Especial Historia de Mazikeen
Pov. Mazikeen
En estos días no he podido evitar ponerme a pensar en mi pasado, en todo lo vivido hasta llegar hasta aquí, todo lo bueno, como también lo malo, me gustaría retroceder en el tiempo y cambiar ciertos aspectos, pero lo hecho hecho está y no sé puede hacer nada para cambiarlo.
El recuerdo más antiguo que tengo es el de mi madre y yo haciendo las maletas porque nos íbamos a cambiar de pueblo, en ese entonces no tenía más de 5 años, y no me planteé lo que estaba pasando, a día de hoy sé que todas las mudanzas fueron para evitar que el hombre que dejó embarazada a mi madre nos encontrara.
Me resulta imposible poder ver a ese hombre como mi padre, un ser cruel y despiadado que violó y casi mata a mi madre de una paliza todo en una misma noche, y lo peor fue que mi madre era virgen y su único error fue estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, que injusta es la vida a veces.
A pesar de todo, cuando mi madre, que se llamaba Ágata, se enteró de su embarazo, en lugar de sentir asco, repulsión u odio, se sintió feliz, se alegraba de tener una vida dentro de ella, aunque claro, ella no sabía quién era mi padre, no lo supo hasta tiempo después y se llevó el susto de que resultaba ser el hermano del rey.
Fue por eso por lo que mi madre se fue del reino, no había ni hay ninguna ley que ate a un demonio a vivir en el reino, pueden vivir fuera de la ciudad sin ser un demonio renegado, y eso fue lo que hizo mi madre, irse de la ciudad sin renunciar al reino para que el hombre que la violó no supiera de mi existencia y no me dañara.
Todo esto yo no lo sabía, parte me lo contó mi madre, y el resto lo descubrí mucho después por parte de una vieja amiga de mi madre que me contó muchas cosas, pero eso sería adelantar acontecimientos, por lo que por ahora pasaré de comentar ésto y seguiré hablando de mi vida junto a mi madre antes de que se fuera y no volviera.
En fin, los años fueron pasando, mi madre y yo éramos felices, no teníamos mucho dinero, pero como yo me alimentaba de sangre y ella de miedo, pues no teníamos gastos en cuanto a alimentos se refería, por lo que el dinero llegaba bien para pagar la renta, la ropa y lo poco más que necesitáramos.
Llegó un momento en que me pregunté quién era mi padre, pero tuve que esperar a los 16 años antes de que mi madre se atreviera a hablar de él, y cuando llegó el día, solo me contó lo básico, que yo era fruto de una violación y que mi padre era un demonio de alto rango, pero no me especificó nada más de él, y yo sabiendo mi alimentación, no me hizo falta preguntar para saber que era de muy alto rango, ya que solo los de muy alto rango beben sangre.
Pasó al rededor de un año y medio antes de que mi madre tuviera que volver al reino por un asunto familiar, aún recuerdo ese día, mi madre estaba muy nerviosa por volver, y aunque no entendía muy bien su nerviosismo, lo achaqué a la posibilidad de encontrarse con ese hombre, y en cierta forma así era.
En teoría debería haber vuelto a la semana y poco, pero no volvió, y aunque esperé y esperé, nunca lo hizo, así que temí lo peor, y no me equivocaba. Pensé en más de una ocasión ir al reino, técnicamente no era una demonio renegada, por lo que podía ir al reino sin problemas, pero tenía miedo, por lo que al final nunca fui al reino.
Mi 18 cumpleaños fue de lo más deprimente, me la pasé en el antiguo cuarto de mi madre, así fue como encontré entre papeles y fotos, una carta de mi madre que había escrito antes de partir a su viaje, y en esa carta básicamente me decía que me quería, y las indicaciones para encontrar una casa que había comprado y decorado para regalármela por mi mayoría de edad.
El lugar en el que vivía no dejaba de ser rentado, y gracias a que llevaba trabando desde los 16 y el dinero que teníamos ahorrado, seguía pudiendo pagar la renta y todo sin ningún problema, pero aún así la idea de mudarme me gustaba, ese lugar me traía demasiados recuerdos, y así sería imposible pasar página.
Empaqué todas mis cosas, también las de mi madre, y me despedí de la dueña del lugar rentado donde estaba, después cogí y me mudé a la cabaña que me había preparado mi madre. Así fue como dejé de trabajar en el pueblo donde llevaba un par de años viviendo, y fui al pueblo donde posteriormente conocí a Amalia.
Tengo que reconocer que me sentí muy sola antes de conocer a Amalia, las otras chicas que conocí no me simpatizaron, todas con el sueño de conseguir el dinero necesario y abandonar el pueblo, eso no era lo que quería, no quería una amistad temporal que me doliera con su partida, por lo que en ese tiempo no tuve ni una amiga.
Cuando llegó Amalia, por un momento pensé que era igual que el resto, por eso no le hablé al principio, después pude darme cuenta que era nueva en el pueblo y había venido para quedarse, lo cual me agradó y decidí hablar con ella para tantear el terreno, aunque albergaba la esperanza de encontrar a la amiga que estaba buscando.
Ella vivía en un pueblo cercano, a una hora de caminata, le propuse vivir juntas y ella lo rechazó, eso me dolió un poco, pero entendí que ella y yo no nos conocíamos, por lo que era normal que dudara, aunque eso no me desmotivó, tenía claro que me caía bien, y aunque no viviéramos juntas, seguíamos siendo amigas.
El problema llegó un tiempo después, fui al bosque a por algún animal para alimentarme, y justo antes de que pudiera hacerlo, aparecieron un par de vampiros, los cuales me atacaron sin razón aparente, fue la primera vez que luché y maté a alguien, no voy a mentir, ni sentí tristeza, ni sentí gusto, más bien sentí indiferencia, pero a pesar de todo, me encontraba débil y bastante herida.
Como pude salí del bosque, con tan mala suerte, o buena dependiendo del punto de vista, que me encontré con Amalia, la cual quería llevarme al hospital, y antes de que pudiera darme cuenta, mi sed de sangre me ganó, la mordí y bebí de su sangre, no os imagináis la vergüenza y la culpa que sentí en ese instante, no solo maté por primera vez ese día, también bebí sangre humana por primera vez, y lo peor era que la había tomado de mi amiga sin su consentimiento.
Ella se asustó mucho cuando le conté lo que era y prácticamente salió huyendo, lo cual me hizo sentir peor. Tenía pensado pedirle perdón al día siguiente en el trabajo, pero no apareció, lo cual me entristeció más, pero lo entendía, necesitaba tiempo para asimilarlo, por lo que la cubrí en el tiempo que no fue a trabajar, pues sabía que necesitaba el dinero.
A los pocos días volvió y me pidió disculpas por su actitud, a lo cual yo le dije que era yo la que tenía que disculparse por haber bebido de ella sin su consentimiento, pero Amalia no le dió importancia al hecho, y seguimos teniendo la misma relación de antes, solo que más fuerte, pues ella sabía mi secreto y me aceptaba como era.
Empezamos a vivir juntas y todo iba de maravilla, nos iba bien en nuestro trabajo, no había que pagar renta porque la cabaña la hizo mi madre y yo no comía, por lo que los gastos eran mínimos, y aunque no podíamos permitirnos lujos, vivimos felices y decentemente, que era más de lo que muchos podían decir.
Cuando Amalia cumplió los 25 años, digamos que la realidad se me vino encima, ella era humana, y aunque apenas se le notaba, envejecía, y eso me asustó, yo como demonio podía vivir eternamente sin envejecer, pero Amalia no, envejecer y morir es parte del ser humano.
Entonces se me ocurrió convertir a Amalia en demonio, esa era la solución, pero había un problema, Amalia no quería serlo, le encantaba la comida, y aún le sigue encantando a pesar de ser tres cuartas partes demonio, además de que la idea de ser inmortal no le gustaba demasiado, por lo que de plano se negó a la conversión.
Tardé más de dos años en convencerla, en verdad que me costó, pero al final lo conseguí, solo que en lugar de convertirla, la semi convertiría, lo cual no me molestaba, un híbrido medio demonio también es inmortal, y eso era lo que me interesaba, el resto me traía sin cuidado.
Después del cambio, Amalia todavía parecía más joven, de unos 19 o 20 años, lo cual me dió un poco de envidia, pues soy mayor que Amalia por meses, y sin embargo ella parece varios años más joven que yo, pues yo dejé de envejecer a los 25, y ese hecho le hacía gracia a Amalia.
El tiempo siguió corriendo, y a pesar de la monotonía, éramos muy felices, pero como nada es para siempre, nuestra feliz y tranquila vida se vio interrumpido por un grupo de demonios que me buscaban por ser la siguiente en la línea sucesoria del trono, aunque de mano no lo sabía, y tanto Amalia como yo estábamos asustadas, por no decir aterradas.
Cuando llegamos al castillo, allí nos esperaban el consejo de los demonios, los encargados de aconsejar al rey o reina, y nos preguntaron que cuál de nosotras era la sobrina del antiguo rey, a lo cual nos miramos confundidas, yo claramente no sabía que tenía parentesco con la realeza, pero estaba claro que Amalia no podía ser, ella era una convertida.
Al final no hizo falta que dijéramos nada, ellos mismos se percataron de mi parecido con mis padres, por lo que procedieron a explicármelo todo y empezar con los preparativos para mi coronación, la cual de mano no quería, pues no consideraba a ese hombre mi padre, sino un desgraciado, pero para estos casos, la sangre es la sangre.
Fue por ellos que descubrí que hacía años, cuando mi madre volvió al reino, hablando con una antigua conocida, ese hombre la vio y escuchó claramente cuando habló de mí y dijo que era el producto de una violación, no había que ser muy listo para saber que esa niña era su hija, por lo que mandó unos guardias a apresarla y le exigió que le dijera dónde estaba, y al ella negarse, la mataron por alta traición.
También me contaron del ataque de licántropos que había ocasionado las muertes de los reyes, de ese hombre y más gente, pero eso no me interesó para nada, y como ya me estaban buscando por ser parte de la nobleza, cuando ellos murieron, me buscaron aún más por ser la siguiente en la línea de sucesión, y así es cómo me encontraron y me trajeron aquí.
Todo esto se lo conté a Amalia, ella seguía siendo mi mejor amiga y compartía todo con ella, pero poco a poco todo eso fue cambiando. No me enorgullezco de ello, es más, me encuentro profundamente avergonzada de mis actos, fui una ilusa y una ingenua, me dejé manipular y mi relación con ella se estropeó.
Al principio no creía lo que los consejeros o miembros del consejo me decían, ellos me aseguraban que tener una hermana híbrida como Amalia no me hacía bien, que ensuciaba mi imagen como la reina de los demonios y me volvía débil, y yo de idiota que les fui creyendo y cayendo en sus palabras.
En pocos meses pasamos de ser las mejores amigas y hermanas, a yo ignorarla o agredirla verbalmente, lo cual fue incrementando con el tiempo hasta que Amalia me dió un alto. Y yo fui tan imbécil de en lugar de reaccionar, la insulté, renegué de ella como mi hermana y la desterré del reino.
Pasaron un par de meses después de eso antes de poder salir de palacio por primera vez, fue ese día cuando conocí a Susana, una vieja amiga de mi madre, ella fue quien me contó toda la historia, además de un par de cosas que no voy a mencionar sobre los sucesos que vivió mi madre antes de su partida del reino.
Esa charla fue la que me abrió los ojos, Amalia había sido la única persona además de mi madre que se había preocupado de mí, y yo de idiota la traté mal y la alejé de mi vida como si no valiera nada, esa noche me la pasé llorando como nunca en mi vida, ni siquiera lloré tanto cuando me di cuenta que mi madre no volvería o cuando me enteré de la verdad de su muerte.
Al día siguiente ordené que la buscaran inmediatamente, a lo cual muchos intentaron convencerme de lo contrario con los mismos argumentos que habían usado para ponerme en su contra, solo que esa vez ya no me iban a manipular, estaba decida e iba a recuperar a mi hermana, costara lo que costara.
El tiempo fue pasando, semanas, meses, años, pero no la encontré, y no sabéis lo que me arrepiento de no haber ido a la cabaña, pero en verdad que pensé que ese sería el último lugar al cual iría, pues igual que yo no quería ir por la tristeza que me ocasionaba nuestra separación, pensé que a ella le ocurría lo mismo.
Sin que lo pudiera evitar, ya habían pasado casi dos décadas, y nada, no me rendiría, eso lo tenía claro, pero cada vez me sentía más sola, triste y culpable. Cuando me propusieron lo de atacar a los licántropos con nuestro veneno, yo no estaba muy convencida, pero para ese entonces, había dejado todo lo militir a Luke, y él había sido el que tuvo la idea.
Un día un hombre avisó a Luke que un alpha se iba a casar con su luna, era un momento propicio para atacar, ya que la seguridad sería más débil, y habría otros alphas que iban al evento, un blanco perfecto por lo que me pareció entender, pues en ese momento yo me encontraba con Luke cuando el hombre se lo dijo.
No había necesidad de que yo fuera allí, en verdad era completamente innecesario, pero me encontraba aburrida, no me apetecía seguir en palacio, por lo que decidí ir con ellos a la manada, me vendría bien pelear, al tomar el trono había tenido un entrenamiento para saber luchar, pero nunca lo había llevado a un combate real, esa era mi oportunidad.
Cuando llegamos allí, la boda estaba por empezar, pero en cuanto vi a mi hermana con el vestido blanco, me quedé de piedra, era su boda, mi hermana se casaba y yo no tenía ni idea, es más, si no hubiera decidido ir en esa ocasión, podían haberla matado a ella o a su futuro marido, lo cual me dieron ganas de vomitar.
Así que cuando Luke quiso dar la orden de atacar, yo les detuve, no iba a permitir que impidieran la boda de mi hermana, en su lugar mandé a un hombre a que fuera a por un par de sedantes para dormir a mi hermana y a su pareja, pues tenía claro que me los iba a llevar, y no quería que sufrieran ningún daño.
Desde las sombras del bosque, pude ver cómo mi hermana se casaba, feliz, estaba feliz y enamorada del alpha con el que se iba a casar, y eso me alegraba, atacar la manada ya no era el objetivo, sino crear una distracción para poder llevarnos a Amalia y a Amón sedados, y como era la reina, nadie pudo contradecirme.
En cuanto los tuvimos, nos fuimos, no me interesaba dañar la manada, al fin y al cabo era la manada de mi hermana y mi cuñado, y aunque me gustase que ellos se quedaran en palacio conmigo para siempre, sabía que no podía ser, que en cuanto consiguiera que Amalia y yo estuviéramos como antes, ellos volverían, aunque no me gustaba demasiado, por no decir nada.
Y bueno, después de conseguirlo, conocí a mi marido, Carson, mejor amigo de mi hermana, y mi mate, quién me lo iba a decir, aunque no me quejo, Carson es guapo, gracioso, agradable, y me quiere y mima un montón, ahora más que estoy embarazada.
-Hola mi amor - me dice Carson y me da un casto beso en los labios.
-Hola lobito - le digo con una sonrisa.
-¿Ya has pensado en lo que te dije?
La razón por la cual estos últimos días he estado pensando en mi pasado es porque Carson y yo ya sabemos que vamos a tener una niña, y Carson quiere ponerle el nombre de mi madre, Ágata, pero yo no estoy muy segura, el nombre no me desagrada, pero me hace recordar muchas cosas.
-Sí, pero no lo sé la verdad - le digo.
-Yo creo que sería hermoso, estoy seguro que a tu madre le encantaría - tal vez tenga razón.
-De acuerdo, se llamará Ágata.
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Al final este especial me ha ocupado más que el otro, y si llego a hacer una segunda parte de Amalia, cosa que no estoy segura, sería una historia basada en la hija de Amalia y la hija de Mazikeen.
El siguiente especial que haga creo que será Amalia inconsciente, e intentaré subirlo mañana, pero no prometo nada. Adiós, espero que os haya gustado el especial, y que alguien comente.
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