favorito, Amar Te Duele. Perdonen si me tardé, pero es que...bah, ¿para qué les miento? Me dio flojera terminarlo, así de simple. Espero que algo así no vuelva a pasar, pero conociéndome mejor no digo nada :'v. Pero bueno, en el capítulo anterior vimos que por un descuido la infame carta con la foto falsa terminó por enviarse, pero en este capítulo las hermanas harán todo lo que esté a su alcance para evitar que llegue en manos de Ronnie Anne. ¿Creen que podrán hacerlo? ¿O fracasarán y Ronnie Anne leerá la carta? Tendrán que leer para averiguarlo. Y sin más preámbulo, demos inicio al capítulo. Disfrútenlo.
Un nuevo amanecer en la ciudad de Royal Woods. El fin de semana terminó y ya era el día lunes. Para los estudiantes no era cualquier lunes, era el último lunes en el que verían clases, luego sería una última semana de escuela y ya en el viernes al sonar el timbre podrían decirle adiós a la escuela y hola al verano. Todos los niños se preparaban para afrontar esta última semana de clases y luego ser libres por un par de meses. Entre esos niños se encontraban Lincoln, quien se levantó más temprano que cualquiera y se alistó lo más rápido posible para tomar el autobús, lugar donde acordó reunirse con Ronnie Anne para ir a la escuela.
—¡Adiós, mamá! ¡Me voy a la escuela con Ronnie Anne!
—¡Que te vaya bien, cielo!
Lincoln salió de la casa para dirigirse a la casa de su novia y caminar juntos en dirección a la escuela.
Mientras tanto, sus hermanas se encontraban en la cocina apenas desayunando, preparando su desayuno o tomando su taza de café matutina. Ni siquiera se encontraban con la muda de la escuela, todavía estaban en pijama. Dado a que ellas iban a ser transportadas por Lori en vanzilla, podían darse el lujo de tomarse su tiempo para prepararse para salir.
—¿No creen que es lindo los dos vayan a la escuela juntos? —comentó Lola.
—Literalmente me recuerdan a cuando era más joven y Bobby y yo empezamos a salir—dijo Lori con aires de enamorada.
—¿Más joven? Si empezaron a salir el año pasado—corrigió Luna.
—Aun así me recuerdan a nosotros—respondió Lori a lo que su hermana rodó los ojos.
—Me alegra mucho que Lincoln haya conseguido su "link" para navegar a la escuela. Jeje, ¿entienden? —bromeó Luan y sus hermanas suspiraron hastiadas.
—Como sea, me alegra mucho no haberlos separados con alguno de nuestros planes—dijo Lynn.
—Sí, en especial el de la carta—añadió Lana mientras comía un sándwich.
—Ese pudo haber sido la tumba de su relación—comentó Lucy.
—Ciertamente, ese pudo haber sido desencadenado en desavenencia entre ambos que hubiera derivado en una exponencial separación.
Aunque no entendieron una que otra palabra que usó, el mensaje de Lisa quedaba claro para las hermanas. Cada una afirmó que lo mejor que pudo haber pasado fue no enviar esa carta que tanta desgracia pudo haber traído a Lincoln y a Ronnie Anne.
—Y bien...¿en dónde está? —preguntó Lori.
—¿Qué cosa? —replicó Lynn.
—La carta, ¿dónde está? Honestamente estaría más tranquila si me la dieran para deshacerme de ella personalmente.
—Eso me parece razonable.
—Entonces, ¿dónde está?
—Lisa, dale la carta a Lori.
—¿Eh? Yo no tengo la carta—dijo Lisa.
—Claro que sí, tú fuiste quien la escondió la carta como plan B para despistar a Lori—señaló Luna.
—Le recuerdo que perdí la posesión de la epístola durante nuestra pelea. Si mal no recuerdo, quien tenía la carta antes de que paráramos fue Luan.
—Uff, ojalá, pero ese paquete no me correspondía. Jejeje, ¿entienden? —bromeó Luan y sus hermanas gruñeron como respuesta—Ya en serio, no tengo la carta. Creí que Lana la había agarrado.
—¿Yo? Pero si vi a Lola con la carta—respondió Lana.
¿De qué rayos estás hablando? Yo vi claramente que Lucy la agarró—dijo Lola.
—Para nada, antes de que pudiera hacerlo Lori me la quitó—explicó Lucy.
—Esperen, entonces...¿nadie sabe dónde está la carta? —preguntó Lori.
Todas se miraron la una a la otra buscando ver quien la tenía, pero como ninguna respondió entendieron que nadie en la cocina tenía la carta.
—Busquen esa carta, ahora—ordenó Lori sabiendo que esa carta podría ocasionar un serio problema.
Las hermanas acataron la orden y registraron toda la casa para buscar la bendita carta. Lo bueno de ser una familia grande era que se podían dividir el trabajo en más partes para terminar la labor con más rapidez. Luego terminar el registro, regresaron a la cocina.
—¡No está en el garaje! —informó Luna
—Tampoco en el ático—avisó Lucy.
—Ni en el baño—comunicó Lana.
—Ni en la sala—anunció Lori.
—¡O en los cuartos! —dijeron Leni, Luan, Lynn, Lola y Lisa.
Viendo que ninguna logró encontrar la carta entraron en pánico.
—¡Todo se acabó!
—¡Es el fin!
—¡Ronnie Anne va a asesinar a Lincoln!
Era lo que se escuchaba entre los gritos de las hermanas. Lori pegó un fuerte silbido para llamar la atención de las chicas y detuvieran sus gritos.
—¡Dejen de gritar! A Lincoln no le va a pasar nada. Sí, malo que no sepamos dónde está la carta, pero no hay por qué alterarse tanto. La carta debe estar dentro de la casa y seguirá aquí hasta que alguien la encuentre. De hecho, el peor escenario que puede ocurrir es que nuestros padres o Lincoln la encuentren y nos pidan una explicación, y en dado caso podríamos inventar una buena excusa, como que era para un proyecto escolar o algo así, no sé. Pero no deben preocuparse, ¿ok? —explicó la primogénita para calmar a sus hermanas.
—Jeje, es cierto. ¿Para qué me preocupaba? —dijo Lynn.
Todas las chicas se relajaron al ver que no era tan grave la situación como pensaban inicialmente. La carta estaba en la casa y seguiría aquí pase lo que pase, no había que preocuparse por que Ronnie Anne la viera y pulverizara a Lincoln por su falso engaño. Todas suspiraron de alivio al verse libres de problemas.
—Uh, hablando de cartas, ¿ya sabían que Lincoln le escribió una carta a Ronnie Anne?
—¿El apestoso le escribió una carta?
—Así es, la encontré ayer encima del sillón de la sala. Al tontito se le había olvidado enviarla al buzón así que anoche la envié por él. Espero que a Ronnie Anne le guste.
Las hermanas quedaron en shock con aquella información dada por Leni. Ella dijo que encontró una carta en el sillón de la sala...¿acaso...sería...?
—Leni, ¿de casualidad esa carta no tenía remitente? —preguntó Lori temiendo el peor escenario.
—Ahora que lo pienso...no tenía remitente. Seguramente Lincoln se distrajo tanto que se le olvidó ponerlo, ¿no es lindo?
Y lamentablemente, resultó ser el peor escenario. El tiempo pareció detenerse para todas las chicas y sentía que estaban cayendo en un abismo oscuro y profundo. Todo a sus alrededores dejaron de importarles, solo podían pensar en que esa fatídica carta estaba en manos de la chica más dura de toda la escuela primaria, Ronnie Anne Santiago.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
Las chicas pegaron en conjunto el grito más fuerte de todas sus vidas. Que Ronnie Anne tuviese esa carta en sus manos era un desastre sin precedentes que podía escalar hasta ser un cataclismo del cuál nadie estaría a salvo, mucho menos su querido hermano.
Ellas no podían permitir que Lincoln sufra por culpa de ellas, era su deber salvaguardar la seguridad de su hermano bajo todos los medios. Por lo que emprendieron una carrera a todo dar en dirección al buzón de envío.
—¿Qué rayos fue ese ruido? —preguntó Rita asomándose a la cocina junto a su esposo, pero nadie se encontraba ahí
—¿Niñas? —las llamó sin obtener respuesta.
Lo único que encontró la pareja fue la cocina hecha un desastre con comida regada por todo el suelo, mesa y paredes, y la puerta de la sala abierta con la alfombra de la entrada toda arrugada y pisoteada.
Las hermanas fueron juntas corriendo a toda prisa hacia el buzón dónde fue enviada la carta. Tenían la esperanza de que todavía no haya sido recogida para ser enviada, aún era relativamente temprano. Quizás el cartero tuvo unos tropiezos en el camino y se retrasó, o quizás se enfermó y tuvieron un retraso encontrando un reemplazo, o quizás era su día libre y no había nadie quien lo cubra. No importaba el motivo, las chicas deseaban que se diera cualquier escenario en donde el cartero no haya podido hacer la entrega de las cartas antes de que pudieran recuperar la carta.
Llegaron al buzón de envíos. Por suerte, no había nadie a sus alrededores, por lo que decidieron aprovechar esa ventaja para realizar el registro sin interrupciones. Trataron meter la mano en la boca del buzón y de ahí sacar la carta, pero para las mayores este espacio era demasiado angosto y para las menores era demasiado profundo para sus cortos brazos. Luna intentó abrir el compartimento de retiro, pero estaba cerrado con llave.
—No se puede abrir—informó Luna.
—Leni, haz lo tuyo
—Leni, haz lo tuyo—ordenó Lori a la modista.
Leni sacó un pasador de su pelo y comenzó a forzar la cerradura. Gracias a su gran habilidad pudo abrir el cerrojo con rapidez y sin problemas. Las hermanas celebraron esto y se dispusieron a revisar las cartas, pero antes de que pudieran ponerles las manos encima alguien cerró bruscamente el compartimiento y casi les vuela los dedos. Al levantar la mirada, encontraron a la cartera castaña, robusta y malhumorada frente a ellos con una mirada acusatoria.
—¿Se puede saber qué rayos están haciendo? —preguntó enojada la cartera.
—Jeje, hola señora cartera—saludó una nerviosa Lori.
—Es señorita cartera.
—Claro, una disculpa. Señorita cartera, esto es solo un pequeño malentendido. Lo único que queremos es recuperar una carta que accidentalmente se metió ahí.
—Sí, cómo no. No crean que no sé de esos "challenges" de robar el correo u orinar dentro del buzón. Ni crean que les permitiré hacer sus tonterías.
—¿Qué? ¡No somos unas estúpidas tik tokers! ¡Sólo queremos recuperar una carta y ya! —dijo Lynn.
—No soy idiota, ¿por qué unas adolescentes enviarían una carta en lugar de hacerlo por correo electrónico? —argumentó la cartera.
—¿Correo electrónico? ¿Acaso eso lo sacó de una postal de video centro? Porque eso es muy de los 90. Jejeje, ¿entienden? —bromeó Luan, algo que no sentó bien a nadie a su alrededor y sintió sus miradas de enojo—Perdón.
—Como sea, no les voy a permitir abrir ese buzón. Es ilegal revisar el correo ajeno y forzar la apertura de un buzón. Así que si no quieren que las reporte con la policía, será mejor que dejen a este buzón en paz—declaró firmemente la cartera.
Cansada de lidiar con esta situación, Lola decidió hacer su movida para ponerle fin a esto.
—¿Saben qué? Está bien, sé cómo funciona el mundo—Lola se acerca para extenderle un billete a la trabajadora—Mire señorita, le daré 20 billetes si usted nos deja recuperar la carta—negoció Lola dando un guiño al final.
—Quiero que ustedes sepan que también es un delito sobornar a un empleado del gobierno.
La mensajera dio un pequeño vistazo al billete que le entregó Lola y notó algo peculiar.
—Y este dinero es falso.
Y ese algo era que en lugar de verde, el billete era de color rosa, además de tener a la figura de Lola en el centro en lugar del presidente Andrew Jackson, y por si fuera poco estaba hecho de hoja de papel y marcadores.
—¿Qué? Son Lola-libras, la moneda oficial de la nueva República de Lola Loud. Mejor vaya acostumbrándose a usar esos billetes, cariño—explicó la princesa de forma petulante.
La mujer ignoró esto y arrugó el billete para luego botarlo a la basura.
—Lo siento, niña, pero ni por todo el dinero del mundo van a convencerme de que les abra este buzón—declaró firmemente la cartera, dejando a una fúrica Lola consumirse en su propia rabia por ver su billete siendo despreciado de esa forma.
Viendo que la posición de la mujer era inamovible, las hermanas se sintieron frustradas e impotentes por no poder recuperar la carta antes de que sea enviada a Ronnie Anne. Sin embargo, no todas se habían rendido, hubo una quien quiso hacer otro intento para convencer a la mujer, y ese alguien era Leni.
—Escuche señorita cartera, mis hermanas y yo no queremos hacerle daño a nadie ni dañar la imagen suya. Entendemos que es una excelente cartera y solo quiere cumplir con su deber.
—Mmmm...gracias.
—Pero también debe entender que nosotros lo único que queremos es ayudar. Verá, nuestro hermano tiene una novia a la cual teníamos una muy mala opinión de ella antes, pero él nos mostró lo maravillosa que es y lo felices que son estando juntos. Dentro de ese buzón está una carta que destruiría esa felicidad que ambos construyeron si su novia llega a abrirla y no podemos permitir que ambos sufran por nuestra culpa. Por favor, déjenos recuperar esa carta para que podamos preservar la felicidad de ambos.
El discurso de la modista ablandó el frío y duro corazón de la cartera. Aquel que le habló Leni le recordó a su triste pasado.
—Cuando tenía 12, empecé con un chico de mi salón. Fue mi primer novio.
—¿Y era bueno? —preguntó Leni.
—Oh, era el mejor—respondió la mujer con tono risueño—Ningún hombre me ha hecho la mitad de feliz que ese niño me hizo con solo su sonrisa. Pero un día mis hermanas y mis padres le enviaron una carta en mi nombre ya que no les agradaba y él rompió conmigo en cuánto la vio. No he sido feliz desde entonces—contó con mucha tristeza.
—Aw, pobrecita, debió haber sido muy duro para usted.
—Así fue.
—Bueno, nosotras no queremos que le pase lo mismo a nuestro hermano, y yo sé que usted tampoco quiere eso. Así que, ¿puede ayudarnos a evitar que lo mismo les pase a ellos?
La mujer se encontraba muy sensible y con un nudo en su garganta. Vivir el mismo dolor y sufrimiento que padeció tras su ruptura no era algo que le desearía ni a su peor enemigo, y si tenía en su poder la posibilidad de privarle a alguien de todo ese dolor...era su deber hacerlo.
—Está bien, tomen las llaves y busquen la carta, yo mientras tanto voy a ir a llorar. ¡Oh, Kotaro!
La cartera comenzó a llorar en cuanto recordaba a su viejo gran amor de la primaria, mientras Leni la consolaba y acariciaba la espalda. Teniendo la llave del buzón, las chicas abrieron el compartimento y lo registraron por completo, pero por mucho que registraban no ubicaban la carta.
—¡Aquí no está! —exclamaron las gemelas.
—¡¿En dónde diablos está?! —preguntó Lynn furiosa al aire.
—Disculpe, aquí no encuentro la carta que estoy buscando—avisó Lori.
La mensajera buscó calmar su llanto para hablar en un tono entendible.
—(Snif) Bueno, si no la encuentran ahí entonces ya debió ser enviada junto con el primer grupo—explicó secándose una lágrima de su ojo derecho.
—¡¿QUÉ?! —gritaron todas incrédulas.
—¡Tiene que ser una maldita broma! —dijo Lynn.
—¡¿Por qué hace 2 viajes para entregar el correo?! —cuestionó Lori
—Bueno, se supone que solo se cumple un viaje para conseguir las cartas del buzón e ir a repartirlas. Yo venía de terminar de repartir cuando ustedes vinieron y trataron de forzar la cerradura del buzón.
—Pero...si la carta no está aquí, eso quiere decir que...
/
Ronnie Anne estaba lista para salir a tomar el autobús de su escuela. El día de hoy se había propuesto a cambiar su imagen en la escuela para cerrar su ciclo en su última semana de clases y comenzar una etapa en su vida en la escuela media lejos de esa imagen abrumadora y atemorizante, todo con el apoyo de Lincoln. Estaba un poco nerviosa pues el primer paso sería disculparse con varias personas a las que le ha hecho dado por su rudeza, y la lista no era precisamente, además de que no sabía si podía disculparse apropiadamente.
Para distraer su mente en lo que llegaba el autobús, fue al buzón de correo y recogió la correspondencia. No había nada relevante el día de hoy, tan solo un par de facturas por el agua y la electricidad y el nuevo número de la revista favorita de Bobby, "Jóvenes con múltiples empleos". Dejó todo en el buzón de correo, excepto por una carta que estaba dirigida a ella. No tenía remitente, pero suponía que era de Lincoln, ella nunca recibe cartas. El por qué le mandó una carta le era desconocido, pero estaba curiosa por ver su contenido. Estaba a punto de abrir la carta...cuando el autobús llegó a su casa. Guardó la carta en su bolsillo y fue a subirse al autobús. Decidió que cuando terminasen las clases de hoy o tuviera tiempo de sobra leería la carta.
/
De vuelta con las hermanas, estas estaban en pánico cuando concluyeron que la carta la tenía Ronnie Anne.
—¡¿Qué vamos a hacer?! ¡Ronnie Anne ya tiene la carta! —dijo Lana.
—¡No podemos hacer nada! ¡Nuestro hermano se convertirá en puré de papa! —dijo Lola escandalizada, agitando la histeria de sus hermanas.
Lori silbó con los dedos para llamar la atención de las chicas.
—Cálmense, ¿sí? E-es probable que no la haya visto.
—¿Cómo estás tan segura?
—Eh...bueno...este...¡Lisa, por favor dime que tengo razón! —pidió Lori a Lisa.
—Hmmm...si la cartera acaba de llegar, eso quiere decir que al menos hace 15 minutos le entregó la carta al buzón de Ronnie Anne. Dado que Lincoln no dio señales de preocupación, podría suponerse que no ha recibido amenaza de parte de su pareja. Y como el autobús pasa primero por la casa Santiago antes que la nuestra, lo más lógico sería que para este punto ya se hiciera noticia la paliza que le estaría dando Ronnie Anne a Lincoln. Por lo tanto, basándome en mis conjeturas, yo diría que...no, no la ha leído.
—¿En serio?
—Aclaro que el margen de error es bastante amplio si tomamos en cuenta que esto se basa en probabilidad, pero si nada raro pasa entonces diría que no la ha leído.
—Bueno, es todo con lo que contamos. Chicas, si lo que Lisa dice es verdad entonces tenemos una oportunidad.
—¿Y qué pasa si Lisa está errada?—cuestionó Lynn.
—No tenemos otra opción más que confiar en el criterio de Lisa y tomar acciones en base a ello. Debemos ir a la escuela primaria y arrebatarle la carta a Ronnie Anne, aún si es necesaria la fuerza bruta. Ahora chicas, ¡vayamos a salvar al Ronniecoln!
—¡Sí!
Todas siguieron a Lori corriendo en dirección a la escuela primaria para evitar a toda costa que Ronnie Anne viera la carta.
—Sí saben que siguen en pijama, ¿verdad? —les recordó la cartera.
Las chicas regresaron corriendo al lado opuesto.
—Primero regresemos a cambiarnos y a desayunar, y luego ¡vamos a salvar al Ronniecoln!
—¡Sí! —exclamaron las chicas siguiendo a Lori en dirección a la casa Loud.
Antes de retirarse, Leni se detuvo un segundo para hablar con la cartera.
—Por cierto, ahora que recuerdo, mi papá tiene un amigo que se llama Kotaro, justo como su novio. Creo que una vez mencionó que cuando era niño una vez se enamoró de una niña, pero que tuvo que dejarla porque la familia de ella no aprobó su relación y no quería causar discordia entre la familia.
—¿Qué?
—Lo sé, es una extraña coincidencia, ¿no cree? En fin, nos vemos.
—¡Alto, espera!
La señora intentó detener a Leni para indagar más en aquel sujeto que mencionó Leni, pero ella ya se encontraba lejos de su alcance.
/
En la escuela primaria, los niños se preparaban para iniciar este día de clase que además representaba el inicio de la última semana del período escolar. Algunos niños estaban sacando sus cuadernos de sus casilleros, y entre esos niños se encontraba chica Jordan. Luego de sacar sus libros cerró su casillero, tras el cual se encontró con la cara de Ronnie Anne.
—¡AAAAAHHHH! ¡En la cara no! —pidió Jordan temblando de miedo y protegiéndose con sus libros.
—¿Eh? —expresó Ronnie confusa—Espera, no. No vine a golpearte ni a nada.
—¿Ah no? —dijo Jordan abriendo un ojo.
—No, en serio. Yo...quiero hablar contigo.
Jordan quedó pasmada cuando Ronnie Anne le pidió hablar con ella sin usar un tono amenazante de por medio, en su lugar le habló con algo de pena y...¿arrepentimiento? No estaba segura si lo estaba malinterpretando, pero sabía que esta conversación sería muy diferente a las que tuvieron antes.
—Escucha, Jordan, sé que tú y yo nunca nos llevamos bien. Bueno, la verdad con nadie me llevo bien, pero creo que contigo yo he...bueno...tú sabes. Y...yo quiero decirte que...este...
Ronnie Anne volteó a ver a Lincoln por lo nerviosa que se encontraba. El peliblanco le sonrió y le mostró los pulgares arriba en señal de apoyo. Ver la sonrisa tonta de su pareja le generó la confianza suficiente para dejar de lados todos sus nervios.
—Mira—continuó Ronnie—No debí haberte tratado mal. No debí haberte estampado la cara contra la pared. No debí haberte gritado ni nada. Eso fue malo de mi parte, y yo...bueno...lo siento. Sé que eso no compensa todo lo que hecho, pero quiero disculparte por todo lo que te hecho. Y si tú quieres podemos empezar de nuevo y llevarnos bien, hasta podemos ser amigas...si tú quieres claro. ¿Qué dices?
Ronnie Anne le extendió la mano a Jordan como una forma de sellar aquel pasado negro que tenían ambas y empezar una nueva historia...o al menos así lo veía ella, pero la rubia del moño azul no pensaba lo mismo. Lo único que veía era una trampa mortal que la condenaría si caía en ella. Todos sus instintos le gritaban con fuerzas que escapara lo más rápido que pudiera, pero en su experiencia si corría estaba muerta. Su situación era muy complicada, ya sea huyendo o siguiendo el juego terminaría con ella hecha papilla, ¿qué debía ser entonces para salir lo mejor posible? Pensando en esto, optó por darle la mano, ya que si era una trampa al menos no sería tan doloroso como lo sería si huyera y Ronnie Anne se enfadase.
Estiró su mano temblorosa lentamente mientras sudaba a cántaros. Cuanto más la acercaba a la mano de Ronnie más miedo sentía, presentía que su vida se acabaría en cuanto estrechara su mano. Pero no importaba qué tanto miedo sintiera, no había marcha atrás. Así que con todo el miedo del mundo, tomó su mano...y se dieron un saludo, nada malo pasó.
—¡Genial! Me alegra que quieras empezar de nuevo. Prometo que las cosas serán diferentes esta vez, ¿entendido?
—...sí.
Jordan no entendía lo que pasaba, nada malo pasó. No la lanzó al aire, tampoco le agarró y la azotó contra los casilleros o el suelo, ni siquiera le estrujó la mano. Fue un simple y sano apretón de manos, libre de malas intenciones. Esto...esto...le era...inconcebible. ¿Ronnie Anne disculpándose con ella? ¿Y queriendo ser su amiga? Era increíble, y no en el buen sentido. Hasta hace una semana ella la hubiera molido a golpes si estornudaba cerca de ella, ahora estaba disculpándose por todo lo que le hizo. ¿Qué habría provocado ese cambio tan repentino? ¿Acaso fue gracias a Lincoln? Cual sea el caso, su mente simplemente no podía procesar que Ronnie Anne haya cambiado. Una torrente de miedo le invadió de repente al pensar que todo se trataba de un elaborado engaño de parte de la morena para hacerle algo horrible.
Dominada por el miedo y la desesperación, Jordan pegó la espalda al casillero con una mirada de miedo en dirección a su mano. También empezó a murmurar palabras inentendibles, mostrando que había perdido la cabeza.
Tanto Lincoln como Ronnie Anne no entendieron por qué tuvo esa reacción, si más bien debería estar aliviada de que ya no tendría que temerle a la mexicana. Es más, ahora que prestaban atención a su alrededor, notaron que los estudiantes que se encontraban en los pasillos se encontraban mirando la escena atónitos.
—¿Vieron eso?
—¿Ronnie Anne...se disculpó?
—Esto es...raro.
Fueron algunos de los tantos comentarios que pudieron captar la pareja. Pero el estado de shock no duró mucho, cuando un estudiante agitó las aguas.
—¡Oh por Dios, es el fin del mundo! ¡Todos corran!
El grito de parte de Trent cundió el pánico entre los niños y todos fueron corriendo sin rumbo fijo mientras gritaban de miedo, hasta que en el pasillo solo quedaron Lincoln y Ronnie Anne. La pareja ciertamente no esperaba este tipo de desenlace, era demasiado bizarro para considerarlo, tal vez subestimaron el nivel de miedo que infundió la morena entre los chicos de la primaria.
Pero a decir verdad, a pesar de que sin querer espantaron a todos, debían admitir que esto fue muy gracioso, tanto así que empezaron a reírse. Pensaban, ¿en serio por una disculpa todos creyeron que era el fin del mundo? Era simplemente muy hilarante. Sí, era raro que Ronnie Anne empezara a disculparse por sus agresiones, pero en definitiva esa reacción de parte del público era exagerada.
Como sea, ya tenían toda la semana para continuar con las disculpas, por ahora debían ir al salón y empezar otro día de clases.
/
En ese momento, afuera de la escuela, las hermanas recién llegaron a la escuela después de vestirse y desayunar lo más rápido que pudieron. Se bajaron todas al mismo tiempo justo cuando sonó la campana de inicio de clases. Apuraron el paso para llegar a tiempo con Ronnie Anne y quitarle la carta, pero en el camino se metió el profesor de Gimnasia, el entrenador Pacowski.
—¡Oigan, oigan, oigan! ¿A dónde creen que van?
El entrenador se metió en el camino de las chicas bloqueándoles el paso.
—¡Entrenador! —intentó explicarse Lori—¡No tenemos tiempo que perder! ¡Debemos...!
—No me importa lo que tengan que hacer. No pueden pasar por aquí.
—¿Por qué no? —preguntó Luna.
—Porque primero, van a empezar las clases, y segundo, a menos que sean sus padres o representantes, ustedes no pueden entrar a la escuela, especialmente usted—dijo señalando a Lynn.
—¡¿Qué?! ¡¿Y yo por qué?! —preguntó Lynn sonando más como un reclamo.
—Porque la última vez que viniste aquí "de visita" causaste una gran pelea entre las clases del quinto grado durante un partido de fútbol.
—¡Oh vamos, eso claramente no fue mano, estaba pegada del cuerpo! —se defendió Lynn de un escenario que solo ella conoce.
—Vamos viejo, no sea aguafiestas, sólo iremos un segundo y nos iremos, lo prometemos—intentó convencerlo Luna, en vano.
—No me volví profesor creyendo promesas como esa.
Viendo lo complicado que se volvió el problema, Lola decidió dar un paso para tomar el asunto en sus manos.
—De acuerdo, entrenador, hagamos un trato: Si nos deja entrar a todas le daré 20 lola libras auténticos, ¿qué dice?
—Digo que no.
—¡Bah! ¿Cómo que no? ¡Algún día los Lola-libras se volverán muy valiosos y se arrepentirán de no haberlos aceptado! —dijo una indignada y molesta Lola.
—Solo las que estudian aquí pueden pasar, pero si alguna de las otras intenta colarse me veré obligado a llamar a su escuela a denunciarlos—declaró firmemente el profesor de origen polaco.
Dado la postura inamovible del entrenador Pacowski, las hermanas vieron que el plan improvisado que armaron tendría que modificarse.
—Denos un segundo, por favor—pidió Lori.
Luego, las hermanas se reunieron en un círculo para discutir su próxima movida.
—Bien, chicas, ya que nosotras no podemos entrar a la escuela, todo dependerá de ustedes—dijo Lori a las menores—No permitan bajo ninguna circunstancia que Ronnie Anne vea esa carta, no importa si deban tomar medidas drásticas para ello. Manténganos informadas en todo momento sobre lo que pasa, así podremos monitorear la situación y ayudarles en lo que podamos, ¿entendido?
—¡Sí! —afirmaron las 5 hermanas menores.
—Bien. Suerte, chicas, les deseo lo mejor.
Dicho esto, las 5 hermanas que podían ingresar a la escuela se dirigieron a la misma manteniendo presente la misión que se les fue encargada de recupera la carta a toda costa. Fueron corriendo hasta llegar al salón de Lincoln, pero justo en ese momento la maestra Johnson estaba por entrar al salón y se topó con las niñas queriendo entrar también.
—Hey, hey, hey, ¿qué creen que están haciendo?
—Maestra Johnson, debe dejarnos pasar inmediatamente, es un asunto de una cuantiosa importancia que no puede ser descrita con las palabras de este idioma.
—¿Eh? —expresó la maestra confundida.
—Señorita Johnson, no queremos causar problemas, sólo queremos hablar con Lincoln un momento—mintió Lana para que las dejaran pasar
—Bueno, lo siento, pero ya estamos por empezar la clase, tendrán que esperar a que salgamos al recreo.
—Será algo rápido, por favor.
—Perdonen, pero no puedo hacerlo.
—¿Y unos 20 billetes le harían cambiar de opinión? —ofreció una vez más Lola mostrando su moneda.
—Eh, ese dinero es falso.
Pero una vez más fue rechazada.
—Hm, no sé por qué nadie acepta mi dinero—se preguntó Lola con enfado, en lo que arrugaba el billete que había creado.
—¿Por qué no simplemente le das dinero de verdad? —le preguntó Lana.
—Se me acabó, ¿ok? El señor Springle ha estado muy caprichoso últimamente.
—Señorita Johnson, si nos permite, debemos tratar un tema delicado con nuestro hermano y es de suma importancia que lo hablemos cuanto antes—dijo Lisa intentando convencer a la profesora.
—Bueno, si es tan importante entonces sus padres deberían ser quienes vinieran por él.
—Trágicamente ellos sufrieron un accidente y no pudieron venir.
La maestra vio a través de la mentira de Lisa y puso la mirada plana.
—Ay ajá, ¿y cómo es que Lincoln no se ha enterado de eso?
—Acaba de ocurrir, es una verdadera tragedia.
—¿Y cómo es que ustedes están bien?
—Vinimos en autobús.
—Entonces, ¿cómo es que llegaron después que Lincoln si tomaron el mismo autobús?
Ante ese último cuestionamiento de parte de la profesora, Lisa no supo qué responder.
—Diablos, me ganó—admitió frustrada.
La campana nuevamente sonó por toda la escuela para dar el aviso de que era hora de entrar a clases.
—Miren niñas, no podemos seguir perdiendo el tiempo. Yo tengo que dar mi clase y ustedes ya van retrasadas para asistir a la suya. Sea lo que sea que quieren hablar con Lincoln, esperen al recreo para hablarlo.
—Pero...
—Sin peros. Vayan a sus clases ahora antes de que los reporte con el director—dijo la maestra con firmeza, ante lo cual las niñas se vieron obligadas a retirarse entre quejas.
Sin embargo, había una hermana que faltaba entre las que se estaban retirando.
—Usted también, señorita Lucy—dijo la profesora mirando al ducto del techo—No crea que no la vi escabullirse en el ducto para entrar desapercibida. Baje de inmediato y vaya a su clase—ordenó la pelirroja y Lucy se vio obligada a obedecer.
—Suspiro—dijo tras aterrizar—Extraño cuando las personas no me notaban.
Cuando todas ya se perdieron de vista, la señorita Johnson soltó un suspiro pesado.
—Santo cielo, ¿hasta cuándo tendré que lidiar con los Loud?
Cerró la puerta y se dispuso a dar su clase.
/
En la hora de receso, Ronnie Anne y Lincoln estaban sentados en la mesa junto a Clyde, Stella, Rusty, Liam y Zach comiendo del almuerzo. Sería una hora normal, de no ser porque los chicos tenían vendas y curitas por toda la cara, además de moretones e inflamaciones que parecían estar en su etapa final de recuperación, pero seguía siendo algo notable.
—Recuérdenme, ¿cómo fue que se hicieron esas heridas? —preguntó Ronnie.
Los chicos iban a responder, pero por descuido dieron respuestas diferentes.
—Un bravucón.
—Un perro.
—Un gato.
—Caída
—Golpe de perilla.
Al ver que cada uno dio una respuesta diferente, Clyde decidió tomar las riendas para unificarlo todo.
—Eh...estuvimos paseando y...nos topamos con un bravucón...
—Y su perro.
—Y gato.
Añadieron Rusty y Liam respectivamente,
—Ajá, y...nos persiguieron por toda la ciudad.
—Y nos tropezamos—agregó Zach.
—Cierto. Y...al llegar a mi casa, nos...golpeamos con la perilla—finalizó Clyde.
—Sí...eso fue lo que pasó—comentó Stella.
—Claro—replicó Ronnie Anne sin creer ni una palabra por ser diferente a la versión anterior y por lo inverosímil que era—De casualidad, no estuvieron en el restaurante Jean Juan el viernes, ¿o sí? —inquirió la latina.
—Ah...no—respondieron los 5 con una sonrisa nerviosa al final.
Viendo la actitud dudosa del grupo, Ronnie Anne sospechó de ellos. Y no solo eso, también sospechaba que su pareja tenía algo que ver en esto. Lincoln también sonrió nervioso cuando se le quedó viendo con cautela y también comenzó a sudar. Ronnie Anne quería indagar un poco más en el tema...pero la verdad algo le decía que la respuesta no valía la pena el esfuerzo, por lo que decidió dejar todo de lado y seguir con su comida.
En otra mesa lejos de la mesa de los tortolitos, Lisa miraba cuidadosamente la mochila de Ronnie Anne en busa de algo que pueda ser identificado como la carta. Por fortuna, observó una pequeña hoja en blanco sobresaliente, por lo que podía suponer que se trataba de la carta.
—Objetivo a la vista, la carta está dentro de la mochila. Dado el estado de ánimo de Ronnie Anne, supongo que todavía no la ha leído.
—Eso es bueno, no podemos simplemente pedirle que nos entregue una carta dirigida a ella—dijo Lana.
—Tenemos que hacer que se separe de la mochila, ¿pero cómo? —dijo Lola.
Las 4 comenzaron a pensar en un plan para separar a Ronnie Anne de su mochila, pero entonces fueron interrumpidas por la amiga de Lisa, Darcy.
—Lisa, ¿qué pasó? ¿No íbamos a comer juntas? —preguntó la amiga de Lisa.
—¿Ah? Lo siento, Darcy, pero tengo un asunto que atender con mis hermanas.
—Oh, está bien.
La niña procedió a retirarse, pero en ese momento a Lisa se le ocurrió una idea.
—¡Espera, Darcy!
—¿Sí?
—Escucha, necesito que me hagas un pequeño favor.
—¿Un favor?
—Sí. ¿Ves a esa chica de esa mesa?
Lisa señaló precisamente a Ronnie Anne en su mesa. Pero mientras ella veía a un escenario común y corriente, Darcy veía a Ronnie Anne sentada en un lúgubre espacio montañoso con truenos de fondo que asustaban a la pequeña.
—¿N-no es la chica que da miedo?
—Así es. Necesito que vayas con ella y...
—¡¿Qué?! —interrumpió Darcy asustada.
—Tranquila, Darcy, no debes tenerle miedo. No te hará daño.
—¿Cómo lo sabes?
—Mi hermano y ella se hicieron novios haces un par de semanas atrás y él me contó que no es tan mala como creen todos.
—¿Novios? ¿Son de esos que se besan?
Al decir esto, Darcy inadvertidamente provocó que las hermanas de Lisa soltaran un chillido.
—Exacto, son de los que se besan. Mi hermano me mostró que esa chica no es mala, solamente es tímida.
—¿En serio?
—Así es. De hecho, para ayudarla, la maestra me pidió que le hiciera un recorrido por nuestro salón para poder hacerme amiga suya, pero como sabes carezco de habilidades sociales adecuadas para cumplir con la tarea, ¿podrías hacerlo por mí?
—Ok...
Darcy se alejó para cumplir con la petición de Lisa, pero pronto regresó a ella.
—Eh...¿qué fue lo que pediste? —preguntó Darcy apenada.
Lisa soltó un suspiro y procedió a explicarle usando un lenguaje más fácil de entender.
—¿Puedes ir con esa chica y mostrarle nuestro salón para hacerte su amiga y que supere su timidez?
—Oh, ¡eso sí lo puedo hacer! —dijo Darcy feliz por poder cumplir con la petición de Lisa y la vez ayudar a esa chica.
Darcy llegó a la mesa donde se encontraban Ronnie Anne y llamó su atención.
—Disculpa—dijo Darcy al llegar.
—¿Sí? —replicó Ronnie Anne.
—Mi maestra me pidió que te mostrara mi salón para que pudiéramos hacer amigas.
—...¿Qué?
—Vamos, será divertido. Te mostraré todos mis juguetes.
—Ah...bueno, me encantaría acompañarte, pero estoy comiendo y tengo muchas que hacer y...
Mientras trataba de excusarse, Ronnie Anne notó que Darcy estaba usando la táctica de ojos de cachorro para convencerla, y ver que una niña tan tierna usara esa táctica era algo que simplemente no podía contrarrestar.
—(Suspiro) Bueno. Está bien, vamos.
—¡Sí! Vamos, te presentaré a Raffo, estoy segura de que te agradará.
—¿Quién?
Los chicos veían a Ronnie Anne retirarse de la mesa con una niña del prescolar sorprendidos por este imprevisto suceso.
—Vaya, hace una semana ni los profesoras se le acercaban a ella, ahora una niña de prescolar la lleva de la mano a su salón—comentó Rusty.
—Sí, es raro cómo cambió todo, ¿no lo crees, Lincoln? —dijo Stella a Lincoln, pero este estaba en un trance de amor en lo que veía a su novia caminar dulcemente con una niña pequeña.
—Creo que mi corazón va a estallar—soltó Lincoln en medio de su trance.
Sus amigos se rieron al ver al peliblanco en medio de ese trance con esa cara de bobo enamorado. Estaban felices de que todo entre Lincoln y Ronnie Anne haya quedado y podían ser una pareja sin complicaciones, y también entre todos poder pasar momentos agradables como este.
Mientras todos estaban distraídos, las hermanas se escabulleron hasta llegar a la mochila de Ronnie Anne, la cual dejó olvidada debajo de la mesa. Lana se metió debajo de la mesa a recogerla y en cuestión de segundos logró sacarla.
—¡La tengo! —exclamó Lana en voz baja y todas se alegraron al ver que todo acabaría rápido.
Pero la alegría les duró poco cuando la mochila le fue arrebatada de las manos por Lincoln.
—¡¿Qué creen que están haciendo?! —preguntó Lincoln molesto.
—¡No hay tiempo de explicar, necesitamos esa mochila ahora! —dijo Lola.
—¿Para qué necesitan la mochila de Ronnie Anne?
—Es un asunto cuya importancia no puede ser comprendida por un ser viviente de mente tan pobre como la suya, hermano mayor, sin ofender—dijo Lisa.
—Bueno, no me importa qué tan urgente sea, esta mochila es de Ronnie Anne y no pueden tomarla sin permiso.
—Por favor, Lincoln, sólo será un segundo y la devolvemos rápido—dijo Lana intentando convencer a su hermano.
—Lo siento, pero si quieren la mochila tendrán que esperar a Ronnie Anne para pedirle permiso—pero el peliblanco se mantuvo firme ante ella.
La rabia de Lola subió ante la frustración e impotencia que sentía por tener que enfrentar tantos obstáculos en su camino cuando solo quería recuperar esa carta, por lo que estalló.
—¡Sólo danos la mochila! —ordenó con furia y se abalanzó sobre su hermano para quitarle la mochila. Sus hermanas la ayudaron a ponerse sobre Lincoln para limitar su movimiento y quitarle la mochila.
Viéndose en problemas, el peliblanco optó por lanzarle la mochila a su amigo Clyde. Lana y Lucy fueron tras el afroamericano para quitarle la mochila, pero este se asustó al verlas yendo tras él con enfado y lanzó la mochila por lo aires, siendo atrapada por Stella. Lisa fue tras a ella para quitársela, por lo que la asiática se la lanzó a Liam quien la atrapó sin problemas. El granjero se vio en problemas cuando Lisa, Lucy y Lana lo cubrían y se vio obligado a proteger el balón sintiéndose como si estuviera marcado por 3 jugadores durante un juego de baloncesto. Haciendo gala de sus habilidades, hizo un pase perfecto que fue recibido por Rusty, quien tuvo que hacer frente a Lola. El pelirrojo hizo un amague fingiendo que se la estaba pasando a Clyde, cosa que despistó a Lola, y le pasó la mochila a Zach.
Por mucho que intentara, las niñas no podían quitarle la mochila a los chicos que se la pasaban entre sí apenas se sentían amenazados por una. La diferencia de edad y la coordinación que tenían entre ellos complicaba mucho a las hermanas la tarea de hacerse con la mochila,
—Jadeo, es inútil, no podemos quitarle la mochila siguiendo así. Tenemos que hacer algo—dijo Lucy preocupada y cansada.
—Bien, no me dejan opción—dijo Lola decidida a aplicar una nueva estratagema para poder quitarle la mochila a Lincoln.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
La cuál consistía en pegar un gran grito para llamar la atención a algunos de los profesores, cosa que funcionó ya que el director de la primera llegó a la mesa.
—¡¿Qué está pasando aquí?! —preguntó el director denotando carácter en su voz.
—Director Huggins, mi hermano me quitó mi mochila y no me la quiere devolver—contó Lola con los ojos llorosos y la voz temblorosa.
El director al escuchar esto, miró al albino con gran indignación.
—Señor Loud, ¿molestando a niños? ¿Y a su propia hermana? ¿No le da vergüenza? —dijo el director con indignación.
—¿Qué? ¡No, está mintiendo! ¡Está mintiendo! —intentó defenderse Lincoln.
—¡Claro que no! ¡Mi mochila es esa porque es morada y me la quitaste! —pero Lola hizo afán de sus habilidades como actriz para hacer su papel de niña maltratada más creíble.
—¡Es cierto, él se la quitó!
—Soy testigo ocular.
—Yo vine a ayudar a recuperarla
Dijeron Lana, Lisa y Lucy para ayudar a Lola con su papel.
—¡Ah, por favor! ¡Esa es la actuación más descarada que he visto! —declaró Stella.
—¡Sí, la mochila es de Ronnie Anne y no de Lola! —dijo Zach.
—¡Nosotros sólo queremos cuidársela!
Ambos bandos comenzaron a discutir acaloradamente para convencer al director de que ellos estaban diciendo la verdad y el otro estaba mintiendo.
—¡SILENCIO! —gritó el director exasperado por el escándalo que estaban armando.
—No me importa lo que tengan que decir, está mal quitarles la mochila a niñas pequeñas para molestarlas, en especial si son sus hermanas.
—Eso no es lo que...
—¡No quiero excusas! Será mejor que le devuelva su mochila a la señorita o si no me veré obligado a castigarlo, señor Loud.
—Pero director...
—¡Ahora! —enfatizó la orden el director para demandar al peliblanco que entregara la mochila.
Sabía que sus hermanas estaban mintiéndole para orillarlo a esto, pero debido a que el director no quería escuchar razones, Lincoln con todo el enfado y el recelo del mundo le entregó la mochila a Lola.
—¡Muchas gracias, director! —agradeció Lola usando una voz encantadora.
—Por nada, pequeña—dijo el director acariciándola la cabeza—Y en cuanto a ustedes, si vuelvo a oír que están molestando niños pequeños de nuevo me veré obligado a castigarlos—dijo como una amenaza y se retiró del lugar.
Las hermanas se alejaron a otra mesa para poder registrar la mochila con tranquilidad. El sobre con la carta estaba a simple vista en el interior de la mochila.
—¡La tenemos! —dijo Lisa y todas celebraron el haber cumplido con la misión.
—Y ahora, es momento de deshacernos de esto para...—sin embargo, cuando Lisa vio detalladamente la hoja que agarró encontró un pequeño detalle—¿Pero qué?
Y ese pequeño detalle consistía en que aquella hoja que tomó no era de un sobre o la hoja de la carta, era de un folleto.
—¡Es solo un folleto! De una pelea de...¿La tormenta contra la tigresa este sábado? —informó Lisa a sus hermanas.
—¿Es este sábado? Creí que era el siguiente—dijo Lana.
—¿En dónde está la carta?
—Hay que revisar más a fondo.
Las chicas revisaron a fondo toda la mochila e inclusive vaciaron sobre la mesa todo el contenido incluso en los bolsillos más pequeños. Sólo había cuadernos, libros, cartuchera, una revista de Skate y papeles sueltos, pero no había señales de la carta.
—¡No lo entiendo, ¿dónde está la tonta carta?! —expresó Lola frustrada.
—Si no está en la mochila, eso quiere decir que la tiene...
/
—¡Raffo!
La pequeña Darcy le presentaba a Ronnie Anne su jirafa de peluche, Raffo.
—Entonces este es Raffo—dijo Ronnie Anne tomando al peluche para verlo mejor.
—¡Así es! Es mi fiel compañero, me acompaña a todos lados y me cuida mi puesto cuando no estoy.
—¿Tu puesto?
Darcy se sienta en una camilla verde para mostrarle a Ronnie Anne.
—¡Este es mi puesto! Dónde duermo y pongo mis cosas y Raffo es quien se asegura de que nadie me lo quite.
Ronnie Anne soltó unas risillas. Le era adorable la actitud tan inocente de la pequeña niña, pese a no haber hablo con un niño de su edad desde que se mudó. Posó la vista sobre el peluche que tenía en sus manos y le entró un aire de nostalgia.
—¿Sabes? Yo también tengo un peluche como el tuyo, solo que es un oso en lugar de una jirafa. Se llamaba "Señor Osito", fue básicamente el único que me hizo compañía en mi infancia. Lo guardé hace un par de años, pero ver tu peluche...digo, tu compañero, me hizo recordar lo mucho que me importó en su momento—confesó la morena recordando las pláticas sinceras que tenía con el "Señor Osito" y cómo este esa su reconforte en sus momentos más duros—¿En dónde fue que lo...?
Al voltearse para preguntarle sobre la procedencia de Raffo, Ronnie Anne encontró a Darcy profundamente dormida en la camilla. Se sintió conmovida al ver a la pequeña dormir plácidamente y le colocó el peluche en sus manos para que ambos estuvieran juntos.
Entonces el timbre de la escuela hizo presencia para indicarle a los alumnos que la hora del almuerzo había acabado y era hora de regresar a la escuela. Ronnie Anne salió del área de prescolar para dirigirse a su salón. Casualmente metió las manos en los bolsillos de su suéter y sintió algo raro dentro. Sacó el objeto y vio que se trataba de la carta que recibió en la mañana. Bueno, ahora que tenía un poco de tiempo en lo que llegaba y retomaba las clases, quizás era buena idea ver cuál era su contenido, tal vez eso indicaría el porqué de la falta de remitente.
Mientras Ronnie Anne se preparaba para abrir el sobre, las hermanas de Lincoln llegaron al extremo del pasillo donde circulaba. Intentaron cruzar para alcanzarla, pero había muchos alumnos de por medio que les obstruían el paso.
—¡Agh, es inútil! ¡No podemos pasar! —dijo Lana alarmada.
—Yo me haré cargo—dijo Lucy y procedió a hacer uso de sus habilidades para sortear a los chicos que les cerraban el espacio.
Se metía entre los pequeños espacios que dejaban como si fuera agua filtrándose dentro de una pequeña cueva. Luego llegó a un punto donde el espacio era tan estrecho que no podía pasar, pero eso no la iba a detener. Por suerte, había una apertura de la ventilación cerca suyo y se metió dentro. La ventilación la llevó hasta una apertura desde la pared justamente al lado de donde estaba Ronnie Anne.
—Te tengo—dijo Lucy confiada en que podía arrebatarle la carta antes de que la leyera.
Y así iba a ser...hasta que el conserje Norm abrió la puerta imprevistamente y noqueó a Lucy sin darse cuenta.
—(Suspiro) Bueno, hora de trabajar—dijo dirigiéndose mientras silbaba al área de cafetería para limpiar cualquier suciedad que hayan dejado los niños en el almuerzo.
En cuanto cerró la puerta, Lucy cayó noqueada al suelo como una muñeca de trapo olvidada. Pasaron unos momentos para que sus hermana llegaran y la encontraran tirada en el suelo.
—¡Lucy, ¿estás bien?!—preguntó Lola al llegar.
—Ugh...—soltó Lucy apenas consciente.
Pero a pesar de la preocupación por Lucy y la bulla que generaban los chicos al pasar por el pasillo, pudieron escuchar un sollozo ahogado de parte de Ronnie Anne. Al voltear a verla, vieron el sobre vació tirado a los pies de la latina. Lo peor había ocurrido, Ronnie Anne leyó la carta. Quizás no era tarde para explicarle que era todo una farsa, pero las chicas no tuvieron la oportunidad de intentarlo antes de que Lincoln se le acercara por la espalda.
—Vamos, Ronnie. Vayamos al salón antes de que se nos haga tarde—le dijo Lincoln posando la mano sobre su hombro.
La morena giró el cuerpo completo para verlo a los ojos, y para sorpresa de Lincoln, el rostro de ella expresaba un estado de shock.
—Wow, Ronnie Anne, ¿estás bien? ¿Qué pasó?—preguntó Lincoln preocupado.
—¿Qué pasó?... Eso debería preguntarte yo a ti.
Con un manotazo en el pecho, Ronnie Anne le entregó a Lincoln la foto del sobre. Lincoln estaba confundido por la extraña postura brusca que adoptó su pareja, pero tenía el presentimiento de que aquello que le entregó tenía algo que ver. Miró la foto que le entregó y para su horror contempló que en ella estaban él y la antigua amiga de Ronnie Anne, Sid Chang, besándose en los labios.
Inmediatamente le cruzó por la mente que se trataba de una falsificación, pero no pudo decir nada antes de que Ronnie Anne siguiera.
—¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? —dijo Ronnie, con un tono de voz que mostraba que contenía la furia que guardaba en su interior.
—Espera, Ronnie, esto es falso. Debes creerme.
—¡CÁLLATE! —gritó Ronnie Anne con todas sus fuerzas. El potente grito de la morena atrajo la atención de todos los alumnos que circulaban por el pasillo
—¿Cómo pudiste? —continuó la del pelo azabache—Desgraciado. Miserable.
La morena no despegaba su mirada del peliblanco. Lo miraba con gran odio y desprecio por la traición que ella creía que le hizo. Esa mirada por sí sola era aterradora, era peor que aquellas que les dedicaba a sus víctimas en el pasado, pero esta vez Lincoln vio algo más en su mirada, algo que no podía identificar correctamente pero que le asustaba más que cualquier otra cosa.
—Espera, Ronnie Anne. Por favor, déjame explicarte y...
Ronnie Anne le tomó de la camiseta y lo azotó contra los casilleros. Todos jadearon de la impresión y con miedo, pero nadie se atrevió a hacer algo al respecto,
—¿Qué vas a explicar? ¿Por qué me engañaste? ¿Por qué te con la persona que más odio en este mundo?
—Por favor, debes creerme, es falso.
—¡MENTIROSO! —gritó una vez más—Me engañaste. Dijiste que me amabas, dijiste te importaba. Dijiste que lo único que querías es hacerme feliz. Y yo te creí. Fui una maldita idiota y te creí, por más que sabía que era imposible e ilógico que de verdad me amaras, yo te creí.
—Yo...yo...
—Dime, ¿qué tanto de lo que vivimos fue una mentira? ¿No te gustaba estar conmigo? ¿Nuestras citas no significaron nada para ti? ¿No sentiste nada por aquello? ¿No me crees bonita? ¿Yo jamás te importé?
—No...no es así...yo...
—¿Por qué lo hiciste? Si yo para ti no era nada, solo una burla, un chiste, una maldita broma de la cual reírte, ¿por qué hiciste que yo...que yo...?
Cortó la frase antes de que pudiera terminarla y bajó la mirada. Nadie podía saber qué era lo último que quería decir, nadie además de Lincoln. Antes de que bajara la mirada, vio una vez más en sus ojos aquello que le asustaba tanto, pero ahora con más claridad. Era peor de lo que pensó al principio. Debía hacer algo para explicarse antes de que fuera muy tarde.
—Espera, por favor. Escúchame un segundo, te juro que no yo nunca estuve con Sid, mucho menos la besé.
—¡MIENTES! —gritó y azotó a Lincoln al casillero una vez más, sacando un unísono jadeo a los indeseados espectadores—¡Mientes! ¡Es lo que haces! ¡Tú mientes, engañas y manipulas, es lo que haces, desgraciado hombre del plan! ¡¿Y tienes el descaro de seguir con la mentira?! ¡Pedazo de basura!
En estos momentos, Ronnie Anne era como una caldera caliente que estaba por estallar y quemar todo a su alrededor. El público seguía mirando pasivamente sin atreverse a defender o ayudar a Lincoln, la sola presencia de Ronnie Anne era suficiente para infundir pánico en las masas, y en este momento que se encontraba tan enojada lo mejor que podía hacer era no provocarla más.
—Aunque...—siguió Ronnie Anne—también es mi culpa. Yo juré que no confiaría en nadie más, pero yo fui la estúpida que inició todo esto. ¿Quién es más idiota que la persona que no aprende de sus errores? De verdad que soy una estúpida y patética niña—dijo Ronnie Anne arremetiendo consigo misma por dejarse engañar.
Ver a la persona que ama despreciarse a sí misma de esa forma era intolerable para el albino. Quiso decirle algo al respecto, pero antes de formular una sola palabra, la morena levantó la mirada hacia él.
—Aun así, si crees que vas a librarte de esto sin represalias, te equivocas. Voy romperte los huesos, voy a destruirte, voy a golpearte una y otra vez hasta dejarte hecho polvo y luego seguiré hasta que no quede nada de ti en este miserable planeta—declaró firmemente Ronnie Anne con unos ojos flameantes que representaba toda su furia.
—Va a matarlo—musitó Chica Jordan demasiada asustada como para moverse—¡POR FAVOR, QUE ALGUIEN HAGA ALGO! —por eso decidió gritar esperando que alguien tomara el valor para enfrentarse al huracán morado de la escuela y salvara a Lincoln.
El grupo de amigos de Lincoln escuchó el grito de la rubia y decidieron hacer algo. No estaban seguros de lo que estaba pasando ni porqué Ronnie Anne estaba tan enfadada, solo que si no hacían algo Lincoln acabaría muy mal después esto.
Decididos a tomar acción, los 5 pretendieron dar un paso adelante confiando en su ventaja numérica. Pero...antes de dar ese paso, Ronnie Anne volteó a verlos en su dirección con una mirada que nadie nunca antes había visto.
Cuando estaba enojada, Ronnie Anne infundía miedo su aterradora mirada. Esa mirada aterraba a los niños porque comunicaba a quien lo viese que sentiría un dolo inimaginable si la provocaban, lo cual cumplía si se diese el caso. El miedo que sentía los niños al verla con esos horribles ojos era el miedo al dolor que sentirían después, nada más allá de eso, pero lo cual todo el mundo quiere evitar. Sin embargo...en esta ocasión, la mirada de Ronnie Anne transmitía algo diferente. Esas llamas que adornaban sus retinas cuando se enojaba parecieron apagarse de golpe. El aire que transmitía esa mirada ya no era de una abrasadora llama. Esta vez, el aire que transmitía era de una gélida y aplastante muerte. Con esta mirada, Ronnie Anne les dejó no solo a ellos sino a todo aquel que la estuviera viendo a los ojos una cosa en claro: "Daban un paso más y morirán".
El miedo a la muerte era un sentimiento desconocido para los niños, pero todo aquel que entró en el rango de visión de Ronnie Anne conoció lo que era el sentimiento instintivo del terror a la muerte. Después de esto, algunos palidecieron, otros cayeron al suelo de rodillas, otros lloraron, pero nadie se le acercó a ella.
Luego de eso, Ronnie Anne regresó la vista a Lincoln.
—Te odio, Lincoln. Me viste la cara de tonta, pero ahora verás lo que les pasa, ¡a los que se meten conmigo!
Ronnie Anne alzó su puño al aire, una acción que paralizó al mundo entero. Nadie podía hacer nada, Ronnie Anne era alguien a quien no se le podía enfrentar ni por mayoría numérica. No escuchaba razones si estaba enojada, pero ahora que se sentía traicionada y burlada...lo único que quería era destruir por completo a la persona que tenía enfrente. Y cuando alzó el puño para comenzar con el horrible azote de golpes al peliblanco, todo el mundo cerró los ojos o apartó la vista de lado, incluso algunos soltaron un grito. Lincoln era alguien apreciado en su salón y en su escuela, era alguien simpático, responsable y colaborador, aunque a veces solía ser egoísta y un tanto caprichoso, por esto y más se ganó el aprecio de casi todos en su salón y de varios fuera de él. Verlo a punto de sufrir lo que sería la mayor golpiza de Ronnie Anne era horrible para todos, pero ante la impotencia de no poder hacer nada para evitarlo solo les quedaba cerrar los ojos y esperar a que todo terminase rápido.
En cuanto ella alzó el puño, Lincoln también cerró los ojos y esperó a que ella comenzara...y esperó...y esperó...y esperó...y esperó demasiado, pero nada llegó. Abrió un ojo temeroso por encontrar algo aterrador, pero fue todo lo contrario. Poco a poco todos los espectadores también abrieron los ojos al no escuchar nada. Lo que vieron al abrirlos por completo fue algo que los dejó confundidos. Ronnie Anne no había movido su puño de su posición, tenía la misma pose de hace un momento, pero ahora estaba relajado y denotaba algo que nadie había visto en ella: Tristeza.
La morena se quedó así hasta que cayó en cuenta que estaba siendo observada por todos, y luego endureció la mirada y preparó una vez más el puño...pero nunca golpeó. Intentó forzarse a golpear, pero su puño permanecía inamovible. Apenas intentaba moverlo, se presentaba algo que lo evitaba, algo que también le llenaba de tristeza y dolor.
Sin darse cuenta, soltó a Lincoln y este cayó al suelo. Ronnie Anne se encontraba jadeando y llena de dudas. Dio un par de pasos atrás y se miró las manos preguntándose, ¿por qué no podía hacerlo? ¿Qué cosa evitaba que lo golpeara? Ella lo odiaba, de eso estaba segura. Estaba furiosa, tanto que sentía que su cabeza estallaría. Tenía todo para dejarlo medio muerto a base de golpes. Pero entonces...¿por qué no podía hacerlo?
No lograba comprenderlo por mucho que pensara, pero al levantar un poco la cabeza y ver a Lincoln con un rostro preocupado, pudo comprenderlo.
Ella lo amaba.
A pesar del dolor que sentía, de todo el odio, toda la ira que recorría en sus venas, y de que cada fibra de su mente le dictaba que destruyera a Lincoln con sus propias manos, ella lo seguía amando. Tanto así, que hacerle daño adrede le era imposible. Su amor por él evitaba que diera el golpe.
Pero debía hacer algo, lo que sea para mostrar las consecuencias de las acciones de Lincoln. Todo el mundo estaba mirando y ella debía darse a respetar ante todos o volvería a ser como en su otra escuela. Pero no podía golpearlo, y ya no quería seguir gritándole e insultándole, ¿qué más podía hacer? Estaba sin opciones, impotente ante una situación que estaba más allá de su capacidad, y no podía hacer nada...bueno, había solo una cosa que podía hacer.
Ronnie Anne llegó hace casi 2 años a la escuela primaria de Royal Woods. En todo ese tiempo, solo la vieron de 2 formas: Aburrida o enojada. Cuando empezó a salir con Lincoln, la vieron por primera vez mostrándose más relajada e incluso feliz, solo por estar a su lado. Pero ni así, nadie nunca se la imaginó verla como estaba ahora...con una gran tristeza y soltando lágrimas.
Todos quedaron pasmados al verla así. ¿Estaba...llorando? ¿La chica más ruda de la escuela estaba llorando frente a ellos? Nadie parecía creer lo que estaban viendo, pero cuando Ronnie Anne hundió su cara entre sus manos abiertas, todo quedó confirmado. Ella estaba llorando, al igual que lo hacía una niña pequeña.
Porque ante el dolor que estaba sintiendo, con todo un público mirando y la imposibilidad que sentía para golpearlo, lo único que Ronnie Anne Santiago podía hacer era llorar y sollozar. Se quedó un rato inmersa en su incesante llanto, pero recordó que no solo Lincoln sino un gran público de chicos de diversas clases la estaban viendo en este momento. No quería que nadie la viese así e intentó parar el llanto mientras se limpiaba las lágrimas con las mangas de su chaqueta. Y aunque intentaba controlarse y parar, el llanto no cesaba. Apenas sentía que se iba a detener, regresaba con más fuerza. El dolor que estaba sintiendo no era comparable con el de aquel de hace 2 años, esto era peor e incontrolable.
Y como no podía hacer nada con su llanto, la única opción que le quedaba a Ronnie Anne era salir corriendo en medio de un mar de lágrimas. Nadie de los que miraban salían del shock tras haber visto a la niña más aterradora de la escuela huir mientras lloraba. Incluso Lincoln le costó entrar en sus cabales al presenciar aquello, pero sabía que debía hacer algo al respecto, así que se levantó del suelo y corrió a la misma dirección que ella.
—¿Qué hemos hecho? —musitó Lisa al ver las consecuencias de las acciones de ella y sus hermanas, mientras que Lola, Lana y Lucy observaban con dolor lo que habían causado.
Fuera de la escuela, Lincoln corría con todas sus fuerzas para alcanzar a Ronnie Anne, pero la diferencia de condiciones físicas entre ambos era demasiado grande. Por mucho que corría, no podía ni acercarse a ella. Trató de llamarla en un fútil intento de detenerla.
En un descuido de su parte, tropezó a consecuencia de un mal paso. Cansado, adolorido e impotente, el joven Lincoln solo podía ver cómo su amada corría lejos de él dejando lágrimas en el camino. Estaba muy lejos de él y de seguro no le permitiría acercársele ni siquiera en la escuela. Él ya lo sabía, no podía hacer nada al respecto. Sólo podía llorar con las fuerzas que le quedaban y lamentarse de que todo haya terminado así.
A pesar de todo su esfuerzo y todo su amor incondicional brindado, lo peor que se podía imaginar había ocurrido. Él no pudo evitar que a su amada Ronnie Anne Santiago le rompieran el corazón una vez más.
N/A: Y bueno, es todo por esta ocasión. Como pudimos ver, lo peor ha ocurrido y Ronnie Anne vio la carta, sin embargo su reacción es algo que nadie esperó de su parte. Le rompieron el corazón y nadie pudo hacer nada evitarlo T-T. En el próximo cap veremos cómo les afectarán a la ahora expareja y a sus allegados el desenlace de la carta, además que contará con el regreso de cierto personaje "infame" del fic, así que quizás quieran quedarse para verlo ;v. En fin, ¿qué les pareció el capítulo? No olviden dejar su comentario con su opinión, me ayuda bastante a la hora de mejorar, pues siempre quiero darles lo mejor a todos los que me leen. Sin nada más que agregar, me despido por ahora esperando verlos más adelante con otra actualización ya sea de este o de cualquier otro fic. Adiós.
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