Capítulo IV

Me había levantado con buen pie. Ha sido una noche increíble, ojalá tenerla como vecina y quedar de vez en cuando. Mis dedos bailaban sin descanso en el borde de mi móvil, tentado en llamarla. Y no podía hacerlo porque quedé con el comisario Smoker junto con Tashigi y Kaku para tomar un desayuno mientras vigilábamos por los alrededores. ¿Y qué mejor lugar para ir a una de las cafetería más céntricas? Tendré que ir sí o sí porque Kaku me dirá: «Es la mejor forma de ser más sociable». Yo odiaba esa parte, prefiero callarme y escuchar antes de hablar. Dejé la comida a Hattori como siempre para que se quedara con hambre.

Salí de la casa con las llaves en la mano mientras me dirigía al coche con total rapidez. Había quedado con ellos a las en punto y no me gustaba llegar tarde a los sitios. Su perfume todavía se percibía dentro del auto. Era adictivo y difícil de ignorar, pero ahora debía centrarme en la carretera e ir a la cafetería Chateaux. Tashigi comentó que es la mejor cafetería que existe en ese barrio, ya que los tés y los dulces que preparan eran deliciosos. Una pena que no pudiera pedir un brandy a estas horas de la mañana, ya era mucho pedir. No había mucho tráfico a estas horas, la hora punta fue antes. Smoker era muy listo en cuanto a quedadas. No me tomó mucho tiempo en llegar al destino. Aparqué donde pude y caminé en dirección allí hasta encontrármelos en la entrada.

—Has sido muy puntual —habló Kaku con una sonrisa. No me caía nada mal, pero no teníamos una relación de amistad.

—Sabes perfectamente que no me gusta llegar tarde a los sitios.

—Entremos —dio la orden Smoker abriendo la puerta.

Como de costumbre, toda la gente que estaba ahí se callaron ante la presencia de Smoker. Era un hombre de armas tomar y muy respetado por todos. Ni siquiera han realizado comentarios, solo siguieron con lo suyo: charlar y comer. El comisario caminó en dirección a una mesa libre al lado de una ventana, era una manera más fácil de percibir cualquier movimiento extraño en las afueras. El olor a café y dulces retumban en mi olfato. Mis ojos descansan en una chica de cabellos color rosa y con una boina de lo más particular, me resultaba familiar. Observé cómo trataba mal a la camarera. La complexión de esa chica era muy poco común. Era alguien con muslos y caderas un poco más amplios que las mujeres finas que veía a mi alrededor.

Ella se acercó a nosotros con toda la timidez del mundo para tomar la comanda.

—Bienvenidos a la cafetería Chateaux. ¿Desean tomar algo?

—Sí, a mi me gustaría tomar un café y unas tostadas con mermelada —habló Kaku con una sonrisa de oreja a oreja.

—Yo solamente quiero café, gracias.

—Yo pediré lo mismo que mi compañero Kaku: café y tostadas con mermelada. —Tashigi se colocó las lentes para luego mirar a Soker.— Usted pedirá café, ¿verdad Smoker-san?

—Un café y unas rosquillas.

Por un momento, me fijé en que la muchacha se sonrojó al escuchar la voz del comisario. No lo podía negar, era bastante potente y concisa.

—E-Enseguida les traeré el pedido. Y señor, le pido amablemente que apague los puros, está prohibido fumar aquí.

—Oh, perdona es la costumbre.

—Perdone a Smoker-san. Siempre tiene la manía de fumar en cualquier sitio y en cualquier hora.

—Si te vas a poner a regañarme Tashigi, será mejor que pienses en tu sueldo.

—¡Pero...! —Iba a proseguir, pero se quedó un momento callada tocándose el rostro—. ¿Y dónde están mis gafas?

—Tashigi, están en la mesa —le dije.

—Oh, gracias Lucci-san.

A veces, me daba pena esta chica porque era despistada en todos los sentidos. La camarera se retiró para ir al mostrador y tomar los pedidos. Mis ojos estaban clavados en el cristal, observando a la gente pasar. Todos iban con prisas para ir a trabajar y otros se lo tomaban con mucha tranquilidad. Me preguntaba que estará haciendo esa gótica en estas horas tan aburridas.

—Aquí está su pedido. —Escuché la voz de la camarera, llamando mi atención.

—Muchas gracias. —Tashigi era demasiado amable con la gente.

—¡Tú, gorda! —Y de repente, mi vista visualizó a la chica de cabellos rosa que llamaba a la camarera.— ¡Ven aquí ahora mismo!

Ella giró un poco la cabeza para encontrarla y, vaya, era la mismísima Jewelry Bonney. Esbocé una gran sonrisa al ver que la chica problemática que todos los policías tenían problemas, estaba aquí dando la lata como de costumbre. Di pequeños toques en la mesa para que ellos se percataran de su presencia y el primero en hacerlo fue Smoker. Frunció el ceño al ver que Bonney no paraba de insultar a la camarera que estaba siendo apoyada por la Mink. Él se levantó con la intención del mundo en darle un buen escarmiento a la joven.

—Vaya, y yo que pensaba que no te encontraría aquí.

—S-Smoker —pronunció su nombre, casi costandole.

—Jewelry Bonney, o más bien conocida como "La Glotona".

—No pensaba encontrarte por aquí. —La voz de Bonney era entrecortada y nerviosa.

—¿Vienes aquí a molestar a los empleados? —La fulmina con la mirada acercándose más a ella con un aspecto intimidante.— ¿Tengo que ponerlo también en esa lista tan famosa que tienes?

—Oh vamos, Smokey. No tienes que ser cruel conmigo.

—Kaku.

—Veamos... Jewelry Bonney es acusada por robo de comida en los restaurantes, por golpear a un empleado por no entregarle comida, por insultar a los clientes, por quemar una casa... —Oh, una buena lista.

—Oh, y añadir que ha pegado brutalmente a un policía —dije, no impresionándome mucho por la paliza que le dio.

—¡Eso fue porque ese desgraciado no paraba de tocarme!

—Es un policía y le has dejado marca de por vida. Pobre Spandam. —Tashigi pone una cara de pena por él. Que se joda.

—Si le das una disculpa a esta señorita, tal vez me plantee en no poner eso en la lista.

—¡Ni hablar! ¡No voy a disculparme ante esta gorda incompetente! —escuchó como Kaku saca un bolígrafo de su bolsillo apunto de escribir.— ¡Espera! ¡Lo haré! ¡Lo siento! ¿Contento? —miró a Smoker una vez más viendo como éste asiente.

—Ahora lárgate.

Sí, un buen escarmiento recibió que ella no dudó en marcharse de la cafetería maldiciendo en voz alta. Problema resuelto. Smoker se acercó para asegurarse de que la joven no haya recibido un golpe por parte de esa chica. Entonces recibí una llamada de Kalifa, ¿qué querrá ahora? No lo sabía, pero me suponía que habría que volver a la comisaría para averiguarlo. Nos retiramos de ahí, ya terminando nuestro desayuno para volver al trabajo. Tenía ganas de llamar a Golzy para quedar y poder desfogarnos, pero no podía irme así sin más y no creo que ella pueda quedar debido a que todavía estará trabajando.

Vamos, debía de relajar estás ansias de follarme a cualquier mujer. Pero ella era la única que podía satisfacer mis necesidades. Rocksy Golzy, un nombre muy peculiar para una joven como ella. Acaricié un poco mi barba antes de arrancar el motor del vehículo y de ir en camino a la comisaría. Kalifa era una gran investigadora, seguro que habrá encontrado alguna pista de los más buscados. Otro día más en el trabajo donde solo observaba como otros preguntaban a las víctimas por idioteces. Mis dedos titubean en el volante con ganas de matar a alguien con mis propias manos. Echaba de menos esa sensación de libertad pura y dura, de probar sangre nueva. La cosa me tentaba a cada momento.
Al fin, llegamos al sitio y desde mi posición escuchaba algo de alboroto dentro. Mucho trabajo, ¿eh? Lo peor de todo era que tenía que mirar a la cara de ese maldito idiota.

—Al fin habéis llegado. —A veces me da arcadas escuchar su voz, pero era lo que hay.— ¿No me habéis traído café?

—En realidad no había presupuesto para eso —escuché decir Kaku en plan broma.

—Muy gracioso.

—Ah, y nos hemos encontrado con una vieja conocida tuya —dije, sentándome en mi silla.

—¡¿Jewelry Bonney?! ¡Todavía no voy a olvidar por lo que me ha hecho esa zorra! —apuntándose a la cara. Si no fuera tan débil el desgraciado.

—Tuvo razones para golpearte en la cara. —Punto a favor para Tashigi. En cuanto a crueldad con los niños y con las mujeres, estaba Spandam.

—Yo simplemente le pedí que viniese conmigo. Pero la desgraciada usó la fuerza bruta y no tuve más remedio que hacerlo —pone una escusa Spandam con unas hojas en las manos.— Por cierto, mientras todos ustedes se tomaban el café sin mí, he investigado el caso de Buggy.

—¿Buggy, el Payaso?

Ese criminal es buscado por toda la ciudad por haber realizado tratos vandálicos y traficar armas e incluso drogas. Por este motivo me acosté y me entrené para servir al Gobierno. Acabar con esos enemigos que eran un peligro para la humanidad. Smoker encendió dos puros aguantando el ansia que cargaba en su cuerpo.

—Smoker-san —riñió Tashigi.

—Deja de estropear mi momento, Tashigi —gruñó a la capitana.

—¡Lo siento!

—A lo que iba... —Spandam se levantó de su sitio empezando a entregar los papeles a cada uno de nosotros.— Hemos recibido notificaciones de que Buggy ha estado moviéndose de un lado para otro, pero no sabemos que planea.

—Pensará atracar un banco, como hace de costumbre.

—Eso sería demasiado fácil, Kaku. —Clavé la mirada en mi compañero.— Además, la última vez nos engañó, en vez de robar un banco, robó una joyería. Caímos en su trampa como idiotas.

Me dispongo a leer el informe que nos dio Spandam, analizando detalladamente las conversaciones que tuvo con la gente si ha visto a Buffy. La última vez que hemos recibido noticias de él es por aquella trampa que he mencionad. Al comisario casi le dieron ganas de romper algo o golpear a alguien con sus propios puños por haberles engañado de esa manera. La verdad la gente no pensaba con la cabeza, solo hacen fastidiar a los policías con su trabajo, haciéndoles ese tipo de bromas. Aunque Spandam sea un hombre cobarde, débil y arrogante ha realizado un buen interrogatorio. ¿Débil por qué? Digamos que hace tiempo, interrogó a un muchacho bastante problemático diciendo que su maestro no tenía la culpa de nada y se llevó una buena paliza, provocando que llevara esa dichosa máscara y dientes falsos.

—Comisario Smoker. —Alguien lo llamó y era Kalifa.

—¿Ocurre algo, Kalifa?

—Tiene una visita en su despacho. —¿Una visita? ¿Para eso me ha llamado?

—¿No me jodas que es ella?

—Al parecer, sí. —Se acomodó las gafas.— ¿Quiere que la eche?

—No, esto es entre ella y yo. Que nadie se acerque a mi despacho.

—Sí, comisario Smoker.

Cada mes, cierta persona venía aquí a la comisaría para hablar con él. Por lo que escuché de una conversación de Tashigi para darnos una explicación, el comisario tuvo una novia y rompieron por algo que hizo ella. Yo sabía quién era. La propia Hina salió con Smoker hace unos cuantos años, parecían una pareja feliz. ¿Y por qué cojones me interesaba esa mierda? El rollo de amoríos y regalar bombones, no me iba. Ese rollo lo detestaba. Era un caballero, pero eso no indicaba que sea un oso de peluche que puedes abrazar en cualquier momento. Saqué mi móvil tentado en mandarle un mensaje a Golzy. Tenía ganas de verla y ni siquiera ha pasado las veinticuatro horas. Parecía un puto enfermo o un puto adicto al sexo. Y no lo podía negar, el sexo era genial y adictiva.

Sin aguantar ya, le mandé un mensaje y lo dejé a un lado para estar centrado en el trabajo. Tal vez debería ir buscando algo interesante o mirar en el correo a ver si recibí algún mensaje acerca de mis investigaciones. Solo respuestas incoherentes que no tenía ni un maldito sentido. Hasta a veces me daban ganas de ir a sus casas y que me lo expliquen de una forma que yo me sé. Mis tácticas funcionaban a la perfección sin la presencia de Smoker porque él estaba en contra del uso de la violencia. Una pena porque era una manera de hacerles hablar fácilmente. De repente, recibí un correo recientemente de una persona que no ha querido decir su nombre. Tenían información sobre Foxy.

Se lo comuniqué a mis compañeros, menos Tashigi que salió para hablar con el comisario al ver a Hina salir de allí. Lo mandé a imprimir para luego enseñárselo, pero Kalifa se me adelantó para ir allá. ¡Maldita sea! Como odio esas cosas. Corrimos todos hacia el despacho de Smoker y ya Kalifa llamó.

—Comisario Smoker, tenemos noticias.

—¿De qué se trata esta vez? Y por favor, que no sea el tema de la cafetera. —Ah, la famosa cafetera que se estropeaba cada dos por tres.

—No, es otra buena noticia. La que le encanta a usted —comentó Kaku, mirándole con una sonrisa de oreja.

—Hemos recibido un soplo de que Foxy está aquí en la ciudad.

La cara del comisario cambió por completo al escuchar ese nombre. Foxy, o conocido como “Zorro Plateado”, era muy afamado por todos los delincuentes por sus grandes hazañas, o más bien, por conseguir mujeres jóvenes y comercializarlas en el mercado negro. Era un hijo de puta andante que no se merecía estar libre bajo ningún concepto.

—Lo malo que la persona que nos dio la información no nos quería decir su nombre —habló Lucci con los brazos cruzados.

—¿Y cómo sé que esa información es válida?

—Digamos que me ha dicho que conoce muy bien a Foxy y tiene unas cuentas pendientes con él. —Supuestamente esa información era mía, Kalifa.

—Ese hombre trafica mujeres como si fueran oro —dice Tashigi.

—Sé que estás furiosa, Tashigi. Pero céntrate en esto.

—Lo siento, Smoker-san.

—Bien, ¿qué más te ha dicho?

—Por lo que me ha dicho, Foxy tiene intención ir este viernes a la discoteca Toulouse's para encontrar nuevas presas. —La discoteca más famosa de toda la ciudad.

—¿Dijiste Toulouse's? —preguntó Tashigi no creyendo lo que sus oídos han escuchado.

—¿Te da mala espina ese sitio, capitana Tashigi? —preguntó Spandam sin dejar de mirar a la nombrada.

—No, es que... —tomó una bocanada de aire para respirar,— este viernes quedé con mi pareja y con sus amigos a cenar e ir a la discoteca que mencionó Kalifa.

—¡Tashigi —gritó el comisario—, ¿acaso usted me dio mi permiso para tener el viernes como día libre?!

—¡Se lo iba a comentar, Smoker-san!

—Un momento, sería una gran oportunidad —escuché a Kaku.— Si Tashigi irá allí, es posible que tenga los ojos puestos en Foxy.

—¿Y poner en peligro a sus amigos? —comentó por encima por lo que suspiró levemente.— ¿Cuantos sois, Tashigi?

—Aparte de mi pareja y yo, hay cuatro parejas más y una chica.

—¿Solterona? —Ya veo que tienes interés en algunas cosas Spandam.

—No me dijo, lo único que sé es que son amigos desde la infancia.

Este sería una gran oportunidad de atrapar a ese tipo y si me lo permitían, le daría su merecido. Le mostraría el verdadero poder del Gobierno y del cuerpo de policía.

—Tashigi, nos comunicas por el móvil cuando lleguen allí, no quiero que tú pareja te riña si te ve con un audífono puesto en la oreja.

—¿Qué planea hacer? —pregunté. Soy curioso ante las estrategias del comisario.

—Iremos allí, Lucci. Pero siendo clientes normales y corrientes que no están en su turno de trabajo.

—Entonces, tendré que ponerme un vestido de gala. —Era mi estilo, no podía negarlo.

—Y cuando llegues allí Tashigi, te acercas a nuestra mesa y hazte la loca como si no te esperabas que estuviéramos ahí.

—Smoker-san, creo que llamaríamos la atención.

—¿Estás cuestionando mi decisión, capitana?

—¡No para nada!

—Entonces, decidido. Compañeros, este viernes vamos a cazar.

Será una caza interesante. Todos asentimos y salimos del despacho para dejarlo tranquilo. Me senté en la mesa con una pequeña sonrisa en mis labios, divertido de que esta vez iba a tener diversión. Y mi sonrisa se extendió aún más al recibir un mensaje de Golzy deseando verme. Bueno, yo ya visité su casa, ¿qué tal en la mía? «Perfecto, tengo ganas de ver que es lo que puedes hacer», decía el mensaje casi que una sonrisa se me escapara.

«Pronto lo averiguarás».

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