Amaltea y el hombre de Ceres (única parte)
Año 3.377
Estación espacial: Lun4 C4li5t0
Orbitando entre el cinturón de asteroides y Júpiter
Distancia de la Tierra: 890.83 millones km
Amaltea, una joven híbrida, llamada, así como una de las lunas de Júpiter, se encontraba mirando el infinito universo desde el ventanal de su pequeña habitación. Como todas las chicas de su edad, estaba a pocos pasos de graduarse para elegir una de las ramas que tenía el instituto tecnológico de biodiversidad.
A Amaltea siempre le había llamado la atención el espacio y sus miles de planetas, no solo los que conocían, sino los que se escondían en galaxias inhóspitas y donde ningún hombre pudo atravesar aún.
Su planeta tierra, su hogar natural, había sido devastado por un asteroide que impactó con la tierra haciendo desaparecer la mitad del planeta. Tal fue el suceso, inesperado para muchos, pero siendo advertido por otros también, que varias familias tuvieron que ser acomodadas en la estación espacial que se encontraba cerca de Júpiter. Lugar de procedencia de su padre, quien muchos años atrás llegó a la tierra como intercambio de colonias terrestres y extraterrestres, o, mejor dicho, colonia terrestre con colonia fuera del cinturón de asteroides, la intención de aquel programa era conocer nuevas culturas y ver si sus vínculos podían tener buenas relaciones para trabajar en el proyecto de células combinadas; humanas y jovianas. Y, en ese intercambio de colonias, se conocieron sus padres, en la tierra, él, un joviano llamado Tione, y ella, una humana llamada Sofía, ambos bioquímicos, ambos miembros académicos del instituto tecnológico de biodiversidad, donde estudiaba su hija.
Amaltea quería ser como ellos, bioquímica, poder contribuir con el proyecto nuevo del cual había escuchado detrás de las puertas cuando sus padres conversaban por horas.
La joven híbrida, era el calco de su madre, pero con rasgos de su padre, el cabello del color del fuego, los ojos color miel con destellos amarillos, orejas pequeñas y el color de su piel característico de los jovianos, un rosa pálido.
La joviana bajó la mirada a su teléfono móvil al ver que había recibido una notificación de mensaje, tomó el aparato de acrílico, ya que reflejaba proyecciones holográficas y su amiga apareció fuera de la base del dispositivo;
—¿Cómo te encuentras, amiga?
—Bien, aunque un poco shockeada con la respuesta que me dio el chico que me gustaba.
—Ese no es para ti, siempre te lo dije, sé que te gustaba, pero Benjamín no está a tu altura.
—Él mismo me dijo que no iba a salir nunca con una híbrida que no se sabe todavía qué es, si humana o joviana.
—Ay, claaaro, como si fueses la única persona híbrida dentro de esta estación espacial.
—Ese es su pensamiento un poco raro, ¿no? No puedo ocultar mi apariencia y tampoco me disgusta ser una híbrida.
—Su cabecita de termo jamás va a cambiar, así que, deberías dejar de pensar en él, ¿qué haces?
—Veo el universo, ¿no te intriga, Eugenia? ¿No quisieras conocer otros planetas? ¿Poder buscar artefactos, piedras o incluso poder cambiar la biósfera terrestre del planeta que investigues de galaxias fascinantes o del sistema solar?
—Sí, pero todavía nos falta poco para graduarnos, elegir una rama y poder ayudar en los proyectos que están preparando, ¿a ti cuál te interesa?
—El de mis padres, bioquímica, los escuché hablar sobre un nuevo proyecto que combina tecnología y parte de la bioquímica, no lo sé bien, hablan de fórmulas, células, crear una biodiversidad diferente, una que nunca se vio en todo el espacio.
—¿Será el proyecto Ceres?
—Mmm, no lo sé, nunca lo llamaron como tal, siempre escuché de sus bocas el proyecto y que es el objetivo que tienen por explorar, objeto astronómico más grande del cinturón de asteroides.
—Puede que sea el que te digo, porque es el único que se escucha por los pasillos de la estación como algo bastante secreto y misterioso.
—Si se escucha es porque tan secreto no es —rio un poco.
—Es cierto —continuó riéndose la chica junto a su amiga.
A medida que la conversación entre ellas proseguía, una alerta emergió de la pantalla frente a ella y Amaltea la difuminó con su dedo hacia arriba.
Las chicas siguieron charlando y la alerta una vez más apareció.
—¿Qué es ese sonido? —preguntó Eugenia con el ceño fruncido.
—No sé, es la segunda vez que me aparece una alerta, pero no es de aquí, no tengo idea qué está pasando, nunca me hizo esta clase de advertencias el teléfono.
—¿Qué podría pasar si abres el cuadro y te fijas qué hay? —sugirió su amiga.
—Tengo miedo.
—Me extraña que una joviana me diga eso.
—Te recuerdo que soy mitad humana, y los humanos suelen ser miedosos en circunstancias como estas.
Eugenia se rio a carcajadas.
—Eres única, Amaltea. Tienes razón, pero yo lo intentaría, por abrir un cuadro de alerta no creo que pase algo.
—Tengo miedo de que al abrirlo sea una amenaza para la estación espacial, o algún virus que desconfigure todo el sistema tecnológico.
—Bueno, en eso tienes razón, pero si ya fueron dos veces la alerta, no creo que sea una cosa de esas que piensas.
—Acaba de aparecer de nuevo.
—Entonces vas a tener que intentarlo, dudo mucho que sea una amenaza y un virus virtual.
—Todavía me pregunto el porqué te consideré mi mejor amiga y siempre te termino haciendo caso.
—Porque tenemos gustos en común, nuestros padres se conocen, y nosotras somos como hermanas, por eso siempre haces lo que te digo y sabes bien que nunca me equivoco.
—Cierto, intuición humana, algo que mi mitad joviana aún no termina de entender mucho, pero se acepta. La abriré, luego te cuento.
—¡Genial! Luego nos vemos, Amal —le dijo con una sonrisa y saludándola con la mano.
La comunicación con Eugenia terminó, ya que su amiga fue quien apretó el botón de finalizar, y Amaltea miró con atención el alerta neón triangular que estaba frente a ella, mucho más nítida que antes.
No estaba segura de lo que iría a hacer, pero la curiosidad, a pesar del miedo que todavía sentía, le ganó y apretó el triángulo.
El sistema solar apareció expandido y una pequeña flecha de color magenta se ubicaba arriba de un planeta, aquella señal le indicaba que debía apretar allí y así lo hizo, el planeta se acercó un poco más mostrando su nombre debajo; "Ceres".
—¿Ceres? —Frunció el ceño mirando con atención aquel planeta enano de color grisácea—, es el planeta cercano a las órbitas de Marte y Júpiter, ¿por qué me salta la alerta a mí?
La joviana apretó el botón debajo del planeta porque tenía otra alerta con signos de exclamación cerrados. Con incertidumbre esperó a que apareciera algo, un mensaje o lo que fuese que apareciera. Tenía miedo de haber metido la pata y con su imprudencia poner en peligro a toda la estación espacial.
Unos códigos alfanuméricos aparecieron en la pantalla y ella unió las cejas.
—Ni siquiera es un lenguaje joviano o idioma humano —unió las cejas estando confundida—, es más parecido a... algo que no tengo ni idea, ni siquiera en todos los años que estudié vi algo parecido a esto.
Amaltea tecleó varios botones que abrió al costado de la pantalla de su teléfono móvil, trasladando aquellos códigos a la búsqueda que había hecho recién. Los mismos le dieron la indicación que era el lenguaje ceriano y con el mismo, apareció la imagen holográfica de un hombre un poco más grande que ella.
Debajo se leía la traducción al español de lo que decía con su voz:
"Esto no es un simulacro, soy el príncipe Arión, ceriano de nacimiento, el asteroide CiFiWP3077 al impactar contra la tierra dispersó pedazos de rocas y basura espacial que han caído en nuestro planeta. Pedimos ayuda, por favor, no nos ignoren."
La comunicación grabada se estaba difuminando y se entrecortaban las palabras de aquel hombre.
"Por favor, no nos ignoren. Los cerianos los necesitan, somos pacíficos. Mi equipo y yo hemos estado observando la estación espacial... —se cortó la comunicación y volvió entrecortada—, por... —de nuevo se cortaba—, ... cho —y otra vez—, ... empo. Nos gu... —se cortó la transmisión y regresó—, ... aría poder hablar... algui —de nuevo se había cortado—, sálven... —una vez más se había ido la comunicación y volvió de repente, siendo esta, un poco más estable que antes—, por favor. Apretando el símbolo astronómico que identifica al planeta, podrán tener comunicación con nosotros, si deciden ayudarnos. En nombre de los cerianos, mis padres y mío, estamos agradecidos hasta la estrella más lejana del universo."
La transmisión, que fue demasiado difícil de mantener, se apagó y ella quedó mirando la pantalla holográfica con los símbolos astronómicos que la representaban por ser una híbrida; el de la tierra y el de júpiter, en colores neón azul y dorado.
Amaltea continuaba intrigada y mucho, la comunicación con aquel hombre la dejó más curiosa que nunca y apretó el símbolo de identificación astronómica del planeta Ceres.
—Hola —habló y la chica lo saludó con la mano teniendo el dedo anular bajado mientras que el resto de los dedos estaban alzados, un saludo de amistad que incluso siendo mitad humana lo utilizaba a pesar de que no le salía a la perfección como a su padre—, no entiendo el idioma, pero si yo he podido traducirlo, estoy segura de que tú también. Soy Amaltea, híbrida, mitad humana y mitad joviana. No conozco el lenguaje que tienen, pero si son pacíficos como has dicho, no te negaré la ayuda.
—Hola, Amaltea, encantado —la saludó con el puño donde se veían los dedos contraídos y el pulgar hacia fuera—, necesito que nos ayudes, Ceres en cualquier momento no será habitable. Por favor, ayúdanos, necesitamos algo para poder continuar viviendo.
—De acuerdo, te ayudaré, Arión.
La joviana esperaba que con aquella decisión no pusiera en un aprieto a sus padres, y que estos pudieran acelerar el proyecto, en dado caso de que fuese del que hablaba Eugenia, el proyecto Ceres, el más misterioso, donde, por lo que les pudo escuchar, querían crear una atmósfera ideal para poder vivir allí y desarrollar, con la tecnología y la bioquímica, un ecosistema casi igual al de la tierra, porque sabían que, los humanos, jovianos e híbridos no soportarían la superficie densa y gaseosa de dicho planeta. Si los habitantes de Ceres estaban de acuerdo con el proyecto, no había más que discutir y se comenzaría a avanzar en la colonización de humanos, jovianos de naturaleza e híbridos en el planeta enano.
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¡Hola! ¿Te llamó la atención? Si es un sí, me alegro, pero debo decirte que, este relato solo es el inicio de lo que se encuentra en el perfil oficial de WattpadCienciaFiccionES, si quisieras continuar leyendo, debes estar atenta a las publicaciones del Taller de dicho perfil, el apartado "La Guía Suprema de la Ciencia Ficción", es el lugar para enterarte de cómo sigue la historia, ya que es una historia de varios usuarios, no solo será de Space Opera, la ciencia ficción tiene mucho subgéneros, así que, de a poco se irán viendo muchos más.
Si te interesa saber de qué se trata todo esto, te invito a seguir el perfil y el apartado con el título que nombré más arriba 😉
Un besito,
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