☪ Único apítulo.

Hola, gente preciosa~

Este OneShot es un regalito para ustedes. Aquellos que han estado acompañándome a lo largo de este año. Por favor, quédense conmigo un poco más.

Infinitas gracias por su apoyo.

Adiós 2017~

ONE SHOT PUBLICADO EL 31/DIC/2017
RE-SUBIDO 12/ABRIl/2020

***Caro, amorcito. Tomo—chii. Momo. Escribí esto pensando en ustedes. Las amo.

ByeByeNya🐾

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Soy devoto a la leyenda urbana de que hay personas que nacen con estrella en esta vida. Ya sabes, esas que todo lo hacen bien, que logran cumplir sus metas en la vida, que no deben esforzarse para conseguir lo que desean. En fin, personas perfectas. La típica estrella que ilumina el cielo sin que el sol haya desaparecido del todo.

Aunado a ello, existe una contraparte. Porque la buena suerte que algunos tienen, muchos la carecen. Personas que, por mucho que se esfuercen, parece que la vida les sonríe un momento para después exprimirles cada gota de felicidad, una y otra, y otra vez. Dando fuerza a esa idea pesimista de que no todos pueden ser felices, que no todo lo puedes tener y que ya deberías morirte porque das pena. Personas estrelladas. Esa estrella que nunca falta en el cielo, la que parpadea; como que se apaga, como que no.

Somos muchos otros los relegados que fuimos olvidados o bendecidos, y no formamos parte de ningún grupo anterior, ni de los que resplandecen ni de los que les falta luz. Verás, nosotros somos estrellas fugaces.

Sí, sí, fugaces. Nunca perdemos brillo, pero no puedes vernos siempre. Expresamente sólo cuando estamos de paso. Porque no es cuando tú quieras, sino cuando nosotros queramos brillar. Nos esforzamos por lo que queremos y si llegamos a caer nos levantamos, no pasa nada. Odiamos estancarnos en un lugar específico, nos negamos a permanecer quietos en el firmamento a esperar que el fuego en nosotros se extinga. Avanza, avanza, que es divertido. Puede doler, si, por supuesto, pero es parte de la vida. Dah.

No obstante, todo es parte de un ciclo. Incluso en el basto universo.

Las estrellas se apagan. Pueden tardar muchísimo tiempo, más del que puedas imaginar siquiera, pero pierden brillo. Aunque tú no lo creas, se funden. Como el ser humano pierde la vida, las estrellas pierden su fuego.

¿Crees que es triste?

Y una mierda, es jodidamente aterrador. Incluso nosotros, fugaces o no, somos estrellas y nos pagaremos cuando la fuerza se nos termine y perdamos fuego en medio de ninguna parte.

Siendo así, quizás deberíamos considerar ser un poquito más intrépidos. Arriesgarnos. Hacer locuras. Romper reglas. Masticar chicle en clase, pisar el césped, deslizarte por toboganes sólo para niños cuando pases de los veinte, salir por la entrada y entrar por la salida, teñirte el cabello de colores estrambóticos hasta quedar calvo, tatuarte todo el cuerpo y parecer banca de escuela, romper alguna ventana con un balón, no lavar los trastes cuando tú madre te lo pida por segunda vez. Incluso puedes ser más intrépido si tienes los cojones, sólo encárgate de enterrar lejos el cadáver. Ah, y también puedes enamorarte. Pero eso ya te da pase directo al infierno.

¡Vive! Ese es el jodido punto. Para esos estamos aquí. Estás muy cabezón y a tu madre le dolió, al menos intenta ser feliz, maldita sea.

Tú que lo tienes todo. Tú que estás sano, que puedes correr, que puedes hablar, que puedes ver, que sientes y lloras y ríes. Hazlo tú, porque hay personas que no tienen tú misma suerte y no van por la vida lamentándose. Deshidratándose en lágrimas porque el imbécil de su novio les puso el cuerno, porque sienten que nada les sale bien y se rinden sin intentarlo de nuevo, porque creen que jamás serán felices, pero no hacen algo para cambiar su pesimismo. Créelo, existen personas que disfrutan la vida estando incompletos. Yo me enamoré de uno.

Ya vez, yo tomé el riesgo mayor con alguien que no teme ser feliz pese a un problemita real. Ah, y tiene pene como yo. Así que ya deben estar tallando mi nombre en un trono del infierno.

Mi novio no es una estrella fugaz. Él nació brillando. Su luz era el primer puntito blanco en el cielo al anochecer, justo junto a la luna. Era músico, de los mejores. Un niño genio al que yo veía a escondidas, practicando en el piano de la escuela. Lo que él hacía con el piano era mágico. Las notas, los sonidos, la canción entera calaba en ti. Te enviaba a lugares que tú no podrías imaginar por ti mismo, pero que él había recorrido un millón de veces. Amado, él y su música. Respetado como ser humano y genio.

¿Qué sucedió? Una tragedia más real que la traición de una mejor amiga, sin duda. Y te aseguro que él no lloró tanto.

Él es un año mayor que yo y a los 15 tuvo que viajar, tenía una presentación de piano en su natal Japón. Me dejó a mí —su mejor amigo desde que se mudara con su hermana al departamento frente al mío a los 10 años— una semana antes de mi cumpleaños, con un gato cachorro como regalo. Prometió que volvería pronto y que traería muchos recuerdos. Yo le pedí que no se perdiera y que los dejara boquiabiertos a todos.

Tres días más tarde, yo regresaba a casa después de mi práctica con el violonchelo. Mamá me dijo que Mari había llamado a casa, para decir que Yuuri quería verme.

Verás, los padres suelen decir mentiras piadosas para aligerar las malas noticias a los niños. Creyendo que no lo soportarán por ser tan pequeños. Yo creo que lo hacen para ser fuertes ellos, para auto—convencerse de que no es tan malo, tragándose la mentira que quieren forzarle al niño. Un engendro no entiende, y si lo hace tendrá más entereza que cualquiera. Porque es pequeño, pero su alma es tan pura que para ellos todo estará bien sin que tú se los digas.

Yuuri no me llamaba, estaba en coma. Yuuri no quiera verme, Mari quería que yo lo viera en caso de que fuese esa la última vez.

Mi mejor amigo despertó cuatro meses después de que lo atropellaran. Despertó parpadeando. Su luz como que se apagaba, como que no.

El cerebro de Yuuri Katsuki se mallugó. Tuvo una lesión en la parte que se encargaba del lenguaje. Yuuri ya no podía comunicarse. Entendía lo que se le decía, pero no podía hablar ni escribir. Sabía lo que quería expresar, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Sin voz, sin poder escribir, sin siquiera recordar o comprender la mímica.

La afasia es un trastorno que suelen tener la personas como Yuuri, con un daño cerebral causado tras un derrame cerebral, un tumor en la cabeza, cosas así.

¿Qué harías tú si un día despiertas y ya no puedes comunicarte con la gente? Si quieres algo, pero no puedes pedirlo, no sabes hacerlo.

Yuuri no odió su suerte. No se suicidó ni atentó contra su seguridad.

No te diré que fue como si nada hubiera pasado, joder, no. Pasó mucho tiempo para que Yuuri comprendiera que lo que le pasaba era irreversible, pasó mucho más para que el trauma del accidente comenzara a disiparse y volviese a salir de su casa.

La estrella de Yuuri no perdió su brillo con el paso del tiempo, chocó contra otra estrella. Entonces explotó, dejando polvo estelar y creando más estrellas fugaces. No fue en vano.

Con la ayuda de las personas que lo amamos, él siguió viviendo.

¿Qué no podía pedir las cosas? Podía moverse, servirse él solito.

¿Qué no puede entablar una conversación? Idioteces. Entendía perfectamente lo que se le decía y sonreía ante mis chistes estúpidos y se molestaba cuando le contaba sobre mis nuevos castigos y malas notas.

¿Qué ya no había forma de expresarse ni de hacerle saber a las personas sus sentimientos? Yuuri aún conservaba su piano.

Si los paisajes que Katsuki te mostraba antes de su accidente eran visiones divinas de lugares a los que jamás irías, después de esa tragedia lo que te mostraba era más real. Y la realidad a veces es más cruel, más auténtica, más bella.

Le pedí a Yuuri que fuese mi novio en una de mis presentaciones escolares a los 17 años. Toqué el cello para él, que se encontraba en medio de mi público.

Con Liebesträume intenté mostrarle mis sentimientos. Hacerle saber que pese a todo, él era Yuuri. Mi Yuuri y el Yuuri de todos aquellos que lo amábamos, a él y su música. Deseé que mientras mis dedos se fundían con las cuerdas, él me dejase entrar en su corazón y hacerlo mi hogar.

No importaba si podía hablar o no. La gente abre mucho la boca y la mayor parte del tiempo no dicen nada importante. En cambio, Yuuri expresaba más que nadie, con voz o sin ella. Sus dedos sobre las teclas, su sonrisa iluminando todo a su paso, el brillo en sus ojos. Yuuri hace música con su cuerpo. Y eso es suficiente.

El sueño de mi amor le llegó. Y me aceptó de la misma forma que yo lo acepté a él.

Te lo dije, ¿no? Todo se trata de vivir.

El mundo no se termina por un tropiezo, por una mala elección, ni por estar incompleto ¡Lucha, sigue adelante, pelea! Seguramente hay personas que te apoyarán y estarán felices por ti. Y si no las hay, que se jodan. Es tu vida, no la desperdicies complaciendo a los demás, ¡hazlo por ti! Que eres lo más valioso que tienes.

Vive ahora, porque no sabes qué pasará más tarde. Si el brillo de tu estrella se apagará o brillarás más, o incluso podrías convertirte en una estrella fugaz.

Y mientras eso pasa o no, tú debes disfrutar lo que tienes ahora. Sea bueno o sea malo. Todo lo que eres ahora, lo que has hecho o lo que harás con el resto de tu vida será parte del universo. De tú universo.

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