CAPÍTULO 13: DESEO VS REALIDAD

N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Hay una escena que es imaginaria (no sucede en realidad), producto de la imaginación de Sebastian. Es la escena en cursivas, lo advierto para que no haya confusión. No estaba planeado hasta que empecé a escribir el capítulo anterior pero pensé que necesitábamos un poco de Seblaine después de tanta tensión y dolor... Pero no tuve espacio suficiente en ese capítulo para esta escena, por lo que decidí escribirla en éste.

Algunos de vosotros tendríais la suerte de leer el capítulo el miércoles porque me confundí al subir El Chico Que Me Cambió en Fanfiction... No ha cambiado nada...

CAPÍTULO 13: DESEO VS REALIDAD

Sebastian llevaba en coche a Kurt a su casa. El ojiazul estaba hablando de lo aburrida que era la fiesta y lo incómodos que eran los gritos de los niños pero su novio no lo escuchaba. Hacían mucho eso, uno hablaba sin parar mientras el otro fingía que le interesaba. Con Hummel siempre era así.

Cuando llegó frente al edificio donde Kurt vivía, Smythe paró el coche delante de la puerta, sin preocuparse de encontrar aparcamiento porque sabía que no subiría al apartamento de su pareja. Ellos no solían tener relaciones sexuales ni tampoco pasaban demasiado tiempo a solas, su relación era más pública.

Esa era otra diferencia con respecto a la relación de Sebastian con Blaine. Ellos tenían que esconderse por la diferencia de edad y por "miedo" a la reacción de unos padres que supuestamente se escandalizarían de que su pequeño saliera con un hombre 12 años mayor que él.

– Tendrás que compensarme por lo de esta tarde. ¡Qué aburrimiento! Tener que fingir que me agrada estar rodeado de niños y que me alegro por el segundo cumpleaños de Sophie ha sido duro. – Kurt protestó.

– Cuarto. – El ojiverde dijo sin mirarlo, pero su novio se volvió para mirarlo con una ceja levantada.

– ¿Qué?

– Sophie cumplía cuatro años, no dos. – El empresario aclaró con tranquilidad.

– Cuatro, dos, ocho... ¿Qué más da? Son todos insoportables... – Hummel dio un ligero pico a los labios de su pareja antes de bajar del coche.

Smythe se quedó pensando en Anderson, en lo diferente que habría sido todo para ellos y se descubrió a sí mismo extrañando esa época en la que era feliz. ¿Cómo habría sido ese día al lado del amor de su vida?

Sebastian se acercó a Blaine por detrás mientras éste estaba mirándose en el espejo, ajustando su pajarita por sexta vez en los últimos diez minutos. Puso sus manos en los hombros de su pareja para tranquilizarlo. Los dos estaban en casa del primero esperando la hora apropiada para salir.

Estás perfecto... ¿Por qué estás tan nervioso? Sólo es una fiesta infantil. – El castaño preguntó extrañado.

No es "sólo una fiesta infantil". Es el cumpleaños de Sophie. ¡Cuatro años! Es un día importante y no quiero que el "tío Blaine" lo estropee por no ser capaz de ponerse bien una pajarita. – El más joven deshizo el nudo y volvió a hacerlo.

Lo más probable es que en unos meses lo haya olvidado, por lo que no tiene más importancia... Y nadie estropea una fiesta por ponerse mal una pajarita. – El ojiverde negó con la cabeza mientras pegaba su pecho a la espalda de su amado y lo rodeaba con sus brazos para ser él quien atara el complemento. – Ya está.

¿Nos vamos? – El moreno preguntó.

Claro.

Antes de salir de la habitación, el más bajo cogió una gran bolsa que había en la cómoda.

¿Son todo regalos? – Sebastian preguntó extrañado.

Por supuesto... ¿Qué pensabas que eran? – Blaine preguntó.

Son demasiados. – El castaño cogió la bolsa porque quería ser un caballero.

No me decidía, así que le compré todo. Una muñeca, un balón, una película en DVD, un cuento y un pack para hacer manualidades. – El moreno se encogió de hombros, restándole importancia al gesto que acababa de hacer.

Me encanta que quieras tanto a mi familia. – El ojiverde no se pudo resistir y lo besó en los labios.

Durante el viaje a la fiesta, estuvieron robándose miradas y sonrisas, aunque no en exceso porque Smythe tenía que concentrarse en conducir de manera segura. Entraron a la fiesta y saludaron a Julia con un beso y a Richard con un apretón de manos.

– "Tío Blaine, tío Seb". – Sophie corrió para saludar a los recién llegados. Blaine la levantó en brazos y le dio un sonoro beso en la mejilla después de desearle feliz cumpleaños. Después se la pasó a Sebastian para que también pudiera felicitarla.

Durante la fiesta, Blaine se mostró encantador con todos los invitados y se interesó por las conversaciones que mantenían las madres sin sentirse realmente incómodo. Se notaba que absorbía toda la información, tal vez para cuando él mismo fuera padre.

Al final, todos los invitados se fueron y quedaron los Smythe junto a Marley. Sophie estaba dormida en los brazos de Anderson y parecía que a él no le molestaba. Al final, dejaron a la niña con su madre y la pareja volvió a su coche.

¿Te llevo a casa o quieres que pasemos algo de tiempo juntos? – Sebastian preguntó antes de arrancar el vehículo.

Me encantará que estemos algo a solas. – Blaine sonrió con picardía.

Lo que mi chico quiera, tendrá. – El castaño también sonrió.

En ese caso, prepárate para una noche interesante... – El moreno susurró insinuante.

Sebastian suspiró triste. Extrañaba a Blaine como nunca, tal vez porque estaba más presente en su vida de lo que había estado en los últimos años. Estaba desesperado y lo único que se le ocurrió fue ir a buscar al otro en el lugar que trabajaba.

Al llegar al prostíbulo, la recepcionista le dijo que si quería ver a Anderson tendría que esperar porque estaba con un cliente pero que si quería, tenía muchos chicos libres. Decidió esperar porque tal como se sentía, no había nadie más que pudiera reconfortarlo.

Cuando por fin pudo entrar, se dio cuenta de que Blaine estaba agotado y que había algunas marcas rojas en su cuerpo que parecían golpes recientes. Sintió la ira crecer en su interior, él jamás golpearía a alguien y menos sin motivo. Ni siquiera todo el daño que le había hecho el moreno podría justificar que le pusiera la mano encima.

Sebastian se desnudó y se tumbó en la cama, junto al ojimiel. Los dos estaban de lado mirándose y comenzaron a besarse. Estuvieron un rato así hasta que el castaño tumbó al otro para colocarse sobre él, entre sus piernas, y seguir besándolo de manera aun más intensa.

Todos los movimientos que realizaban eran suaves y dulces y sólo separaban los labios para respirar. Al final, el mayor penetró al otro sin avisar y sin ponerse un preservativo, simplemente se dejó llevar, recordando lo bien que se sentían cuando estaban fundidos en uno solo.

Anderson se encontraba tan hechizado por todo lo que estaba pasando que se olvidó de dónde estaban, de lo que había pasado entre ellos, de lo que había cambiado su vida. Cuatro años sin sentirse amado, sin sentirse realmente deseado habían eliminado cualquier mínima autoestima que pudiera tener. Él mismo se veía como una mercancía, como si no importara... Salvo en ese momento, cuando sentía los brazos del amor de su vida alrededor de él, recordándole que una vez fue amado y feliz, deseando que el tiempo volviera atrás.

Sin embargo, ese momento no pudo ser eterno y, tras varios orgasmos, Sebastian se marchó para dar paso a otro hombre que pagaba por los servicios de Blaine y que esperaba pasar un buen rato.

Por su parte, el castaño se sintió mal porque le había sido infiel a Kurt no una, sino dos veces. Y lo peor era que no sólo lo había sido físicamente. Había comprobado que su corazón todavía pertenecía a Anderson y eso le aterraba. Tenía que hacer lo que fuera para volver a lo que sentía antes, a ese odio. Era la única manera que tenía para no caer nuevamente a sus brazos y volver a salir herido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top