CAPÍTULO 4: UNA GRAN SORPRESA
CAPÍTULO 4: UNA GRAN SORPRESA
Blaine salía del instituto el lunes después de la fiesta. Los pasillos estaban desiertos porque él salía más tarde que sus compañeros. Su experiencia le había demostrado que así conseguía evitar insultos y agresiones.
No tenía ningún amigo, algo que no era de extrañar si se tenía en cuenta que iba a un instituto católico en el que ser gay era motivo para que lo marginaran. Si intentaba salir a la vez que los demás, se llevaba empujones, golpes e incluso mordiscos.
Al llegar a la calle, vio un lujoso descapotable frente a la puerta y, apoyado en el deslumbrante coche, al señor Smythe... O mejor dicho, Sebastian, ya que le había pedido que lo llamara así.
– ¿Cómo... Cómo me has encontrado? – El moreno preguntó mientras se acercaba. En el momento en el que estuvo frente al mayor, éste lo agarró por la cintura y lo besó con pasión.
– Estuve investigando para saber cuál era tu instituto. Lo fácil habría sido obtener la dirección de los archivos de empleados, pero no estoy seguro de que tus padres estuvieran muy contentos si iba a buscar a su hijo para hacer lo que tengo pensado hacer contigo. – El castaño lo besó nuevamente, dejando claro qué tenía en mente cuando había ido a buscarlo esa tarde.
– ¿Qué te hace pensar que voy a dejar que me hagas lo que tienes pensado hacerme? – Los ojos color avellana se encontraron con los verdes y algo se movió en su estómago, aunque no sabía qué era exactamente. Era una sensación extraña pero agradable, como si tuviera unas mariposas dentro.
– Bueno... Creo que disfrutaste mucho el otro día y eso no es nada para lo que tengo planeado para hoy...
Los dos se montaron en el coche, Anderson se quitó la chaqueta del uniforme y Smythe arrancó para dirigirse a su casa. Blaine sacó su teléfono móvil para comunicarle a su madre que saldría con el otro y que no sabía a qué hora llegaría a casa.
"Estupendo"
"Me alegra que haya vuelto a ti"
"Espero que sigas siendo un buen chico"
"Ya sabes lo que tienes que hacer"
"Te quiero"
Si Blaine tenía alguna duda, esas dos últimas palabras de su madre le sorprendieron. Era una muestra de que, como ellos le habían dicho, volvería a formar parte de la familia si era un buen chico y hacía lo que ellos querían.
– ¿Con quién hablas? – Sebastian preguntó porque no había pasado desapercibido para él que el otro estaba mandando mensajes.
– Mi madre. No quiero que se preocupe porque no iré directo a casa después de las clases. – El moreno explicó tranquilamente.
– A veces se me olvida lo joven que eres... No estoy causándote problemas con tus padres, ¿no? Lo último que querría es que te castigaran por mi culpa. – El castaño dijo sinceramente, sin saber lo irónico de la situación, puesto que no salir con él sería lo que le podría causar problema con sus padres.
– No... Mis padres me dejan salir siempre que les avise de que tardaré en llegar. Es lo que tiene ser un chico responsable con notas perfectas y que nunca ha sido pillado por sus padres borracho o haciendo alguna locura. – El ojimiel sonrió, tampoco era cuestión de contarle que como no tenía amigos no salía a ningún sitio desde hacía tres años.
– Interesante... Espero que me cuentes alguna de esas locuras que has hecho pero que tus padres no saben...
– ¿No te gustaría más que hiciéramos locuras y que mis padres no se enteren? – Anderson propuso a la desesperada. No podía inventarse toda una vida de travesuras cuando ni siquiera era capaz de tener amigos. Para su suerte, Smythe sonrió con picardía y no dijo nada más mientras conducía.
Sebastian aparcó el coche y Blaine miró el edificio con curiosidad. Era majestuoso y elegante. Al entrar, el portero saludó al mayor con una sonrisa educada antes de que entraran en el ascensor. Subieron hasta el último piso y el castaño abrió la única puerta que había.
Antes de que el más joven pudiera ver el interior, fue empujado contra la pared y sintió unos labios que devoraban los suyos con ansia mientras unas manos comenzaban a desabrochar la camisa que llevaba, parte del uniforme de su instituto.
Todo era intoxicante y esa vez se sentía un poco más seguro de sí mismo. Se dejó llevar y antes de que se diera cuenta, estaba en la cama, sintiendo al otro que se empujaba en su interior con fuerza y rapidez, llevando a los dos al orgasmo. Aunque esa vez sintió algo más de placer, sabía que todavía no había llegado a un verdadero orgasmo.
En ese momento llegó la parte incómoda. La vez anterior los dos habían abandonado el hotel a la vez porque se había hecho tarde pero, en ese momento, no tenían nada que hacer... ¿Qué estaría esperando el otro de ese momento? ¿Querrían estar juntos o volver a sus cosas? ¿Querrían besos, caricias y mimos o preferirían ignorarse?
– Creo que... – Blaine tenía las mejillas sonrojadas pero sabía que tenía que hablar. – Será mejor que me vaya.
– Puedes quedarte. – Sebastian ofreció con amabilidad.
– ¿Realmente quieres que me quede? – El moreno alzó la ceja.
– Sólo quería ser amable... – El castaño se encogió de hombros.
– No hace falta... Prefiero que seas sincero, así no habrá problemas... Antes de irme... Será mejor que te de mi número de teléfono... Así no tendrás que ir a buscarme si vuelves a querer pasar tiempo conmigo.
Anderson cogió el teléfono móvil del otro y guardó su número en él como "Blaine". No se atrevía a ponerse un mote, eso lo podría hacer el otro si quería. Después se hizo una llamada perdida a sí mismo para tener él también el teléfono.
Al salir de la habitación, se fijó en el magnífico ático. Toda la decoración era clara, aprovechando al máximo la luz solar que entraba por las ventanas. Elegancia y sofisticación en cada rincón, se notaba que era la casa de un rico, pero no era ostentosa ni recargada.
– ¿Te gusta? – Smythe preguntó, le encantaba presumir de su más reciente adquisición.
– Es maravilloso... Tienes muy buen gusto. – Anderson comentó.
– Puedes venir siempre que quieras, a mí no me importaría repetir. – Sebastian le guiñó el ojo y él rió.
– ¿El viernes vengo aquí después de clase? – Blaine decidió proponer.
– ¿Por qué esperar hasta el viernes?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top