Capítulo 14
Tardó un segundo en corresponderme, está claro que le sorprendí al hacer esto, pero fue lo primero que se me ocurrió. Amón me toma posesivamente de la cintura y me atrae más a su cuerpo, el beso es dulce, pero a la vez apasionado, poco a poco nos separamos y nos miramos a los ojos, me encantan sus ojos grises, es como mirar un cielo nublado.
-¿Esto responde a tu pregunta? - le pregunto a Amón.
Él no me contesta, me coloca un mechón de pelo detrás de mi oreja y me vuelve a besar, esta vez con mal dulzura, con más tranquilidad, con una mano en mi cintura, y otra en mi mejilla, mientras que yo mantengo mis brazos rodeando su cuello. Pero como nada en esta vida es perfecto, y hay mucha gente inoportuna, alguien llama a la puerta.
-¿Qué quieres? - pregunta Amón molesto.
-Siento interrumpir el momento - dice Tony entrando a la habitación - pero, hay un par de alphas que quieren hablar contigo.
-Pues diles que mañana hablo con ellos - dice Amón aún molesto y sin cambiar nuestra postura.
-Dicen que es urgente - dice Tony a lo cual Amón gruñe.
-Ve - le digo a Amón - si eso, mañana hablamos.
-Ya claro, vais a hablar - se burla Tony y Amón le gruñe en advertencia.
-Ve - le vuelvo a decir, él bufa, pero se separa.
-Esto no acaba aquí, mañana continuamos - me dice Amón y me da un beso antes de irse con Tony.
Suelto una pequeña risita nerviosa, no me puedo creer que lo haya besado, pero es un hecho, un hecho un poco vergonzoso, al menos Amón me ha correspondido, si no, hubiera sido mucho peor. Salgo de la habitación de Amón, y tardo un poco en volver a la mía, sigo pensando que este lugar es un maldito laberinto.
(...)
A pesar de no tener despertador, a pesar de no tener trabajo, no puedo evitar que mi cuerpo se despierte a la hora de siempre, también me pasó aquella semana que cuidé de Amón en la cabaña, haga lo que haga, no puedo evitar despertarme a esa hora, y como podéis imaginar, nadie excepto yo está despierto a esta hora, por lo que estoy dando vueltas por la mansión, haber si consigo orientarme un poco.
No sé muy bien cómo llegué a la cocina, pero aquí me encuentro, a diferencia del resto de la mansión, la cocina tiene gente, la cual se mueve de un lado a otra, pero no con prisas y nervios, sino alegres y riendo, es un ambiente muy agradable.
-¿Necesitas algo? - me pregunta una señora mayor con una sonrisa.
-No gracias, estaba recorriendo la mansión, y llegué a aquí de casualidad - le digo con una sonrisa.
-No pasa nada, es normal que al principio alguien se pierda aquí, el lugar es muy grande.
-No hace falta que lo jure - ella se ríe un poco de mi comentario.
-Disculpe mis modales, me llamo Rocío.
-Encantada, yo soy Amalia.
-¿Eres una de las lunas que han venido?
-No - digo nerviosa - yo he venido para curar a la gente envenenada.
-Oh, tenía entendido que vendría un híbrido medio demonio a eso.
-En realidad es híbrida - digo muy nerviosa, solo espero que no se asuste de mí.
-¿Eres tú?
-Sí - digo en una risa nerviosa.
-Tu olor...
-Nunca muestro mi lado demonio - hago una mueca - no me gusta hacerlo.
-Vaya, lo siento querida - me dice mirándome con lástima - ¿quieres hablar un poco en el salón?
-O no, no es necesario, usted tendrá cosas que hacer, y yo no quiero molestar.
-No es molestia querida.
Rocío me da pequeños empujones cariñosos hacia la salida de la cocina, desde ahí empieza a caminar delante mío y yo la sigo, no tardamos mucho en llegar al salón, el lugar es muy amplio, con: sofás, sillones, sillas, mesas, mesitas; por no hablar de la decoración, lo que acrecenta mi opinión de que esto no es una casa, es una mansión como mínimo, y eso que no he pasado de la planta principal y la primera planta, me falta por conocer la segunda y tercera planta, salvo la habitación y el despacho de Amón en la tercera planta.
Rocío y yo pasamos mucho rato hablando, se me hace raro pensar que hace a penas un mes nadie conocía mi historia, y ahora hay tres personas que la conocen con detalle, salvo por el hecho de que Mazikeen es la reina de los demonios, creo que eso me lo guardaré para mí, no quiero arriesgarme a que me desprecien por eso, ya lo contaré cuando caiga mejor y sepa que no afectará a su forma de verme.
-Creo que tendremos que dejarlo por ahora - me dice Rocío después de mirar la hora y mientras se levanta - dentro de poco es el desayuno, le aconsejo que vaya al comedor.
-¿Me podrías acompañar?, aún no sé cómo llegar a los lugares - Rocío suelta una pequeña risa.
-No hay problema, sígueme.
Así lo hago, no quiero perderme, no sé cuánto tardaría en encontrar el comedor por mi cuenta, además, Rocío es una persona muy agradable, ella no me juzga por lo que elegí ser, al contrario, dice que ella habría hecho lo mismo, lo cual me alegra escuchar. Al llegar al comedor, algunas personas ya estaban ahí, entre ellas Amón, el cual al vernos se acerca.
-Hola niño Amón, ¿cómo estás? - dice Rocío con una sonrisa, yo intento contener la risa ante su apodo.
-Bien nana.
-¿Rocío es tu nana? - le pregunto a Amón, él me habló mucho de ella, pero nunca me dijo su nombre.
-Así es, y por lo que veo ya os habéis conocido.
-Pues sí, Amalia es una jovencita encantadora.
-No tan jovencita - le digo a Rocío - te recuerdo que tengo 56 años.
-Tampoco son tantos querida - me dice Rocío - espero que la estés tratando bien Amón - le regaña.
-Él me trata bien Rocío, él y yo somos - dudo un momento en que decir, al fin y al cabo tenemos que hablar eso de que somos agnes - amigos - digo finalmente, aunque sonaba más bien una pregunta.
-En realidad - dice Amón un poco molesto por lo de amigos - somos agnes.
La cara de Rocío es un poema, y ni hablar de las caras del resto de personas que hay en el comedor, salvo la de Liam, Tony y Carson, la cara del primero es seria pero con una ligera sonrisa, la de Tony es una sonrisa pícara, y la de Carson es de alegría y ternura, a diferencia del resto que tienen cara de sorpresa y shock.
-¿Es en serio? - pregunta Rocío recuperándose un poco, Amón iba a responder, pero yo hablo antes.
-Yo no lo sé, eso es lo que dice Amón, yo a penas sé del tema, lo poco que Carson me ha explicado, pero algo me dice que hay más.
-Así es - me dice Amón - hay muchas cosas que debes saber de los agnes, por eso quiero hablar contigo en mi despacho después de desayunar.
-De acuerdo - le respondo.
-No me lo creo - dice Rocío con las manos en la boca y lágrimas en los ojos.
-¿Se encuentra bien? - le pregunto preocupada.
-Sí querida - dice limpiándose las lágrimas - no sabes cuánto he esperado para que mi niño encontrara a alguien que le hiciera feliz, y ahora Amón te ha encontrado a ti.
Sus palabras me dan ganas de llorar, si su propia nana se pone así por la posibilidad de que Amón y yo nos amemos, no quiero imaginar cómo era antes Amón, ¿tan receloso era del amor?, quizás se lo pregunte cuando hablemos en su despacho, después de hablar del tema de que somos agnes, eso será lo primero.
A los pocos minutos llegan el resto de personas a desayunar y sirven el desayuno, los que escucharon nuestra conversación, no dejan de mirar a Amón y a mí sorprendidos, creo que Amón debió ser más sutil, pero ya hablaremos de eso después, primero a desayunar.
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Hola de nuevo, por fin me dieron las vacaciones de Navidad🥳🎉🎊, por lo que volveré a publicar, y para celebrar eso y compensar el tiempo sin publicar, hoy habrá otro maratón, que lo disfrutéis.
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