Capítulo 10

Ignoré por completo el hecho de que Lezley necesitaba que mi amistad con Marcus se rompiera para confiar en mí, solo le devolví el abrazo, seguimos platicando ese día, pero ya hablábamos de la escuela y del asunto del intercambio de regalos de navidad; a ella le había tocado entregarle un regalo a Ashley Thompson, a mí a Johnathan Wonders y era un secreto saber quién recibiría regalo de parte de Ashley y Johnathan, aunque de igual manera no me interesaba en lo absoluto.

—Hay algo que tengo que decirte, Lezley, bueno, a ti y a Candy, en realidad. Son las únicas en las que confío en estos momentos —le iba a contar el asunto de O. H., esto tenía que terminar… ¡ya!—. Pero necesito que esté Candy con nosotros para poder decirles lo que tengo en mente, son las dos o ninguna.

—¡Perfecto! En estos momentos le envío un mensaje para que nos veamos en cualquier lugar, debiste decírmelo antes; pero no importa en lo más mínimo —tecleó en su teléfono un par de veces—. Listo, vámonos.

—¿A dónde?

—Al Centro Comercial de Itaville, tontuelo; ella ya está ahí esperándonos, debemos darnos prisa. Tu auto está en el estacionamiento del parque, ¿verdad, Louis? —Lezley se puso de pie de un brinco.

—¡Vamos, de prisa, rápido! ¡Corre! —esa chica estaba igual de divertida que yo porque hice mi comentario con un tono juguetón.

Nos subimos al auto, ella en el asiento copiloto esperando que yo arrancara el vehículo.

Llegamos al Centro Comercial de Itaville aproximadamente veinte minutos después de que nos subimos, Lezley le decía a Candy donde estábamos, casi por minuto, le enviaba nuestra ubicación casi por segundo para que nos creyera que era de verdad que ya íbamos en camino directo al Centro Comercial.

Llegamos al Centro Comercial donde Candy nos estaba esperando ansiosa por que llegáramos, la saludamos como ya era costumbre.

—¿Y bien? ¿Qué pasó? ¿Por qué le urgía a Lezley que nos viéramos precisamente hoy? Quiero decir: no estaba haciendo algo importante, pero es que Lezley me tomó por sorpresa y vaya suerte que tuvieron por que estuviera aquí en el Centro Comercial de Itaville.

—¿Pedimos algo para comer, chicas? Esto va a tardar un poco, o tal vez estoy exagerando, pero necesito contarlo ahora mismo —les iba a contar, por fin, lo que estaba pasando en mi vida, no le había contado a nadie lo que pasaba en mi vida, lo mantuve en secreto mucho tiempo, bueno, meses en realidad.

—Una pizza de pepperoni, no comí nada por esperarlos porque creí que no me daría tiempo de comer e ir al punto de reunión y ustedes tardaron un poco más en llegar que yo.

—Lo siento -Lezley y yo hablamos al unísono.

—¡Descuiden, solo estoy jugando!

—Menos mal, no quisiéramos que te vayas a enojar o algo —yo ni siquiera las conocía bien para saber si estaban enojadas o cómo hacer para que de verdad se molestaran conmigo.

Compramos una pizza de Pepperoni en el Domino's Pizza más cercano, cuando nos entregaron nuestra orden fue que de verdad les comenté.

—Listas o no, aquí voy —me preparé.

—Te escuchamos —dijeron las dos al mismo tiempo.

—¿Qué pasa si ustedes tuvieran un admirador secreto?

—Estaría feliz de que eso pasara, porque a mí nadie me hace caso, soy invisible en Apple White —Candy tomó una rebanada de pizza.

—Nadie se me quiere acercar por mi supuesto Teratoma —Lezley comenzó a reír con mucha fuerza; era increíble que se lo tomaba con tanta diversión—. ¿No es una locura, chicos? -Lezley soltó otra risa enorme.

—Bueno, ¿ahora se imaginan tener DOS admiradores?

—¿De qué hablas? —Lezley había dejado de comer su rebanada de pizza para poner toda la atención necesaria en mí. Ambas chicas estaban estupefactas por lo que acababa de decirles.

—Eso, me han estado llegando cartas de parte de O y de H, al principio creí que era acoso y que era una sola persona, ahora pienso que son dos; pero honestamente me siento bien, lo que me dice me hace sentir mejor —afortunadamente llevaba las cartas (todas las cartas), se las mostré mientras les seguía contando.

—¡Vaya! Esta chica debe apreciarte demasiado para pensar así de ti, yo hasta me sentí amada leyendo esto —Candy esbozó una enorme sonrisa de oreja a oreja mientras se aguantaba las ganas de llorar, de verdad quería llorar—. A veces de verdad quisiera que alguien me hablara así de bonito.

—Tranquila, Candy, lo encontrarás —ya se nos estaba haciendo costumbre a Lezley y a mí hablar al mismo tiempo, Candy rio por lo bajo después de nuestro comentario que sonó al mismo tiempo.

—¿Por qué creen que podría tratarse de un chico y no de una chica?

¡Oh, mierda! Al parecer Candy podría ser lesbiana o bisexual, me quedé anonadado con lo que ella nos acababa de confesar.

Lezley y yo no dijimos nada un largo rato hasta que Candy volvió a reír y a decirnos que era un broma.

—Debieron ver sus caras, chicos, obviamente estoy jugando, el ambiente estaba muy tenso y quería romperlo un poco —se rio demasiado, tomó un sorbo a su gaseosa.

—No es que haya estado aterrada o algo así, sino que, tantos años de amistad y, jamás me di cuenta de lo que pasaba en tu vida amorosa; me sentí muy alejada de ti por todo esto y eso me convertiría en una pésima amiga —Lezley comenzó a justificarse porque de verdad se le había visto asustada.

—A mí, en lo personal, me gustan las niñas, creo que le gusto a Marie Wilson y creo que ella me gusta a mí; anyway, creo que ella es O. H., ¿ustedes no? O por lo menos puede ser una de las dos ya que les dije que sospecho que son dos personas diferentes; aunque ahora estoy seguro de que podría tratarse de la misma persona.

—¡No! —ambas chicas tenían cara de desaprobación.

—Lo siento, pero no creo que sea tan lista para escribir de una manera tan romántica estas cartas, pero espera, en una de las cartas dice que no es Marie y que estás todo el día con ellas y como el perrito faldero de Marcus Miller, ¿no es cierto? —Lezley dio su humilde punto de vista.

—A mí tampoco —Candy seguía leyendo y releyendo las cartas por enésima vez.

—Eso fue cruel, Marie es una chica lista, ¿por qué nadie toma en cuenta que la rubia tonta es Katherine? —lancé mi veneno a Katherine, a quien yo sabía que no le agrada tanto, ella tampoco me agradaba mucho—, ¿y si es una trampa? ¿Y si dice que no es ella para desviar mi atención de ella y que busque a alguien más para que al final ella se aparezca y diga que es ella? ¿No pensaron en ello?

—Es una posibilidad, sería demasiado tétrico, al menos eso creo yo.

—¿Por qué no, simplemente, puso que era de parte de Marie? También es muy raro, Louis, ¿no crees? —Candy dijo justo lo que estaba pensando hacía un par de noches atrás.

—Sí, ¿por qué ocultarse tras el pseudónimo de O. H? Yo opino que es una locura —Lezley y Candy estaban diciendo lo que yo ya sabía.

—Como sea, vámonos de aquí, hay que ver qué podemos hacer en el centro comercial de Itaville, es una mejor idea, ¿no? —yo sabía que las había reunido para hablar de eso, pero me sentía más libre quitándome ese peso de encima.

Las siguientes dos horas seguimos hablando de mi admiradora, cantando, riendo; hicimos de todo para no aburrirnos ese día de desasosiego provocado por el señor Miller y mi admiradora secreta.

Llegando a casa, después de ese día tan especial para mí, subí a mi habitación, me recosté en mi cama y comencé a recordar el buen día que había pasado; había pasado mucho tiempo que no pasaba un día tan especial con ellas, era lo mejor de la vida pasar un día así.

Me di cuenta de que nunca me había sentido tan bien, jamás, y había pasado un día tan maravilloso con mis amigos; en especial porque Marcus Miller era mi amigo y no podíamos hacer nada juntos, él tenía que hacer todo primero.

Dormí, esa vez no soñé con nada interesante: solo dormí tan placenteramente que olvidé todo.

Estaba muy feliz de tener amigas con quienes compartir mis pensamientos, mis ideas, mis juegos, todo en mi vida marchaba bien; de verdad sentía que amaba a esas chicas como un hermano ama a sus hermanas o a sus primas; las amaba demasiado.

Quería que ese momento durara para siempre; para toda la vida. Me sentía bien porque nunca hacía este tipo de cosas con nadie: estar con Marcus significaba estar como su sombra y hacer lo que él pidiera sin importar mi opinión, se escuchaba mal, ¿eh? Lo peor de todo es vivirlo en carne propia, siempre me sentí un juguete para él y no podía verlo hasta ese momento que salí con Candy y Lezley.

Y, a partir de ese momento, estábamos juntos todo el día junto a Logan y Ryck, es lo mejor de la vida tener amigos con quienes compartir bellos momentos de la vida y poderles confiar lo que pasa en la misma.

Con la ayuda de Lezley, Candy, Ryck y Logan intentábamos que Marie nos diera respuestas, así como también vigilando a algunas chicas; pero todas parecían tener novio, más con la ayuda de los chicos buscábamos a la chica misteriosa; O. H, no sabía nada más que sus iniciales, tenía que ser una chica que siempre me veía; Lezley, Candy, Ryck, Logan y yo buscábamos a la misteriosa O, éramos discretos pero nunca supimos nada de nada.

El 13 de diciembre era el intercambio navideño en Apple White High School, yo tenía que darle el regalo a Johnathan Wonders: le obsequié un perfume de Giorgio Armani; 'Aqua Di Gio', el chico hizo cara confusa, tuvo que mentir muy dulcemente y decirme que sí le gustó. Para ser honestos, no era lo que él esperaba, solo dijo que sí le gustaba para no hacerme sentir mal (eso es lo peor que alguien puede hacer).

Evan Nichols me dio mi regalo, el costoso perfume 'One Million' by Paco Rabanne, le agradecí el hecho de haberme regalado algo tan costoso, nos dimos un abrazo y nos deseamos felices fiestas navideñas, la celebración estuvo bastante bien; hubo ponche, botanas, pastel, no hubo ni una gota de alcohol porque, para empezar, fue en una escuela: en el gimnasio para ser más exactos.

Me tomé muchas fotos con Candy, Lezley, Ryck y Logan; qué bellezas de fotos, al instante las publicamos en Facebook, Instagram, Twitter no obtuvieron una cantidad significativa de likes o reacciones porque no era tan popular como cuando estaba con Marcus; incluso las subimos como una Storie a Snapchat.

Las fotos consiguieron muchas reacciones al instante en mi perfil de Facebook e Instagram, Marcus hizo lo mismo, se tomó fotos con Katherine, Alison, Marie, Jessie, Ashley, Billy, Jason, Richard y Zachary... ellos consiguieron más, muchos más, likes y reacciones que yo en sus respectivas redes sociales.

Dejé el regalo bajo la mesa de regalos; la mesa donde estaban los regalos antes de entregarlos a sus respectivos dueños, mal lugar para dejarlo, pero no tenía dónde guardarlo, me aseguré que nadie pudiera ver qué era lo que dejaba bajo el mantel de la mesa de regalos, y lo dejé bajo la mesa de regalos justo para que fuera un secreto que lo había guardado ahí.

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