»Chuuya Nakahara«
—¡Chuuya! —
Siempre era lo mismo...
— ¡Hey, Chuuya! —
A la misma hora....
— Chuuya~ —
Siempre....
Tenía 15 años cuando me vi obligado a unirme a la Port Mafia y una vez dentro de ella empezó mi pesadilla... ___ Mori. La conocí al mismo tiempo que Dazai, y ambos lograron sacarme de mis casillas, aquella mocosa dos años menor que yo se había ganado un lugar entre la gente que no soportaba. Mi jefe que también era su padre, de todas las personas que trabajan para él, siempre me mandaba a mí para acompañarla a cualquier lado que ella quiera o deba ir.
Ella sabía sobre mi desagrado hacia su persona y en lugar de alejarse, lo usaba como juego para desesperarme, era una mocosa muy caprichosa. Nada de eso cambió al crecer, en múltiples ocasiones me obligó a cargar sus compras, a cargarla en mi espalda, inclusive me obligó a tener muchas citas con ella, haciendo que recibiera muchas burlas del idiota de Dazai, se veía que él era el que más disfrutaba esto y era horrible! Tener citas con ella era... Incómodo, no es que ella sea fea, al contrario, ella es hermosa pero no era mi tipo, ella era muy confianzuda y a mí me molestaba eso de ella, sin duda éramos muy distintos.
Después de la traición de Dazai a la mafia y el abandono de la misma, ___ se volvió más insoportable, constantemente me despertaba en las madrugadas cuando entraba a mi habitación, revolvía entre mi ropa para quitarme algunas de mis prendas y sobre todo agarraba mis tarjetas para comprar todas las jodidas tiendas que le llamaran la atención, realmente sentía que podría morir pronto por su culpa. Al cumplir los dieciocho Mori consideró que ___ tenía la edad suficiente para comenzar a trabajar en la Port Mafia, ¡Ya estaba harto! No le bastaba con molestarme fuera de servicio sino que ahora tendría que soportarla incluso en las misiones, era el colmo. No pasó mucho tiempo cuando se convirtió en ejecutiva, era muy buena en las misiones que nos asignaban pero algunas veces era muy violenta, adoraba jugar con nuestros objetivos y llevarlos a los extremos, ella había nacido para estar en la Mafia.
Su manera de ser tan complicada, su forma de vestir tan extravagante, su habilidad tan rara y la forma de conseguir lo que quería cuando lo quería tan impresionante.... Era sin duda alguna tan ella. Por más que quise alejarme de ella no pude, siempre estaba a dónde quiera que fuera, así que no me quedó de otra que aceptar su presencia en mi vida para siempre...
— Chuuya.. — nuevamente su voz se hizo presente en la habitación, voz que escucharía todos los días en de mi vida porque...
— Qué quieres, ___? — pregunté con voz cansina frotando mis sienes en signo de agotamiento.
— ¡Ah ah! A mí no me vas a estar hablando así, te recuerdo que soy tu esposa — respondió molesta cruzándose de brazos.
Hace apenas un año que nos casamos, ¿Cómo fue que pasó? No tengo idea, un día simplemente ya no pude estar sin ella, ahora era yo el que la llevaba a citas, le compraba todo lo que a ella le gustaba, suspiraba al ver su belleza... Un día simplemente se convirtió en la mujer más hermosa que había visto nunca, su risa tan contagiosa, su distinta forma de vestir y todas y cada una de sus prendas las hacía lucir espectacular, sus ojos iluminádose cada que le obsequiaba flores o un vestido nuevo, su profesionalismo a la hora de trabajar y su actitud infantil cuando salíamos a pasear, todas y cada una de sus facetas me enamoraron por completo, a tal grado de pedirle ser mi compañera por el resto de nuestras vidas y no me arrepiento de ello..
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