Capítulo 18
Así estuvo mi cena; muy aburrida, papá callado y mamá siendo insistente con el tema de nuestra relación. Ella quería saber fechas, detalles, lugares; casi quería saber si íbamos al baño juntos o a qué hora íbamos al baño.
—Mamá. ¿Qué ganas con hacer este maravilloso día en un día tan lluvioso y con tormenta? —pregunté, el día pintaba ser caluroso y radiante, pero mamá se esforzaba bastante en hacerlo lluvioso; nublado y con tormenta eléctrica.
—Louis tiene razón, Theresa, déjalo en paz, sí, podrá ser muy emocionante; pero te veo mucho más emocionada que con Marie y esa niña estaba loca por él. Así que solo déjalo tranquilo —«gracias, papá, te debo una muy grande», pensé mientras llevaba un trozo de carne del platillo a mi boca.
—Bien, solo me emocionaba saber que esos rumores de mi niño no tenían ni una gota de verdad, ¿no es cierto?
—No —respondimos los 3 al mismo tiempo, mientras mis ojos vagaban de in lado a otro.
—Aunque eso no tendría nada de malo, ¿o sí, Theresa?
—¡Claro que no! Amo a mi hijo sea o no sea gay.
—¿Entonces por qué tanta insistencia en el tema, si se supone que no pasa nada, madre? —yo estaba un poco incómodo.
—Por nada, olvidémoslo, la cena se enfría, ¡coman! —Lezley estaba pasando por un momento muy embarazoso y yo sabía el porqué; también yo pasaba por un momento sumamente embarazoso.
En la escuela seguíamos siendo amigos normales, no nos dejábamos notas de amor ni nada por el estilo, tampoco caminábamos agarrados de la mano, solo nos llevábamos bien y era todo. Nadie sabía de nuestra falsa relación a los ojos de mis padres. Salvo ellos, son los únicos que sabían, o por lo menos eso pensaba yo.
—Adivina quién más sabe de nuestra fingida relación frente a mis padres.
—Y a los míos también, tuve que decirles; bueno, más o menos. El chiste es, let me guess, O.H.R., or whatever he's called, isn't? —Lezley había adivinado, era de parte de O pero sentía que no era la misma persona; aunque no era nada nuevo. Ella era muy inteligente.
—Sí, de parte de O., ¿quieres explicarme qué carajos tengo que hacer con eso? —le di la carta.
—La leeré para ti, entrégamela, ahora, no tardes; el tiempo es oro, Louis –extendió su mano para que pudiera ponerle la carta y leerla ella misma. Abrió la carta como pudo y comenzó a leerla pero no muy fuerte porque nos cuidamos de que alguien haya podido escucharnos, al menos tenía la seguridad de que Graham estaba con sus nuevos mejores amigos: Sean y Max que, al parecer, se llevaba mejor con ellos cuando salió del clóset y admitió que era gay.
«Querido Louis:
Ya me enteré de tu fingida relación con Lezley Anderson, ¿que cómo sé que es fingida? Fácil, mi amor, nunca están juntos en la escuela pero están derramando amor cuando están en tu casa, tan simple.
Should I give up? Me atraes como la luna al océano, ¿sabes? No podemos estar juntos, por el momento, porque mi meta es conquistarte, pero siempre habrá una extraña atracción sentimental entre nosotros, llamémosla ‹tensión amorosa› porque sé que, tanto tú como yo, sentimos algo de atracción. Lo sé, me lo han contado diversas fuentes...».
—STOP! —la detuve—. ¿Le has comentado a alguien de esto?
—¡Jamás! ¿Por quién me tomas, Marcus Miller, acaso? —por pura coincidencia Marcus iba pasando, esta vez solo, y se detuvo en cuanto escuchó su nombre.
—Perdona, ¿yo qué? —las cosas se pusieron peor en 3, 2, 1...—. Ya supéralo, Louis. ¿Alguien te envía cartas, Lezley?
—¿Qué te importa? —soltamos los dos al mismo tiempo.
—Nada, al contrario, me siento feliz de saber que tienes a alguien contigo y con tu ¡TERATOMA! —gritó esto último; eso provocó que todos a nuestro alrededor voltearan a vernos a Lezley, Marcus y a mí.
Lezley le dio una fuerte cachetada a Marcus, pobre chica, se podía notar que su comentario la hirió gravemente.
—Que no se te ocurra tocarla porque eso ya es un delito; golpear a una mujer, y hasta podrías ir a prisión porque es un delito muy grave —confronté a Marcus, ya era suficiente con este idiota.
—Pero a ti sí que puedo golpearte, por el simple hecho de que me estás molestando, Louis Gerald —estaba a punto de golpearme cuando algo detuvo su mano.
—Que no se te ocurra tocarlo, ¿oíste, Miller? —Graham comenzó a discutir con Marcus, en algún momento creí que de verdad se iban a golpear.
—¡Alto, no lo golpees! —grité.
—¿Lo estás defendiendo? For real? ¿Después de todo lo malo que te ha hecho pasar? Por favor dime que no es verdad lo que estoy escuchando —Abraham me dio la cara.
—¡Claro que no! Solo no quiero que te metas en problemas, ¿eso tiene algo de malo? —comenté cabizbajo.
—Interesante que no puedas defenderte solo, Louis —a Marcus se le veía más, mucho más, sereno; al parecer, se había calmado un poco.
—¿Sabes qué? Mejor sí golpéalo.
—Se van a meter en muchos problemas por esto, chicos, mejor ya váyanse cada quien a donde tenga que ir y listo, ¿por qué continuar peleando por algo sin importancia? —comentó Lezley en un desesperado intento para que nos calmáramos; por lo menos un poco.
—Mejor me voy, ya vi que ahora el que tiene perritos falderos eres tú, Louis, me da pereza el solo pensarlo; al parecer el perrito faldero, pasó a tener perritos falderos —se dio la vuelta y se fue por donde llegó.
—Debiste dejarme golpearlo, te estaba molestando y, quieras o no, no es justo que te dejes por él, solo por venir de una familia asquerosamente rica, te lo creería si te dejaras de Vallaj porque, Dios, su familia tiene su propia compañía —Graham comenzó a regañarme, ¿y en serio me estaba diciendo que podría dejar que Richard Vallaj me tratara como Marcus Miller lo hacía solo porque provenía de una familia muy rica?—. Bueno, no, olvida lo que dije, ¡por nadie!
—Ya sé, es solo que podríamos meternos en problemas si...
—¿Meterse en problemas por qué, qué está pasando? —escuché la voz de un profesor justo detrás mío. Holy shit!
—Así es, profesor, esa niña me dio una cachetada solo por preguntarle por la carta que llevaba en las manos; soy una víctima de su poder como mujer, ¿no se da cuenta? —¡carajo, era Marcus! Nos había delatado con un profesor.
—¡Es cierto! Yo vi que lo golpeó, con mucha fuerza —ahora Katherine estaba donde fue todo el disturbio. Fuck! ¿Qué más podía salir mal?
—Acompáñenme ustedes tres a la oficina de la directora —sí, las cosas sí pudieron empeorar porque el profesor, que no conocía ni sabía quién era, nos señaló a Graham, Lezley y a mí.
—No es cierto —mascullé, otra vez: Marcus se había salido con la suya.
—No soy policía, jovencito, pero todo lo que digas puede ser usado en tu contra y cuidadito con lo que digas —mierda, ¿era en serio?
—¿Y por qué...
—¡Louis, de verdad, cállate! —Graham me interrumpió.
Caminamos todo el recorrido en silencio; solo éramos Graham, Lezley y yo, de vez en cuando volteábamos a vernos los 3 hasta que decidimos que era una pésima idea, porque el profesor nos empezaba a ver con su cara malhumorada.
La directora era una mujer muy alta, rubia, con ojos azules, cara delgada y un muy buen sentido del humor. Apenas entramos y ella nos recibió con un cálido saludo.
—¡Hola, mis niños! ¿A qué se debe la sorpresa de tener a estos adorables chicos en mi oficina?
—Estaban peleando, Alice, la señorita Dankworth me comentó que esta señorita le dio una muy fuerte cachetada al joven Marcus Miller —señaló a Lezley tras decir esto.
—¡Ay, por Dios! ¿Hiciste eso de verdad, cariño?
—Bueno, sí; pero él se lo buscó. Él empezó a ofenderme, me ha molestado desde hace un par de años y no sé por qué —Lezley intentaba defenderse como podía.
—Los dejo, resuelvan sus asuntos, yo tengo una clase muy importante y necesito dar esa clase —dicho lo cual, el profesor que nos entregó a la directora Alice, empezó a caminar directo a la puerta de salida.
—¡Gracias, yo me encargo desde ahora!
—Ni siquiera lo golpeé tan fuerte, I mean, él se lo buscó... y no es justo que se siga saliendo con la suya —Lezley siguió intentando defenderse.
—Pero lo golpeaste y aquí en Apple White tenemos tolerancia cero con la violencia; tanto física como psicológica —el profesor le dio la cara a Lezley.
—Pensé que ya se iba —comenté.
—¡Cállate! —Abraham subió un poco la voz.
—A ver, mis niños, tranquilos los dos. Adam, el joven Train tiene razón: creí que tu clase era importante y tenías que darla, ¿no es cierto? —comentó la directora Alice Lerman.
El profesor se fue hecho una furia.
—Ahora sí, cuéntenme qué pasó, chicos.
Empezamos a hablar con la profesora Lerman acerca de cómo empezó la disputa, Lezley y yo no mencionamos la carta de O.H.R., porque Graham no necesitaba saber eso.
—¡Oh! ¿Entonces es culpa de Marcus Miller?
—¡Sí! —casi gritamos los tres al mismo tiempo.
—Entonces, mejor hagámoslo venir y que nos cuente su versión de los hechos —no, no, por favor; pensé que él iba a comentar sobre la carta.
—¡Sí, hágalo venir! —mientras Graham gritó esto, Lezley y yo intercambiamos miradas, ella me guiñó un ojo; disimuladamente para que Graham no nos viera.
Hicieron ir a Marcus a la oficina de la señorita Alice Lerman. Cuando Marcus llegó se le veía muy tranquilo, bastante, en realidad.
—¿Quería verme, señorita Alice Lerman? ¿Qué sucede? —Marcus entró sonriendo de oreja a oreja, por alguna razón, supe que se iba a salir con la suya.
—¡Sí, nosotros tres queríamos que vinieras! —Graham golpeó el escritorio de la directora dando un manotazo que hizo que temblaran las cosas que la señorita Lerman tenía en su escritorio.
—Ahora tú cálmate y cállate —era mi turno de callar a Abraham.
—Los tres cálmense. Toma asiento, por favor, Marcus —menos mal que había cuatro sillas, además de la silla de la directora—. Cuéntame qué pasó.
Marcus le contó todo lo que había pasado, a su manera, claro; tergiversando las cosas y haciéndonos quedar como los malos.
—¡Ah, una cosa que no le está comentando, señorita Lerman!, Marcus está diciendo por toda la escuela que tengo un Teratoma, puede investigar lo que es y ese tema ya es muy grave —Lezley tenía una sonrisa maléfica en la cara, supe que estaba disfrutando esto tanto como yo.
—¿Es cierto eso, Marcus?
—¡Claro que es cierto! —Graham y yo hablamos al mismo tiempo.
—Tal vez…
—Es por eso que le di una fuerte cachetada, estaba leyendo una nota de mi mamá y él creyó que era una nota de amor, a lo que dijo que le daba gusto que alguien se interesara por mí ya que nadie se podría meter con alguien que tiene un Teratoma; eso no es justo —Lezley comenzaba a llorar porque recordaba todos los maltratos que sufrió hacía años atrás, cuando toda la escuela se enteró del supuesto Teratoma de Lezley.
—Tranquila, señorita Anderson —la directora intentó apaciguar a Lezley Anderson—. Tenga, tome uno —con éxito porque Lezley sí se calmó; en seguida le entregó un pañuelo de papel—. ¿Es eso cierto, Marcus?
—¡Ella ya se lo dijo y está llorando ahora mismo! ¿no lo ve o que pasa? —Abraham estalló, seguía gritando tanto como le fuera posible—. ¿Quiere que traigamos a toda la escuela para preguntarles si escucharon acerca del rumor del supuesto Teratoma de Lezley?
—Cálmate —dije con serenidad.
—Y también ha estado molestando a Louis con la ayuda de Katherine Dankworth y Marie Wilson.
—¿Es eso... —ni siquiera tuvo tiempo de poder terminar su pregunta.
—¡Deje de preguntar si es cierto! Tiene a tres testigos aquí, ¿cuántos más quiere? WTF! —fuck! Graham estaba realmente furioso.
—Joven Adams, cuide su lenguaje, no estamos ni en su casa o en alguna fiesta, mejor cállese —muchísimas gracias, señorita Lerman, alguien necesitaba calmar a mi novio.
—¡Gracias, Alice Lerman! Yo no puedo defenderme por mi cuenta—Marcus había vuelto a hablar—. Sí, tal vez yo dije que Lezley tiene un Teratoma; pero yo no comencé el rumor no, no, no, fue Katherine Dankworth —encogió los hombros, ¿qué cosa había dicho Marcus Miller?
La profesora mandó a llamar a Katherine Dankworth a su oficina, como ya no había sillas disponibles; Abraham le tuvo que ofrecer la suya y ella se sentó.
—¿Usted fue la que inició el rumor de que Lezley tiene un Teratoma? —de nuevo preguntó la profesora.
—Oí de eso, pero fue Marie Willson, ella le tenía mucha envidia por estar con Candy más tiempo que ella, así que lo inició por su propia cuenta —sabía que íbamos a estar así un largo rato.
Llegó Marie porque la hicieron llamar, de nuevo para el mismo interrogatorio.
—Fue Sean —habló Marie.
Sean llegó.
—Yo no fui, fue Max —declaró Sean.
Max llegó.
—Lo hizo Kevin —respondió Max.
Este mismo llegó.
—Es que yo no lo inicié, quien lo inició fue Jessie Jones —Kevin anunció esto último
Llegó Jessie, sin saber qué carajos pasaba.
Así bien, iban llegando todas las personas que cada uno mencionaba. Al menos la oficina de la directora era muy amplia, no tenía muchas sillas; pero era amplia.
—No estoy segura de quién lo hizo; pero como están la mayoría de estudiantes aquí, solo falta una persona a quien no hemos culpado: a Richard —en este punto de la historia creía que todos se habían puesto de acuerdo para que eso pasara—. Richard Vallaj, quiero decir.
—Es el único Richard que hay en nuestra escuela —dijimos todos al mismo tiempo.
—Sé que es mi novio, pero tengo que ser sincera respecto a todo lo que está pasando —Jessie estaba igual de decepcionada que yo.
Hicieron llegar al joven multimillonario Richard Vallaj; este llegó y, en cuanto llegó, comenzó a hablar.
—Yo no lo hice —¿ahora ya no quedaban más peones, Richard?—. Pero sé quién lo hizo. ¿Ahora me puedo marchar?
—¡No! ¡Ahora dinos ya quién mierda fue, Richard! —dijimos todos, incluida la directora Lerman; quien ya estaba harta de toda la situación, al igual que todos.
—Esto ya no es por agresión física, que es el verdadero problema.
—No, esto ya es por un estúpido rumor que alguien sin vida lo inició —Katherine y Marie hablaron casi como si lo hubieran ensayado.
—Todo esto parece muy bien ensayado, como si lo estuvieran actuando todo; don't you think so? —dije lo que ya quería sacar y pensaba.
—¡Concuerdo con Louis!, tiene razón en todo lo que dice… —dijeron Lezley, la señorita Alice Lerman y Abraham al mismo tiempo.
—Yo no estoy aquí para actuar, Louis, tienes que ser un poco más cuidadoso con lo que dices, ¿no crees? —Richard me habló por segunda vez en mis años de preparatoria.
—No hablaba contigo —yo hablaba con soberbia; sí, era soberbia lo que había en mi voz.
—Terminemos con esto y cuéntanos quién fue el que comenzó el rumor del supuesto Teratoma de Lezley.
—¡Es supuesto porque no tengo nada! Y lo sé porque fui a varios hospitales a que me revisaran bien —habló Lezley.
—Caso hipotético —comenté yo.
—Whatever, no tengo nada.
—Y te creemos —dijimos Abraham, Richard, Jessie, Max, Sean, la directora y yo.
Los únicos callados habían sido Marcus, Katherine, Marie y Kevin.
—¿Ustedes no le creen a Lezley o qué pasa, chicos? —preguntó la directora, estos quedaron en silencio, no les convenía hablar en ese momento de desasosiego—. Porque, a los cuatro, los he visto demasiado inquietos cada vez que llegaba uno nuevo a declarar.
—¡Fue solo un estúpido, rumor, señorita Lerman!, por favor, ¿podemos irnos? —por primera vez había escuchado a Marie estar realmente nerviosa por la situación; ¡tampoco estuvo así cuando salí con ella!
—Ninguno de ustedes se irá, ustedes diez, se quedarán aquí hasta que me digan qué pasó; tienen el permiso, sus profesores estarán de acuerdo con que estén aquí, conmigo; ustedes deciden cuánto tiempo más estaremos aquí —la directora fue por una taza con té de manzanilla—. Beberé un rico té de manzanilla, lo beberé porque sé que esto puede prolongarse aún más y la verdad es que estoy muy cansada.
—Dices que sabes quién carajos fue, Richard, dilo y no nos hagas más perder el tiempo, ya quiero irme a clases —comenté con un tono desesperado, en verdad quería irme.
—Ok, ¿quieren que lo diga? Lo diré entonces, no me callaré más la boca porque sé que es lo correcto —Richard se levantó de su asiento y fue directo a Marcus—. Este joven que ven aquí, fue quien inventó el rumor de que Lezley tenía un Teratoma, ¿la razón? No sé bien el porqué lo hizo, pero sí, lo que dijo Lezley era verdad: fue él.
—Ella me golpeó —Marcus intentaba defenderse.
—Tú le hiciste la vida imposible a Lezley, idiota —esta vez yo me levanté y me pocisioné frente a Marcus y junto a Richard.
—¡Ey, calmados los dos y tomen asiento ahora! —esta vez la directora se levantó y nos direccionó a Richard y a mí a nuestras respectivas sillas.
—Lo que hice fue en defensa propia, no quería que nada de esto pasara, nunca, yo no soy ese tipo de chica —Lezley comenzó a llorar.
—Ten, cielo, límpiate —la señorita Lerman le había entregado otro pañuelo de papel a Lezley–. ¿Entonces todos ustedes me mintieron al acusarse el uno al otro y creyeron que nunca lo sabría? La verdad siempre sale a flote, chicos; mejor piénsenlo dos veces antes de cometer otra cosa como esta.
La señorita Lerman estaba mucho más calmada que cuando comenzaba todo esto, hablaba con una tranquilidad que, Dios mío, hasta yo me empezaba a calmar.
—¿Y ya? ¿Qué hará al respecto, profesora Lerman? —¡ay, Abraham, por favor, yo también quería salir de esto tanto como tú!
—Claro que lo haré, joven Adams, llamaré a sus padres y tendrá un reporte en su expediente el cual tengo aquí en mis manos —sacó un folder con algunos papeles dentro de él, supuse que era el expediente de Marcus.
—No, no lo hará —añadió Marcus con una sonrisa maléfica—. Yo sé lo que les digo, chicos.
—¿Perdón? —preguntó la directora con un dejo de curiosidad, inseguridad e intriga en su voz.
—Ustedes nueve, largo, ¡todos!, incluídas ustedes dos, chicas —señaló a Katherine y a Marie—. Necesito hablar con Alice, a solas —Marcus nos echó a regañadientes.
—Yo no me saldré, me digas lo que me digas, me quedo —¿acaso Abraham quiso tener más problemas?
—Ok, solo tú —Marcus accedió a que Graham se quedara.
—Yo también me quedo porque, al final del día, es mi problema; soy yo a la que molestan con el asunto del Teratoma.
Los demás salimos como pudimos de la oficina y en cuanto salimos, Richard Vallaj comenzó a cuestionar todo.
—¿Qué estará pasando ahí dentro? ¿Por qué nos quería fuera? —buenas preguntas, Richard; yo también quería las respuestas.
—Esto es ridículo, me voy; Marie, ¿vienes o quieres quedarte de chismosa con el resto? —Katherine tomó sus cosas y se fue junto con Marie, carajo; Marcus y Katherine eran igual, o hasta mas, tóxicos.
Sean, Max, Jessie, Kevin, Katherine y Marie se habían ido, dejándonos solos a Richard y a mí. Pegamos nuestros oídos, yo el derecho y Richard el izquierdo, quedábamos de frente y podíamos vernos ambos a la cara. Nos pusimos en la posición de cuclillas para ver si lográbamos escuchar algo.
No escuchamos nada, solo murmullos ininteligibles.
—¿Escuchas algo? —Richard esbozó una sonrisa y yo comencé a reír.
—¡Qué gracioso eres! —respondí con una risa en mi boca—. No y sé que tú tampoco: no podemos escuchar algo: ellos hablan muy bajito —tenía razón.
—Tienes razón —Richard me miraba mucho, tanto que me incomodó un poco; sin embargo, no dije una sola palabra.
—¿Por qué estás tan ruborizado? ¡Pareces un tomate! Te diré así desde ahora: Louis el tomate, hasta suena tierno. Y te ves tan tierno —Richard me dedicó un par de cumplidos, los cuales me hicieron sentir bastante bien.
Le agradecí por el cumplido ocultando mi cara en mis manos, y murmurando porque no quería que nuestra plática se escuchara dentro de la oficina de la directora Lerman, ¿así que así se sintió Marie el día que fuimos a ver It al cine de Itaville?
—No —se levantó—. No puedo, seguir con esto está mal.
—¿Qué está tan mal? —¿qué tan malo podría ser?
—No, esta conversación se termina ahora por el bien de ambos —y se fue, me levanté e iba a ir detrás de él cuando la puerta de la oficina de la directora de abrió de par en par.
—¡Ya lo sabes, Alice, soy intocable por ti! Espero que lo consideres la próxima vez que me amenaces —y así es cómo Marcus Miller se había salido, nuevamente, con la suya. O eso lo podía intuir en su voz y el tono con el que dijo esas palabras.
Marcus salió con una sonrisa enorme, Lezley y Abraham salieron furiosos y bastante decepcionados.
—¡Perdónenme, chicos, estoy con las manos atadas!
—Da igual, gracias por su «apoyo» —dijo Abraham simulando hacer unas comillas con los dedos y le dio la espalda, Lezley no dijo una sola palabra solo tomó sus cosas y se fue conmigo a darme un fuerte abrazo.
—¿Qué pasó? —quise saber qué había pasado porque no pude escuchar nada.
—Marcus los escuchó, ¿a quiénes? No sé, pero sabía que había alguien a fuera.
—¿Eso qué quiere decir?
—Nada, pero solo quería que supieras que quienes estaban a fuera de la oficina tratando de escuchar, no oyeron porque susurramos la mayor parte del tiempo —¿así que nos había oído?—. Sé que eras tú, ¿con quién estabas?
Carajo, Abraham, empezaba a comportarse tan celoso como podía estarlo, y con justa razón.
—¿Yo? Con nadie, bueno, sí estaba con alguien, estaba con Katherine, Marie, Kevin y Jessie, Richard se fue. Solo platicábamos de lo que podría ocurrir adentro —intentaba quitarme de encima a Abraham.
—¿En serio? Qué raro, juraría que solo escuché dos personas, estoy seguro de que solo escuché a dos personas. No me mientas.
—¡No está mintiéndote! Ya déjalo en paz, por el amor de Dios —Jessie Jones llegaba a salvarme en el momento justo, primero en la fiesta de Sean y ahora a fuera de la oficina de la directora—. Estábamos él, otros chicos y yo, incluídas Katherine y Marie. ¿No le crees? ¿O a mí?
—Guau, cuando Marcus dijo que tenías perritos falderos, creí que lo decía porque Lezley —la señaló—, y yo te defendíamos. Ahora puedo ver que no solo nosotros te defendemos: tienes un ejército completo.
—Lo tenga o no, ¡él se lo ha ganado!, gracias a que es un muy buen muchacho y tú no lo eres —habló Lezley por primera vez entre la pelea de Abraham y yo.
—Gracias, Lezley —le di una sonrisa de media luna.
—Te lo dije en la fiesta y te lo digo ahora, ¡vete a ser tóxico a otro lado! —Jessie casi golpeaba a Graham—. Louis, Lezley, vámonos.
Nosotros no sabíamos qué hacer, así que nos fuimos, dejando a Abraham atrás.
—¿Y, qué pasó? —pregunté a Lezley y a Jessie.
—Marcus amenazó a la directora.
—Espera un segundo, solo un segundo, por favor —comenté mientras traté de digerir lo que acababa de decirme Lezley.
—¡¿Qué?! —gritamos Jessie y yo al mismo tiempo.
—Le enseñó fotos de ella con otro hombre en una cena en el restaurante de comida italiana de Itaville —comenzó a explicar Lezley—. Pensarán que no es tan malo, pero después le pasó otras fotos donde estaba con el mismo hombre tomados de la mano y en otra donde están besándose.
—¿Y eso qué tiene de malo? I mean, cualquiera puede salir con quien se le dé la gana, ¿o no? —comentó Jessie.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top