CAPÍTULO 12: EL CUMPLEAÑOS
N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Parece que el capítulo anterior os ha supuesto un gran shock... Yo avisé que esta historia era más dura que cualquiera que he escrito y que Blaine iba a sufrir como nunca (y mira que me gusta hacerle sufrir). Voy a ir dando datos de lo que ha pasado con Blaine... Un poco de paciencia, sabréis todo... También os ha chocado Kurtbastian... A mí no me gusta esa pareja y muchos sabéis lo que siento por Kurt... Está en el fic por un motivo y, confiad en mí, que no va a acabar siendo Kurtbastian. Por cierto, este capítulo iba a ser demasiado largo por lo que lo dividí en dos partes, aunque con distinto título.
CAPÍTULO 12: EL CUMPLEAÑOS
Marley llevaba a su hija, Sophie, a la escuela. La pequeña estaba a punto de cumplir cuatro años y estaba preparando una fiesta de cumpleaños para ella. Para eso iba a invitar a todos los amigos que tenía la menor, gran parte de ellos eran compañeros de clase.
Los Smythe habían convencido a Rose de que aceptara que una empresa se encargara de la organización de la fiesta y de que invitara a todos los amigos de la pequeña. Por eso Marley había preparado unas invitaciones e iba a hablar con todos los padres para informarles.
De todos los padres que quería ver, el más importante era el de Ian. El niño era el mejor amigo de Sophie y estaban muy unidos. Algunas veces, ella y el padre del pequeño habían llevado a los niños al parque y los habían confundido con una familia real.
Cuando entró al patio del colegio, vio a la persona que estaba buscando. Dejó a su hija con la profesora antes de correr hacia él.
– ¡Blaine! – Ella se acercó con una sonrisa. La verdad era que ellos se habían hecho amigos rápidamente. Eran los dos más jóvenes de todos los padres y, además, eran padres solteros, por lo que se entendían de una manera especial. Era cierto que no habían hablado de temas muy personales, pero sí sobre lo que les suponía ser padres.
– Hola Marley, ¿qué tal? – Él la saludó y entrelazaron sus brazos para salir de allí.
– Bien, preparando el cumpleaños de Sophie, lo celebramos el sábado... ¿Crees que Ian y tú podréis venir? Sé que no sería lo mismo sin vosotros, Sophie os quiere mucho. – Ella explicó.
– Yo no podré, trabajo los fines de semana... Pero seguro que Sam o Brittany pueden llevar a Ian. Hablo con ellos y mañana te confirmo. – Anderson informó antes de despedirse porque Rose iba a clase y él no quería entretenerla más.
– ¿Por qué tenemos que ir a una estúpida fiesta infantil? – Kurt preguntó mientras se ajustaba por décima vez la corbata.
– Porque es el cumpleaños de mi sobrina. – Sebastian respondió con tranquilidad. Mientras su novio había elegido un atuendo más extravagante, él vestía pantalón vaquero y camisa bajo un jersey de cuello en pico.
– No es tu sobrina. Es la hija de tu prima. – El ojiazul insistió.
– ¿Quieres dejar eso? Para mis padres la niña es como una nieta y para mí es como una sobrina. – El empresario estaba cansado de esa discusión.
– Éso es lo único que faltaba. Seguro que tus padres le dejan algo en herencia cuando mueran y tú, en vez de luchar por nuestro futuro y el de tus hijos, te conformas con compartir todo con ella. – Hummel se miró en el espejo por última vez.
– No te preocupes, tendremos más de lo que podemos gastar. Vamos a la fiesta.
Smythe odiaba esa avaricia de Kurt, pero no decía nada porque era el novio "perfecto" para él. Era de una familia con poder y ellos tenían dinero, una gran combinación.
Sam y Brittany llegaban al local donde Sophie celebraba su fiesta de cumpleaños. Blaine estaba trabajando por lo que ellos llevaban a Ian allí. Hacía cuatro años que habían conocido a Anderson y eran sus únicos amigos. Ellos y Brody, otro vecino del edificio. Entre los tres ayudaban en todo lo que podían al padre soltero, sobretodo en el cuidado del niño.
– Buenas tardes. – Julia los saludó nada más entrar. Su corazón se detuvo al ver a un pequeño de unos cuatro años, de la misma edad de Sophie. El niño tenía un parecido con su hijo Sebastian, algo que parecía imposible porque iba acompañado de sus padres. Sin embargo, había algo en él especial. El cabello, aunque era rizado, tenía el mismo color que el de su hijo a esa edad. Los ojos eran de un verde intenso y con un brillo tan característico que era imposible olvidarlos. La pequeña nariz tenía la misma forma aunque, si era sincera, la sonrisa era diferente.
– Buenas tardes. Él es Ian, el mejor amigo de Sophie. – La rubia explicó.
– Claro, pasad, por favor.
La señora Smythe acompañó a los recién llegados para mostrarles el lugar y se relajó al ver que éstos se encontraban con otros padres y comenzaban a hablar. Su marido se acercó a ella con el ceño fruncido.
– Ese niño...
– ¿Tú también lo has notado? – Ella miró a su esposo.
– Hasta le he preguntado a Sebastian, pero dice que no conoce a ninguno de los dos. Yo te juro que no he tenido ninguna aventura y no conozco a ninguno de los dos padres. – Richard se apresuró a aclarar.
– ¿Recuerdas cómo estaba tu hijo hace cuatro años? – Julia preguntó.
– Estaba con Blaine... ¿Qué piensas? – El hombre quiso saber.
– Blaine tenía 18 años... ¿Y si estaba embarazado cuando rompieron y dio en adopción el bebé? Era la única alternativa que podía tener si quería seguir estudiando. – La mujer expresó sus pensamientos.
– ¿No crees que debería habérselo dicho a Sebastian antes de tomar esa decisión? ¿Y si Sebastian hubiera querido hacerse cargo del bebé?
– Blaine estuvo meses intentando hablar con Sebastian. ¿Y si lo que intentaba era hablar de su embarazo? Siempre tuve la sensación de que debieron hablar antes de nada. Tú viste al chico, se puede fingir pero no hasta ese punto. La forma en que lo miraba, en que se dejaba llevar... La noche que lo conocimos dijiste que había algo raro, que era como si cada muestra de afecto de nuestro hijo fuera todo para él. – La señora Smythe recordaba esos días como el peor momento de su vida. Ver a su pequeño sufrir por esa ruptura había sido demasiado.
– Jul... Tienes un gran corazón. Blaine engañó a nuestro hijo por dinero. – El marido no creía lo mismo que ella.
– ¿Por qué estáis hablando de Blaine? – Sebastian interrumpió la conversación.
– Porque tu madre cree que Ian es hijo de Blaine pero lo dio en adopción. – Richard explicó.
– Esa pareja es muy joven para haber adoptado. – El hijo razonó.
– Voy a sacarnos de dudas. – Julia dio dos pasos al frente antes de notar la mano de su esposo deteniéndola.
– Sé discreta.
Los dos Smythe vieron como ella se acercaba a la pareja y les hacía un par de preguntas. Ellos las respondieron con una sonrisa y sin inmutarse. Después volvió con paso firme.
– El niño nació el 25 de diciembre y Sam estuvo presente en el parto.
– ¿Cómo lo has descubierto? – Sebastian miró a su madre con admiración.
– Una mujer nunca desvela sus secretos.
– No importa, de ser así, Blaine se habría marchado con tres meses de embarazo. Se le habría notado. Él se habría enterado. – El hijo explicó.
– No tiene por qué. Si no sabía que es portador del gen y no tuvo síntomas como las nauseas. Incluso si llegó a engordar algo pudo pensar que era por comer mucho. – Ella estaba triste porque habría deseado que fuera su nieto. Empezaba a pensar que nunca lo sería.
En ese momento, Kurt se acercó a ellos.
– Esta fiesta es un aburrimiento. No hay más que niños y madres hablando de guarderías, biberones y no sé que más. ¿Cuánto tiempo más tenemos que estar hasta que podamos irnos sin ser groseros? – El recién llegado preguntó, ganándose una mirada reprobatoria de Julia y Richard.
– Podéis iros ya, si es lo que queréis. No hay obligación de que os quedéis. – La mujer decidió liberar a Hummel de esa "tortura". Sin embargo, ese era otro gesto que no le gustaba del novio de su hijo y ya eran muchos.
– Vámonos. – Kurt ordenó.
La pareja se despidió de todos los invitados antes de irse. Sebastian se disculpó con Marley porque si por él fuera, se quedaría más tiempo.
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