Capítulo 13
Marie era la novia más linda de todas, me trataba con mucho cariño, incluso se unió al grupo de los «inadaptados sociales» con tal de estar conmigo.
—Oye, Lou, estoy feliz, realmente me da muchísimo gusto que esta chica te haga el más feliz; pero esto es raro —Lezley era la que más me había apoyado con el asunto de O—. Es solo que siento como si la realeza visitara a los plebeyos, ¿recuerdas que te lo dije la primera, de muchas veces, que se sentó en nuestra mesa?
—Sí, no lo olvido, Marcus Miller y Katherine Dankworth deben de estar muriéndose porque Marie ya está más tiempo con nosotros.
—¿Es eso lo que más te importa? ¡Qué decepción…! —Candy se había unido a la conversación y daba su punto de vista, bastante válido.
—No, por supuesto, pero quiero decir que ahorita mismo no deben de creérsela que Marie haya pasado de la trinidad de la popularidad a los «inadaptados sociales», ¿no es así cómo Marcus los denominó?
—Sí, sin embargo, si vas a usar a Marie; que se ve que ella está muy feliz contigo y le hiciste su sueño realidad, entonces eso te convierte automáticamente en un asno; justo como Marcus Miller, Louis Gerald, ¿es tan difícil verlo? —Lezley podía ser muy directa si se lo proponía.
—Lo mismo digo, así que por favor, aclara tus ideas si no quieres que algo malo pase, just saying —¿había presenciado una amenaza de parte de Candy?—. Y no, no es amenaza ni mucho menos. Sólo cuídate tú y cuídala a ella, se ve que te adora.
—Les prometo que lo haré, gracias, mis niñas —les agradecí y les di un fuerte y cálido abrazo.
Un día, sin que ella lo esperara, llegué con flores a la escuela; tulipanes amarillos, sus favoritos.
—OMFG! Gracias, mi amor, eres el mejor. No creí que sabías que amo los tulipanes, y en especial los amarillos. Gracias, Louis, te amo —me dio un fuerte abrazo seguido de un beso.
—Soy el mejor, ¿eh? —le sonreí y me acerqué a ella al tomarla por la cadera; quedamos frente a frente, pasé mis manos por su bello rostro—. No es nada, preciosa, espero que te encante, tanto como me encantas tú, no sé cómo no me fijé en ti antes de las cartas.
—Claro, tuve que enviarte mil novecientos ochenta y nueve cartas para que me notaras e incluso cambié mi peinado pero estabas distraído por mí. Apuesto que no podías dejar de pensar en O —Marie me tomó de la mano—. Y por ti empezaré a estar más con Candy, Lezley, Logan y Ryck; aunque ni siquiera me caigan tan bien o yo les caiga tan bien.
—No entenderé nunca por qué no te caen tan bien.
—Por culpa de Katherine y Marcus, ellos influenciaban mucho mis pensamientos e ideas —¿realmente era por eso porque Marie no se animaba a hablarme y ya?
—De acuerdo, lo entiendo, Marcus y Katherine pueden ser muy manipuladores; pero al menos, ya estamos juntos los dos, preciosa.
—Sí y es lo que más gusto me da, que al fin me hayas hecho caso; nunca superaré lo del peinado, aunque, para ser sinceros, creo firmemente en que estabas pensando en mí de forma indirecta, como ya te lo mencioné antes —recordaba ese día y, en efecto, estaba pensando en O sin darme cuenta que la tenía justo a un lado de mí y eso era la peor parte.
Aunque eso ya lo había mencionado Marie.
Durante todas mis clases recibía un texto que decía «pensando en ti, como siempre, te extraño demasiado, ya quiero que sea la hora del almuerzo para vernos aunque sea veinte minutos,
Te quiere, siempre tu mayor fan,
O.», y en efecto; veía a Marie, aunque sean veinte minutos y aunque sea de lejos pero la veía; sin saber que eso sería suficiente.
Nunca intenté remarcar el número porque decía que no estaba disponible, me saltaba directo al buzón de voz. Claro que supuse que lo hacía porque no quería ser tan fácil revelar su identidad, quería que todo fuera un secreto y lo estaba llevando bastante bien, a decir verdad.
Pasaron pocas semanas para que tuviéramos una cita real: fuimos al cine a ver "Maze Runner: The Death Cure", una película basada en una saga de libros escritos por James Dashner, tuve que admitir que lloré con la muerte de Teresa tanto en la película como en el libro.
—¡Qué belleza de película y qué trágica la muerte de Teresa! Me encantó mucho, gracias, mi amor —Marie me dio un abrazo y un beso saliendo de la sala del cine.
—¡Ya sé! Espero que saquen una cuarta película del cuarto libro y ¿por qué no? Una quinta película junto con el quinto libro.
Salimos del cine un par de horas después de la película.
Íbamos en mi automóvil camino a su casa, no sin antes pasar a cenar y a comprar un par de cafés de pareja en Starbucks, no existían los cafés de pareja; pero así los denominábamos Marie y yo cuando comprábamos el mismo café (o frappé).
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