CAPÍTULO 3: ORGULLO

N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Ya he vuelto y os dejo con un nuevo capítulo...

CAPÍTULO 3: ORGULLO

Blaine no estaba muy satisfecho con lo que acababa de hacer. Había entregado su virginidad a un desconocido. Se repetía una y otra vez que lo había hecho por su familia, por volver a sentir el amor de sus padres. Sin embargo, eso no lo consolaba ni aliviaba la molestia que sentía en su trasero.

Al abrir la puerta de casa, sus padres corrieron a recibirlo. Notó que ambos estaban deseando saber qué había pasado pero él no tenía muchas ganas de hablar. Aun así, sabía que posponer esa conversación no haría que sus sentimientos cambiaran.

Pam arrastró a su hijo hasta el sofá y lo obligó a sentarse. Ella agarraba con fuerza las manos del joven porque no quería que se fuera sin contarle todo lo que había pasado.

– ¿Qué tal te ha ido? Supongo que has llegado tan tarde porque nuestro plan ha tenido éxito, ¿no? – La mujer preguntó ansiosa. James se sentó en el sillón y observó a su familia en silencio. A pesar de que estaba de acuerdo con su mujer y consideraba que era la mejor opción para todos, seguía sintiéndose mal porque le asqueaba pensar que estaba fomentando la homosexualidad de su hijo en vez de intentar curarla.

– Sí... Cuando se han ido todos, hemos subido a una habitación y... Bueno, eso... Ya sabéis. – Las mejillas del joven se tiñeron de rojo. No se sentía nada cómodo teniendo esa conversación y era la guinda perfecta para ese día tan bochornoso para él.

– Perfecto... Espero que sigáis viéndoos. Es muy importante que mantenga el interés en ti. Si sólo os acostáis una vez, no se sentirá culpable si nos despide y eso no será bueno para nosotros. Sin embargo, tampoco nos conviene que parezcas desesperado por estar con él. Si piensa que te tendrá siempre que quiera, no sé si podrás mantenerlo durante mucho tiempo. Lo mejor será que esperes unos días, es mejor si él se decide a llamarte. Si pasan tres o cuatro días y no te ha llamado, tal vez podrías mandarle algún mensaje o algo. – La madre comentó sin ningún tipo de pudor, mientras pensaba en el mejor plan para conseguir su objetivo. Los ojos de su hijo se abrieron sorprendidos por lo que acababa de escuchar. ¿Realmente estaban pensando en que siguiera acostándose con un hombre que tenía 12 años más que él? Sentía como si estuviera en un mundo paralelo... Y entonces se dio cuenta de un pequeño detalle...

– No tengo su número, no voy a poder mandarle ningún mensaje... Y él tampoco tiene mi número... No vamos a poder ponernos en contacto... – Blaine evitó mirar a sus padres porque se sentía avergonzado. Ya no sabía qué hacer para tener a los adultos contentos, parecía que todo lo hacía mal.

– ¿Qué? ¿Es que no sabes hacer nada bien? – Pam gritó indignada. Era imposible que su hijo fuera más torpe, al menos eso era lo que ella pensaba. – Bueno, no pasa nada. Esperarás unos días y si no sabes nada de él lo visitarás en la oficina. Nosotros te diremos cuando debes ir para asegurarnos de que él está allí.

– No estoy seguro de querer volver a verlo... – El menor desvió su mirada. Sabía que su primera vez no había sido perfecta y se sentía muy incómodo. Se había dado cuenta de que había tenido sexo antes de estar preparado y por eso no había sido del todo satisfactorio. No era idiota, sabía que aunque se había corrido, lo que había experimentado no era un orgasmo como el que había sentido su acompañante.

– ¿Por qué no? ¿Acaso no quieres que volvamos a ser una familia feliz? ¿No quieres que te amemos otra vez? – James decidió intervenir. Conocía a su hijo y sabía que era incapaz de romper la familia. Desde que había salido del armario se había esforzado por recibir la aceptación de sus padres. El problema era que ellos jamás aceptarían que él fuera gay.

– Sí, quiero que volvamos a ser una familia. – El joven reconoció.

– En ese caso, sabes lo que tienes que hacer. – El mayor lo miró con severidad y en ese momento, todos supieron que la discusión había acabado.

Cuando el matrimonio se encontró a solas en su habitación, esperaron a que ambos estuvieran en la cama y supieran que su hijo estaba en su dormitorio antes de hablar. Ese día había sido largo y agotador, pero debían estar más unidos que nunca si querían mantener sus trabajos. Sus salarios eran elevados y sabían que sería complicado mantener el nivel de vida que llevaban si uno de los dos era despedido. La situación sería mucho más compleja si eran los dos los que se quedaban sin sus empleos.

– ¿Crees que Blaine conseguirá mantener el interés del señor Smythe? – James preguntó a su esposa mientras ella aplicaba crema en sus brazos, como hacía cada noche antes de dormir.

– Lo dudo. Los maricas son promiscuos y sé que la inexperiencia de Blaine juega en nuestra contra. Sólo espero que podamos atarlo lo antes posible. Confío en que Blaine haya hecho lo que le dijimos, ya me entiendes. – A pesar de todo, Pam no se atrevía a hablar con claridad. No quería que el mejor escuchara algo que no debía y sus planes se esfumaran con rapidez.

– Hace tres años no nos imaginamos que ocultarle esa información a nuestro hijo nos sería útil. Siempre pensamos que sería la excusa perfecta para echarlo de casa y ya ves... – El hombre comentó serio.

– Ahora puede ser nuestra salvación. – Ella terminó el pensamiento de su marido.

– Aun así no me siento cómodo. Es todo lo que repudiamos... Estamos actuando en contra de nuestras creencias. – Él siguió exponiendo sus pensamientos.

– Lo sé... Para mí tampoco es fácil... Pero no quiero perder la casa y tener que vender mis joyas para poder llegar a fin de mes. Es un pequeño sacrificio y ni siquiera lo hacemos nosotros. Es Blaine el que está condenando su alma... Y saldrá de nuestras vidas pronto. Si todo sale como he planeado, el señor Smythe se casará con él y se irán a vivir juntos. Nosotros sólo tendremos que verlos de vez en cuando, en ocasiones especiales y alguna visita para que piensen que los queremos y apoyamos. – Ella siguió aplicando la crema, esa vez en su cara.

– Es un gran plan... Espero que salga bien... Incluso estaría dispuesto a pagarle esa maldita matrícula en la NYU si eso consigue que no seamos despedidos. – James confirmó.

– No será necesario... Será el Señor Smythe el que se encargue de eso... Si es que Blaine acaba estudiando... Siendo un Smythe, no necesitará trabajar por lo que... ¿Para qué estudiar? – Pam añadió con tranquilidad. Como ya había terminado, se tumbó en la cama.

– Eso sería un sueño. Ya era bastante con tener un hijo marica... ¿Tiene que querer dedicarse al teatro en vez de algo realmente útil como abogado, médico o arquitecto? – El marido suspiró, nunca había apoyado los sueños profesionales de Blaine.

– Es su mundo... ¿Realmente tomarías en serio a un abogado o arquitecto marica? ¿Confiarías en el diagnóstico que hiciera un marica mientras te hacía pruebas teniéndote desnudo frente a él? Cuando vamos al teatro todos sabemos que los actores son maricas. Es su mundo, es normal que quiera vivir esa experiencia. – La mujer lo intentó calmar.

– Tienes razón. – Él confesó.

– Siempre tengo razón... Y ahora a descansar, mañana tenemos que investigar un poco para aconsejar bien a Blaine para su siguiente encuentro con el señor Smythe. – Ella lo animó antes de apagar la luz. Tenían mucho trabajo que hacer todavía.

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