Capítulo 7
«Tontito, estoy más cerca de lo que crees y soy quien menos lo imaginas, créeme, no soy quien tú crees,
O.
PD: no respondas esto, por favor, besos».
«¿Quién carajos eres, O? Por favor, dímelo, necesito saberlo. Yo creo que eres tú, Marie, pero dice que es no quien yo creo que es.
Entonces, por favor, quiero saber quién eres». Solo podía pensar en eso, quería, realmente lo deseaba y anhelaba, que Marie fuera la chica de las cartas, pero ahora me parece que es otra chica, para empezar se llamaba MARIE, no empezaba con O su nombre.
¿Quién podría ser? ¿Por qué me pasaba esto? Dios, eran tantas preguntas y tan pocas respuestas, ¡necesitaba saberlas!
Los días pasaban y no tenía noticias de O, no había recibido algún mensaje o alguna señal para decirme quién esa esa chica misteriosa.
—¡Hey, Lou! —Katherine habló para que fijara mi atención en ella, estábamos en la hora del almuerzo, cada vez se mencionaba menos a Richard Vallaj, hasta me había olvidado de él.
—¿Qué pasa, Kate?
—Parece que estás en otro lado, te acabo de preguntar si te gusta el peinado de Marie y tú ni siquiera te inmutaste, estás como perdido o yo qué sé —¿de verdad me había preguntado sobre el peinado de Marie? Dios, estaba tan perdido como ella decía, me limité a contestar:
—¿Qué quieres que opine? Está lindo.
—Ni siquiera lo notó, Kate, te lo dije; te dije que no se daría cuenta —Marie y Marcus hablaron al mismo tiempo y le echaron una mirada de pocos amigos a Katherine.
—Ok, bueno, yo no sabía; de verdad iba a creer que Louis se daría cuenta o que, mínimo, diría algo acerca de tu peinado. Algo más que un simple «ah, está lindo»; es él el que parece que no está aquí —hizo voz burlona mientras ponía los ojos en blanco—. Gracias, Louis, me has hecho quedar como idiota frente a Marie y Marcus.
Comencé a titubear, Dios mío, el asunto de O me tenía vuelto loco.
Y ahora había alejado a O por su misma culpa. Un segundo, ¿seguía pensando que O era Marie? No podía ser posible, habían pasado varias semanas desde que recibí la última respuesta de O.
Ese día Marcus se fue con sus nuevas mejores amigas: Katherine Dankworth y Marie Wilson.
Yo decidí ir al parque Orange. Necesitaba respuestas y requería pensar un poco, creyendo que tal vez así las conseguiría.
El parque Orange era bastante tranquilo, solo había ruidos de las aves que pasaban, un par de ardillas corriendo a través de los árboles; había unos cuantos niños jugando a la pelota cerca de donde yo estaba, hacían los típicos ruidos de unos niños jugando a la pelota; como gritos o risas en un tono muy fuerte.
Me senté en el césped, me puse a pensar, pensar y pensar, no podía hacer otra cosa que no fuera pensar.
Al poco rato me fui durmiendo, poco a poco, hasta que de verdad caí y dormí un poco...
Cayendo, iba cayendo, no había un lugar al cual aferrarme para detener la caída, de repente salieron muchas manos a mi alrededor, no sostuve ninguna porque no confíaba en que me fueran a atrapar.
Casi llegaba al fondo terminaba el camino de manos, pero de repente salió una mano y sabía que esa mano la tenía que sostener.
Solo vi un brillante reloj de oro, me detuve en seco, cuando vi que de la mano empezaba a salir un brazo, hasta llegar a un dorso; se estaba formando el cuerpo poco a poco.
Quedó una silueta irreconocible.
—¿Eres tú, O? —pregunté, aunque tenía la forma de alguien muy conocido... Marcus Miller; o quizás no era él, tal vez era alguien a quien yo conocía; pero en ese momento no me fue posible descifrar a la silueta de la persona.
—Sí. Me elegiste a mí porque soy tu mejor amigo, ¿no es cierto, Louis? —Marcus me sonreía, yo intenté buscar el reloj de oro pero ya no vi nada, la piel pasó de ser de un tono blanco a un tono todavía más pálido y con cabello rubio cenizo.
—Sí, lo hice, quiero decir, sabía que eras tú —mentí.
Perfecto, creía haber encontrado a O, en mi sueño, pero solo fue un mal sueño, me desperté por un golpe en la cabeza de parte de los niños que jugaban a mi alrededor.
—Lo siento mucho, señor —un niño regordete, de aparentemente unos diez años de edad, corrió hacia mí con la intención de tomar su pelota de vuelta.
—No importa, estoy bien, no me digas señor, por favor.
—Tenga —ignorando lo que le comenté, me extendió la mano dándome lo que ya me imaginaba que pasaría—, estaba tirada justo a un lado de donde usted estaba acostado.
—¿No viste quién pudo haberla dejado? Si sabes, por favor dime ahora —quizá esa era mi oportunidad de encontrar a O.
—No vi nada, salvo la carta que estaba tirada, estaba muy distraído en mi juego.
—Está bien, diviértete.
Me fui a casa, ¿otra carta? Primero no tenía tantas (o ninguna) noticias de O durante todo este tiempo y ahora me encontró dormido en medio del parque Orange, no podía ser posible.
Llegué a casa, caminé directo a las escaleras, las subí de par en par, «O: tengo que encontrarte y voy a hacerlo, tengo que saber quién demonios eres, por favor; O, ya, quiero saber quién eres".
Abrí el sobre del mismo color pero esta vez sellado con una calcomanía de un corazón rojo «pasión»: un rojo bastante encendido pero apagado a la vez.
«Querido Lou:».
«Genial, así que ya no soy su persona favorita o lo más hermoso que sus ojos hayan visto» pensé y continué leyendo la carta.
«Querido Lou:
Te he tenido un poco olvidado y lo siento por ello, he querido acercarme más a ti; pero me es imposible porque siempre estás con Marcus, Marie...».
—¿¡QUÉ!? —solté un grito de desesperación, tristeza y sorpresa por lo que estaba leyendo—, ¿cómo era posible que no se trataba de Marie?
Todos mis planes y teorías se habían ido directamente a la mierda. Estaba seguro que se trataba de Marie, pero ahora ya ni siquiera sabía de quién podría tratarse, sin embargo continué leyendo la carta con cierto detenimiento y decepción.
«... siempre estás como el perrito faldero de Marcus, Marie y Katherine.
Katherine Dankworth es buena persona, junto con Marie, claro, ambas chicas son especiales y muy hermosas, solo que no soy ninguna de ellas. Escuché que Marcus está enamorado, ¿de quién crees? De Richard Vallaj: el chico más guapo, rico y popular de Apple White y de Itaville.
Yo no siento atracción por él, la siento por ti; además él tiene novia.
Esto no es una despedida, por el momento.
Seguiré enviándote cartas hasta que sepas quién soy, mi niño hermoso y precioso.
Espero que estés bien, descanses y sueñes con lo que más te hace o te haría feliz, es complicado pero te quiero; siento que te quiero y ni siquiera nos conocemos formalmente, no he tenido el gusto.
Cuídate,
Siempre tu mayor fan,
H.».
Me detuve a leer el final de la carta otra vez porque había algo raro que no cuadraba, ¿H? ¿Se había cambiado el nombre de uno que empezaba con O a uno que empezaba con H? O quizá debió poner su inicial de su nombre y la inicial de su apellido...
Comencé a pensar en lo que realmente estaba pasando: «O» y con «H» no había chicas que recuerdo cuyos nombres empezaban con dichas letras, sin embargo sí habían apellidos con H; Harrell y Haden.
Fui a dormir, pensando en que tenía que investigar después. Empecé a pensar en solo una cosa: «demasiado floja la carta, pudo escribir algo mejor o escribir más, para solo dejármela mientras dormitaba en el parque Orange; no es posible que no la haya escuchado, bueno, había mucho ruido y es posible que no pudiera escuchar siquiera si hubiera un perro ladrando frente mío», y dormí un muy buen rato, estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de lo que pasaba, ni mucho menos que me estaba quedando dormido. Nunca supe en qué momento me quedé dormido ni cómo, por la cantidad de ruido: no creía que me había dormido sin darme cuenta, nunca creí que me hubieran drogado, claro que no, era algo muy imposible; aunque sí existía dicha posibilidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top