El Avance parte 2

Timbre escolar, hora de salir. A diferencia los otros días, los niños del salón de 5to grado no salieron con la carrera que siempre hacían, porque todavía seguían muy adoloridos por la terrible mañana que tuvieron gracias a Ronnie Anne.

Lincoln caminaba muy animado hasta llegar a la acera, para esperar a que saliera su novia. Fue fácil identificarla, era la única que no se arrastraba por el suelo de su salón. Al verla no pudo evitar volverse loco, corrió hasta ella con los ojos en forma de corazón y salto para ser agarrado por sus brazos.

-Hooooolaaaaa, señoritaaaaa­a-dijo en español mientras comenzaba a babear por ella.

Ronnie Anne se sintió un poco incómoda por la forma obsesiva en la que lo iba y un poco desconcertada por volver a escuchar a su pareja hablar en su idioma nativo, pero ya repuesta de la impresión puso su cara indiferente y lo soltó bruscamente.

-Déjate de estupideces, Linc. Ahora sígueme, quiero llevarte a un lugar.

-Voy detrás de ti Ronnie.

La pareja caminó un rato hasta llegar a lo que parecía ser un parque, pero no uno normal, sino uno donde practicar skateboarding.

-Nunca he visto este lugar, ¿qué es?

-Solo un lugar donde suelo patinar para...ya sabes, pasar el rato. Y bueno...como me distes una buena noche en nuestra...cita, pensé en llevarte aquí para que podamos...ya sabes, patinar.

-Oh, suena...suena bien, pero...realmente no es lo mío eso del patinaje. Pero puedo quedarme aquí y ver cómo patinas, quizás aprenda viendo.

-Mmmm, bueno-respondió Ronnie ligeramente decepcionada, aunque no sorprendida.

-¡Oye Ronnie Anne, por aquí!-llamó a lo lejos una muchacha de suéter azul celeste acompañada de otros 2 muchachos.

-Agh, maldición-maldijo en voz baja Ronnie cuando los vio acercarse a donde se encontraba ella y Lincoln.

La chica del suéter azul celeste era muy alta, como si fuese adolescente, de cabello rubio. Como se mencionó antes venía acompañada por dos chicos, uno delgado de piel oscura sin pelo con una gorra blanca con negro encima y el otro era de piel un poco más clara cabello marrón oscuro y algo regordete. Ronnie Anne no pareció estar feliz por encontrarse con ellos.

-Hola chicos-saludó la morena a los chicos sin muchos ánimos.

-¿Qué tal chica? Tiempo sin verte, ¿dónde has estado?-respondió la rubia alta al saludo.

-Ya sabes, por ahí.

-¿Quién es tu amigo?-preguntó ahora el de la gorra.

-Oh, él es mi...mi novio, Lincoln. Lincoln, ellos son Nikki, Casey y Sammeer.

-Un placer conocerlos-Lincoln le estrecha la mano a cada uno.

-Guau, no puedo creer que tú tengas novio, Ronnie Anne-comentó casualmente el regordete.

-¿Qué insinúas?-dijo la morena mostrando molestia.

-¡Nada! Nada. Digo, es que no parecías ser de esa clase de chica. Ya sabes, las que buscan novio.

-Pues adivina qué zopenco, las personas cambian.

Lincoln no pudo estar más de acuerdo con esa afirmación, después de todo era la base de su plan.

-Entonces Santiago, ¿vas a patinar con nosotros?-preguntó la rubia que se llamaba Nikki, para aligerar el ambiente.

-Ahm...no lo creo, solo vinimos de paso.

-Vamos Ronnie, será divertido patinar con ellos-quiso convencerla Lincoln.

-Pero si tú ni vas a patinar.

-Cierto, pero...quizás pueda aprender algunos trucos mientras los observo. Anda, sé que la pasaremos bien.

Ronnie Anne miró la cara con la que lo veía su pareja, esa de ojos de perritos que más que enternecerla le incomodaba. Luego vio a los chicos, que le sonreían y le daban los pulgares arriba. Al final la presión social sirvió para que cediera.

-(Suspiro) Bueno, ya qué.

Todos celebraron la decisión de Ronnie Anne y fueron a patinar en el parque de skates, mientras Lincoln los veía sentado en una banca. Ellos eran realmente buenos, sabían manejar bien sus patinetas y hacían trucos que a los ojos de Lincoln eran impresionantes, pero no eran nada comparado con lo que hacía Ronnie Anne. De los 4 ella era realmente la experta, ella hacia maromas con tal gracia que parecía ser una profesional. Los espectadores estaban impresionados por las maniobras que ella realizaba, especialmente Lincoln. No es que supiera mucho de las patinetas o siquiera le hayan interesado previamente, pero el ver a su novia dominar su tabla de tal forma era algo que no podía dejar de admirar.

-¡Eso es Ronnie Anne!-gritó Lincoln en forma de porra-¡Esa es mi novia!-le dijo a un chico que estaba sentado a su lado.

Con cada truco que Ronnie Anne concretaba Lincoln la felicitaba con palabras de aliento y algunas porras que él hacía. Llegó un momento en que se puso a hacer bailes, entre ellos El Gusano, y digamos que...el baile no es lo suyo.

Ronnie dejó de patinar cuando vio el malísimo baile de su novio. La chica rubia y sus amigos también pararon para divertirse viéndolo.

-¡Jaja! Vaya Santiago, tu chico sí que está loco por ti-le comentó Nikki a la latina, que se moría de la vergüenza.

Lo que odiaba de estar con Lincoln era precisamente esto, cuando él exageraba en fingir que le gustaba. O sea, estaba bien que fingiera pues era necesario, pero él se excedía.

Ronnie Anne salió de la pista para hablar con su novio, que seguía bailando.

-Lincoln-el mencionado dejó de bailar cuando su novia lo llamó-Escucha, ya que llevas un rato viendo desde la grada, ¿no te gustaría intentarlo?-de esa forma dejaría de avergonzarlo con sus estúpidos bailes

-Ehh...pues...-no obstante, el peliblanco no parecía animado de montarse en una patineta. Jamás lo admitiría a su novia, pero le asustaba patinar por temor a caerse y lastimarse la cara.

Buscó la forma de evadir el tema sin tener que revelar su penoso secreto. Por suerte, el ver al heladero pasar al frente del parque de patinaje dio la solución perfecta.

-¿Y si mejor voy primero por helado? Está haciendo mucho calor aquí y ya está sudando.

Ronnie captó la intención detrás de la sugerencia de Lincoln, pero por lo menos estaría distraído un momento.

-De acuerdo.

En la pista de patinaje un niño intentó imitar uno de los trucos de Ronnie Anne, pero este era muy complicado por lo que no fue sorpresa cuando el niño terminó lastimado en el suelo y su patineta salió volando hasta llegar a unos metros más al lado, muy cerca de la pista.

-Ok, voy a ir por unos helados para los dos. ¿De qué sabor lo quier-EEEEES?-comenzó a gritar Lincoln cuando por error pisó la patineta que estaba suelta, lo que causó que esta comenzará a rodar con él montado...dentro de la pista.

Después de tanto evadir esto, finalmente le llegó la hora de patinar, y resultó ser la experiencia no era tan aterradora como esperaba...¡era peor! El niño no dejaba de gritar asustado por lastimarse severamente, más aún cuando no tenía el equipo de protección, algo que se encargaron de resolver los chicos que conoció hoy.

-Por seguridad-Nikki le puso un casco cuando saltó en un borde de la pista.

-Por seguridad-Casey le puso las rodilleras y coderas cuando saltó en otro borde.

-Por seguridad-y al llegar a otro borde, Sameer le entregó en su mano...un volante.

-¿Y esto es por seguridad?-la pregunta de Lincoln fue inmediatamente respondida cuando del volante salió disparada una bolsa de aire, que le tapó la vista.

Cuando se la quitó vio con horror que estaba muy cerca de un barandal de metal. Por mero instinto saltó con su patineta y se deslizó perfectamente del barandal, para luego seguir su camino hasta una rampa.

Con cada salto que daba hacía una oración al cielo para pedir por su seguridad, sin darse cuenta de los impresionantes trucos que realizaba como si fuera un maestro del patinaje. Nikki, Casey y Sameer estaban impresionados por las destrezas del nuevo chico.

-Vaya Santiago, tú es muy hábil con la tabla.

La morena sabía que Lincoln solo tenía suerte con esos trucos, pero debía admitir que verlo hacer esas maromas era genial, y verlo con la cara de asustado que ponía era divertido.

-Sí, sí que lo es.

Llegó un momento en que el peliblanco quedó suspendido en el aire por menos de un segundo, tiempo que pareció ralentizarse para Ronnie Anne porque al ver al chico en el aire con su tabla habiendo terminado de hacer un truco se le hizo extrañamente...atractivo.

-¡RONNIE ANNE! ¡AYÚDAME!-clamó por su ayuda Lincoln al estar seguro de que su suerte estaba por acabar.

-Bueno chicos, el deber llama-la mexicana se subió a su skate y se adentró a la pista para seguir a Lincoln hasta alcanzarlo. Cuando se encontró a su lado, todavía con sus respectivas patinetas rodando, lo miró con una sonrisa burlona.

-Vaya, tú sí que estás tensos.

-¡Ronnie Anne! ¡Por favor, ayúdame!

-¿Cómo exactamente quieres que te ayude?

Los dos llegaron a un borde y saltaron por el aire. Lincoln se separó de su tabla y cuando trataba de recuperarla estando en el aire dio varias vueltas que impresionaron a su público, menos mal logró montarse nuevamente.

-¡Ayúdamen a bajarme de esto, por favor!

-Oh sí, sobre...no va a poder ser. Obstáculo.

El aviso de Ronnie le permitió esquivar un barandal que estaba a nada de chocar con él.

-¡¿Por qué no?!

-Lincoln, si quieres aprender a patinar tienes que aplicar la lección más básica del patinaje, tienes que relajarte. Para poder patinar necesitas estar concentrado y para eso la mente tiene que estar en calma, de esa forma tu mente podrá planificar mejor tu siguiente movimiento-ambos volvieron a saltar y Lincoln daba sin querer saltos mortales consecutivos mientras trataba de no separarse de su tabla.

-¡¿Cómo quieres que me calme cuando estoy a punto de morir?!

-Lincoln-la latina le toma de la mano, acción que provoca un sonrojo evidente en los cachetes del varón-no vas a morir. Tú no estás saltando sin paracaídas, sólo estás patinando. Así que respira y relájate, no te va a pasar nada. Te lo aseguro.

A dejó de importarle su alrededor, solo se concentró en la mano cálida y reconfortante de su novia, la cual le transmitía seguridad, serenidad y en cierta forma...¿Cariño? Quizás.

Lincoln inhaló y exhaló con calma.

-Ok, creo que ya estoy bien.

-Bien, te dejo ahora, vaquero-se despidió la morena para irse a otra zona de la pista.

Lincoln decidió seguir el consejo de su novia y relajó su mente para prepararse cuando estaba por llegar nuevamente a un borde. Saltó por los aires de nuevo, pero esta vez, aunque no hizo ningún truco, no sintió un miedo atroz a lastimarse. Aterrizó sintiéndose feliz por este avance, pero no quiso conformarse con esto. Ahora se acercó al barandal de metal e intentó deslizarse sobre este, maniobra que le salió bastante bien. Los conocidos de su novia lo felicitaron con más ganas ahora que el joven Loud aprendió a patinar, incluso su novia desde la otra zona se mostraba feliz por el gran progreso del albino.

-¡Lo hice! ¡Puedo patinaaaaaaaar!-comenzó a gritar al cielo por la alegría que desbordaba de su interior, una acción que le costaría caro. No vio la pequeña e inamovible piedra que se le cruzó en el camino que detuvo el andar de su patineta y que por inercia lo hizo estrellarse contra el suelo.

Ronnie Anne se acercó a su novio con su patineta.

-¿Lincoln, estás?-preguntó Ronnie Anne mostrando una ligera preocupación, misma que se esfumó para dar paso al alivio cuando vio el pulgar hacia arriba señalado por el peliblanco.

Mientras que los otros chicos vitoreaban a Lincoln.

/

En la siguiente hora y media, Lincoln se unió a los chicos al mundo del patinaje. Ya no hacía los trucos espectaculares que llegó hacer por pura suerte, pero su control sobre la tabla había mejorado considerablemente, y al final eso era lo que importaba. Ahora estaban él y Ronnie sentados en una banca descansando, sin sus respectivos cascos ni sus equipos de protección.

-Vaya, ¡eso estuvo increíble! La adrenalina, el cosquilleo en la piel y la refrescura que da el viento...ahora entiendo por qué te gusta tanto esto del patinaje.

-Sí, no hay nada mejor que una tarde de patinaje. ¿Tengo razón?

-Antes hubiese dicho que no, pero ahora mi respuesta cambió.

-Oigan chicos-interrumpió la rubia alta la conversación de ambos, siendo acompañada por los otros 2 chicos-estamos por ir al este de la ciudad para ir a una fiesta de patinadores que harán por allá, ¿quieren venir con nosotros?

Lincoln estaba por responder afirmativamente, pero si novia se le adelantó.

-No.

-Oh...¿segura?

-Muy segura.

-Porque pensamos que podríamos pasar un rato juntos y divertirnos nosotros...

-Lárgate-respondió la morena con un tono frío y severo, reflejando un total rechazo hacia la idea.

Los 3 fueron tomados por sorpresa por la hostilidad con la que habló aquella chica que se habían acostumbrado a ver en la pista, pero ya estaban acostumbrados a la actitud cortante de la joven Santiago.

-Ok...nos vemos.

-No cuentes con ello.

Los tres se fueron mostrando tristeza y decepción por haber fallado en congeniar con ella. En cuanto a Lincoln, a él le sorprendió la forma en la que trató Ronnie a esos chicos tan agradables. Y bueno, esta vez no iba a quedarse de brazos cruzados, esta vez tomaría cartas en el asunto.

-Eso no fue muy amable de tu parte, Ronnie.

-Créeme, fui amable.

-Vamos, ellos se portaron bien contigo y hasta nos invitaron a andar con ellos, pero tú los rechazaste toscamente.

-Ajá, ¿y?

-¿Y? ¿No ves que ellos solo querían ser tus amigos?

-¿Amigos?-la pelinegra lo miró con sarasmo-¿Para qué querer amigos? ¿Para que confíes en ellos y los quieras como hermanos y cuando menos te lo esperas te apuñalen por la espalda?

-¿Qué?

Ronnie Anne relajó su semblante cuando cayó en cuenta en lo que había dicho, había hablado de más.

-Ronnie Anne, ¿qué significa eso?

La chica apartó la mirada.

-Nada.

-¿Acaso tú...fuiste traicionada?

-¡Dije que no era nada, ¿ok?! ¡Déjalo así!-comenzó a exasperarse, así que se levantó de la banca-Voy a patinar un rato.

-¿No vas a usar protección?

-No necesito usar esas cosas. Soy una patinadora experta y experimentada, sé cómo no caerme al suelo-dijo Ronnie en forma necia y se zambulló dentro de la pista, para patinar y despejar su mente.

El primer salto no tuvo ningún problema, pero cuando estaba a camino del segundo salto se topó con la misma piedra que hizo tropezar a Lincoln hace más de una hora, y al igual que él, cayó al suelo rozando su cuerpo con el mismo un par de metros.

-¡Ronnie!-exclamó Lincoln alarmado y fue a atenderla llevando consigo su mochila.

La morena se puso la rodilla y se sentó dentro de la pista, mostrándose algo desorientada por el impacto.

-¿Estás bien?-le preguntó hincando la rodilla y poniendo la mano en su hombro.

-Sí, sí, no fue nada. Me ha pasado peor-intentó levantarse, pero un dolor punzante en sus rodillas la hizo caer de trasero.

Lincoln posó la vista sobre sus rodillas y las vio con una herida de primer grado de la cual brotaba algo de sangre, la cantidad suficiente para alterar al peliblanco.

-¡Ay por Dios, estás sangrando! ¡Estás sangrando!

-Oye, ¿quieres calmarte? No es nada grave, estoy bien-la niña del cabello azabache volvió a intentar levantarse, pero obtuvo el mismo resultado. El dolor no le permitía caminar con libertad.

-Ok...tranquila, solo ten calma.

-Estoy calmada, patético.

-No te preocupes, tengo lo necesario para estos casos.

El chico busca algo entre sus cosas y saca de su mochila un botiquín de primeros auxilios. Ver esto extrañó a la morena.

-¿Llevas un botiquín de primeros auxilios en tu mochila?

-Tengo 10 hermanas revoltosas, siempre vengo preparado. Ahora quédate quieta.

Ronnie Anne no quería en lo absoluto dejar que Lincoln lo atendiera, pero sabía que si no se trataba la herida pronto las cosas podrían ponerse peor a futuro, y lo que menos quería era empeorar las cosas. Sin más remedio dejó que su novio hiciera el trabajo en ambas rodillas, sin atreverse a mirarlo a los ojos o si quiera a la cara.

Lincoln primero sacó el alcohol y lo aplicó sobre ambas rodillas. La latina se estremeció ante el contacto y una señal trasmitida por sus nervios le hizo exhalar aire expresando dolor y mientras él seguía ella respiró entrecortadamente para mitigar el dolor. Habiendo terminado de aplicar el alcohol, procedió a hacer un vendaje con la gaza que contenía el botiquín. La experiencia que había tenido con sus hermanas, tanto siendo el auxiliador como el paciente, le ayudó a realizar un excelente trabajo en su novia. Su vendaje, manchado de rojo, tenía un perfecto agarre y cobertura.

-Listo, ya está. Ahora hay que llevarte a casa.

-Puedo sola.

Una vez más Ronnie Anne hizo el intento por levantarse, aunque siguió sintiendo dolor en sus rodillas usó de su fuerza mental para ignorarlo y comenzar a caminar, cojeando en el proceso.

-Déjame ayudarte.

-No.

-No sea obstinada, deja que te ayuda a caminar, estás cojeando.

-Estoy bien.

La pelinegra salió de la pista y siguió caminando a paso ralentizado, siendo seguida por su novio.

-Vamos por favor, deja que te ayude caminar.

-Puedo hacerlo sola Lincoln, no necesito de tu "ayuda".

-Al menos deja que te acompañe hasta tu casa, para asegurarme de que llegues bien.

La niña del cabello azabache dejó de caminar, soltando un suspiro en el proceso.

-Escucha Lincoln, no tienes que hacer. Puedes irte a casa si quieres y te prometo que no habrá represalias.

-Ronnie, por supuesto que tengo que hacer esto. Quiero estar seguro de que vas a estar bien, y no me iré a ningún lado hasta verte entrar por la puerta de tu casa.

Ronnie Anne se le quedó viendo un momento, sorprendida por aquellas palabras que salieron de la boca de su pareja. Luego soltó el suspiro de fastidio más grande de su vida.

-Bien-accedió de mala gana, ahora ambos caminaban a la par hacia su casa.

En el trayecto Ronnie Anne comenzó a pensar más en sí misma, en específico en lo que se refiere a su comportamiento extraño de los últimos días. Esto fue motivado por sentimientos extraños que comenzaban a invadirla. Uno por ejemplo fue la decepción que sintió cuando a comienzos de la tarde Lincoln declinó su invitación a patinar con ella, otro fue la vergüenza (y molestia consigo misma) por haberse caído tan patéticamente de su tabla teniéndolo a él como testigo, y un último sería esa preocupación que tuvo por él cuando se cayó. Los 3 eran sentimientos secundarios, motivados y ligados a un sentimiento primario que giraba en torno al albino que comenzaba a nacer en el interior de la niña de procedencia mexicana. Y ella tenía una sola pregunta al respecto...¿qué rayos era eso? ¿Una nueva fiebre que estaba por darle? ¿Mareos provocados por sus caídas? ¿Pubertad? Bueno, ya habría tiempo para analizar mejor las cosas. Incluso podía ser que no fuera nada importante, simplemente algo efímero.

Después de varios minutos de caminata lenta en total silencio, llegaron a la residencia de los Santiago.

-Bien, ya llegamos. Ya puedes irte.

-Dije que me iría cuando te viera entrar por la puerta.

-(Suspiro) Te estás volviendo un gran dolor en mi trasero.

Los dos caminaron hasta llegar a la puerta. Ronnie Anne sacó de su mochila la llave de la puerta de la casa y la abrió.

-Ya, ¿feliz?

-Honestamente sí. Bueno, la pasé bien contigo esta tarde Ronnie Anne.

-Sí, también yo-dijo con voz de aburrida.

-Entonces, hasta mañana-se despidió Lincoln antes de dar la media vuelta y comenzar su camino hacia su casa.

Mientras lo veía alejarse, nuevamente el sentimiento extraño comenzó a manifestarse en Ronnie Anne, esta vez estaba exigiéndole algo. Le exigía que no lo dejara ir, que buscara la forma de hacer que se quedara un rato más con ella. Ella no quería, pero ese sentimiento se estaba volviendo fuerte, tanto así que pareció tomar control de ella y la obligó a hablar.

-¡Espera!-soltó Ronnie en voz alta, haciendo que el chico volteara para verla. Ella no sabía qué decir o hacer para que se quedara, pero el sentimiento extraño tomó control de ella nuevamente y pronunció las palabras que a ella se le escapaban.

-¿Tú...tienes que irte? O sea...¿estás ocupado?-preguntó torpemente la mexicana, el sentimiento no era muy elocuente que digamos.

-Eh, no, creo que no. ¿Por qué preguntas?

-Pues porque...ya que estás aquí y...se nos hizo algo tarde...estaba pensando que...te podías quedar un rato, así yo...puedo prepararte algo de cenar. No sé, digo yo.

-Oh...pues...tendría que avisarles a mis padres, pero me encantaría.

Una extraña alegría invadió a Ronnie Anne al escuchar esas palabras.

-Pues pasa.

Y con el permiso de su novia, Lincoln se adentró a la residencia de los Santiago. Mientras, la única niña de su familia seguía pensando en lo que acaba de suceder, ahora ese extraño sentimiento se le estaba saliendo de control y la hacía decir y sentir cosas que ella en realidad no quiere decir o hacer...¿o sí? Como sea, tenía que buscar la forma de controlarse, comenzaba a sospechar que podría ser la pubertad la causante de tantos problemas. Cuando regrese su madre le pedirá más información al respecto (siendo lo menos informativa que pudiera), por ahora tendría que concentrarse en su nuevo invitado a quién ahora tendría que también hacerle de cenar.

-Siéntate en la sala y espera, te llamaré cuando termine.

-¿Estás segura de que puedes cocinar en tu estado?

-Créeme, lo he hecho en peores condiciones.

-Aun así, ¿no quieres que vaya allá y te ayude?

-¿Para que hagas un desastre en la cocina? No lo creo.

-Pero...

-Mira, sólo siéntate y espera tranquilo en la sala. Puedes ver televisión, si quieres.

Ronnie Anne se fue a la cocina de su casa, cojeando en el proceso, para preparar la cena. Lincoln suspiró resignado por lo obstinada que era su novia. Pero si debía ser sincero, en su lugar hubiera hecho lo mismo. De hecho, ya ha hecho lo mismo con sus hermanas. Si ambos tenían eso en común tal vez ella lo hace por la misma razón que él, quieren poner de su parte en sus casas y no ser meras cargas.

Terminado esa pequeña reflexión, Lincoln se dirigió al sofá de la sala, pasando al frente del pasillo, el cual le llamó la atención. Ese pasillo conducía a varias habitaciones, entre ellas la de su novia. Siempre se había preguntado cómo era su habitación, ahora se le había presentado una oportunidad de oro. No estaba seguro si Ronnie Anne estaría dispuesta a dejarle entrar en su habitación, pero conociéndola de seguro su respuesta sería un golpe de advertencia. Tampoco iba a dejar pasar esa oportunidad, una oportunidad para ver más de cerca la vida diaria de Ronnie Anne.

Antes de dirigirse al cuarto de la latina, fue a la sala a encender la televisión asegurándose de tener el volumen acorde y el programa adecuado para no levantar sospecha en la pelinegra, quien seguía preparando su comida. Llegó a la habitación en puntillas para no hacer mucho ruido. Giró la perilla y abrió la puerta, la cual desprendió unos fuertes chirridos, sin importar la lentitud con la que abría. Hasta que al fin entró a la habitación.

El cuarto tenía un color predominante de violeta en las paredes, el suelo era azul con un tapiz afelpado. Había una cama sencilla con sábanas moradas, al lado una mesita de noche, un clóset con puerta deslizable marrón al frente y es todo, esa era la habitación de Ronnie Anne. Apenas era más grande que su habitación.

Pero si había algo distintivo (dejando a un lado el apego a cierto color) eso sería el desorden, porque en el suelo había cosas que estaba seguro no deberían estar ahí. Entre ellas un balón de fútbol, algunas prendas de vestir, una patineta y algunos papeles. De estos papeles, aunque no lo creas, vamos a hablar, porque hubo uno que le llamó la atención a Lincoln. Su instinto le decía que debía examinarlo y ya que estaba ahí lo mejor sería escucharlo. Levantó el papel y le dio la vuelta, descubriendo así que se trataba de una foto rasgada. Dado la vestimenta distinta (camisa morada clara y lo que parecía ser una falda azul) y a la juventud que reflejaba dedujo que era una foto de hace 2 años, antes de que llegara a su escuela. Su corte de cabello era distinto, con dos coletas atadas con ligas moradas que a los ojos de Lincoln le hacían ver adorable, más aun con esa tierna y reluciente sonrisa que tenía. Parecía estar abrazando a alguien, pero quien haya sido no sería reconocido porque la mitad en donde aparecía estaba rasgada, dejando ver solamente una mano blanca sobre el hombro de la morena.

Regresó la foto al suelo al no poder sacarle más información y decidió saltar a ver el clóset. Su ropa era...muy limitada. Solo había en los ganchos una morada extra, la amarilla que él le regaló, camisones blancos y varios shorts azules. Ya veía que su chica no era de comprar ropa. Mejor dicho, no era de usar ropa, porque las prendas regadas por el suelo eran...bueno, no eran su estilo. Comenzó a curiosear los gabinetes de la mesita de noche, abrió el primero y se encontró con la ropa interior de su amada. Apenas vio el contenido cerró de inmediato sonrojándose intensamente, eso no era a lo que se refería cuando dijo que quería un acercamiento más íntimo.

Decidió dejar de lado los cajones para no ver cosas más personales, pero antes de seguir recorriendo la habitación vio encima de la mesita de noche una foto enmarcada en un recuadro. Era una de Ronnie Anne (de pequeña, tal de 4 o 5 años de edad) siendo cargada por un señor de rasgos latinos, piel morena y una barba frondosa decorando la parte inferior de su cara. Si tenía que adivinar era la foto de ella con su padre.

No pudo evitar sonreír al ver esa foto. Al igual que en la anterior, parecía muy feliz, como nunca antes la había visto. Esto le hizo preguntarse varias cosas, ¿quién era aquella persona con la que al parecer se la llevaba muy bien? ¿Sería ella aquella que terminó traicionando en cierta forma a Ronnie Anne? ¿Por qué dejó de sonreír de la misma forma en la que lo hacía en ambas fotos?

-¡Lincoln!-el grito que pegó su novia lo asustó de tal forma que la fotografía salió volando por los aires, tuvo que hacer malabares con la foto para poder agarrarla sin que se caiga-¿En dónde estás?

-Ehm...estoy en el baño.

Dejando la foto donde la encontró, salió lo más rápido del cuarto esperando que no lo atraparan en el acto. Llegó a dar un par de pasos por el pasillo antes de toparse con la pelinegra que tenía una cara de pocos amigos.

-Oh, hola Ronnie-soltó Lincoln producto de los nervios.

-¿Dónde estabas?

-¿Yo? En el baño, como te dije.

-Claro. De casualidad ¿no habrás estado en mi habitación o sí?

-(Bufido) No, para nada.

-¿Seguro?

-Seguro...a menos que el baño sea tu habitación-bromeó esperando así desaparecer sus nervios, no fue así. Y dada la cara que puso su novia, no fue un buen chiste.

-Te diré algo Lincoln, no dejo nadie entre a mi habitación, ¿entiendes? Ni siquiera a mi hermano.

-Ok, entiendo. Soy igual con mis hermanas.

-Bien-entonces lo agarra del cuello de la camisa-Porque si llego a descubrir que entraste a mi habitación te probaré que aquella amenaza de convertirte en mesa de centro fue ligera, ¿quedó claro?

-Sí, sí, más claro que el agua, mi vida-la mexicana levanta el puño listo para encestarle un golpe-¡Digo, Ronnie! Ronnie, perdón, se me escapó.

-Ok-afloja su agarre hasta soltarlo-ahora volvamos a la sala.

-De acuerdo.

Los dos llegan a la sala y Lincoln se sienta en el sofá de la sala. No queriendo dejar que la incomodidad predominara entre ambos, el chico decidió conversar.

-Oye, ¿puedo preguntarte algo?

-¿De qué se trata?

-¿Tu siempre estás sola en casa?

-Pues...sí, hasta que Bobby y mamá regresan de sus trabajas. Pero sí, estoy sola.

-Vaya, debe ser duro para ti estar tanto tiempo tu sola.

-No, la verdad no es tan difícil como muchos piensan. De hecho, estando cocinando, lavando ropa y a veces limpiando, ni me fijo en ese pequeño detalle.

Lincoln silbó impresionado por ese dato.

-Wow, no creí que hacías todo eso.

-¿Qué creías que yo hacía, entonces?

-Pues...tu parte, ya sabes. Tender tu cama, hacer tu tarea, ordenar tu habitación. Cosas que hace cualquier chico de nuestra edad, no pensé que hicieras tanto trabajo.

-Bueno, tengo que hacerlo. No puedo quedarme sentada todo el día viendo televisión, mientras mi mamá se extranocha en el hospital por varias noches seguidas y mi hermano trabaja dos medios turnos en varios trabajos para que podamos vivir en esta casa. No puedo...simplemente ser el parásito...la inútil de la casa.

-Sí, te entiendo.

Ronnie Anne chasqueó la lengua ante esta declaración.

-¿Qué sabes tú de esto?

-Tener 10 hermanas no es como lo pintan, y menos si todas tienen más talento en un pulgar...que en todo tu ser. A veces me siento así, como alguien que...no tiene un lugar importante en su familia, como si fuese la oveja negra o algo así. No sé...a veces siento que...soy una carga, que lo que hace es causar problemas a los demás.

-Sí...digo, ¿ah sí?

-Sí. Sé cómo te sientes, que tienes que contribuir en tu casa para...sentir que te mereces ese amor y apoyo que te están dando.

Aquellos pensamientos que había revelado tener el albino dejaron sorprendida a la morena, pues eran casi los mismos que ella tenía. Si bien, estaba segura de que había miles (incluso millones) de jóvenes con ese mismo problema, los dos eran los únicos que decidieron hacer algo al respecto por iniciativa propia. Quizás...los dos no eran tan diferentes como creía.

En ese momento el cerrojo de la puerta cedió ante la presión de un agente externo, la puerta de la entrada. Ambos fueron tomados desprevenidos ante este inesperado evento, pero Ronnie Anne se relajó cuando recordó un detalle que había dejado olvidado, y era que su hermano ya estaba por llegar a casa.

-Hola Bobby.

-Hola, Nini. ¿Cómo estuvo la escuela hoy?

-Meh, aburrida como siempre.

-Presta atención a las clases, Nini. Que los triunfadores son los que estudian.

-Está bien, pero ¿podrías no llamarme Nini? Traje un invitado.

-¿Invitado? Me alegra oír eso. ¿Y a quién invitas...?-dejó de hablar cuando presenció a la tercera persona que se encontraba en la residencia Santiago...una persona que no estaba feliz de ver-¡¿Qué está haciendo él aquí?!-bramó Bobby con furia.

Aquel grito estremeció a los niños, puesto a que ninguno antes lo había oído gritar ni mucho menos molestarse a tal grado.

-Ahm, hola Bobby.

-¡Tú te callas!-exigió el latino con un tono severo-¡Pregunté, ¿qué está haciendo él aquí?!

-Yo lo invité, ¿cuál es el problema?

-¡Que no lo quiero en mi casa!

-¿Tu casa? ¿Qué, acaso pagaste por ella? Me entero.

-¡Sabes lo que quise decir, cuando mamá no está así que yo estoy a cargo!

-Oh claro, porque tú eres el que plancha, el que cocina, el que lava y el que limpia esta casa, ¡¿no es así?!-replicó Ronnie Anne empezando a contagiarse del enojo irracional en sus ojos.

-¡Ese no es el punto! ¡El punto es que no lo quiero aquí!

-¡¿Por qué no?!

-¡No lo quiero aquí y ya! ¡Punto!

Frustrada y enojada por la necedad de su hermano, Ronnie Anne comenzó a sacar chispas por los ojos. Estuvo a punto de seguir con aquella dicusión que estaba a nada de convertirse en una pelea. Pero reparó en la presencia del peliblanco, que se veía muy incómodo estando en medio de la trifulca, así que optó por trasladarla a otro lugar más privado.

-Mira, hablemos en mi habitación para tener más privacidad.

Los dos se trasladaron a la habitación de la menor de los Santiago para continuar con la discusión sin la presencia de terceros.

-Ok, ya que estamos solos, ¿podrías decirme que mosca te picó? ¿Desde cuándo entras a la casa y le gritas a mis invitados para que se largue?

-Desde que vi quién era ese invitado.

-¿Disculpa? ¿Cuál es tu problema con Lincoln?

-Mi problema es que me dijeron cosas malas de él y no quiero que te juntes con esa clase de personas.

-Oh, así que tú eres de esos que creen rumores. Pues entonces, ¿por qué no te lanzas de un volcán? Oí un rumor de que en realidad no te mueres.

-Hablo en serio, Ronnie Anne. Ese chico no te conviene.

-¿Y a ti desde cuando te importan con quien me relacione?

-Desde que ese alguien se aprovecha de ti.

Aquella revelación por parte del adolescente desconcertó a la menor.

-¿Qué?

-Escucha, él no está contigo porque le guste o algo por el estilo, solo está contigo para que lo protejas de los bravucones.

Iba a replicar a replicar eso, había algo dentro de ella que buscaba contradecirlo como sea, pero mientras más lo pensaba más sentido le cobraba. Todo ahora le cuadraba, la exagerada actuación de Lincoln, su regalo, esa constante rotura de su regla de no tomar iniciativa, esa alegría que aparentaba cuando la veía, incluso ese reciente tratamiento a sus heridas, resultó ser que todo era para que aquella relación que ambos tenían no se disolviera a pesar de los constantes obstáculo, todo para que ella siguiera otorgándole la protección. Una parte de ella, una muy profunda, sintió que se hería por dentro cuando llegó a esa conclusión. ¿Pero por qué? No era como si le importara si ese chico realmente gustara de ella...¿o sí? Bah, como sea, eso no era importante. Lo importante ahora era terminar esta discusión.

-¿Y cuál es el problema?

-¿Es broma? El niño te está usando para su propio beneficio, ¿eso no te molesta en lo absoluto?

-No realmente, tampoco es que tenga otra opción. Es más, es hasta inteligente de su parte aprovechar la situación a su favor.

-Pero Nini, ¿no entiendes que está mal eso?

-¿Y a ti qué te importa? Es mi relación y yo la manejo como quiera. No tienes porqué entrometerte.

-Es que no quiero que vuelvas a salir lastimada.

-¿No crees que ya es un poco tarde para eso, idiota?-ironizó Ronnie Anne, dejando escapar en su voz algo del dolor que aún conservaba en su interior desde que...no, no quería ni insinuar eso. Ese comentario hirió a Bobby, porque le hizo recordar que no pudo proteger a su hermanita cuando ella más lo necesitó, todo por estar enfocado en su vida propia.

-(Suspiro) Escucha Bobby, agradezco que te preocupes por mí y eso, pero tengo toda esta situación de Lincoln bajo control, ¿ok? Así que te agradecería aún más que no te entrometas en este asunto que no es de tun incumbencia.

-Pues lo siento, pero no haré tal cosa.

-Bien, no me dejas alternativa. Si llegas a arruinar las cosas entre Lincoln y yo, entonces le diré a Lori que cancelaste su "pizza-versario" para ir a una fiesta.

-(Jadeo) ¿Tú cómo sabes de eso?

-La pregunta que debes hacer es, ¿quieres que Lori lo sepa?

-Oh vamos, eso no es justo. Mi amigo Joe iba a cumplir 18 años y no me lo podía perder.

-Estoy segura que Lori lo comprenderá cuando se lo diga. A menos que yo me la pase tanto tiempo con Lincoln que día a día vaya posponiendo eso hasta que finalmente termine por olvidarlo.

-Por favor, Ronnie.

-Tú decides Bobby.

El moreno empezó a meditar sus opciones, en verdad no quería que Ronnie Anne sufriera a manos de ese bastardo de pelo blanco y estaba dispuesto a separarlo con tal de protegerla, pero tampoco quería que su novia sepa que canceló su cita para ir de parranda con sus amigos (la mejor fiesta de su vida). Después de pensarlo, tuvo que ceder renuentemente al chantaje de su hermana.

-Agh, está bien Ronnie. Pero si ese desgraciado te llega a lastimar de alguna forma...

-Créeme Bobby, lo único que él debe temer es a mí y sólo a mí. Ahora salgamos.

Los dos hermanos salieron de la habitación y regresaron a la sala donde los esperaba el albino.

-¿Ocurrió algo? ¿Hay algún problema?-preguntó Lincoln genuinamente preocupado.

-Neh, solo un pequeño malentendido que se solventó con una negociación, ¿o no hermano?

El mayor le respondió refunfuñando.

-Bien. Tengo que seguir en la cocina para que no se me queme la comida, mientras tanto ustedes pueden ir hablando y conociéndose el uno al otro.

Dicho esto, la morena retornó a la cocina, dejando a los dos varones en la sala. Lincoln seguía sentado en el sofá, Bobby se sentó en una silla que estaba al otro extremo de la mesa de la sala para no tener que estar de pie por tanto tiempo, y también para evitar tener contacto visual con el chico. El muchacho de pelo blanco no entendía la actitud que había tomado el joven latino, acostumbrado a verlo siempre con una actitud positiva y amable con las demás personas, ahora lo encontraba con un mal humor y una mirada sobre él que no era muy amistosa. Una tensión creciente se cernió sobre la sala de la casa Santiago, pero Lincoln no iba a dejarse invadir por la misma, buscaría la forma de congeniar con el hermano de su novia.

-Entonces...Bobby, ¿cómo has estado?

El moreno ni se dignó en responderle, solo cruzó los brazos antes de regresar a su estado inerte.

-¿Qué tal la escuela? ¿Todo bien por allá?-nuevamente sin respuesta o replica, solo un endurecimiento de la mueca del mexicano.

El niño notó que había cierto recelo hacia su persona, como si el adolescente reprimiera unas ganas de matarlo. En lugar de dejarse intimidar por esto, siguió luchando, esta vez optando por romper el hielo con una pequeña broma.

-Oye, ¿sabes? He notado que como tú eres novio de mi hermana nosotros somos cuñados. Pero como ahora yo soy novio de tu hermana, ¿seríamos entonces doble cuñados? ¿O de una ya somos hermanos?-el niño soltó unas risas cortas al terminar de decir aquello. En cambio, el moreno lo miró con gran hostilidad, cosa que le apagó el buen humor que tenía para dejar paso a un temor sumado con un desconcierto. Estaba por preguntar la razón de tal actitud, pero Bobby se le adelantó.

-¿Cuáles son tus planes con mi hermana, Loud?

-¿Qué?

-Me oíste bien, ¿cuáles son tus planes con mi hermana?

Esa pregunta lo extrañó mucho, no le daba muchas pistas acerca del origen de la actitud distante de Bobby, pero si tal vez respondía podría averiguarlo.

-Bueno, mi plan es algo complicado por todos los detalles y demás que agregué para perfeccionarlo, pero se resumen en consolidar este noviazgo teniendo un acercamiento más íntimo, personal y sentimental con Ronnie Anne en los primeros años. Luego seguir con el noviazgo hasta llegar a la universidad y después casarnos y tener una familia con 2 hijos.

Bobby fue tomado desprevenido con esa respuesta, habiendo formado un sinfín de argumentos para posibles respuestas esa había sido una de las pocas que no había considerado. No por eso dejó de mostrar escepticismo.

-Oh, ¿en serio? ¿Ese es tu plan con ella?

-Pues sí, en resumen, por supuesto. Lo único que me hace falta definir es la cantidad de hijos que vamos a tener, porque si soy honesto me gusta la idea de tener una familia grande como la mía, ya sabes 10 u 11 hijos, pero tampoco voy a obligar a Ronnie Anne a tener tantos hijos si ella no quiere. Si quiere entonces vamos por los 10 u 11, si no pues nos quedamos con 2 o 3, no hay problema.

Bobby lo miró por unos momentos con los ojos entrecerrados, como si lo analizara con la mirada, una idea que más que asustar llegó a incomodar al peliblanco.

-Eres un pequeño bastardo y descarado, ¿lo sabes verdad?

Este comentario dejó confundido a Lincoln. ¿Qué había dicho o hecho él para merecer eso? Había contestado con honestidad. Esperaba una burla o algo así de parte de su cuñado, pero no esa clase de hostilidad de su parte. Estaba por indagar en el asunto, cuando nuevamente los cerrojos de la puerta cedieron ante la fuerza externa que era aplicada por la llave. Cuando la puerta se abrió, dejó entrar a una enfermera de rasgos latinos y con el cabello negro. Dado sus rasgos morfológicos y otros datos suministrados por la lógica, se podía concluir que la mujer que acaba de entrar se trataba de la mamá de los hermanos Santiago.

Ronalda, Roberto, ya llegué!-avisó la enfermera en su idioma natal.

Apenas llegaron esas palabras a sus oídos, Ronnie Anne asomó la cabeza.

-¡Mamá!-abandonó la cocina para recibir a su madre con un abrazo. Estaba por quedarse absorta en el afecto que mostraron ambas recíprocamente, luego reparó en la presencia de su novio y fue cuando decidió romper el abrazo apenada-Ehm, perdón es que...no esperaba que llegaras temprano.

-Por suerte hoy me dejaron salir más temprano porque no hubo muchos pacientes que atender. Y no tienes que disculparte por abrazarme cariño, me gusta cuando lo haces-la respuesta de su madre la hizo sentirse más apenada de lo que ya estaba.

-Mamá, no me avergüences enfrente de mi invitado.

-¿Trajiste un invitado?-expresó la señora Santiago sin ocultar su sorpresa.

Cuando fijó la vista en torno a la sala encontró, junto a su hijo mayor, a un muchacho de la edad de su hija con un peculiar cabello blanco, que la saludó cuando notó que lo vio.

-Sí. Mamá él es Lincoln Loud, Lincoln esta mi mamá.

-Es un placer conocerla, señora Santiago-dijo Lincoln mientras se levantaba para estrecharle la mano.

-Igualmente, Lincoln-la mujer latina correspondió el saludo-Entonces, ¿tú eres su amigo?

-Es su novio-respondió Bobby mostrando recelo.

-¿Qué? ¿En serio?

-Pues...-Ronnie Anne se molestó con su hermano por haber revelado esa clase de información de manera abrupta, pero ya no había caso en seguir ocultándola-Sí. Él es...mi novio.

-Oh...eso es...¡genial!-expresó la señora Santiago con suma alegría y luego abrazó nuevamente a su hija con emoción-¡Aw, estoy tan feliz por ti mi cielo!

-Mamá, por favor.

Ronnie Anne rompió el abrazo para no seguir siendo avergonzada enfrente de su pareja.

-¿Cómo se conocieron ustedes? ¿Cuánto tiempo llevan juntos? ¿Qué han hecho en ese tiempo?

-Bueno, bueno, cálmate mamá. Hablaremos durante la cena.

-¿Hiciste la cena?

-Pensé que después de unos días tan duros sería lo último que querrías hacer.

-Aw, ¿cómo tuve tanta suerte contigo?-le dijo mientras le acariciaba el pelo

-¡Mamá, ya deja de avergonzarme!-la morena se quejó de la caricia, que se detuvo con su queja-Ahora, vayamos a comer.

Los 4 iban a ir a la mesa del comedor, pero a medio camino la mamá de los hermanos Santiago se percató del cojeo con el que caminaba su hija, al bajar la vista también notó los vendajes en sus rodillas-¡Ronnie! ¿Qué te pasó en las rodillas?

-Oh, ¿eso? Es que...me caí.

-¿Estuviste patinando sin protección otra vez?

-¿Qué? No, yo no...-estaba por mentirle, pero al ver esa mirada dura de parte de su madre no pudo hacerlo, cuando la veía así no podía mentirle-(Suspiro) De acuerdo, sí, lo hice.

-Ronalda, ¿cuántas veces te he dicho que no patines sin usar protección?

-Fue solo un segundo, ma.

-Y mira lo que te pasó-replicó la excusa de su hija invalidándola por completo. Se agachó para ver más de cerca los vendajes que envolvían las rodillas de su hija-¿Tú te hiciste estos vendajes?

-Ehm...no, fue...fue Lincoln-admitió con pena.

-¿En serio?-le preguntó al muchacho que recién acaba de conocer.

-Estaba cerca, cuando sucedió y por suerte tenía mi botiquín conmigo.

-Pues se ve que no lo hizo un experto, pero aun así hiciste un buen trabajo.

-Gracias. Lamento no haber prevenido que se lastimara.

-Está bien querido, no fue tu culpa-miró acusatoriamente a su hija, que desvió la mirada para no tener que seguir soportando la reprensión que transmitía.

-Bueno, más tarde le das su premio nobel a Lincoln por vendarme. Ahora es hora de comer-dijo Ronnie Anne para dejar atrás el tema, para su suerte funcionó. Los 4 siguieron su camino hasta el comedor.

Si debía ser sincero consigo mismo, a Bobby le sorprendió saber el hecho de que fue Lincoln quien había vendado a su hermana (un detalle del que hasta ese momento no se había percatado), pero como sabía que solo lo hizo para seguir beneficiándose de la protección de su hermana el sentimiento de sorpresa pasó a dar lugar al de furia. Si tan solo su hermana no lo hubiese chantajeado ya este problema se hubiese solucionado. Pero no por eso dejará las cosas por sentadas, apenas tuviese la oportunidad se aseguraría de dejarle en claro al pequeño bastardo que no debe aprovecharse de su hermana y de que debía alejarse de ella.

Se sentaron en la mesa del comedor, una mesa de madera de roble con 6 sillas de madera con muebles en el espaldar y en el asiento. Ronnie Anne no se sentó, ella regresó a la cocina para dar los toques finales a su comida y luego servirlas. La matriarca de la familia Santiago aprovechó el tiempo para hablar con el así llamado novio de su hija.

-Entonces Lincoln, háblanos de ti.

-¿Qué quieren saber?

-Para empezar de tu familia, ¿tienes hermanos y/o hermanas?

Aquella pregunta siempre le hacía reír, y esta vez no fue la excepción.

-Sí, tengo varias hermanas. 10 para ser específico.

-Vaya, son muchas hermanas.

-Ni que lo diga, muchos se sorprenden con ese número.

-Mmmmm...la verdad no es la gran cosa, al menos no para mí. Tengo un primo que tiene 17 hermanos y hermanas.

-¿Es en serio?

-Es así, ni te imaginas cómo son las reuniones en familia

Los dos compartieron unas risas al imaginarse tal evento. Si con 10 es difícil... ¡imaginen con 17! Después de un momento cesaron las risas y la conversación continuó.

-¿Alguna que conozca?

-Pues mi hermana Lori es novia de Bobby.

-¿En serio?-miró a su primogénito buscando confirmación. Este se la dio asintiendo con la cabeza, sin quitar su ceño fruncido-Wow, eso no lo sabía. Con razón tu apellido me sonaba conocido.

-¿Lori no le contó de nosotros?

-La verdad es que...no he tenido tiempo de conocerla. Si bien la he saludado y hemos cruzado palabras, mi trabajo me ha impedido tener ese tiempo para conocerla como se debe.

-Oh, entiendo. Mis papás también trabajan mucho, en especial estos días. Apenas los he visto últimamente. ¿Qué me dice de mi hermana Lynn? Ha estado internada un par de veces en el hospital por lesiones.

-¿Te refieres a Lynn Loud? Oh sí, la he atendido un par de veces. Debo decir que a ella no le gusta estar en cama, jejeje.

-Jeje, y eso no que la ha visto cómo nos trata cuando la cuidamos.

-Pues mi hija se pone muy odiosa cuando se enferma. Si no me crees pregúntale a Bobby cuántas veces ha sido mordido por Ronnie Anne mientras la cuidaba.

-No me involucres, ma-dijo Bobby entredientes, mientras Lincoln y María Santiago reían con sus comentarios.

Lincoln estaba muy feliz, estaba congeniando muy con su suegra representando un gran avance en su relación con Ronnie Anne. Ojalá pudiera decir lo mismo de su cuñado, siempre creyó que sería más congeniar con Bobby (con quién ha cruzado palabras un par de veces) que con la mamá, resultó ser totalmente lo contrario. Por alguna razón parecía tener algo en contra de él, no tenía idea que pudiese haber provocado esa repleción de parte de su cuñado. Si quería que su relación funcionase tenía que averiguarlo, si podía esta noche sería mejor. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el regreso de su novia trayendo los platos consigo.

-Sale pasta-le sirvió a cada uno su plato que consistía en una simple pasta con albóndigas-Buen provecho a todos.

-Gracias-replicaron todos al mismo tiempo.

Apenas sintió la contextura de la pasta y la suavidad de la carne, sus papilas gustativas fueron invadidas por un nuevo torrente de sabor que jamás había probado antes...y le gustaba. Dios, cómo le gustaba.

-Oh por Dios-comenzó a decir ya habiendo tragado-¡Esto está delicioso!

-Sí, cómo no-respondió secamente Ronnie Anne, añadiendo sarcasmo en su respuesta.

-Hablo en serio, esto de lo mejor que he probado.

-No, qué va. Si tan solo probaras la comida de mi abuela, ella...es la que sabe cocinar.

-¿De qué estás hablando? Esto está increíble, y mira que lo dice que está acostumbrado a comer comida casera de primera.

-Mi hija siempre ha sido así de modesta con sus habilidades culinarias. Yo creo que se exige demasiado para cumplir su sueño.

-¿Cuál sueño?

Viendo hacia dónde va esto, Ronnie Anne quiso intervenir.

-Mamá, por favor-pidió para que no revelara tal información, pero obvio su madre la ignoró.

-Ella quiere ser chef-Ronnie Anne deseó que la tierra se la tragara.

-Oye, eso es genial, Ronnie.

-Ajá sí, como digas. ¿Tú qué quieres hacer cuando seas mayor?-dijo buscando desviar la conversación.

-Estafador-dijo Bobby entredientes por lo bajo. La señora Santiago le reprochó con la mirada por ese comentario.

-Eh, no. Yo...en realidad no sé. Es decir, me gustaría un día escribir y dibujar un cómic, pero no estoy seguro si es de lo que quiero trabajar. Supongo que lo pensaré mientras tanto.

Dio un par de bocados más a su comida, para disfrutar en su paladar el increíble sabor que tenía esa comida.

-¿Puedo preguntarles algo?-preguntó Lincoln a toda la familia, fijando su atención en la matriarca-¿Ustedes son de aquí? Digo, ¿nacieron, se criaron aquí o...? No, ¿saben qué? Olvídenlo, no es de mi incumbencia.

-No, no, tranquilo mijo. No pasa nada. La verdad ninguno nació en América, todos venimos de México, de Guadalajara para ser específica.

-Oh, ya veo, ¿entonces no tienen familiares aquí?

-Sí tenemos. De hecho, vivimos con mis padres, mi hermano y su familia en un departamento en Great Lake City, que es en donde se encuentran.

-Eso queda a 3 horas de aquí.

-Así es, llegamos allá cuando Ronnie tenía 6 años, 3 años después nos mudamos aquí.

-¿En verdad? ¿Cómo fue vivir ahí?

-Pues...digamos que te apreciar vivir en un lugar más silencioso como Royal Woods.

-Jeje, me imagino. ¿Qué hay de ti Ronnie? ¿Cómo fue para ti vivir allá ese tiempo?

-Ehm...no me gusta hablar de eso.

-¿Por qué?

-¿Qué parte de que no me gusta hablar de eso no entendiste patético?

La señora Santiago carraspeó la garganta en señal de reprensión por aquella brusquedad con la que respondió. Ronnie Anne simplemente bajó la mirada. Para romper la tensión, Lincoln siguió preguntando.

-¿Y no tienen más familia? ¿Acá o en México?

-Pues el primo que te mencioné vive en Jalisco, tengo un par más de familiares por allá en mi país, pero nada más allá de eso.

-¿Y qué hay del señor Santiago?

Con esa pregunta todos, literalmente todos, soltaron sus cubiertos y levantaron la cabeza con pasmo. Bobby y María fijaron la vista en Ronnie Anne preocupados por su reacción. La morena pareció entrar en trance cuando se le recordó a su padre. En un comienzo no hizo nada, ni siquiera respiró, pero luego sus ojos se cristalizaron a medida que el agua acumulaba en su área ocular.

-Yo...ehm...creo que dejé...algo en la cocina. Ya vuelvo-se levantó con rapidez y fue a la cocina, para que nadie la viera si llegase a llorar.

Bobby la siguió hasta donde fue, no sin antes dedicarle una mirada asesina al albino en el camino. Con ver esta escena Lincoln supo de inmediato que había metido la pata, y a lo grande. Debió haberse guardado su pregunta. Aun así, la enfermera no quiso que aquella pregunta quedara sin respuesta.

-Escucha Lincoln. El señor Santiago...el padre de Ronnie Anne...murió hace 5 años.

-Oh Dios-esa respuesta solo aumentó la culpa del peliblanco. Pero la señora Santiago no quería que ese pequeño se sintiera culpable por hacer una pregunta. Era solo un niño, al final la curiosidad siempre los invadía.

-No te sientas mal cielo, no fue tu intención causar problemas. Solo tenías una pregunta y ya. Lo mejor es que sepas la historia ahora que más adelante.

Eso tranquilizó un poco a Lincoln, aunque no del todo. Pero como decía la mamá de su novia, es mejor saber los detalles ahora para evitar más problemas en el futuro al respecto.

-¿Cómo murió?

-Mi esposo era un paramédico auxiliar de la cruz roja internacional, por lo que usualmente se encontraba fuera del país respondiendo a los llamados de emergencia. Nosotros no lo veíamos muy seguido, pero cuando venía traía toda la alegría a la casa. Un día mientras regresaba de una misión en Perú su avión...perdió el control debido a un inesperado mal clima. Se estrellaron en Colombia, hubo algunos sobrevivientes, pero él...murió en el aterrizaje. A todos nos afectó su pérdida, pero a Ronnie fue diferente. Ella lo quería mucho y ambos no tuvieron tanto tiempo juntos como lo fue con Bobby, al perder a su padre...también perdió esa chispa de alegría que antes caracterizaba a mi hija.

-Fue por eso que decidí aceptar la oferta de mis padres de mudarme con ellos a Great Lakes City, allá en México había muchas cosas que nos recordaban lo que perdimos y lo mejor era seguir adelante empezando en un nuevo ambiente desde 0. Pero mientras Roberto y yo pudimos adaptarnos con el tiempo al estilo de la gran ciudad, a Ronalda no le fue tan bien.

-¿Qué le pasó?

-(Suspiro) Hasta donde sé, sufrió abusos de parte de sus compañeros, algo que desconocía hasta que fue tarde porque...ella no decía nada, me hizo creer que todo estaba bien y yo de estúpida no noté que mentía. Después comenzó a meterse en problemas en la escuela, y fue ahí cuando decidí que lo mejor era buscar otro lugar donde vivir, por suerte había recibido una oferta en Royal Woods. Después de unos meses haciendo preparativos y buscando casa, nos mudamos aquí.

-Vaya...no creí que haya tenido una vida tan dura.

-Lo sé, por eso me alegra que estés aquí-la mujer latina le toma de la mano en forma maternal-Eres la primera persona que está con ella desde...bueno, desde esa vieja amiga con la que se peleó Ronalda allá en Great Lakes City. Y sé que apenas hoy te conozco, pero hasta ahora me has demostrado que eres un chico dulce y atento que en verdad le importa mi hija, eso lo aprecio como no tienes idea. Y sé que ella puede ponerte las cosas muy difíciles, pero no te desanimes cuando te trate mal que hasta sientas que no te valora. Créeme ella, a su propia manera, te tiene afecto, solo que le cuesta expresarlo convencionalmente. Si en verdad quieres estar con mi hija debes ser comprensivo y paciente, porque cuando ella finalmente se abra contigo te aseguro que todo tu esfuerzo habrá valido la pena.

Esa clase de discurso que le dio la mamá de su novia le llenó de confianza y motivación a niveles más altos de los que ya tenía. Si lo que decía era verdad entonces hasta él mismo ha subestimado el nivel del progreso que ha hecho con Ronnie Anne hasta ahora, y por supuesto que no iba aflojar.

-Gracias señora Santiago, le aseguro que me esforzaré para hacer feliz a su hija, como ella lo merece.

Y aquella mujer no pudo haber quedado más complacida con esa respuesta. Él en verdad era un chico maravilloso.

En eso, regresaron los hermanos a la mesa, ambos trayendo consigo un tazón cada uno. Uno tenía dentro fresas, el otro tenía mermelada blanca.

- ¿De qué están hablando? -preguntó Ronnie Anne.

-Ya sabes, de cosas-disimuladamente la enfermera le guiñó un ojo al varón, en señal de que esa conversación quedaría entre ellos.

Los hermanos encogieron los hombros restándole importancia al asunto y se sentaron en sus respectivos asientos.

-Escucha Ronnie, yo de veras siento lo que hice.

-¿De qué hablas?

-Pues...ya sabes, lo de recién, que hasta hice que fueras a la cocina a...

-Mira-interrumpió la muchacha-no sé qué crees que fui a hacer en la cocina, pero yo solo fui a buscar el postre de esta noche. Fresas con crema.

Ronnie presentó ante los ojos de los de la mesa los dos tazones, uno conteniendo la crema y el otro las fresas.

-Wow, ¿tú hiciste esto?

-Solo la crema, las fresas son compradas.

-Pues me impresionas. Siempre quise saber cómo se prepara esa crema.

-Es fácil, es solo usar la clara del huevo, añadirle azúcar, batirlo en un tazón sobre agua caliente y es todo. Ya basta de tanta cháchara, sigamos comiendo.

El resto de la cena siguieron hablando de diversos temas que les venía en mente mientras comían de la comida preparada por Ronnie Anne. El único que no entablaba conversaciones era el mayor de los hermanos Santiago, quien seguía reacio en hablar con el chico que supuestamente estaba con su hermana por beneficio propio. Los 4 dejaron limpios los platos, con una comida tan deliciosa fue muy fácil.

-Ronnie, déjame ser el primero en decirte que esta comida estuvo 5 estrellas.

-Ajá, sí, como digas. Pásame tu plato que tengo lavarlos.

-Cariño, déjame esta vez lavar los platos-dijo su mamá que estaba recogiendo su plato y el de Bobby.

-Mamá, no te preocupes, yo puedo hacerlo.

-Ronalda, no deberías estar ocupándote de tantas cosas, y menos en tu estado.

-Bueno, está bien. Si tanto insistes podemos hacerlo ambas.

Las dos fueron a la cocina con 2 platos cada una para ir a lavarlos, dejando a los dos chicos solo por primera vez desde la cena. La oportunidad perfecta para aclarar las cosas de una vez entre ambos, y Lincoln no la iba a dejar pasar.

-Bobby, ¿podemos hablar ahora?

El joven de nacionalidad mexicana le respondió refunfuñando.

-¿Qué está pasando? Yo creía que tú y yo nos llevábamos bien y pensé que esta noche estarías feli porque estoy con tu hermana.

-¿Por qué estaría feliz de que mi hermana esté con alguien como tú?

-¿Qué? ¿Eso qué significa?-Lincoln se mostró algo indignado por la forma en la que se expresó de él.

-Sabes bien lo que significa, pequeño bastardo.

-¡Oye! ¿A qué viene ese insulto?

Bobby no esperó que el peliblanco entendiera el significado de esa última parte siendo que esta la dijo en su lengua materna, pero lo atribuyó al tono con el que se expresó.

-A que sé qué traes entre manos. Te estás aprovechando de mi hermana.

-¿Qué? ¿De dónde sacas semejante estupidez?

-Digamos que un pajarito me lo dijo-el joven Loud ya imaginaba qué clase de pájaro había sido, una harpía-Pero con ese falso y descarado numerito de niño bien me lo acabas de confirmar.

-No entiendo de qué estás hablando.

-No te hagas el inocente Loud, hablo de tu numerito ese de niño enamorado. Engañarás a mi mamá, pero no a mí.

-(Suspiro) Oye, te entiendo. Tu hermana menor que no tiene ni 15 años tiene novio y lo que quieres es protegerla de chicos que se quieren aprovechar de su inocencia. Yo también haría lo mismo en tu lugar. Pero debes saber que yo en verdad amo a Ronnie Anne y no pienso aprovecharme de ella bajo ninguna circunstancia.

-Sí, cómo no.

-Mira, sé que para todos es difícil creerlo, pero no hago ninguna actuación. Todo lo que digo o hago es para expresar mi amor hacia Ronnie Anne.

-¡Diablos Loud! Grr, si no fueras un niño te juro que te golpearía por lo descarado que eres. Debería darte vergüenza.

-Nada de eso, lo digo en serio.

-Al menos ten en valor de decir la verdad.

-Te estoy diciendo a verdad.

-¡No es cierto!

-¡Sí es cierto!

-¡Deja de mentir!

-¡No estoy mintiendo!

-¡Diablos Loud, en serio que eres exasperante!

-¡¿Pero qué más quieres de mí, eh?! ¡Traté de hablar contigo y nada, hablé con tu mamá y nada, hasta te mostré cómo es que trato a Ronnie Anne y nada! ¡¿Es tan difícil para ti creer que alguien diga que tu hermana es bonita o cosas así?!

-¡Pues sí!-declaró Bobby con toda la ira que se estaba acumulando en su ser, sin caer en cuenta de lo que había dicho, algo que había dejado sorprendido al joven peliblanco...y no de una forma positiva.

-¿Qué?-musitó en un tono apenas perceptible debido a la sorpresa-¿Tú no...no crees que tu hermana sea bonita?

Bobby relajó su ceño fruncido al escuchar esas palabras, que llegaron a hacerlo cuestionar su actuar, pero no dejó que le afectaran.

-Oye, no cambies mis palabras. Eso no fue lo que yo dije.

-Es lo que me estás dando a entender. Crees más en la palabra de alguien que dice que me aprovecho de tu hermana, más que en lo que ven tus ojos. Solo porque a ti no te cabe el concepto de que alguien ame a tu hermana, ¿es así o me equivoco?

Estaba por decirle que no, que estaba seguro que en algún punto de su vida ella encontraría alguien que la valore por quién es en verdad, pero una parte de su mente se lo impidió. Esa misma parte analizó las palabras del chico y las comparó con los momentos que presenció en la cena, esos en los cuáles el chico soltaba algún cumplido y un piropo ocasional (los cuáles terminaban con pisotones de parte de la morena), fueron esos momentos los que aumentó su certeza de que el chico fingía. Y ahora que lo pensaba, ¿por qué era? ¿Era porque detectó las mentiras del chico...o porque no creía que lo que decía fuese verdad?

Ese silencio de parte de su cuñado le sirvió como una afirmación para el albino, que suspiró con total decepción.

-Conozco a las personas como tú. Padres y hermanos que están tan arraigados en proteger a sus hijas y hermanas de los chicos, que llegan a ese punto en hacerles creer a ellas que no deben creer nada de lo que les digan. Que no son bonitas, no son especiales...que no merecen el amor de otra persona. Sea su intención o no es lo que inculcan en ellas con esa clase de sobreprotección, que no crean que son amadas por nadie porque no es verdad. Y eso...es peor que cualquier cosa que un chico pueda hacer. El que debería sentir vergüenza no soy yo Bobby...eres tú.

Las palabras del hermano de su novia calaron hasta lo más profundo del interior del joven Santiago. No quería creer eso, de veras que no, pero cuánto más lo pensaba...más razón le daba al chico. Él había tratado mejor a su hermana de lo que cualquiera antes lo hizo (ajenos a la familia, claro está), y aun así creía más en las palabras de Lori que en lo que sus ojos veían. Todo porque...internamente no creía que alguien consideraría a su hermana como alguien atractiva. El llegar a esa conclusión lo hizo bajar la cabeza con vergüenza, sintiéndose como una verdadera basura por pensar así de Ronnie Anne.

Hablando de Ronnie Anne, ella salió de la cocina al comedor.

-¿Todo está bien por aquí?

-Sí...todo bien-contestó Lincoln, mirando con molestia al adolescente.

-Es que oímos gritos en la cocina.

-No...no fue nada. Solo chárlabamos-le aseguró haciendo lo mejor posible para disimular su enojo.

-Oh, bueno de todas formas ya es algo tarde. Creo que ya deberías irte.

Lincoln revisó el reloj de su teléfono, ya estaban por ser las 7.

-Sí, será mejor que vuelva.

-Te acompaño a la salida.

La joven pareja va junta hasta la puerta de entrada, por la cual tuvieron que atravesar para salir de la residencia Santiago.

-Fue una gran cena y la comida estuvo deliciosa. Y me cayó muy bien tu mamá.

-Me alegro que te gustara, Linc-dijo Ronnie Anne mostrando una sonrisa que buscaba expresar serenidad, en cambio Lincoln percibió tristeza en ella.

-Hey, ¿qué tienes?

-Nada.

-Vamos. Sabes que no me gusta ver esa linda carita decaída.

-¡Ash! ¡¿Quieres dejar de hacer eso?! ¡Es molesto!

-¿Qué cosa?

-¡Eso! Tu numerito ese descarado de niño enamorado bobalicón, diciendo cosas estúpidas como que soy linda, bonita o...(suspiro) Mira, no tienes que seguir actuando, ¿ok? No tienes que seguir pretendiendo que te gusto o siquiera decir que soy bonita, aun así no dejaré que se metan contigo.

-Espera, ¿de eso se trata todo? ¿Crees que estoy contigo solo para que me protejas de los abusones?

Ronnie Anne asiente con la cabeza. Bueno, eso ya explica a qué se refería Bobby con que se aprovechaba de su hermana, pero iba a aclarar las cosas de una vez.

-Ronnie, eso no es verdad. Créeme, protección no hace falta cuando tienes 10 hermanas muy entrometidas, es más hasta sobra. Pero en cuanto a ti, yo no hago las cosas que hago ni digo las cosas que digo solo para que me protejas, sino porque es algo que siento y pienso.

-Sí claro-replicó sarcásticamente Ronnie Anne.

-Hablo en serio.

-¿Ah sí? Pues si es así mírame a los ojos y di que soy bonita.

Lincoln vio directamente a los ojos de su novia, esos que penetran hasta lo más profundo de tu alma y te intimidan hasta sacarte la verdad a patadas. La misma mirada que usó con chica Jordan y con Tabby, Polly, Risas y Haiku para sacarles la verdad. Cualquiera se sentiría intimidado por esa mirada tan penetrante, y con justa razón, pero Lincoln estaba tranquilo, porque no tenía nada que ocultar.

-Eres bonita-le respondió con total serenidad y confianza.

Ella no esperó esto, para nada. Había esperado diversos escenarios diferentes y este en definitiva no era uno de ellos. Ni siquiera se inmutó con su mirada, hasta sonreía mientras respondía. Nadie nunca pudo eludir esa mirada suya, la sola idea de que alguien lo hiciera era totalmente inconcebible (y más siendo un niño). Entonces, ¿él en verdad creía que era bonita? Nada ya podía tumbar esa hipótesis, y por primera vez en su vida Ronnie Anne Santiago se sonrojó...y no fue por vergüenza.

-Ah...tú...ah...-estaba sin palabras. Era como si su mente hubiera olvidado como formular palabras. Realmente esa respuesta la había dejado pasmada.

A Lincoln le llegó a parecer adorable cómo actuaba su novia, y no pudo evitar reír por lo bajo. Y al escuchar esas risas de parte de su pareja, Ronnie Anne recuperó la compostura y le dio un duro golpe en el hombro.

-¿De qué te estás riendo, patético?

-Nada, no es nada-dijo mientras se sobaba el hombro que recibió el golpe.

-Bueno, ya es hora de que te vayas que va a oscurecer. Hasta mañana, Linc.

-Hasta mañana Ronnie-ambos se despidieron antes de que la morena cerrara la puerta de su casa y Lincoln se encaminara a la suya.

Ronnie Anne quedó pensativa después de esa pequeña charla que tuvo con Lincoln. Hasta hace una hora estaba convencida de que todas las idioteces que hacía Lincoln era para seguir con los beneficios que tenía durante su noviazgo, pero después dura prueba por la cual lo obligó a pasar él le dio a entender que está con ella porque en verdad quiere y que además piensa que es bonita. Hacía tantos años que dejó de creer en eso que nunca pensó que alguien ajeno a su familia le dijera tales cosas porque en verdad lo creía, con el tiempo dejó de creerse atractiva. Y ahí estaba ese chico, llegó y sin ninguna clase de forzamiento le dijo que era bonita. A pesar de que esas palabras le dibujaron una tierna y pequeña sonrisa, no pudo evitar seguir pensando que mentía, porque todavía no estaba convencida. Pensó en preguntarle a su hermano y a su hermano, pero después de un rato desistió en hacerlo, obviamente ellos le dirían que sí porque es lo que hacen las familias. Decidió mejor ir a su cuarto a seguir pensando en lo complicada que se había vuelto su vida desde que tuvo novio, sin notar que su hermano mayor estaba en la mesa con las manos cubriendo su cara, siendo esto una clara señal de total arrepentimiento.

En cuanto a Lincoln, a pesar de recibir un golpe en su hombro con mucha fuerza estaba sonriendo, porque aun con todas las peripecias que vivió en este día este había sido muy bueno. No solo por seguir pasando tiempo con su novia, más que todo fue por el acercamiento que tuvo con ella.

-Ese sí que fue un gran avance, mi hermano-le dijo un señor de pelo gris rizado con una camisa blanca con rayas negras, pantalón beige y una guitarra roja con la inscripción "Red Special".

-Gracias, Bryan-le agradeció Lincoln al guitarrista y siguió su camino.

Y mientras más pensaba en el día que tuvo más se ensanchaba su sonrisa. El día de hoy acaba de hacer un verdadero avance.

                                                                          ¡Breakthru!

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