¤Flashback¤
La vida de casados era tan diferente a lo que se imaginaba, Ezra miraba dormir a su esposo, todo en él era atractivo, todo un caballero, el único problema es que no existía amor.
Al menos no de parte del omega, se habían comenzando a salir hace unos 6 meses, sus padres insistieron tanto en casarlos, el corazón de Ezra latía tan fuerte por otra persona. Pero aquí estaba, su noche de bodas.
Con cuidado pasa un dedo por el torso del más alto, estaba tan agradecido que no lo tocara esa noche. Si bien no lo amaba, su corazón latía más rápido de lo normal al estar cerca.
—¿Qué haces?—Pregunta el alfa abriendo un ojo.
—Es que—Aleja la mano rápidamente, lo mira fijamente—Nada.
—Estoy convencido de que intentabas abusar de mi.
—No estoy seguro de que eso sea posible—Niega con una sonrisa—Solo pensaba que debiste hacer mucho ejercicio.
—Podriamos ejercitar juntos—Le guiña un ojo, Ezra solo aparta la mirada ocultando la reacción a ese comentario—¿No puedes dormir?
—No—Suspira—Pero no te preocupes, sigue durmiendo.
—Te dije que si querías puedo dormir en el sillón, es más puedo irme ahora—Intenta levantarse pero la mano del omega lo detiene.
—Quiero dormir al lado tuyo—Quizá ese fue el primer gran error del más pequeño, mentir—Tal vez si me besas puede que sea de ayuda.
Porque si bien se trataba de un matrimonio más por conveniencia, el alfa estaba realmente enamorado del omega. Y este había vivido un gran tiempo bajo la influencia de sus padres, haciendo todo lo que ellos quisieran.
Siente los labios de Hunter tocar los suyos, pero mientras se besaban, Ezra imaginaba que se trataba de otra persona. Correspondía al beso suavemente, apenas se dio cuenta cuando su espalda toco las suaves sábanas.
Sus lenguas parecían querer bailar, con un ligero roce, el aire disminua por segundo pero no era relevante, Ezra estaba sintiendo como su cuerpo parecía querer derretirse, se odiaba por sentir eso, por disfrutar tanto esos labios, esas caricias, ese calor.
—Creo que—Se separan por falta de aire, el omega lo mira a los ojos—Ahora si podre tener una linda noche.
—Me alegra por ayudar.
Se acomodan mejor, Ezra queda con la cabeza acostada en el pecho del alfa, pasa una mano por su torso, podía escuchar cada latido, cierra los ojos. Deseaba tanto ser distinto, Hunter era bueno, sin embargo, el omega amaba a otro alfa.
Estaba convencido de que, pasara lo que pasara. Aún con ese matrimonio, lograría guardar su primera vez para el hombre que realmente amaba, pero para ello lo mejor era fingir estar enamorado de Hunter.
Si su esposo creía que los sentimientos eran mutuos, todo saldría bien, no lo tocaría si no es con su permiso, se autoconvencio de recibir besos por parte de este.
—Si no me caso mis padres me van a desheredar—Comenta el omega a su novio—¿Me amarias aún si termino en la ruina?
—Mi amor—Deja un suave beso en sus labios—Claro que te amaría pero tal vez debas hacerle caso a la petición de tus padres.
—¿Disculpa?
—Piensalo bien—Acaricia su espalda—Podriamos hacer algo bien dramático, como llegar el día de tu boda e impedir ese matrimonio.
—Bobo—Lo empuja riendo.
—No me gusta compartir—Dice serio—Además que no soportaría la idea de que alguien más sea el primero.
—Te prometo que solo tú me tocaras.
—Te amo—Deja otro beso en su frente—Y de verdad no soportaría la idea de verte con otro hombre.
Ojalá hubiese sido así de simple, esa noche Ezra logra dormirse entre los brazos de Hunter, es el omega el primero en abrir sus ojos al día siguiente.
—Torpe—Acaricia con un dedo sus labios—¿Ahora eres el bello durmiente?
El de cabello rojizo sabia perfectamente que el alfa estaba despierto, solo que con los ojos cerrados, deja un suave beso en sus labios.
—Podria serlo si me despiertas así—Abre los ojos, acaricia la mejilla del omega—¿Dormiste bien?
—Como un bebé—Responde con una sonrisa—Tenía una gran almohada.
¤Fin flashback¤
El de cabello rojizo se seca las lágrimas mientras mira por la ventana, sonríe con nostalgia, se sentía tan mal, por dejar atrás lo más importante.
Se podía ver en el espejo que no se reconocía, no queda ni un rastro de su antiguo yo, su cabello rizado corto, ojos gris claro, se había puesto un pircieng en su labio inferior, nariz respingada.
Para muchas personas le resultaba un omega atractivo, sin embargo, lo que ocultaba, era más difícil de explicar, si tan solo, no hubieran pasado tantas cosas.
Se había casado a sus 18 años por la presión de su familia, siempre supo que ese alfa estaba perdidamente enamorado de él pero en el corazón del omega existía alguien más, por eso cuando en un de sus celos se entrego a quien era su esposo, quiso morirse, a las pocas semanas se entero que esperaba un bebé.
Su esposo estaba emocionado, Ezra siempre mintió sobre sus verdaderos sentimientos por ello fingió que esa noticia era la mejor de su vida.
Se aprovechó de los sentimientos del alfa mientras buscaba una forma de encontrarse con quien verdaderamente amaba, llegó a pensar en deshacerse de la criatura que esperaba pero le convenía mantener la ilusión de su esposo.
Cuando tuvo al bebé, aprovecho una noche antes que le dieran de alta y escapó, con una gran cantidad de dinero, se fue en busca del amor, abandono a su esposo con una carta donde expresaba cuanto lo odiaba y la forma tan estúpida en la que se dejó manipular.
Quizá si no hubiese escrito esa carta, sería sencillo regresar pero sabía que el único hombre que lo amo realmente, lo cuido, lo atesoro, ahora le guardaba rencor. Fue precipitado e inmaduro para valorar primero lo que tenía, más de una vez intento regresar pero lo frenaba la reacción de Hunter.
Cada año que pasaba se reprochaba su cobardía, tarde se dio cuenta que estaba enamorado de su esposo. La vida le había comenzado a cobrar sus actos, ya no tenía escapatoria.
•••
Hunter paso los últimos años dedicados solo a su hija. Y al trabajo, tal vez un poco al alcohol, nada más, Ezra le había dejado un agridulce que cada vez que recordaba la manera en la que se separaron.
Frena el carro enfrente de un refugio para animales, su hija observa el lugar en el mismo momento que un brillo aparece en sus ojos.
—Vamos a elegir tu regalo de cumpleaños.
—¿Es enserio?—Pregunta emocionada.
—Por supuesto—Sonríe, se baja del carro, camina hasta la puerta del copiloto para abrirla, la niña sale de un brinco—Solo elige uno que ya esté viejo para que no dure tantos años.
—Papá—Lo regaña su hija, toma su mano—Se que no te agrada tener animales en la casa, así que gracias.
—Si, pero tú lo sacaras a hacer sus necesidades, recogerás los desastres que provoque y lo educaras ¿trato?
—Trato.
Una vez dentro del lugar, Chelsey suelta la mano de su padre, comienza a observar a todos los perros, se acerca a una jaula donde había un pequeño cachorro blanco con manchas café, tenía una cicatriz en la oreja, la niña acerca su mano a la reja, el perrito comienza a olfatear con algo de desconfianza.
—Encontramos una camada de perritos cerca de un río—Dice una de las encargadas del lugar—Casi siempre es arisco con las personas.
—Quiero este—Vuelve a ver su papá—Me gusta.
—Bien, será ese.
Después de terminar con los pasos para poder llevarse al cachorro, se dirige al carro mientras que su hija lleva en sus brazos al perrito.
—Recuerda que debes cuidarlo bien—Dice Hunter abriendo la puerta de atrás, la niña acomoda al perro pero decide quedarse en el asiento de atrás—Y no quiero que entre en mi cuarto.
—Si señor—Hace un saludo militar—Podemos volver a casa, quiero mostrarle su nuevo hogar.
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