El origen parte 1

En la casa Loud el bullicio era cosa del día a día, puede que algunas de las personas que viven ahí estén tranquilas y no hagan ruido alguno, pero siempre hay quienes desbordan sus energías armando un escándalo, y por supuesto siempre eran más de una. Pero en esta ocasión y por primera vez en muchos años la casa Loud se encontraba en total silencio, un silencio provocado por la tensión. Una tensión que estaban impregnadas en las hermanas que se encontraban en la casa producto del nerviosismo ligado con la culpa que las carcomía, porque ya siendo más de las 7 de la noche su único hermano en su vasta familia no ha regresado.

Todas estaban muy tensas y nerviosas, cada una manejando dichos sentimientos a su manera. Luan jugaba con sus pulgares, Luna arrugaba constantemente una revista que tenía en su mano, Lucy leía un libro con el que cual llevaba estancado una página desde hace 2 horas, Lynn caminaba agitada por toda la sala, Lisa intentaba ver el canal de noticia para distraerse, pero no dejaba de ver constantemente la hora, Leni estaba igual que ella y Lana estaba mordiendo uñas...solo que no eran sus uñas.

- ¡Lana, deja de morder mis uñas! -reclamó Lola quitando su mano, se distrajo un momento para ver la hora y su gemela aprovechó para morderle las uñas...de nuevo.

Lori regresó a la sala atrayendo la mirada de sus hermanas que buscaban buenas noticias.

-Llamé a Bobby y no me contesta, parece que tiene el celular apagado-algo extraño dado que ellos nunca apagaron sus celulares desde que iniciaron su relación.

-Pues claro que lo tiene apagado, no quiere que lo interrumpamos mientras le da una paliza a Lincoln-teorizó Lynn alarmando al resto de las chicas.

-No saquemos conclusiones precipitadas, no sabemos qué está pasando.

- ¡No seas ingenua Lori! Es obvio que el relajado de tu novio desató su demonio interno y está golpeando a nuestro hermanito-dijo Luna.

-Eso no lo sabes, ¿ok? Tal vez no esté pasando nada grave. ¿Pudieron hablar con Lincoln?

-Lo llamamos a su teléfono y no contesta. Seguro que Bobby se lo apagó para que no pidiera ayuda-dijo Luan.

-B-bueno, e-estoy s-segura de que está bien.

- ¡¿Segura Lori?! ¡De ser así entonces explícame por qué ni tu novio ni Lincoln contestan el teléfono! ¡Despierta chica, tu novio es hermano de esa bravucona y estoy segura de que él no es quién dice ser! -se enfrentó Luna a Lori por su constante defensa a su novio

- ¡Oye! El que sea hermano de Ronnie Anne no quiere decir que sea tan violento.

- ¡Ah por favor! No engañas a nadie-se unió Lynn a Luna para atacar verbalmente a Lori-Todas sabemos que lo único que te importa es tu tonta relación con ese mexicano. Siempre que ideamos un perfecto plan para separar a Lincoln de esa pequeña monstruo, sales tú con una traba que lo derrumba por completo. A mí me suena que quieres que estén juntos para que te ganes el visto bueno de Bobby.

- ¿Qué? ¡Esas son tonterías! Yo también quiero nuestro hermano ya no esté involucrado en esa relación tóxica tanto como ustedes, pero ¿por qué tengo que sufrir en el proceso?

- ¿Ves? Es esa la clase de actitud tuya de doble cara la que nos ha llevado a esto.

- ¡Es cierto! -se unieron las gemelas siendo Lola la que hablara por ambas-Hasta ahora lo único por lo que te has preocupado es por estúpida relación y ni siquiera has hecho un plan hasta ahora.

-Claro que lo he hecho, ¿quién fue la que hizo que Stella hablara con Lincoln?

-Claro, porque salió muy bien, ¿no es así? -ironizó Lana.

-Además, la que reunimos la información que se requirió para la formulación de ese plan que involucraba a la fémina de origen asiático fuimos nosotras, por lo que la creación de ese plan se le debería acreditar a nosotras-dijo Lisa.

-Bueno, tal vez tengan razón en eso, pero no pueden culparme por esto. Lynn fue la que dio la idea, yo hablé con Bobby y ninguna de ustedes hizo sugerencia alguna de lo que debería hacer y se quedaron calladas dejándome sola.

-Eres la mayor Lori, ¿no se supone que tienes que saber qué hacer? -dijo Lynn.

Las hermanas se pusieron a discutir entre todas para ver en quién recae la culpa de que a Lincoln lo estén moliendo a golpes. Poco a poco la discusión aumentaba de intensidad, poco le faltaba a que llegaran a los golpes como suelen hacerlo cada vez que discuten, pero los detuvo el sonido provocado cuando alguien toca la puerta. Las 9 se amontonaron entre sí para abrir la puerta y ver si se trataba de su hermano. Por suerte, así era.

- ¡Volví!

- ¡Lincoln! -exclamaron todas entre alegres y aliviadas. Sin darle oportunidad de saludar, lo arrastraron hasta dentro de la casa y lo abrazaron entre todas.

- ¡Nos alegra que hayas vueltos!

- ¡Nos tenías tan preocupadas!

- ¡Creímos que te había pasado algo! -decían cada una para expresar su alivio al verlo en buen estado.

- ¡Ugh! Me...aplastan-expresó Lincoln para que le dejaran respirar. Cuando lo soltaron se tomó un tiempo para respirar y seguir hablando- ¡Esperen un segundo! Entiendo que son sobreprotectoras, ¿pero por qué supusieron que me había pasado algo? -sospechó el peliblanco de la actitud de sus congéneres. Royal Woods no era una ciudad peligrosa, los peores casos que han ocurrido desde que tiene uso de razón han sido un robo y el de alguien que no recogió la popó de perro, y ver a sus hermanas preocupadas por su integridad física le era muy sospechoso.

En cuanto a las chicas, estas se veían nerviosas entre sí sin saber cómo responder esa preguntar sin levantar sospechas. Una vez más Lori tomó el manto de superior para sobrellevar esta situación.

- ¡Nosotras somos la que haremos las preguntas, enano! ¡¿Dónde demonios has estado?!

-Oh, ya sabes, por ahí.

- ¡¿Por qué no llamaste para avisar que regresabas tarde?!

-Si lo hice, les avisé a nuestros padres, pensé que ellos les avisarían.

Eso era algo extraño, si sus padres fueron avisados entonces ellos debieron haberles pasado el mensaje, quizás no lo hicieron por el trabajo.

-Aun así, ¿qué era tan importante como para que llegaras tan tarde? -dijo ahora Lynn.

-Pues ya que insisten tanto en saber les diré. Estaba en otra cita con Ronnie Anne, y no solo eso, también fui a cenar a su casa y conocí a su mamá.

Las demás ni se inmutaron con esto, pero Lori jadeó con horror.

-No.

-Sí. ¿Saben lo que eso significa?

Ninguna contestó a esa pregunta, así que Lincoln lo hizo.

- ¡Que esta relación va en serio, bebé! ¡BOOM! ¡En sus caras! Y ustedes creían que no duraría ni un mes y relativamente tuvieron razón... ¡porque esto durará por años! ¡Así que BOOM para todas ustedes! -Lincoln empezó a señalar a cada una de sus hermanas mofándose de su victoria- ¡BOOM para ti! ¡BOOM para ti! ¡BOOM para ti! ¡BOOM para ti! ¡Y BOOM para ti! -este último lo dijo señalando a alguien que estaba atrás suyo, luego se dio cuenta de que era su espejo-Ah, bueno no para ti, tú estás bien, guapo-se dijo a sí mismo en el espejo.

-Pero sí para todas ustedes, así que pueden dejar de intentar separarnos, si es que lo han intentado, porque este tren del amor ya alcanzó su velocidad máxima ¡y nada lo puede detener! -Lincoln se abrió espacio entre sus hermanas para subir las escaleras, y mientras tanto comenzó a cantar- Ronnie Anne y Lincoln, llenos de pasión. Dándose un B-E-S-O. ¡Sí! -cerró la puerta al terminar su verso.

Las hermanas se quedaron en la planta baja viendo con la mirada plana el numerito que armó el albino.

-(Bufido) ¿Pueden creer a ese tonto? -comentó Lynn-Cree que por solo conocer a la madre de esa buscapleitos ya su relación estará vigente por años, pero se equivoca. ¿Verdad Lori?

-Sean realistas, ¿ustedes les presentarían a nuestros padres a un acostón de una noche?

- ¿Qué es un acostón? -preguntó Lola inocentemente en nombre de las menores...y Leni.

-Alguien con quien te relaciones para darte besos-respondió Luna.

-Creía que los novios solo hacían eso-dijo Lana.

-Es diferente. En una relación de novios hay...-comenzó a explicar Lori, pero desistió en cuanto reparó en que se estaba desviando del tema- ¡Miren, eso no importa ahora! A lo que quiero llegar es que Lincoln cree que Ronnie Anne le invitó a conocer a su mamá porque ella está sintiendo algo con él, pero no se da cuenta de que en realidad es un truco para tenerlo encadenado en esa relación sin amor para siempre.

Entonces entre todas imaginaron la clase de futuro que tendría Lincoln al lado de Ronnie Anne, un fracasado e infeliz amo de casa con una esposa dominante que no lo valora para nada y con decenas de hijos malvados y llorones...es decir, un típico matrimonio americano de los 90. Y el tener esa imagen del futuro de su hermano era algo que las horrorizaba hasta hacerlas gritar.

- ¿Qué podemos hacer? -preguntaron todas al mismo tiempo, algo muy poco común entre ellas.

-Bueno...todos nuestros planes han fracasado hasta ahora, y se nos acaban las opciones, ergo estamos contra las cuerdas. Pero aún queda algo por intentar y si jugamos bien nuestras cartas podrá salir bien esta vez.

- ¿Y qué es? -preguntó Lynn en nombre de todas.

Un aire dramático y serio rodeó a Lori antes de dar su respuesta.

-Tendremos que decirles a nuestros padres-dijo Lori impregnando al ambiente con un suspenso demoledor.

-Hasta que al fin usas el cerebro-un suspenso que se vio inmediatamente quebrado con el comentario de Lana.

/

A las 8 de la noche el vehículo de la familia Loud, apodado cariñosamente como "Vanzilla", regresó a la residencia Loud trayendo como pasajeros a los progenitores de dicha familia, Rita y Lynn Loud sr. En el último mes ambos han visto una subido en el horario laboral en sus trabajos debido al incremento de la demanda por parte de los clientes, por lo que ambos tuvieron que trabajar durante más tiempo en todo este mes y regresar a casa más tarde de lo habitual, eso sin mencionar lo agotados que los dejaban. Por esta razón no pudieron darles la atención debida a sus hijos, apenas si podían aguantar todo el esfuerzo al que se venían sometidos mientras trabajan. Menos mal que en este día salieron más temprano que de costumbre, pero aun así el cansancio era palpable en las caras de los padres.

-Vaya, qué día-dijo Lynn sr al bajar de la camioneta-Me duelen los ojos por estar viendo esa pantalla todo el bendito día, y no siento el trasero por no despegarlo del asiento durante tanto tiempo.

-Agradece que pudiste sentarte, Lynn-dijo Rita Loud que se encontraba a su lado-Yo tuve que estar todo el día de pie porque solo había una silla en el consultorio y el Dr. Feinstein tuvo que usarla debido a su problema de la espalda-algo que sospechaba que era mentira, pero como era su patrón nada podía decirle.

-Bueno, al menos ya terminamos por hoy y podemos ir casa a descansar. No quiero saber nada de números por el resto del día.

-Y yo no quiero no quiero saber nada de dientes.

Los dos llegaron a la puerta arrastrando todo el peso de sus cuerpos a través de sus espaldas encorvadas. Al abrir la puerta de su casa, encontraron a 9 de sus hijas esperando por ellos con una sonrisa adornando sus caras, siendo la excepción Leni.

-Mamá, papá, me alegra que literalmente llegaran. Tenemos que decirles algo súper importante que...-Lori no pudo continuar debido a que su madre le puso el dedo en la boca para callarla.

-Lori, sé que tienes ganas de hablarnos de tu novio o de tus amigas, pero tu padre y yo realmente estamos muy cansados y apreciaríamos que te guardes el tema para mañana.

El señor Loud saca de su billetera un dinero y se lo entrega a sus hijas.

-Aquí tienen dinero. Pidan 2 cajas de pizza para cenar, por favor les pido que no hagan ruido.

Los dos padres pasaron al lado de sus hijos y fueron a su cuarto. Al llegar, Lynn sr clavó los dientes en el colchón (literalmente) y se durmió en el acto. Rita estuvo por hacer lo mismo, pero fue detenida por sus hijas.

-No, mamá. No se trata de eso, es algo más importante y se trata de...

-Escúchame bien Lori, si no se trata de una emergencia en este momento no me interesa. Estoy reventada de cansancio que me duelen los brazos y las piernas por atender a más de 20 pacientes en un día y quiero dormirme ya. Si cuando tengas 11 hijos eres capaz de soportar la hora pico de tu trabajo y escuchar los cuchicheos de tus hijos al regresar, entonces puedes decirme que fui una mala madre. Hasta entonces, ¡déjame dormir tranquila! -al terminar de decir esto les cerró la puerta en la cara, por suerte no golpeó a ninguna de las chicas, quienes no respetaron el pedido de sus padres y siguieron tratando de hablar con ellos.

-Pero mamá, tú no entiendes. Es acerca de Lincoln, él...

No obstante, al entrar al cuarto para hablar con su madre la encontraron totalmente noqueada en el suelo.

- ¿Están muertos? -preguntó Lana al ver a sus padres desmayados en el cuarto.

Lisa tomó la muñeca de su madre y le tomó el pulso.

-No, solo están durmiendo. Al parecer la extensión de la jornada laboral en el último mes ha provocado y aumento de la actividad neuronal en nuestros progenitores aumentando en el proceso el nivel de desgate físico-mental hasta llegar al límite de la capacidad cerebral, por lo que requieren un reposo prolongado.

- ¿Qué? -preguntó el resto al no entender ni j de lo que había dicho.

-El trabajo los agotó y necesitan descansar.

-Bueno, ni modo. Tendremos que esperar a mañana para contarles. Por ahora, comamos pizza-declaró Lori ante sus hermanas. Tal vez aún no han podido resolver el asunto de Lincoln, pero al menos comerán pizza.

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Otro día de clase, otro día de aburrimiento para los niños y todo parecía indicar que iba a ser así, más este no iba a ser el caso. Los niños que conformaban el grupo de la maestra Agnes Johnson estaban sentados listos para empezar este nuevo día de clase, pero primero debían esperar la llegada de 2 alumnos que faltaban. Uno de ellos era Lincoln, el cual iba a estremecer el mundo de las chicas con su llegada.

Entró al salón con su caminata cool que le enseñó su novia. Su atuendo era distinto, tenía una camisa parecida a la que usaba siempre solo que con dos rayas negras en la parte inferior resaltadas con unas líneas amarillas entrecortadas, encima tenía puesta una chaqueta con la cremallera abierta con detalles de un rayo que se extienden desde su hombro hasta los codos con las mangas y la capucha de color blanco, un jean azul y un peinado diferente casi desaliñado que transmitía un aire de madurez y algo de rebeldía.

-Bah...bah...bah-soltaron simultáneamente las chicas del salón al ver el nuevo look de Lincoln, a la vez que se sonrojaban.

Anteriormente Lincoln les daba igual, no negarían que él era un buen amigo y muy considerado, pero ninguna se había fijado en él en forma romántica. La única había sido Jordan, que hasta había intentado ligarse a Lincoln previamente. Pero ahora con ese nuevo aspecto... ¡cómo aguantar las ganas de ponerle las manos encima! Cada paso que daba con esa mueca de indiferencia las derretía por dentro, las dejaba encantadas en todo el sentido de la palabra. Incluso una chica rubia de suéter blanco se sonrojó a tal punto de que su suéter se tiñó de rosa (solo esperaba que fuese una reacción alérgica).

Los chicos sentían envidia de la atención que recibía Lincoln con su nuevo look, pero también había algunos que el verlo los confundía por dentro, esperaban porque haya sido que les cayó mal el desayuno.

Cuando se sentó en su asiento, las chicas no despegaron la vista de él. Se preguntaban, ¿por qué no iban y trataban de conquistarlo? ¿Qué las detenía?

Luego llegó el otro alumno que faltaban y lo recordaron, ella las detenía. Ronnie Anne Santiago. Para disimular, dejaron de verlo y fingieron estar concentradas cualquier otra cosa como ver el techo o jugar con sus pulgares, esperando que mientras se sentaba Ronnie Anne no notara lo nerviosas que se encontraban.

-Sí, créanse ustedes que no las vi, pequeñas zorras-declaró Ronnie Anne cuando se sentó.

Con esta declaración, todas las chicas arrimaron sus asientos lo más lejos que podían del centro, para evitarse más problemas con Ronnie Anne de los que ya tenían.

La maestra Johnson regresó al salón tomando un buen sorbo de café. Se sorprendió cuando encontró su salón desorganizado de tal forma que los asientos se alejaban bastante del centro donde se encontraban Lincoln y Ronnie Anne.

-Agh, cómo sea-dijo la maestra restándole importancia al asunto-Bien alumnos, seré honesta con ustedes, hoy no estoy de ánimos como para impartir clases así que haremos los siguiente: Reúnanse en grupos de 4, abran sus libros en la página 138 y respondan las preguntas que aparecen allí. Así matamos la primera mitad del día.

A nadie del salón le gustó la idea. Había 24 alumnos en la clase de la maestra Johnson, si hacían grupos de 4 entonces estarían completos, lo que significaría que 2 de ellos tendrían que agruparse con la pareja del dolor, y nadie quería vivir bajo constante tensión y nerviosismo la primera mitad de la clase.

-Maestra Johnson-levantó la mano la niña rubia del suéter, el cual afortunadamente había vuelto a su blanco original- ¿podemos hacer grupos de 5?

- ¿O de 6?

- ¿O de 7? - agregaron otras 2 niñas con la misma intención que la del suéter.

-Sí, ¿por qué? -respondió la maestra Johnson con total desinterés a la par que se reclinaba en su silla y se ponía a leer una revista de chismes.

Los niños se las arreglaron para agruparse de tal forma que dejaran por fuera a la pareja.

Nuevamente Ronnie Anne estaba sola en un trabajo grupal. No le sorprendía, siempre le pasaba en estos casos siendo las excepciones cuando los maestros o eligen las parejas o intervienen en el asunto, eso no quitaba el hábito que se había adquirido de quedar fuera en estas clases de trabajo. Entonces escuchó el sonido irritante de un pupitre arrastrándose por el suelo, al voltear a su izquierda encontró a su pareja Lincoln al lado de ella con una sonrisa en su rostro. Se sintió extraña al ver que esta vez no estaría completamente sola, no sabía cómo definir su sentir, lo único de lo que estaba segura era que no le disgustaba.

En otro grupo estaban los 5 amigos de Lincoln, preparándose para comenzar el trabajo. Sin embargo, no todos en el grupo estaban con la mente enfocada en los estudios. Stella y Clyde miraban a su amigo que implícitamente los había dejado para estar con su novia, mientras intercambiaban palabras.

-Míralo, a pesar de que ya nadie le habla ni se le acerca, Lincoln está decido a seguir con ella-dijo Clyde.

-Sí, él no dejará que ella esté sola. Cielos, es hasta romántico.

Entonces los dos cruzaron miradas, a través de las cuáles transmitían un mensaje que no necesitaba de palabras para ser captadas. Con un asentimiento de cabeza dieron por finalizada esa especia de conversación, ahora les dirigieron la palabra a sus otros compañeros de equipo.

-Oigan chicos-llamó Stella a sus amigos, que recién empezaban el escrito-creo que deberíamos decirles a Lincoln y a Ronnie Anne para que se agrupen con nosotros.

- ¿Qué? -expresaron los 3 con un poco de confusión.

-Sé que tienen miedo de que ella estalle de ira porque admito que también tengo ese miedo, pero...vean a Lincoln. Él está determinado a seguir con ella pase lo que pase, si no podemos convencerlo de que desista entonces al menos como sus amigos deberíamos...deberíamos apoyarlo.

Los 3 pelirrojos pensaron bien en sus palabras. No es que estuviera equivocada, ellos también querían apoyar a Lincoln en su relación como cualquiera haría, pero el problema radicaba en que la pareja era Ronnie Anne cuya fama ya no tenía necesidad de ser explicada. De por sí la experiencia que tuvieron ayer en la hora del almuerzo había sido aterradora, un segundo intento era tentar a la suerte.

-No lo sé-dijeron los 3 pelirrojos sin ocultar sus dudas al respecto.

-Vamos chicos, no perdemos nada con intentarlo. Además, la maestra Johnson dijo que podían ser grupos de 7, y con ellos seríamos 7. ¿Qué dicen?

Ninguno pudo pensar en una excusa infalible para evadir el tema por mucho que intentaran, así que aun sin estar del todo convencido Rusty accedió.

-(Suspiro) Está bien, diles que vengan para acá-los 2 peli fuego restantes estuvieron de acuerdo con la declaración, más que todo por estar forzados socialmente.

Stella procedió a llamarlos.

-Oigan-la joven para volteó a dónde estaba la asiática- ¿y si se juntan con nosotros para hacer la tarea?

Lincoln sonrió ante la propuesta feliz de que sus amigos quieran hacer un segundo intento por relacionarse mejor con su novia pese al pésimo intento del día anterior. En cambio, Ronnie Anne mostró recelo al respecto, dudando de la amabilidad de los amigos de su novio. Ella quiso negarse y hasta consideraba proponerle a Lincoln que él se reuniera con ellos mientras ella hacía el trabajo sola, pero apenas volteó a ver a Lincoln lo encontró haciendo la misma cara de perrito que había usado el día anterior. No sabía por qué, pero ya no podía decirle que no a esa cara, así que aún con sus dudas se juntó con el grupo de amigos de Lincoln.

El ambiente pesado volvió a presentar al acercarse estas 6 almas que tenían poca (o nula) química, una herencia de las secuelas que dejaron la pésima interacción del día anterior. Los primeros minutos un sepulcral silencio se cernió sobre el ambiente que los rodeaba, un silencio que ponía los pelos de punta a quien circulase alrededor, ni hablar de quienes estaban dentro del rango. La incomodidad era palpable, peor que tener una cita doble con tu ex por sugerencia de sus respectivas parejas.

Al estar su círculo de amistad y su pareja reunidos de nuevo, Lincoln encontró otra oportunidad para establecer un lazo de amistad entre ellos.

-Entonces... ¿alguna novedad que contar?

-No realmente-respondieron todos sin ocultar su evidente incomodidad, pero esto no iba a detener a Lincoln, aun le quedaba con qué luchar.

-Nosotros ayer patinamos por un parque que Ronnie me mostró. ¿No es así Ronnie?

-Espera, ¿tú patinas? -preguntó Rusty con interés a la mexicana.

-Ehm...sí, ¿por?

-Nada, es que...yo manejo bicis y antes incluso estaba en una pandilla de bicis.

-Guau, ¿y qué pasó?

-Se metió tu cuñada Lynn y dejó de ser divertido. Sin ofender Lincoln, pero tu hermana es muy estricta.

-Ni me lo digas-los dos amigos rieron con el pequeño juego que ambos compartieron. Ronnie Anne soltó un par de risas solo para no quedar fuera de lugar, pero se le veía poco animada.

Buscando erradicar esto, Stella tomó la palabra.

-Eres de Great Lakes City, ¿verdad?

-Viví ahí, pero no soy de ahí, ¿por qué?

-La verdad me da curiosidad esa ciudad, ¿cómo era vivir ahí?

-Pues...básicamente era como Nueva York en Michigan, solo que allá las palomas son más agresivas.

-Ya veo. ¿Qué te gustaba hacer por allá?

-Mmmm...-Ronnie Anne pensaba en una respuesta que no revelase mucho de pasado en esa ciudad, tanto para que no se entrometieron como para no revivir aquellos tortuosos recuerdos que todavía la atormentaban-Me gustaba pasear e ir al centro a ver los grafitis de arte urbano.

- ¿Te gusta el arte urbano?

-Más o menos, sí. Me relajaba.

-A mí también me gusta.

- ¿En serio?

-Sí, es como tú dices, es relajante y me fascina ver el espectro de colores grabados en las paredes. Tengo unas fotos de arte urbano guardadas, si quieres más tarde te las paso y tú me pasas las tuyas, así podemos hablar más de eso.

-Oh...eso...suena bien, creo-dijo la niña latina, que pese a agradecer la amabilidad de la amiga de su pareja seguía sin sentirse del todo aceptada. Pero aun así, siguió hablando-También me gustaba practicar mis tiros en una cancha de basquetbol que tenía cerca de mi casa.

- ¿Juegas Basquetbol? -ahora preguntó Liam.

-Un poco, sí. No es mi deporte favorito, pero me gusta me mucho.

-A mí también, hasta estoy en el equipo de la escuela.

- ¿En serio?

-Sí, podría decirse que es como mi pasión. Michael Jordan es mi ídolo, qué gran deportista y persona, pese a los golpes que recibió en sus comienzos se esforzó y salió airoso.

-Sí, él en verdad es genial. Pero no hay que olvidar a Scottie Pipem o a Dennis Rodman, ellos también son excelentes en todo, Chicago no hubiera sido lo mismo sin ellos.

-En eso tienes razón, Ronnie Anne.

Y así poco a poco la conversación entre Ronnie Anne y los amigos de Lincoln se hizo más fluida hasta que llegaron a hablar con total normalidad, sin tensión ni incomodidad. La tarea fue muy sencilla y eso les dio la oportunidad de terminar rápido y seguir hablando entre ellos por el resto de la hora.

Terminado las clases el grupo siguió unido terminando los diversos temas que tocaron durante la actividad. Gracias a esa plática amena se estaban comenzando a llevar bien, quién diría que detrás de esa dura y gruesa capa de metal blindado que cubría a Ronnie Anne se encontraría una chica agradable y divertida. Uno a uno los miembros del grupo se separaron para regresar a sus casas, hasta que de nuevo quedaron a solas Lincoln y Ronnie Anne, momento que tomó Lincoln para hablar con su novia.

-Oye Ronnie, puede que sea muy pronto, pero... ¿y si repetimos lo de ayer yendo al parque de Skates? Tomé prestada la patineta de mi hermana, así que sí podré patinar contigo. ¿Qué dices?

-Me encantaría, pero gracias a mi pequeño accidente mi mamá me decomisó mi tabla, así que no puedo ir.

-Oh, bueno, razón no le falta a ella, en serio que me preocupaste ayer.

-Sí, sí, sí, ya te escuché, mamá-dijo con sarcasmo enfatizando esa última parte.

-Bueno, no importa. ¿Quieres hacer algo hoy?

-Mmmm... ¿qué tal si vamos a tomar unas malteadas?

- ¿Malteadas?

-Sí, digo...si tú quieres.

-Claro que quiero. De hecho, me gustaría hacer cualquier cosa contigo.

- ¿Cualquier cosa? ¿y si te pido que saltes conmigo a un volcán sin paracaídas?

-Lo haría, porque sé que no harías nada que pusiera en riesgo tu vida.

-Ajá, ¿pero y si me vuelvo loca y me decido a saltar a un volcán sin dar vuelta a atrás?

-Pues entonces sí saltaría, así los dos moriríamos juntos. Como Romeo y Julieta.

Ronnie Anne soltó un suspiro de fastidio.

-En verdad que eres un idiota.

Cualquier persona hubiera visto mal esa ofensa por parte de la morena, pero no Lincoln. Porque esta vez ella no lo golpeó pese a que una vez más rompió la regla de no tomar iniciativa, lo que significaba que había hecho un nuevo avance. Contento con este nuevo pequeño paso que dio en su relación se fue con su novia a la heladería a tomarse una deliciosas malteadas de chocolate.

/

En la heladería los dos estaban en una mesa sentados disfrutando de sus malteadas de chocolate.

- ¿Sabes? Creo que me está gustando esto de usar sudadera. Antes era reacio porque...pues, creí que las sudaderas te hacían sudar literalmente, pero ahora veo que es mucho mejor de lo que pensaba. Y no solo me quita el frío del cuerpo, sino que además deja pasar un aire refrescante-hablaba Lincoln con su novia mientras ella estaba bebiendo de su malteada.

-Es una chaqueta, no una sudadera, idiota-corrigió la morena al varón.

-Oh, aun así, me gusta. Creo que definiré este como mi nuevo estilo, ¿qué opinas?

-Creo que deberías esperar al próximo año escolar.

- ¿Por qué lo dices?

-Pues...porque sería medio estúpido cambiar de estilo cuando estamos por terminar este año, lo mejor es esperar al siguiente y más aún que estaremos en la escuela media. Ya sabes, nueva escuela, nuevo estilo-explicó Ronnie Anne sus puntos. Sin embargo, a pesar de haber terminado, prosiguió su habla porque nuevamente el sentimiento extraño tomó control de su ser-Además, te ves lindo con tu estilo antiguo-había dicho eso último en español, esperando que aquello que se le salió no pudiese ser entendido.

-Oh...pues, gracias-para su sorpresa, su pareja le había agradecido ese cumplido no intencional y en su mismo idioma.

Ella no entendía cómo pudo entenderla, pero luego recordó que él sabía hablar español. Ahora los dos estaban en la mesa sonrojados y apenados, sin que ninguno tenga la intención de romper el hielo. En su lugar Ronnie Anne buscaba una forma de escapar de esta situación, la encontró cuando llegó la camarera a entregarles la factura.

-O-oye, ¿q-qué tal s-si yo pago esta vez? Insisto-sugirió la latina mostrando un nerviosismo inusual en ella.

-Claro-respondió Lincoln, quien poco a poco parecía entrar a su mundo de fantasía con esa estúpida (y tierna) sonrisita de enamorado.

Al tener su aprobación, Ronnie Anne fue directo a pagar las malteadas en la caja. Durante la espera en la fila, siguió pensando en las cosas extrañas que le estaban sucediendo en los últimos días, en especial ayer. ¡Era una locura! Estaba completamente fuera de sí últimamente. Decía y hacía cosas que no quería, sudaba las manos más de lo usual, se sonrojaba mucho y ese extraño sentimiento cobraba cada vez más fuerza en ella y la hacía parecer una tonta. ¿Qué demonios le pasaba? Hasta el momento la única teoría que le convencía era que se estaba enfermando, y cuánto más lo pensaba más se convencía. Con los síntomas que tenía ya tenía pruebas suficientes, y de no ser así pues entonces tenía el hecho de que se sentía más caliente que lo normal (y por muy extraño que suene, suele pasar cuando ve o está con Lincoln).

También estaba pensando Lincoln, en concreto en los sucesos de anoche. Ella ya sabía que ese noviazgo era una farsa y estaba segura de que él lo sabía, solo había que ver la exagerada actuación del peliblanco. Anoche buscó que dejara de exagerar tanto y que incluso dejara de decirle cosas cursis, pero de algún modo la conversación se desvió a que si consideraba que era bonita. Incluso le aplicó su "detector de mentiras intimidante" para meterle miedo y que dejara eso, pero él lo contrarrestó y le aseguró que pensaba que era bonita. Esa era otra cosa que la dejaba pensando, ¿cómo pudo evadir su mirada? Porque estaba claro que mentía, después de una larga y profunda meditación anoche pudo notarlo, de algún modo logró engañarla a tal punto de hacerle creer por un instante que decía la verdad. A raíz de eso nació la incertidumbre, ¿qué tenía planeado hacer él con ella? Si hacía lo que hacía debía tener una razón, las personas que están con ella siempre buscaban algo de ella, lo aprendió de la experiencia.

Esa incertidumbre le daba miedo, se sentía muy vulnerable, porque temía que con Lincoln se repitiera la misma experiencia que con...ella. Anoche consideró terminar la relación de una vez y así no quedar expuesta emocionalmente, pero ese extraño sentimiento se opuso rotundamente a esa propuesta y la rechazó. Rayos, esto de tener novio se le hacía muy complicado, ya hasta le hacía doler la cabeza.

Pagó los helados y le avisó a Lincoln para retirarse.

-Deberíamos venir aquí más seguido, es un sitio muy agradable-sugirió Lincoln.

-Hm, quizás lo hagamos. Aquí hacen muy buenas malteadas.

Y cuando estaban por salir del local Ronnie Anne distraídamente chocó con alguien que recién estaba entrando, ambos cayeron al suelo. Lincoln fue a auxiliar a su novia, quien no estaba contenta de haber colisionado con otro individuo de forma tan tonta.

- ¡Oye! ¡¿Qué diablos pasa contigo?! ¡¿No sabes mirar al frente o qué?!-reclamó Ronnie Anne estando todavía en el suelo, acariciando su adolorida cabeza.

-Lo siento, es que venía muy apurada y no me fijé-respondió aquella persona con la que chocó.

Esa voz...le era tan familiar, tan...dolorosa de recordar. Le hacía sentir un gran dolor en el corazón, una gran tristeza en su ser y una gran ira en su mente, solo había una persona que le hacía sentir esas cosas con tan solo hablar, pero eso no era posible. No podía ser que...ella estuviera aquí, no lo quería creer. Alzó la vista para comprobar sus sospechas...inmediatamente después deseó no haberlo hecho, deseó no haber ido a la heladería, deseó haberse quedado en su casa o desobedecer a su madre e ir a patinar de nuevo. Deseó estar en cualquier otro lado menos en ese lugar, porque al levantar la vista hacia la persona con la que había chocado comprobó que se habían cumplido sus más grandes temores...era ella.

- ¿Sid? -musitó Ronnie Anne en un murmuro casi imperceptible, absorta en su estado de sorpresa.

La persona en cuestión era una chica que aparentaba tener la misma edad que la pareja. Tenía una camisa azul, shorts negros, zapatos negros con las suelas y las agujetas blancas, una diadema rosada sobre su cabeza y cabe mencionar que tenía rasgos asiáticos, además de unas pecas en ambos cachetes. La chica cuando miró al frente se encontró con la estática mirada de la morena, pero al verla su rostro mostró aún más sorpresa. Era ella.

- ¿R-R-Ronnie Anne? -musitó en el mismo tono la chica en cuestión, en el mismo estado que la mexicana.

Las dos se quedaron viendo la una a la otra, sin poder creer todavía que después de tanto tiempo ambas se habían reencontrado, ninguna de las dos creyó que algo así fuera posible.

En cuanto a Lincoln, él se quedó como un tercero siendo testigo de la mirada perdida que ambas tenían cuando cruzaron miradas. Tenía varias preguntas al respecto, entre ellas el porqué de esa curiosa reacción en las dos personas, pero decidió no decir nada y ver cómo terminaría esta especie de reencuentro.

Había un silencio intenso predominando en el ambiente que no parecía romperse ante nada, como si las dos únicas personas en el mundo fuesen las dos chicas que no despegaron la vista la una de la otra. Parecía que nada pudiese romper ese silencio pues ambas al mirar directamente a los ojos de la otra entraron en su propio mundo y se desconectaron de la realidad, sin posibilidad de emitir un solo sonido más.

Después de un tiempo la chica asiática comenzó a esbozar una ligera sonrisa, y al ver esa sonrisa Ronnie Anne finalmente pudo poner los pies en la tierra, porque esa sonrisa...le hacía hervir la sangre, como nada más podía hacerlo. Frunció el ceño más fuerte que lo que antes había hecho, se levantó rápidamente del suelo, tomó de la mano a Lincoln con fuerza y lo arrostró consigo para llevárselo lejos de ahí mientras caminaba a tope.

- ¡Wow! Ronnie, ¿qué está pasando?

-Nada, tú camina.

- ¡Ronnie Anne, espera! -se oyó el grito de la muchacha a una distancia algo lejana, pues la latina le había sacado varios metros de ventaja.

- ¿Quién es ella? -preguntó Lincoln volteando hacia atrás.

- ¡Nadie! ¡No la mires! -ordenó Ronnie Anne con firmeza.

- ¡Alto, espérame! -pidió la chica asiática que venía corriendo.

Si no tuviera que llevarse a Lincoln consigo, Ronnie Anne hubiera corrido apenas se hubiese levantado, no quiere ver nuevamente a esa persona, la cual aprovechó esa ventaja para alcanzarla hasta estar enfrente suyo.

- ¡Espera! Espera, por favor-dijo la chica alzando las manos al frente como una señal para se detuviera-Quiero hablar contigo.

La joven Santiago resopló con furia y despecho.

- ¿Qué quieres, Sid? -preguntó buscando trasmitir el máximo rencor y hostilidad que pudiera.

Ahora la chica pasó a tener una actitud nerviosa y, lo que parecía ser, apenada.

-Yo...yo solo...quería saber cómo estabas-preguntó rascándose la nuca, clara señal de nerviosismo.

- ¿Cómo estoy?¡¿Cómo estoy?! ¡¿Después de todo lo que me hiciste te atreves a preguntarme cómo estoy?!

-Vamos Ronnie-dijo la chica que respondía al nombre de Sid-Sé que lo que hice estuvo mal y me siento muy arrepentida al respecto.

-Oh claro, ahora te disculpas ya que sabes que si quisiera ¡te machacaría a golpes, maldita rata traidora!

- ¡No se trata de eso Ronnie Anne! Yo...(suspira) mira, no te culpo por odiarme, lo comprendo totalmente y me lo merezco, pero debes saber que con todo mi ser me siento totalmente arrepentida. Debes creerme cuando digo que no era mi intención que las cosas entre nosotras terminaran de esta forma, pero me dejé llevar por mi egoísmo y...te perdí. Perdí a mi mejor amiga...a mi única amiga. La única persona que me entendía y que me quería por quién era. Y ahora que no estás, me doy cuenta de cuan importantes has sido para mí en mi vida. Por eso-la castaña se arrodilla y junta sus manos en señal de súplica-te pido desde lo más profundo de mi alma que me perdones, perdóname por haberte herido. No quiero que estemos peleada por siempre. Quiero...quiero a mi mejor amiga de vuelta-expresó Sid desde lo más profundo de su corazón.

A Lincoln le llegaron esas palabras, la chica había hablado con el corazón y se mostraba arrepentida de sus actos queriendo recuperar su antigua amistad con la morena. Él creía que al menos su novia se relajaría, que al menos consideraría la opción, pero cuando volteó a verla en lugar de encontrar una mirada de duda, de desconfianza o de sorpresa por esas palabras, encontró una mirada que exhalaba un estado colérico nunca antes visto. Ella se enojaba con facilidad, por eso siempre se metía en problemas, pero ahora por primera vez en su vida vio en esos ojos de color jade un odio y rencor profundo e intenso. Jamás en su vida había visto un odio a tal escala en una persona.

- ¿Amiga? -expresó esas palabras con todo el resentimiento que podía. Tomó a la chica por el cuello de la camisa con ambas manos y la empujó hasta una pared de ladrillo que estaba al costado de dónde se encontraban- ¡Dejaste de ser mi amiga en el momento en el que me clavaste el puñal en la espalda, tú...tú...! -los insultos y ofensas que se le venían a la mente se quedaban atorados en su garganta. Era tanto odio en su ser que se atropellaba en su cuerpo.

-Yo...

- ¡CÁLLATE! -la calló pegando el grito más fuerte que nadie jamás haya escuchado de su parte- ¡Tú me traicionaste! ¡Confié en ti, te creí mi mejor amiga y me traicionaste! ¡Y eso nunca! ¡Nunca! ¡JAMÁS! ¡Te lo voy a perdonar, desgraciada! Ahora escúchame bien-acerca su rostro sobre la asustada asiática-No sé por qué estás aquí y no me interesa, pero te dejaré una cosa en claro. Tú y yo jamás, ¡jamás!, seremos amigas de nuevo, no caeré en tus mentiras de nuevo. No quiero volver a verte. No quiero escucharte, no quiero saber de ti. Ni siquiera quiero recordar que existe. Así que te vas alejar de mí, tan lejos como puedas. No me importa si te tienes que mudar a China para eso, de ser así entonces lo harás. Sid Chang, ¡tú nunca vas a volver a engañarme con tus sucios trucos y mentiras para aprovecharte de mí en beneficio tuyo! -y dicho esto Ronnie Anne la sacó de la pared y la lanzó hacia unos botes de basura que estaban en el callejón por el cual pasaban de largo.

-Te vas a quedar ahí porque es a dónde tú perteneces, basura humana.

Con esas palabras finales Ronnie Anne tomó nuevamente la mano de Lincoln y lo llevó consigo lo más lejos que podía de ese lugar, dejando atrás a esa chica con una mirada de miedo y tristeza profunda.

Después de presenciar lo que quizás haya sido la mayor muestra de rencor y hostilidad de una persona a otra, Lincoln no sabía qué hacer. Lo de hablar con Ronnie Anne era algo implícito, el problema radicaba en cómo abordarla adecuadamente. Él ya la había visto enojada. De hecho, siempre estaba enojada. Pero esta vez es distinto, esa muestra de agresividad que mostró frente a esa chica era muy superior a la que mostraba regularmente, incluso a la que mostraba cuando estaba de mal humor. Había mucha ira en sus palabras, mucha ira. También odio, demasiado odio. No sabía que una persona podía tener tanto odio dentro de sí, hasta le dio miedo. Pero había algo más, algo que era mucho más grande que aquellos dos sentimientos que logró captar primero, algo que era el motor que echaba a andar sus acciones y sus emociones. No lo captó enseguida y si quería llegar al fondo de todo esto tenía que averiguar qué era eso.

- ¿Ronnie? -la llamó usando una pregunta, para no alterarla demasiado. Pero ella no lo escuchó, estaba metida en su propio mundo. Un mundo que parecía ser oscuro y violento, lleno de odio y resentimiento, pues las maldiciones que salían de la boca de la morena en voz baja estaban cargadas de esas emociones.

-Ronnie-intentó llamarla de nuevo. Lo único que consiguió fue que lo mirara por el rabillo del ojo por breve instante, pero eso fue suficiente para recopilar ese dato que le faltaba para armar su movida. Ahora era hora de actuar.

- ¡Ronnie! -esta vez acompañó su llamado con un movimiento, que fue el de agarrar su brazo para obligarla a encararlo.

- ¡¿Qué quieres?!-le respondió furibunda, zafándose del agarre de Lincoln con más brusquedad que la de costumbre.

- ¿Qué fue eso? -se mantuvo firme el peliblanco en su decisión de indagar en el asunto.

-No fue nada-respondió secamente la chica, que siguió su camino dando pasos fuertes, no queriendo ver a su pareja.

-Eso no me pareció ser nada.

-Pues así es, ya no molestes.

-Ronnie, perdón, pero esta vez no voy a echarme para atrás. Preguntaré de nuevo, ¿qué fue eso?

Cansada de su insistencia, Ronnie Anne le respondió.

-Esa fui yo dejando en claro una vez más que nadie debe meterse conmigo. Nadie-sentenció Ronnie Anne con una frialdad intimidante, de esas que te dejan petrificado. Después de dar esa respuesta siguió caminando, creyendo que su novio ya no la molestaría. No obstante, esa respuesta avivó más la insistencia de Lincoln.

- ¿Te das cuenta de que con tu respuesta aunado a lo que vi no tengo más opción que pensar que maltrataste a esa chica injustamente?

Ronnie Anne dejó de caminar, emanando un aura de ira e indignación en su cuerpo.

- ¡¿Injusto?!-encaró nuevamente a su pareja- ¡Si tú supieras lo que me hizo esa...esa...! -una vez más las palabras se le atoraban en la garganta. Tantos insultos y ofensas que se le cruzaban por la mente no podían pasar más allá del esófago, porque ninguno era el indicado para describir a esa chica. Soltó un alarido de furia y frustración antes de proseguir- ¡Si tú lo supieras no la defenderías!

-Entonces, dímelo.

- ¡No lo haré! -declaré firmemente la niña para luego seguir caminando.

-Entonces tendré que pensar mal de ti. Que trataste de manera injusta a esa pobre chica.

La pelinegra gruñó con fuerza y nuevamente se dio la vuelta.

- ¡Bien! ¡Si quieres pensar mal de mí, pues hazlo! ¡Todas las personas piensan mal de mí, ¿por qué habría de importarme tú opinión?!

-Porque esa no eres tú, es solo cómo te sientes. Yo lo sé, pero más importante aún, tú lo sabes.

Ronnie Anne se acerca lo suficiente para estar frente a frente del peliblanco.

-Tú no sabes nada de mí, no me conoces en lo absoluto.

-Es cierto...no te conozco...aún. Pero no es necesario que me lo digas todo, lo veo en tus ojos. Cada vez que me miras, esos hermosos ojos color jade reflejan ira, odio y resentimiento. Pero esos sentimientos son secundarios, porque hay algo mucho más grande que se manifiesta, siendo tapado por esos sentimientos que mencioné. Cuando veo tus ojos, no veo una persona que está consumida por la violencia o una que disfruta del sufrimiento ajeno. Cuando miro tus ojos, yo veo...a una persona herida, alguien que fue lastimado emocionalmente y que no quiere salir herida de nuevo, porque no lo soportaría.

Esa explicación del albino le había llegado, como nunca nada antes le había llegado. Por mucho que odiaba admitirlo, por mucho que deseaba negarlo o refutarlo...debía darle la razón. Era cierto, todo era cierto, y ella no podía entender cómo le había dado en el clavo con tan solo verla a los ojos. Estaba anonadada, tan sorprendida que relajó su semblante y su ánimo iracundo se calmó. Pero no sabía que Lincoln no había terminado. Cuando él tomó su mano, con una suavidad y reconforte que nunca antes había sentido, se sonrojó.

-Pero también hay algo más que veo. Veo a una persona sola. Pero no de esas que disfrutan de la soledad, es de esas que...se resignan a la soledad. No quiere aceptarla, pero no tiene otra opción. Como cuando alguien acepta su muerte. Esa persona se guarda ese dolor muy dentro de sí mismo, en su corazón. Y desde que sufrió ese momento ha cargado con ese dolor...sola. Pero...ya no tienes por qué hacerlo, Ronnie. Yo estoy aquí para escucharte y consolarte todo lo que quieras. Puedes confiar en mí.

Esos ojos. Cuando Ronnie Anne veía esos ojos encontraba algo que hacía tanto que no veía que llegó a olvidar que podía verse en los ojos de las demás personas. Era...confianza. Ese chico le transmitía confianza, tanto en sus ojos como en sus palabras. Nuevamente apareció ese sentimiento extraño, cálido y aliviador, presentándose e invadiendo su corazón. Y este le gritaba a todo pulmón que se confesara con él, que le revelara la verdad, que se abriera con él. Por otro lado, su mente se oponía rotundamente. Este no dejaba de gritarle que no lo hiciera, que era una tontería, que saldría herida...de nuevo, y que esta vez sería demasiado como para soportarlo.

Era una dualidad muy fuerte dentro de Ronnie Anne, una dicotomía ideológica que era tan distintas entre sí, pero compartían un mismo fin, el bienestar de Ronnie Anne. No obstante, se presentó un segundo sentimiento que ayudaría a decidir el ganador de esa batalla interna que tenían el corazón y la mente de Ronnie Anne, y ese sentimiento...era el desahogo. Algo que atinó a la perfección el albino fue el decir que ella se guardaba su dolor dentro de sí misma. Nunca lo compartió o drenó con alguien, siempre ha estado ahí. Por mucho que lo negara, le dolía. Era como un veneno para el alma, recorriendo todo su ser siempre causando malestares por donde circulara. Siempre buscaba ignorarlo distrayéndose con cualquier cosa, al resignarse a guardárselo por siempre. Pero ahora se presentó la oportunidad de liberarse de esa carga. Y aunque seguía dudando de la confianza de Lincoln, finalmente cedió a su corazón.

-Está bien, te lo diré.

Lincoln sonrió satisfecho de convencer a su novia de abrirse más con él.

-Pero no aquí, vayamos a un lugar seguro-Ronnie Anne lo tomó de la mano y se lo llevó hasta un lugar donde se sentiría segura en hablar.

Caminaron un rato, alejándose más y más de los lugares más transitados de la ciudad. Después de un tiempo caminando llegaron a su destino donde podrían hablar sin la intromisión de conocidos y extraños, el mismo callejón donde se encontraron con Hank y Hawk. El callejón estaba abandonado, los matones que antes eran dueños de dicho espacio no se les ha visto deambulando por la ciudad abusando de cualquier desafortunado que se les cruzase desde que recibieron esa paliza de parte de Ronnie Anne, aun así, nadie se atrevía a acercarse a ese lugar por temor a su retorno. En resumen, nadie los molestaría o espiaría mientras anduvieran dentro de ese lugar. Ronnie Anne se sentó en suelo no viéndose tan animada como lo estaba en la heladería, al contrario, mostraba pena y tristeza. Lincoln se sentó a su lado esperando el momento en que finalmente Ronnie Anne se abriera con él.

-Yo...yo...(suspiro) no era...-le costaba mucho hablar a hora, como si sus cuerdas vocales y su boca se rehusaran a cooperar-Rayos. No sé ni por dónde empezar-tampoco su mente le ayudaba. Los 3 conspiraban en su contra para que no hablara.

- ¿Por qué no empiezas por el principio? -la morena lo miró con una mezcla de molestia y sarcasmo-Digo, hubo un momento donde todo empezó, ¿no? Donde comenzaste a cambiar, podrías empezar por ahí.

-Tú no sabes nada de mí como para decir que cambié.

-Entonces mejor cuéntame, háblame de ti. Quiero conocerte.

Todavía dudando de si hacerlo o no, Ronnie Anne decidió contarle todo desde el inicio. Desde ese día.

-No siempre fui así.

- ¿Así cómo?

-Tú sabes...una bravucona-no le gustaba referirse a sí misma con esa palabra, pero era como la veían los demás así que no tenía otra opción-Antes yo era patética como tú, era alegre, amistosa y me gustaba pasarla bien con mis amigos. Así fui hasta los 6 años.

- ¿Y qué pasó?

-Mi papá murió, eso fue lo que pasó-respondió rápidamente, creyendo que así le sería más fácil, pero aún le dolía-Después de...eso, dejé de jugar y esas cosas, lo único que hacía era pensar en él y llorar como una boba. Luego mamá anunció que nos mudaríamos con mis abuelos y mis tíos aquí en América. Bobby me convenció de que ese cambio sería bueno para todos, que estando allá podría hacer nuevos amigos y empezar de 0. Gracias a él fue que acepté a aprender a hablar inglés, creyendo en sus palabras ciegamente sin saber lo que me esperaba. Llegó el primer día de escuela y fue cuando todo empezó.

De este modo Ronnie Anne comenzará a contarnossu historia, donde sus experiencias en la primaria de la escuela "Cesar Chávez"moldearon su personalidad hasta llegar a ser la chica más dura de la escuela.

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