Capítulo 5
¿Por qué me hacía sufrir a mí mismo? Era obvio que era de Marie, aunque nunca revisé bien la parte trasera posterior del sobre color amarillo canario. Me dispuse a revisarlo, encontré algo en particular que no encajaba con nada de esto. En serio que cuando digo nada es nada.
«Para: Louis Gerald Train
De: O».
Estaba muerto. Sentí una gota de sudor frío bajar por mi cabeza.
¡Ay, Dios mío! ¿O? ¿Quién carajos podría ser O?
El nombre estuvo dando vueltas por mi cabeza toda la noche, ¿O? ¿Quién podría ser esa tal O? ¿Y por qué, de repente, estaba tan interesada en mí? No es posible.
Pensé en las chicas cuyos nombres empezaban con O; pero no podía ser posible ya que casi no había nombres de chicas con O; hasta donde yo recordaba solo había dos chicas que yo conocía y sus nombres empezaban con O las cuales eran Odette y Olivia… ¡ninguna tenía el valor de hacerlo porque todas estaban con alguien en ese momento!
O solo que, tienen mucho valor y los estaban engañando. ¡Dios mío! ¿Quién?
Al día siguiente llegué a la escuela bastante desvelado, no había dormido bien la noche anterior de no ser por esa tal O. «Me robas el sueño, mira lo que estoy haciendo por ti» quería decirle a esa extraña chica. Porque me estaba muriendo por saber de quién podría tratarse «me muero por saber quién eres, quiero que me digas qué es lo que sientes por mí con exactitud, quisiera encontrarte».
Tenía tantos pensamientos en mente, tantas cosas que quisiera decirle a O, por favor, quiero encontrarte.
—¿Qué ocurre, Louis? —estábamos en la hora del almuerzo, Marcus y yo, sentados en el centro de la cafetería, cada uno con su respectiva ensalada César; Marcus tenía la creencia de que la comida que nos servían en Apple White engordaba y no podíamos permitirnos estar gordos—. No me puedes decir que no tienes nada porque estás aquí sin estar aquí, ¿me entiendes?
—Sí —asentí con la cabeza—. Pero estoy bien, en realidad no pasa nada por lo que debas preocuparte, Marcus, en serio —ese era yo, Marcus, no pensaba confesarte lo que me estaba pasando con mi fan, no quería que eso también me lo arruinara.
—Déjame adivinar. Piensas que te voy a arruinar tus planes, ¿no es cierto, Louis Gerald? —Marcus me había leído el pensamiento—. No te voy a arruinar nada, eres mi amigo y te quiero, podré ser medio maldito a veces pero quiero que sepas que puedes confiar plenamente en mí; jamás te traicionaría —ese comentario me hizo soltar una risa muy fuerte; tan fuerte que tuve que esconder mi boca entre mi mano para no escupir un pedazo de comida; aunque ni loco, ya conocía ese juego: me hablaba bien para sacarme la sopa y luego lo usaba en mi contra, esa vez te falló; no iba a permitirlo, amigo.
—Te juro que estoy bien —comí un poco de mi ensalada César, la cuál estaba muy completa todavía, no había probado casi ni un solo bocado.
—Por favor, eres mi amigo y te quiero, no quiero al Louis que se hace el fuerte ni a Zac Efron; aunque, ¿quién no quiere a ese bombón? Te diré quién: ¡yo, en este momento!, quiero a mi amigo Louis aquí conmigo —buena ésa, nunca la había oído en mi vida.
Rápidamente le cambié el tema de la conversación.
Seguimos discutiendo las tareas que nos dejaban, nuestra vida escolar, todo. Quise que dejara de insistirme.
No le iba a comentar nada acerca de O, la misteriosa chica que sentía una fuerte atracción por mí, estaría loco si eso llegara a pasar.
Llegué a casa después del colegio, como siempre, no había nadie, subí las escaleras de dos en dos, entré en mi habitación y aseguré la puerta para que nadie entrara.
Tomé lápiz y papel, comencé a escribir una carta para la chica misteriosa; quien se hacía llamar O, comencé a escribir, primero un poco flojo y luego comencé a escribir con pasión.
«Querida admiradora:
Quisiera saber quién eres y por qué tienes tanto interés en mí, por favor esta intriga me está carcomiendo vivo, sé que apenas pasaron veinticuatro horas de la carta, pero en serio me da mucha ansiedad que no me digas, exactamente, quién seas.
Quiero conocerte, quiero entablar una conversación (¿y por qué no?) Entablar una amistad real, en serio.
Quiero que me digas quién eres, ya dije esto muchas veces, lo siento, en verdad quiero saberlo.
Espero poder saberlo más temprano que tarde, por favor, yo no estaré en anonimato, tú sabrás que esta carta es para ti y que la escribí yo.
Louis Gerald Train.».
Listo, le respondí la carta a O, ahora solo me faltaba esperar por una
Comencé a hacer mis tareas de ese día, las cuales no eran muchas, pero mi cabeza no paraba de darle vueltas al asunto de O.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top