CAPÍTULO 16: LAS VERDADES

CAPÍTULO 16: LAS VERDADES

A Blaine le temblaban las piernas cuando ese domingo por la tarde llamaba al timbre para reunirse con los Smythe. Temía lo que fuera a pasar y sabía que no podía luchar. Si querían quitarle a sus hijos, él no tenía dinero para pagar un buen abogado mientras que su ex podía disponer del mejor bufete de la ciudad sólo para él.

Marley fue la que abrió la puerta y rápidamente se preocupó. Si el aspecto del moreno mostraba la vida tan dura que llevaba, en ese momento parecía mucho peor. Las ojeras eran enormes porque apenas había dormido, todo su cuerpo estaba tenso.

– Pasa, por favor. Todos estamos esperándote. La niñera está con Ian y Sophie porque quiero estar presente en la conversación. ¿Vienes solo? ¿No traes un abogado? – Ella preguntó con dulzura.

– No. ¿Necesito un abogado? – Él se preocupó.

– ¡No! Tranquilo. Sólo queremos buscar una solución que sea buena para todos. No tienes que estar así. ¿Has dormido? – La castaña insistió.

– Marley, ¿cómo te sentirías si aparece el padre de Sophie y tiene tanto dinero y apoyo que podría llevarse a tu hija sin que tú puedas hacer nada? – El moreno preguntó y ella lo entendió.

– No creo que te quiten a Ian. – Ella intentó mediar.

– Sebastian quería tener hijos, ¿lo sabías? Él estaba preparado y... Yo no, yo me sentía muy joven y ni había pensado en esa posibilidad. Yo no... Él sabe...

– Marley, Blaine, ¿por qué os estáis entreteniendo? – Julia se acercó con paso firme.

– Lo siento, señora Smythe. – El moreno se disculpó evitando mirarla a los ojos. Ver al joven de esa manera rompió el corazón de la mujer. No sabía lo que le había pasado para estar así pero era una sombra del chico tímido y dulce que ella había conocido.

– Te dije hace años que me llames Julia. Vamos dentro, te estábamos esperando. – Los tres entraron al salón, donde los esperaban Richard, Sebastian, Kurt y un abogado.

– Ahora que está aquí, podremos acabar con ésto cuanto antes. Él es el padre del niño, podéis establecer que Sebastian lo vea un rato y que le pague el colegio. Con eso debería ser suficiente. – Hummel se apresuró a decir. Él no quería al niño y por lo tanto prefería que se quedara con Anderson. Alguna visita de vez en cuando y pagarle el colegio no era un gran problema. Había algunos colegios que eran baratos, ¿no?

– No hay ninguna prisa, seguro que podemos encontrar una solución mejor que sólo un calendario de visitas esporádicas. El niño tiene una gran familia, tiene una prima que va a querer jugar con él, una tía que lo va a querer ver, unos abuelos que quieren disfrutar de más fines de semana como éste. Un padre que tiene derecho a conocerlo... – Julia intentó explicar lo más tranquila posible pero no lo consiguió porque no le gustaba que Kurt fuera tan insensible.

– Sebastian y yo no queríamos hijos y no tenemos por qué pagar porque este idiota quisiera quedarse embarazado para que el dinero de los Smythe le solucionara la vida. – Kurt afirmó y Blaine frunció el ceño. Si por él fuera, aceptaría eso que le ofrecía el novio del que fuera el amor de su vida. Sin embargo, seguía enamorado y le dolía que habría cambiado de opinión. Con él había hablado de niños de una casa grande en las afueras para formar una familia.

– Tú y yo no hemos hablado. Tú has hablado y yo me he dedicado a pensar en lo que voy a hacer. – Sebastian lo interrumpió de manera cortante. – Lo he pensado y quiero la custodia de mi hijo. Voy a luchar hasta donde haga falta para asegurarme de que vive conmigo, en una familia que lo va a amar, cuidar y proporcionar todo lo que necesite para ser feliz.

Los ojos color verde de Smythe se volvieron a su exnovio por primera vez. No podía creer que hubiera pasado tanto tiempo, que jugara con él, que no le dijera que iba a ser padre. Por su parte, Blaine estaba temblando. Esas eran las frases que tanto había temido. Se concentró en su respiración porque no quería llorar en ese momento.

– Sebastian, cariño... Ese niño lleva cuatro años con Blaine y no conoce otro padre. No puedes quitarle la custodia. Yo había pensado en una compartida. – Julia intentó razonar con su hijo.

– ¿Realmente quieres que él cuide de tu nieto? ¿Un prostituto que vende su cuerpo y que puede poner en riesgo la salud de mi hijo? Yo no pienso aceptarlo. – Smythe dijo de forma despectiva.

Todos miraron a Blaine, que se sonrojó. Estaba temblando, las palabras habían sido lanzadas contra él de manera tan fría que le habían roto el corazón. Ya no pudo contener las lágrimas, que comenzaron a bajar por sus mejillas.

Julia miró al joven asustada. No podía creer que alguien tan dulce y maravilloso hubiera elegido una profesión como esa de forma voluntaria. Sabía que la señora Anderson trabajaba en otra oficina, aunque en un puesto realmente inferior. El padre trabajaba en un restaurante frecuentado por la alta sociedad, por lo que, aunque no tenían tanto dinero, podían vivir cómodamente. Un pensamiento similar cruzó por la mente de Richard, aunque no sentía tanta pena por ese joven.

La única que parecía sentirse mal por Anderson fue Marley, que lo abrazó para consolarlo. Ella no sabía qué era lo que había pasado, al menos no tanto como los demás, pero conocía lo suficiente a Blaine o, al menos, eso creía.

– Blaine... Tienes que decirles... – La chica susurró.

– No puedo... No... – El moreno negó con la cabeza.

– ¿Hay algo más que debamos saber? – Julia se acercó y acarició la mejilla del chico de forma maternal.

– No...

– Blaine... – Marley intentó convencerlo.

Sin embargo, no hubo respuesta por parte del ojimiel, que se levantó corriendo porque le entraron ganas de vomitar. Sabía donde estaba el baño, por lo que corrió allí.

– Me parece muy mal educado. – Kurt comentó.

– Nadie te ha preguntado. – Rose se indignó, cada día odiaba más al novio de su primo. Cuando Blaine volvió, se sentó donde estaba antes. – ¿Te sientes bien? – El moreno negó con la cabeza. – ¿Quieres un vaso de agua?

Esa vez Anderson asintió con la cabeza y Marley se levantó rápidamente para ir a buscarlo. Cuando la chica volvió, su amigo se lo bebió de un trago. Después de eso, se dio cuenta de que todos los ojos estaban fijos en él.

– Yo... – Blaine miró hacia la chica, que asintió para darle ánimos. – Estoy embarazado.

– ¿Y eso en qué nos afecta? – Kurt intervino molesto.

– En que puede ser mío. – Sebastian interrumpió mirando a su ex como si fuera la primera vez que lo veía.

– ¿Qué? Pero eso significaría... – Hummel parecía molesto.

– Te he sido infiel, varias veces. Blaine es prostituto y he pagado por sus servicios.

Todos se sorprendieron por la confesión. Después de eso, hablaron un poco pero sobre Ian. Se notaba a Kurt incómodo, a Julia muy interesada por su nieto y a los dos Smythe muy atentos a llo que se decía. El abogado aprovechó para decirle a Anderson que necesitaría un abogado y a explicarle en qué consistiría el proceso judicial por la custodia del menor. El moreno escuchó todo antes de ir a buscar a su hijo para ir a su casa, aunque no sabía por cuanto tiempo podría compartirla por ese pequeño que vivía ajeno a la guerra que acababa de comenzar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top