Capítulo 1
Como cada mañana mamá se asomó a mi habitación.
— Hijo, despierta o llegaras tarde. Era la coletilla de todas las mañanas.
— No quiero levantarme —/ le decía yo, tapándome la cabeza con la manta.
Últimamente odiaba ir al instituto, y no no porque no amase estudiar si no porque todos los días los hermanos Kim me decían o me hacían algo, junto a ellos también Kook.
¿Kook? ¿Quién es él? Te preguntaras
Jeon Jungkook conocido por muchos como Kook, él es uno de los mejores jugadores de Hockey del instituto y es mi Crush.
¿Y te preguntaras pero Jimin si te trata mal y sus amigos también porqué no dices nada?
No es tan fácil... Estoy enamorado de Kook desde hace un par de años y no me importa que se burle de mí o me robe mi almuerzo todos los días o que incluso me pida que le haga su actividades por tal de que me hable o me mire.
Cuando mamá salió de la habitación me senté en la cama y me estire, hoy iba a ser un día largo, tenía un examen y de este dependía si iba o no a una buena universidad. Me levanté y me dirigí al armario ¿que me ponía hoy? Finalmente me decidí por unos vaqueros anchos y una sudadera negra, lo bastante ancha como para que disimulara mi obesidad.
Baje a la cocina donde estaba papá tomando el desayuno de pie en la pequeña barra de la cocina.
- Hijo - saludó alzando la taza de café hacia mi. - ¿Quieres café? - Pregunto.
- Papá odio el café y lo sabes - dije sirviéndome un vaso de zumo y metiéndome unas tostadas en la tostadora.
Después de desayunar subí de nuevo a la habitación a por la mochila que había preparado ayer después de estudiar y a ver hecho los ejercicios que me había pedido Kook y baje para tomar el almuerzo e irme.
- Que tengas un buen día - dijo mamá dándome el taper del almuerzo y un beso en la frente como siempre.
- Gracias mamá - respondí abrazándola.
- Adiós Papá - grité hacia la sala, saliendo por la puerta.
Como todas las mañanas me dirigí hacia la parada que estaba a dos calles de mi casa para coger el autobús, y donde también esperaba el mejor amigo de Kook, Kim Taehyung.
¿Pero Jimin y por qué no vas a otra parada de autobús?
Podría, sí, ¿pero que gano? ellos seguirán metiendose igual conmigo asi que mas da...
Cuando llegué a la parada Taehyung se acercó a mí.
- Ey, ¿tienes nuestros trabajos o te lo has comido? - pregunto riendo.
A se me olvido mencionar anteriormente también hago los ejercicios de los amigos de Kook.
- Eh, si si - dije abriendo la mochila y sacando la carpeta donde metía sus trabajos, cuando me lo pedían.
¡Qué! no me mires así.
Taehyung lo tomó con las puntas de los dedos poniendo cara de asco y sacando de su bolsa un pañuelo húmedo y limpiando la carpeta.
¿Como si fuera un apestado? Aja si.
- Toma el otro autobús no quiero ir en el mismo que tu - dijo girándose y corriendo hacia este.
Esto ocurría casi todos los días...
Esperé a que llegase el siguiente autobús... menos mal que pasaba con frecuencia.
Mientras esperaba a que llegara se me acercó una mujer de mediana edad.
- Hola joven - saludó amablemente la mujer.
— Eh hola — le devolví el saludo tímidamente. — ¿Desea algo? — pregunte.
Aquella mujer sonrió.
— Tan solo decirte que no deberías dejar que te traten así.
Suspire...
— ¿Qué puedo hacer yo? — pregunte.
— Mira ahí está nuestro autobús — señaló hacia este.
Cuando el autobús llegó a la parada, dejé que la señora subiera primero y luego subí.
Cuando pagué, vi a lo lejos a los hermanos Kim.
Aquella mujer me llamó para que me sentara a su lado.
— Ven siéntate aquí conmigo — señaló el asiento a su lado.
Me descolgué la mochila y me senté a su lado. Desde donde estaba sentado podía oír las burlas de los hermanos.
— No los escuches. — No te dejes intimidar, cariño.
— ¿Y cómo lo hago? — pregunte mirando mis manos. - Míreme.
Durante el viaje aquella mujer me habló de que tenía un hijo de mi edad y había pasado por lo mismo que yo, y había decidido irse a vivir con su padre al extranjero porque no aguantaba más la presión.
— ¡Oh! Tengo que bajarme ya — habló levantándose. - Me alegro de haber hablado contigo, eres muy guapo y educado.
— Espero que todo te vaya bien, cariño y recuerda tus vales mucho.
— Gracias por sus consejos — me despedí de ella con la mano.
A través de la ventana vi aquella mujer bajar y dirigirse hacia el hospital saludando por el camino a compañeros y pacientes.
¿Algún día podré ser doctor? Ese es mi mayor sueño.
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