10.
Al dia siguiente, Ink no fue a clases.
Nadie habia notado esa ausencia. Solamente Error, quien notaba muy silencioso todo. ¿Dónde estaba Ink, quien siempre le seguía?
Lo único que sabia, era que luego de clases, cuando llegue a su casa, le llamaría.
-¿Ink?...-Llamó Zephyr, antes de abrir la puerta del cuarto de su hermano.
Ink se encontraba en su cama acostado, escondido entre las sábanas. En la noche habia estado buscando a su hermano y sin querer lo habia encontrado en aquel callejón.
Lo llevó a casa y trató sus heridas, sus conocimientos médicos eran buenos despues de todo. Pero cuando quiso preguntar, Ink se negó a hablar, nolo forzó, solo le dejo descansar.
Y ahora, habia ido a verle mientras llevaba su desayuno en manos. Un emparedado junto a un jugo de naranja.
Zephyr dejó su comida en la mesa de alado de su cama, mientras tomaba asiento en la orilla de esta.
-¿Ink?-Volvió a llamar.
La sabana se movió levemente, Zephyr suspiro, conformandose con eso.
-No tienes que decirmelo si no quieres, pero... Sé que necesitas apoyo.-
Ink sacó su mano de la sabana, a lo que Zephyr la tomó, haciendole saber que estaba allí para él.
-Te hicieron mucho daño... ¿Me dirías quienes fueron? Se darán cuenta que no debieron hacerlo.-
-No...-
-No deberías dejar que se salgan con la suya.-
-Yo... Es mi culpa. Yo... Fuí quien los obligó a...-
-No. Ni se te ocurra. Tú no eres culpable de nada.-
-Pero...-
-Ink, no eres culpable de nada, ¿Bien? Nunca lo fuiste...-
El menor salió de entre las sabanas y abrazo a su hermano entre lágrimas.
-Está bien, está bien... Todo estará bien.- Susurró Zephyr.
-No sé que decirle a Error... Yo solo soy... Una sucia puta...-
-¿Eso te dijeron?-
-Sí...-
-...Me haré cargo de esos pedazos de mierda, ¿Sí? No les hagas caso. Ahora, tómate un tiempo antes de ir a clases...-
-Pero... ¿No decian la verdad?-
Zephyr se quedó callado. Tenía que pensar que decir, todo era tan delicado. No quería lastimar a su hermano.
-Sus palabras y actos no fueron correctos, Ink.-
-...Entiendo...-
-Deberías comer y volver a dormir.-
-Bien...-
Ink comenzó a comer, más tranquilo que antes. Zephyr le veía sonriendo, al parecer su hermano se veía mejor.
Al este acabar, volvio a acostarse, viendo a Zephyr.
-No quiero estar solo.-Dijo Ink.
-No lo estarás.- Zephyr se acostó a su lado, abrazandolo.
Ink cerró los ojos y sonrió. Se sentía mejor, más protegido que antes.
-Recuerdo... Cuando hacias esto siempre.- Dijo Ink.
-¿Aún lo recuerdas?-
-Sí. Lo hacias para que no me sintiera mal.-
-Y lo seguiré haciendo siempre que lo necesites.-
-Gracias, Zeph.-
Ink comenzó a dormirse, pero Zephyr no, solo le veía descansar.
-No. Gracias a tí, Ink.- Susurró. -Solo por tí estoy aquí.-
Luego se levanto para volver a hacer sus tareas.
Dos niños se estaban agarrando de la mano mientras observaban un ataúd ser enterrado. Vestidos de negro como todos los allí presentes.
-Oh, pequeños, lamentamos tanto su pérdida.- Dijo una señora que se acercó.
¿Quién era? Los recuerdos eran borrosos.
Perk Ink y Zephyr se tenían entre ellos, no necesitaban más. Todos los demás solo daban palabras de aliento, pero no era como si realmente les importara algo allí.
-Pobres niños. Su madre era una prostituta. Su padre un hombre de una noche sin interés de encargarse de nada. ¿Qué les espera? Solo desgracia.- Comentó una señora a otra.
Pero, de entre tantos que se veian tan malos... Habia alguien que parecía ser diferente.
-Hola niños, soy su tio. Me encargaré de cuidarlos.-
Ambos niños, decidieron hacerle caso. No habia más familiares, su abuela no quiso saber de ellos ni de su madre tras embarazarse.
Pero ese hombre se hizo cargo de su cuidado. Los niños confiaron tanto en él...
Zephyr habia terminado de dormir a Ink, para luego salir a la sala, donde encontró a su tio sentado en el comedor, pensando.
-¿Tio?-
-Oh, Zephyr... Que bueno verte, ven aquí.-
-¿Qué sucede?-
-Verás... Soy dueño de un trabajo y... Me encargo de "repartir... felicidad".-
-¿Como Mamá?-
-¿Así decia ella? Bueno, algo así.-
-¿Y qué sucede?-
-Se están haciendo dificiles las cosas.-
-Oh...-
-¿Cuantos... años dijiste que tenían?-
-Ink tiene 7, yo tengo 10.-
-Hm... Servirá.-
-¿En qué?-
-Bueno, necesito que me acompañes a un lugar.-
-¿Un lugar?... ¿Para qué?-
-Para jugar, Zephyr. Te presentaré unos amigos.-
-Pero... Ink está dormido.-
-Déjalo. Es muy pequeño... Necesita descansar para luego crecer y poder ayudarme.-
-Entiendo.-
-Sean buenos niños y ayuden a su tio. Es... Como un juego. Una muestra de amor.-
-¿Mamá y Papá también lo hacian?-Preguntó Ink.
-Así es.-
-Pero... Lo del trabajo...-Dijo Zephyr.
-Eso es otra cosa. Pero, solo tu puedes ayudarme, Zephyr. Además, tengo planes para ustedes dos. ¿Ambos se quieren mucho, no?-
Zephyr se encontraba encerrado en su habitación, se abrazaba a si mismo mientras temblaba en su cama.
Las sensaciones eran horribles aún.
Una vez comenzó a cortarse, pero al enterarse su tio le regañó, diciendole que "Se ve mal en el trabajo".
Por lo que comenzó en maneras de escapar de la vida.
Quizás morir y...
Pero su puerta fue tocada, dejando escuchar una dulce voz.
-¿Zeph?... ¿Puedo dormir contigo? Tengo miedo...-
Zephyr entonces recordó porqué no hacia nada de eso. No podia dejar a su hermanito.
Se levantó y le abrió la puerta, dejandole entrar, y acostandose con este en la cama, abrazados.
-¿Mejor?-Preguntó Zephyr.
-Mejor.-
-Bien.-
-Zeph...-
-¿Sí?...-
-¿Porqué estabas llorando?-
-¿Llorando? ¿Yo?-
-Aún tienes lagrimas...-
Ink le limpió las lagrimas con besos.
El único tacto que no desagradaba a Zephyr.
-Te quiero, Ink.-
-Yo a tí, Zeph.-
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