CAPITULO 35

Se levantó angustiada, el mareo y el dolor de cabeza casi le hacen vomitar.

La verdad no sabía que esperar, ya está era la tercera vez que la secuestraban.

Estaba sobre una cómoda cama doble de sábanas rojizas de terciopelo, la habitación era amplia y las cortinas sedosas evitaban que la luz entrara, posiblemente ya había amanecido, había dormido toda la noche y no sabía dónde demonios estaba.

Miro a su alrededor, el lugar era agradable y nada modesto.

Querían que estuviese cómoda.

Intento abrir la puerta pero como imagino está no se movió.

¿Que podía hacer en una situación como está?

Hina y Takemichi no se enterarían de su ausencia hasta que falte a su turno después del medio día y quién sabe qué horas eran en esos momentos.

No se veía con disposición de esperar.

Aún así, no pudo esperar mucho a qué subcaptor apareciera.

Las puertas se abrieron.

En guardia la chica se posicionó en la esquina más alejada buscando algún arma para poder usar para defenderse.

Pero no lo hizo.

Su mirada se detuvo en el rubio qje ingresaba, su andar era suave y tranquilo.

--Mikey...

No dijo palabra alguna, la observó de arriba abajo antes de posicionarse en uno de los sofás continuos a la cama, sus movimientos eran fluidos como si no notará la posición defensiva de la chica.

--¿Porque me trajiste aquí?

Después de tanto tiempo simplemente ignorando la, no tenía sentido que hiciera todo ello para verla, ¿Que quería?

Mikey levanto la mirada, sus ojos oscuros  impactaron con los de ella, había tanto vacía en ellos.

Era estremecedor.

--¿Porque? -- murmuró -- yo también me lo preguntó.

La miro curioso, desde aquel encuentro en la batalla de las deidades no había otra cosa que girara por su cabeza que no fuera la pelinegra, habían pasado años desde que había enterrado su recuerdo y después de haberla visto... Ya no podía sacarsela de la cabeza.

--Mikey...

Se cayó de repente, el había empezado a caminar hacia ella, su sola cercanía la dejaba sin palabra.

--¿Que tienes de especial? -- la miro de arriba abajo-- ¿Porque no puedo dejar de pensar en ti? -- frunció el seño, quedó a unos cuantos pasos aún escaneando la con la mirada-- eres linda y amable, ¿Y eso que? ¿Solo por ello me sigues como un fantasma? Odio aquello que me afecta y no puedo controlar, ¿Porque no controlo mis pensamientos cuando se trata de ti?

La chica se mantuvo firme, no dejo de observar aquellos ojos.

--¿Puede ser que aún me amas?-- lo dijo con un hilo de voz suave, sentía que se quedaba sin aire cada vez que se acercaba más.

Mikey la miro de reojo, en un solo movimiento ya la tenía aprisionada contra la pared, Yumi soltó una exclamación sorprendida, era mucho más rápido a lo que recordaban.

--¿Amor?-- la frialdad de su voz la hizo temblar-- deje de sentir hace mucho.

Y era verdad, había hecho todo lo que se le ocurría para dejar de querer, se había alejado, odiado, incluso se había dirigido a caminos de placeres solo para olvidarla, había tenido a la chica que quisiera, una noche y era suficiente, nada cambiaba, seguía sin sentir...

--Mikey...

--es solo un capricho-- indico-- tu eres solo un capricho--tomo su rostro obligándola a mirarlo fijamente-- en cuanto te tenga, podré olvidarte, ya no me perturbaras.

Yumi abrió los ojos de par en par, no creía lo que estaba pasando, los fuertes brazos de Mikey la tomaron sin delicadeza lanzando la contra la cama, el suave colchón nisiquiera le hizo daño aún con la agresividad del chico.

Retrocedió asustada al ver que lentamente empezaba a desabotonar el uniforme de la pandilla, lo hacía tan metódico... Tan ensayado.

"No queda nada que salvar" la voz de Baji hizo eco en su mente.

--Mikey, me estás asustando...-- murmuró ella retrocediendo hasta el espaldar

Intento levantarse eh ir hacia la puerta pero el era más rápido, la recostó contra la cama, el encima de ella, con una de sus manos había tomado las de ella colocándolas por encima de la cabeza.

Yumi se retorció y grito, el pánico había empezado a aflojar dentro de ella.

El lo sabía... El trauma que tenía referente a ello, lo que había vivido.

La estaba lastimando de la peor manera.

--Mikey... Por favor.

Temblaba de arriba abajo.

-- ¿Me temes?-- la miro inexpresivo-- si lo hago, si tomo lo que quiero, ¿Me odiarias?

¿Lo haría? ¿Podría llegar a odiarlo?

Pensó en aquel chico sonriente besándola en aquel prado en pleno amanecer, el abrazarlo en su moto mientras recorrían la ciudad, la felicidad completa, el gozo...

Una ligera lágrima cayó por su mejilla

¿Cómo es que habían llegado a una situación como está?

Sentía sus manos recorrer su cuerpo, el como rasgaba su blusa y aún así... Y aún así ella seguía pensando en sus buenos momentos, en aquellos dónde el le había feliz.

--no puedo-- susurro ella dejándose ir por el llanto-- no puedo odiarte. Aún si me dañas, si quieres que te odie no vas a conseguirlo...

El se detuvo, algo dentro de el se removió al ver las lágrimas surcar el rostro de la chica, allí estaba de vuelta esa fastidiosa sensación de dolor, dolor por lastimarla.

--¿Porque? ¿Porque no solo me odias?-- murmuró el sorprendido, estaba seguro que después de ello ella se mantendría alejada, ya no querria saber más de el--¿No es eso más fácil?

Entre lágrimas la chica sonrió, solo tenía una respuesta para ello, y era de lo más ilógica. 

--porque te amo-- susurro mirándolo a los ojos, demostrándole todo lo que sentía -- y sin importar lo que hagas, lo mucho que intentes que te odie no lo vas a lograr... Siempre te amare Manjiro, aún cuánto duela.

El chico le soltó, estaba paralizado de la sorpresa, estaba listo para todo menos para esto... Para que ella no diera su brazo a torcer.

Al notar que ya no habi presion en sus muñecas la chica acunó el rostro del rubio y se inclino hacia adelante

Mikey no lo espero.

Abrió los ojos sorprendido al sentir los labios de la chica con los suyos, la sensación fue gloriosa, reconocida y tierna.

El beso tenía sabor salado por las lágrimas y aún así era lo más delicioso que había probado, cerro los ojos y se dejó ir fundiéndose a la par.

Algo en su pecho se removió, una presión extraña, una sensación de anhelo y no era nada aparecido al deseo... Era algo mucho más profundo y confuso.

Ella se separó con lentitud para observarlo, justo allí... Había un brillo en sus ojos que hace unos instantes no estaba.

--Yumi...-- murmuró el, sin saber que decir.

El labio de la chica tembló, ¿Hacia cuánto había deseado volver a besarlo?

Acaricio su rostro con lentitud esperanzada.

Pensó que jamás entendería a su yo del futuro por haber permitido que Mikey tomara aquel futuro, pero no era nadie para juzgar, no cuando ella estaba allí dispuesta a entregar su alma al diablo si podía permanecer allí y intentar que aquel brillo leve en su mirada se mantuviera.

Si tan solo...

--¡MIKEY! -- La puerta se asoto con fuerza.

Ambos se separado sorprendidos.

El hechizo se había roto, de nuevo la expresión vacía en Mikey volvió

--¡Abre la puta puerta! ¡Se que estás ahí pedazo de mierda! -- Yumi reconoció la voz de inmediato--¿¡Dónde está Yumi!? ¿A dónde carajos te la llevaste!? ¡Abre si no quieres que rompa la maldita puerta!

La chica tembló levemente.

--Baji...

Si voz debido a la conmoción sonó temblorosa.

Aquello alertó al pelinegro.

--¿Yumi? ¡Abre la puta puerta Mikey!

Mikey se levantó, cuando estaba a mitad de camino la puerta se vino abajo.

Yumi observó sorprendida que la amenaza de Baji no había Sido en vano, de verdad había tirado la puerta. 

Si mirada recorrió la habitación, miro a Mikey con el seño fruncido, lo recorrió con la mirada, fijándose en su pecho descubierto.

Después la miro a ella y su ira estallo.

Estaba con la camisa hecha arapos y el rostro salpicado en lágrimas.

Dió un paso adelante tomando a Mikey del cuello.

--¿Que le hiciste? ¿¡Ehhh!? -- una vena palpitaba en su sien--¡Eres un hijo de puta!

Mikey no dijo palabra alguna, solo permitió que Baji diera su primer golpe, estaba tan furioso que no midió su ira, fueron tres golpes antes de que la nariz de Mikey empezará a sangrar.

Pero el no se defendió.

--¡Baji! -- la chica corrió hacia ellos interponiendose-- para por favor.

Baji gruño de ira, sentía la adrenalina martillandole con fuerza.

--¿Que pare? ¿¡No te has visto al espejo!? -- señaló a Mikey-- no merece ni una sola lágrima tuya...-- lo miro con asco-- no te merece en absoluto.

Yumi sintió su corazón romperse.

--lo se-- susurro, claro que lo sabía... Y aún así no podía evitar amarlo--solo quiero irme... Por favor... -- estaba temblando-- solo quiero irme a casa.

Al ver su estado al fin se relajo, no podía dejarse ir por la ira cuando su amiga lo necesitaba.

Se quitó la chaqueta y la colocó en sus hombros, con delicadeza la guío hacia la salida.

Yumi miro por última vez a Mikey, ensangrentado y herido... Oh dios, cuánta verdad habían en una sola imagen.

Dejo que Baji la condujera a la salida.

Había ido enloquecido a casa de Mikey después de que Koko le insinuar que estaba con Yumi, aquello no le había dado buena espina y tenía razón.

El chico la dirigió a su motocicleta, el resto del camino fue en silencio, ninguno de los dos quiso decir palabra.

Cuando llegaron a casa, Yumi se detuvo ante la puerta y se volvió a girar.

Las palabras parecían quemar su garganta.

-- si hay algo que salvar-- murmuró ella-- aunque no lo creas...

--Yumi...

--no-- se negó ella-- lo ví, volvía a sentir, volvía a ser el... Volvía a ser mi Mikey.

Sentía las lágrimas amenazar, se sentía tonta por volver a llorar pero habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo.

-- no puedes cambiarlo Yumi, eso lo sabes...

Recordó su futuro...

-- tal vez yo no, pero si Takemichi-- miro a Baji fijamente -- se que es mucho pedir pero apoyalo Baji, si aún queda algo de esperanza... Si queda aunque un poco para aferrarse yo...

Sus brazos la rodearon con dulzura, acaricio su cabello con dulzura.

Baji podía ser tosco y rudo, pero en los momentos que se necesitaban... Era el amigo perfecto

--tonta...-- murmuró el -- tu solo debes pedirme que me ponga un maldito vestido y baile ballet y lo haría. No te mortifiques-- sonrió cálidamente-- ¿Qie clase de amigo sería si no puedo apoyarte?

No pudo más

Estallo en llanto.

Baji no la detuvo y mucho menos le dijo que parara, lo necesitaba.

Dejo que la chica dejara fluir todo el dolor que tenía desde hacia tanto.

Tal vez así... Podría ser más fuerte para aquello que venía.


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