Capítulo 1
—Oye Zel! No me dejes, espérame..
—Qué insolencia? Soy tu príncipe, debes hablarme como tal, idiota —caminaba sin detenerse con una expresión neutral.
—Hace rato me dijiste que nada de formalidades y ahora que te hable como tal.. ¿Quién te entiende? —bromeó.
El azabache no respondió.
—Ya enserio, Zel. No me ignores —continuó, está vez caminando a su lado—. Lo siento.. ¿si? De verdad no sabía que esas rocas te darían a ti, yo quería atinarle a Cusack —aclaró, haciendo gestos con las manos.
—Deja de estorbar, más bien camina más rápido. Ya es hora de irnos y por tus infantiles juegos nos dejaron atrás—. Mantenia su semblante de seriedad.
—Hey dame un segundo..— Sostuvo el brazo del contrario y le obligó a voltearse. —No te dejaré ir hasta que digas que me perdonas, no sabes lo frustrante y agotador que es, tenerte al lado sin poder conversar.. —Murmuró, rogando con la mirada ser obedecido.
Soltó un pesado suspiro. —Está bien, pero suéltame antes de que cambie de opinión. -
—Le empujó con una de sus manos levemente, retomando su camino.
—Se lo agradezco, príncipe. Cuando quiere puede ser realmente adorable..— bromeó, caminando al lado de su superior.
—Si continúas.. a la próxima misión pediré que te encierren en el calabozo hasta mi regreso.. ¿quieres eso?— Le observó cambiar de expresión y posición.
—No, así estoy bien. Ya no diré nada más.
—Eso creí—. Mostró una media sonrisa.
Caminaron un poco más, pronto un repentino suceso los alertó. La tierra sobre la que estaban comenzó a temblar, anunciaba seguramente una avalancha.
—Podríamos fácilmente esquivar ésto, no es gran cosa..— Murmuró sin demasiada preocupación.
—Pido perdón por anticipación, Zel.
Sin que el mencionado pudiera responder fue cargado en brazos y alzado en el aire observando como aquella pequeña "avalancha" había cubierto el lugar donde estaban posicionados con anterioridad.
Poco después tocaron el suelo nuevamente, descendiendo al ver su campamento no demasiado lejos de su ubicación.
—¿Qué te había dicho de ésto?— frunció un poco el ceño, mientras era permitido soltarse de los brazos ajenos y sostenerse sobre sus propios pies.
—Lo siento, pero parecías estar distraído, pensé que era la mejor opción. Además de que no puedo permitir que te suceda nada, hice un juramento y es mi trabajo. —aclaró, sonriendo de forma natural.
—Ser un soldado élite y por desgracia mi guardia personal no te da el derecho de tocarme cuando se te antoja, que te quede claro. —alzó una ceja, pidiendo una respuesta.
—¿Por desgracia? Eso ha sido cruel.. pero entiendo, intentaré no hacerlo de nuevo, aunque no voy a prometer nada.
—Tú nunca obedeces, por último solo evita acercarte a mí—. Suspiró, cruzando los brazos.
Soltó una risita. —Las flores son muy lindas en éste planeta..— Observó a su alrededor y agarró una de un color violeta intenso. —Te gustan las orquídeas ¿cierto? —Preguntó a la vez que se la enseñó— Pues ésta no lo es, pero posee su mismo color, así que.. ten —se la ofreció. —es para ti.. -sonrió con sinceridad.
La expresión de sorpresa y el leve sonrojo que empezó a notarse en las mejillas de su acompañante, lo hacían ver.. tierno.
Zeldris por instinto acercaba su mano para recibir aquel detalle. Debatiendo en su mente si lo que estaba pasando o lo que estaba sintiendo, era correcto.
—¡Príncipe!
Al escuchar esa característica voz, ambos sabían que sólo podía tratarse de una persona. Rápidamente el de ojos oscuros apartó la mano, desviando la mirada al mismo tiempo. Observaron hacía arriba, al lugar en que habían estado hasta hace poco.
Suspiró con pesadez y dejó caer la flor que sostenía. —es Cusack.. —se tocó la cabeza con notoria molestia, pero debía disimular.
Decir que ese hombre con bigotes le molestaba, era poco, el rubio odiaba a ese maldito mensajero. Siempre le interrumpía cuando quería pasar tiempo con el azabache.
—si.. —soltó el otro, al ver como el hombre al verlos caminaba en su dirección.
—Príncipe ¿está usted bien?— Preguntó de pronto observando con detenimiento al mencionado.
—¿Por qué no iba a estarlo? Eres demasiado exagerado, Cusack. —Le restó importancia, pasando al lado de aquel hombre de grande bigote.
—El príncipe tiene razón, me tiene a mí y siendo así es poco probable que le suceda algo.
Meliodas y Cusack intercambiaron miradas, realmente no se agradaban y ambos lo sabían.
Caminaron un buen trecho, hasta llegar con el resto del grupo.
—Mi Señor, según las estadísticas que tenemos.. éste planeta está en buenas condiciones, suficientes para recibir una buena cantidad por él—. Dictó uno de los soldados con un pequeño cuaderno en manos.
—Ya veo, puedes retirarte. —Lo ignoró, terminando de vestirse con aquella incómoda vestimenta real.
—Príncipe un "gracias" no vendría mal de vez en cuando.. ¿sabe?
—¿Por qué debería agradecer por algo tan simple? Es su trabajo. —Alzó una ceja, observando al guardia.
—No me refiero a eso. Esos soldados le tienen bastante estima, a pesar de su mal carácter y trato. Se esfuerzan por conseguir que al menos les preste atención..— Suspiró con algo de cansancio.
—No te metas en lo que no te incumbe, además procura dormir mejor por las noches, idiota.
—¿Eh? No tengo sueño.
—Ni siquiera te dije que fuera eso, pero es obvio que así es, tienes ojeras.
—Usted también y no le digo nada. —Soltó un pequeño bostezo.
—No es tan cómodo dormir en una nave, de echo es sofocante. Pero seguramente tú no dormiste porque estabas tomando ¿verdad?
—Claro que no, veo que tiene una mala impresión mía. Eso duele..
—Tal vez no la tendría si hace tres días no hubieras saltado con otros idiotas igual que tú, de una de las ventanas de tu habitación.
—Ya le dije que eso fue un error, ni siquiera pensé que le habían echado alcohol a mi botella de agua..— Se excusó, apoyándose en una de las paredes de aquella cueva.
—Seguro. —Murmuró sarcástico.
Estuvieron "debatiendo" sobre aquel tema por varios minutos más.
—Disculpe la interrupción, príncipe. Pero ya es hora de.. irnos..? —Se sorprendió al ver la situación frente suyo.
—Si, si, ahora vamos!
—Claro que no, tú vas a quedarte aquí!
—E-Eso sería demasiado despiadado de su parte, príncipe..
El azabache tenía sujeto del cuello al rubio, en un intento de hacer una llave. Mientras éste intentaba safarse y en lugar de estar asustado, reía.
[...]
—¿Dónde está el príncipe?— Preguntó cierto soberano a uno de los soldados que vestía esas prendas distinguibles.
—Según tengo entendido, en camino, majestad. Nosotros regresamos antes trayendo a los prisioneros— Contestó, luego de incarse en una rodilla en señal de respeto.
—¿Cuánto crees que tarden?
—Aproximadamente 1 día, majestad.
—Bien, ya puedes retirarte —pronunció levantándose de su trono.
—como usted ordene— Se incorporó y luego de hacer una reverencia siguió su camino junto a su escuadrón.
Alguien más irrumpió la sala y caminó hasta estar cerca del soberano.
—¿Me mandó a llamar, Majestad? —habló el recién ingresado.
—Así es, Chandler— Caminó en dirección a sus aposentos, siendo seguido por el supervisor. —¿Cuándo falta para el cumpleaños de Zeldris?
—Una semana, mi señor.
—Ya veo, hasta entonces necesito que vayas preparando todo para su coronación.
Ambos se detuvieron cuando estuvieron cerca de su destino.
—¿Qué dice? El príncipe.. ¿se volverá rey tan pronto? No cree que.. aún es muy joven? Además ni siquiera se ha casado—. Recordó.
—Ese asunto ya está resuelto, sólo haz lo que te digo, Chandler. —ordenó con algo de seriedad.
—Como el Rey desee— Hizo una leve reverencia cuando su superior abrió las puertas de sus aposentos.
—No vayas a decir nada, sabes que mi hijo es rebelde, se negará obviamente. Pero cuando vea a la princesa, cambiará de opinión. —Aseguró.
—¿Está seguro? No creo que le agrade la idea.
—Tendrá que aceptarlo, no tiene otra opción, es su deber como futuro heredero al trono de éste reino. —Finalizó, cerrando la puerta tras de sí al entrar en la habitación, dejando al supervisor fuera.
-Ésto no le gustará al príncipe.. -susurró, soltando un suspiro caminando por los pasillos, deduciendo que se armaría un caos cuando el "futuro heredero" se enterara.
"El reino no puede quedar en manos de alguien que no lo quiere gobernar, eso es más que seguro"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top