EXTRA 2 BOTEN

Narra Yumi.

El fin de semana paso rápido, como un cuento de fantasía, apenas y salimos de su habitación, Manjiro pedía que la comida se nos llevará a la alcoba y aunque aún se mantenía con un semblante serio, lograba sacarle de ves en cuando una sonrisa.

Me sentía aliviada, después de todo, no estaba perdido, mi Mikey aún estaba allí, y me necesitaba. 

Así que cuando llegó el lunes y debia ir a la universidad, no me pareció raro ver a varios chicos de la pandilla ingresar varias cajas a su habitación.

--la mudanza trajo temprano tus cosas-- me explico sin darle mucha importancia mientras desayunábamos.

Solo éramos el y yo en un enorme comedor, habían otros cinco hombres acomodados en los extremos de la sala, todos alerta a cualquier amenaza.

Al parecer, la pandilla había crecido con rapidez y con ella la cama y poder de Mikey.

No me pasaba desapercibido que de vez en cuando me miraban de reojo, curiosos.

¿Mikey no acostumbraba a traer chicas?

--Yumi-- levanté la mirada al escucharlo mencionar mi nombre, hizo una seña hacia el -- ven.

Solté una risita.

--¿Que? ¿Estoy muy lejos? -- el asintió fin inmutarse.

Tome mi plato y con rapidez camine hacia el.

Estaba dispuesta a tomar asiento a su lado, tome la primera silla a su derecha dispuesta a acomodarme.

--¿Así está bien?

No contesto, con su mirada fija en mi me tomo de la cintura sentandome en su regazo.

Varios presentes ahogaron una exclamación de sorpresa, Mikey no se inmutó, siguió comiendo como si nada. 

Sonrojada ladee la mirada hacia una esquina. 

--Mikey, debo ir a la universidad, ¿Lo sabes verdad?

Aunque hacia aceptado quedarme con el, incluso no había dicho palabras alguna con que mudará mis cosas aquí, aún tenía responsabilidades.

Volvió la mirada hacia mi, aún serio.

--Koko-- llamo con autoridad.

Kokonoi, que quien sabe dónde estaba estuvo en menos de un segundo frente a nosotros en el comedor, realizó una reverencia, su sonrisa pícara solo hizo que me sonrojara aún más.

--comandante. 

--Yumi es mi mujer-- hablo con frialdad, temblé ante la potencia de ese hecho-- traele un teléfono, la camioneta blindada la usará para transportarse, asigna un chófer, todo lo que necesite o te pida... O lo haces realidad o te lo inventas, ¿Entendido?

Me removí nerviosa, podía sentir la mirada penetrante de todos en la sala, cuántas preguntas no se estarían haciendo, estaba segura que los rumores no tardarían.

Oh dios, cuando Baji se entere me matará. 

--n-no creo que sea necesario tanto...-- intenté oponerme.

Mikey me devolvió la mirada sin inmutarse, tan serio como siempre.

--¿Te molesta?

Parpadee ligeramente para negar rápidamente.

--¡No!-- me explique con rapidez-- me parece muy dulce que quieras cuidar de mi, pero no quiero ser una molestia.

Tomo mi mano con ternura, casi toda la sala se quedó sin respiración, llevo mi mano a su mejilla disfrutando de mi tacto. Imagino que no estaban acostumbrados a que su comandante tratara a alguien con tanta dulzura.

--solo dejame cuidarte.

Sentí mi corazón palpitar gustoso.

-- si...

No objete nada más, Koko apareció más tarde con un teléfono nuevo donde ya estaba adjunto el número de teléfono de Mikey, el suyo mismo por si necesitaba algo más y el del chofer que me asignaron.

Para mí sorpresa, cuando salí de la mansión directa hacia una camioneta enorme y blindada quien salio para abrirme la puerta era alguien ya conocido.

--Kakucho-san...-- jadee sorprendida, sabía que se había unido a Boten pero no que lo encontraría con tanta rapidez.

--Yumi-- asintió en modo de saludo, se hizo a un lado para permitirme entrar.

No demore mucho en ingresar a la camioneta, evite mirarlo directamente, poco tiempo después también ingreso y puso en marcha la camioneta.

--no pareces sorprendido-- susurré a mi pesar, sin querer mirarlo.

No quería saber que expresión estaba haciendo justo ahora.

--iba a pasar tarde o temprano-- añadió con calma -- desde que escuché tu conversación con Izana antes de la pelea con Tenjiku... Sabía que volverías a el, solo era cuestión de tiempo.

--tu también lo seguiste-- murmuré.

--Izana lo hubiese querido, si aún estuviera aquí, me lo hubiese pedido -- añadió -- solo queda su hermano, no le fallaré a el también.

Asentí, recordaba cuando significaba para Kakucho.

--antes de venir hablé con Draken-- sonreí con nostalgia -- dijo que iba adentrarme en un infierno sin retorno.

--¿Y no lo es?

Sonreí.

-- lo es, pero no me importa. 

Kakucho no pudo evitar soltar una risa.

-- típico de ti.

(...)

Al llegar a la universidad fue casi imposible no llamar la atención, la camioneta blindada sobresalía en el estacionamiento con solo su presencia.

Kakucho se despidió de mi y me aseguro que estaría aquí a la hora de la salida para recogerme.

Asentí agradecida eh ingresar al edificio.

Varios cuchichaban sin descaro en el pasillo mientras caminaba, era algo molesto, quien sabe cuantas cosas estarían inventando.

No me moleste en darle importancia, intenté concentrarme en mis clases. Pero me era imposible, mi mente siempre volvia a Mikey y el increíble fin de semana que habíamos pasado, estaba rebosante de felicidad, no recordaba haber sonreído tanto en tan poco tiempo.

Sentía que en cualquier momento abriría los ojos y desapareceria, y aún así... Aún detrás de toda esta felicidad habían un anhelo imposible...

Quería al viajo Mikey de vuelta...

Sería dificil, tal vez imposible y aún así me confirmaba.

Lo que sea que habíamos empezado a construir... Era mejor que no tenerlo en absoluto. ..

Después de todo, era la mujer de Manjiro Sano. 

(...)

--¿¡Que eres su que!?

Me encogi al escuchar el grito de Baji.

Cómo imaginé, los rumores después de lo que pasó en el desayuno corrieron por todo Boten, Baji no espero a que llegara a la mansión, había llegado a la universidad justo a la salida para intersectarme y pedirme explicaciones.

Kakucho se encontraba paciente esperando recostado contra el coche mientras yo intentaba calmar a Baji.

--¿Te obligó? ¿Es eso?

--¡No!-- negué con rapidez intentando que dejara de gritar, ya de por sí estaba en la boca de media universidad como para que me hiciera un escándalo-- yo solita me metí en esto, todo fue mi decisión.

--lo sabía, estás mal del coco -- se lamento-- ¿Sabes si quiera en dónde demonios te estás metiendo?

--aja.

--¡No me vengas con eso!--- gruño-- después de todo lo que te he contado, de lo que ha hecho, lo primero que haces es lanzarte a sus brazos, estás loca.

--se que parece como si voluntariamente me hubiese lanzado a un risco.

-- lo es.

Bufe.

--mira, aprecio que te preocupes por mi pero ya estoy mayorcita-- me acerque para susurrar-- lo ví con mis propios ojos Baji, el aún está consciente, aún puedo...

Negó con rapidez, horrorizado al entender a lo que me refería.

--estas aferrada a algo que no pasara y ahora estás metida hasta el cuello-- me apunto-- crees que porque te nombró su mujer lo hace por amor, ante sus ojos le perteneces, nada más..

--no-- negué-- aunque no lo creas, Mikey aún me ama, el aún está ahí

-- síguete engañando-- exclamó enojado-- estás cometiendo un error.

--es mi vida, Baji-- exprese con frialdad-- por favor, respeta mis decisiones.

Levanto ambas manos.

--las respeto-- me miró una última vez con tristeza -- y no por ello estoy de acuerdo.

Sin más, tomo su motocicleta y se fue a toda velocidad.

Entre en el auto sin decir palabras, mantuve mi vista fija en la ventana en todo el recorrido, si Kakucho noto las lágrimas que se reflejaban... No comento nada.

(...)

Cuando llegamos a la mansión ya estaba mejor, disimule el llanto como pude y entre en casa.

--¡Señora!-- los chicos apostados en la  entrada me realizaron una reverencia demasiado exagerada.

Entre en la mansión con las mejillas rojas de vergüenza, ya todo el mundo lo sabia.

-- bienvenida-- Koko se posicionó a mi lado-- aunque este cansada y me imagino quiere dirigirse a su habitación, temo que el comandante requiere tu presencia en otro lugar. 

--¿Eh?

--sigueme.

Camine tras Koko hacia una habitación más al sur del comedor.

Koko me hizo una seña para entrar.

Algo extrañada ingresé a la habitación quedándome sin habla.

La pared de la derecha estaba lleno de lienzos en blanco de distintos tamaños para elegir, el lado izquierdo era puro color, cada puesto estaba lleno de pinturas, hermosas y de gran variedad.

En el fondo se encontraba Mikey, acomodando una mesa sin esfuerzo.

--esto es...-- se giro al escucharme.

Su rostro se ilumino ligeramente al verme, camino hacia mi.

--¿Te gusta?

Era una pregunta tonta.

--¿Es para mi?

El le dió una repasada casi buscando algún defecto en lo que al parecer habia pasado toda la tarde en ello.

--pense que querrías tu propio estudio, tu refugio -- explico con detenimiento-- si no te agrada...

Me lance hacia sus brazos, sorprendido nos mantuvo estable mientras sus manos se acomodaban en mis caderas para corresponder mi abrazo.

--¡Me encanta!

Levanté la mirada hacia el, y ahí estaba, aquella sonrisa que tanto me gustaba.

Todas las dudas se disiparon.

No había más arrepentimiento.

Mikey me hacía feliz, tomaría cada gota de felicidad así sea poca.
No me importaba

Acaricie su rostro con lentitud antes de inclinarme y estampar sus labios con los míos

No demoro en corresponder, sus manos cada vez más calidas me mantuvieron estable.

Lo supe.

Este era mi lugar... Mi hogar estaba al lado de Manjiro.

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