Otra vez, otra vez cuando tengo la oportunidad de ser feliz, llega alguien y lo estropea todo, ¿es tanto pedir ser feliz?, Mazikeen ha conseguido arruinar todo lo que he conseguido, ahora los alphas nunca me aceptaran, de seguro piensan que yo planeé el ataque a mi boda, ¡qué asco de vida!

-Amalia - salgo de mis pensamientos y veo a Amón venir hacia mí.

-Amón, ¿te encuentras bien? - le pregunto.

-Creo que esa pregunta me corresponde a mí, ¿qué tal llevas esta situación?

-Horrible, catastrófico, nefasto, elige una - le digo y él me mira triste y me abraza.

-Tranquila, yo estoy contigo, no voy a dejarte sola - me susurra al oído.

-Eso me corresponde a mí, soy yo la que podría irse de aquí sin ti - le digo en broma, jamás haría tal cosa.

-Ya claro, y yo soy un duende - me río ante su comparación - te he oído a través de la pared - me separo de él y lo miro extrañada.

-¿Cómo? - él se encoje de hombros.

-Soy un licántropo, es más, soy un alpha, mi oído es mucho mejor que el de un demonio, ¿por qué crees que las habitaciones están insonorizadas? - buen punto.

-Intentaré convencer a Mazikeen para que te deje ir, no puedo permitir que estés lejos de la manada - le digo abrazándolo fuerte.

-Y yo no puedo permitir eso - me dice siguiendo el abrazo con la misma fuerza - no pienso irme de aquí sin ti.

-Tu manada te necesita.

-Nuestra, nuestra manada, e igual que me necesitan a mí, te necesitan a ti.

Ninguno de los dos dice nada más, esta situación es difícil para ambos, él es alpha, y no solo está lejos de su manada, sino que además está en un lugar lleno de demonios. Y por mi parte, estoy de vuelta en este lugar, donde sufrí por ser como soy, y tengo que convivir con una de las personas que más me han dañado en toda mi vida, y que quiere que volvamos a ser como antes, no sé cómo acabará esto.

Nos sentamos en el sofá que hay en la habitación, y sí hay un sofá aquí, este cuarto es inmenso, al fin y al cabo, Mazikeen me lo asignó antes de su cambio de actitud hacia mí. Esta habitación tiene: una cama matrimonial enorme, un armario tan grande como un cuarto normal, un sofá, varios sillones, un gran escritorio con dos sillas, una gran biblioteca, junto a varias estanterías también con libros, varios espejos de distintos tamaños, varias ventanas, dos mesitas de noche, un pequeño balcón, y está conectado a un baño completo, también del tamaño de un cuarto normal.

-¿Qué podemos hacer? - me pregunta Amón deshaciendo el abrazo - no veo ninguna televisión - suelto una pequeña risita.

-Yo el tiempo que estuve aquí no veía la televisión - le señalo la biblioteca y las estanterías - me dedicaba a leer.

-¿Por qué no me sorprende? - me río aún más fuerte.

-Porque me conoces, y sabes que me encanta la lectura - digo divertida.

-Tienes razón - me dice con una sonrisa - ¿qué te apetece leer?

-Hay un libro que tal vez te guste - le digo misteriosa.

-¿De qué trata?

-Aaah, tendrás que leerlo para averiguarlo.

Me acerco a mi gran biblioteca y me pongo a buscar entre los volúmenes, lo único bueno que saqué de este lugar fue que pude leer muchos interesantes, entre ellos el que le voy a dar a Amón. Arriba como no, bufo molesta con mi corta estatura, Amón sin decirme nada, me aúpa, asustándome y provocando que pegue un grito, lo cual hace que ría.

-Ya lo tengo - digo mal encarada.

-Oh vamos, tampoco es para tanto - se burla Amón mientras me baja.

Lo ignoro y me pongo a ojear el libro, creo que me lo habré leído como cien veces, esta historia me encanta, y por lo que tengo entendido, ocurrió de verdad, en su día no lo entendí muy bien, pero ahora que tengo conocimiento de los agnes, por fin puedo creer y entender del todo la historia.

-Ten - le digo entregándole el libro.

-“El demonio y la omega”, ¿un cuento infantil? - me pregunta y yo ruedo los ojos.

-Es una historia, tú en su día me contaste historias sobre los agnes, pues bien, ahora que tengo conocimiento de esto, puedo asegurar que esta historia trata de una pareja de agnes.

-Nunca he oído hablar de un caso entre demonio y licántropo, me sorprendió que tú y yo lo fuéramos, pero por lo que dices, hubo otra pareja - Amón empezó a ojear el libro y frunció el ceño.

-¿Qué pasa? - pregunto.

-No entiendo nada - ahora soy yo la que frunce el ceño, le quito el libro y lo miro.

-¿Pero qué dices?, si se entiende perfectamente - digo extrañada.

-Para ti, debe de estar escrito en la lengua oscura.

-Pues yo lo leo como si fuera castellano.

-Eso es porque eres medio demonio, hay magia de por medio, por eso los demonios e híbridos lo entendéis como vuestra lengua materna - me explica Amón.

-Vaya lío - pienso en voz alta.

-Sí, tendrás que leerlo en voz alta - dice acomodándose en el sofá.

-De acuerdo - digo imitando su acción.

<En la época romana todo era oscuridad, los demonios vagaban por la Tierra con total libertad, no había especie que se atreviera a enfrentarlos. Los humanos hacían tributos para mantener sus pueblos a salvo, a cambio de su seguridad, los demonios exigían a un hombre fuerte y a una mujer hermosa, ambos de entre 16 y 20 años, a los cuales unas veces les convertían en demonios, otras en esclavos, y otras veces eran alimento de los demonios.>

-¿Alimento?, ¿se los comían? - pregunta Amón y yo me río.

-No, no se refieren a comérselos, significa que les provocan emociones para alimentarse de dichas emociones, o en caso de los demonios de alto rango, se refieren a beber su sangre - le explico.

-¿Cómo tú?

-Yo me alimento de sangre animal, pero sí, como yo.

-¿Y tú dices que me va a gustar la historia? - pregunta incrédulo.

-El principio es para contextualizar la época, pero igual que su título indica, la historia se centra entre el amor de un demonio y una omega - le digo y él asiente - por cierto, si no puedes leer esto, ¿cómo pudiste leer el título?

-Es lo único del libro que no viene en el idioma oscuro - me dice.

-Vale, haré que te creo - le digo no muy segura, no tiene sentido que el libro esté escrito en un idioma, y el título en otro.

-¿Sigues?

-Claro - digo volviendo al libro, pero antes de que pueda leer entra una señora.

-Su alteza, la hora de la comida está por empezar, su majestad me ha pedido que los lleve al comedor.

Amón y yo nos miramos, ambos sabemos que tenemos que comer, por lo que dejo el libro y me levanto del sofá, Amón hace lo mismo y entrelaza nuestras manos. Seguimos a la mujer por los largos pasillos del castillo, yo me quejaba de la casa de Amón, pero debo reconocer que este lugar es mucho más grande y laberíntico, pero al menos este lugar lo conozco.

La decoración no ha cambiado nada desde que me fui, los pasillos siguen teniendo los mismos colores oscuros, con cuadros y bustos de demonios que tuvieron importancia en el pasado, como los antiguos reyes y reinas, entre ellos, el tío de Mazikeen, el antiguo rey de los demonios, y hermano mayor del padre de Mazikeen.

-Este lugar causa escalofríos - me susurra Amón.

-Ya, pero con el tiempo te acostumbras - le digo también susurrando para que no nos escuche la mujer que nos guía unos pasos por delante de nosotros.

La señora no se da la vuelta en ningún momento y nos guía por los pasillos hacia el comedor, aunque realmente no hacía falta, ya que aún me acuerdo cómo estaba distribuido el castillo. Al llegar al comedor, Mazikeen estaba ahí sentada en la cabecera de la mesa.

-Sentaos, la comida ahora será servida.

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Hola, aquí tenéis otro capítulo, y visto que nadie quería el especial, pues no se hará, hasta el próximo capítulo.