Capítulo 6: Colum: 1 El Clan: 0
Baek no pudo controlar su curiosidad así que se permitió seguir violando la privacidad de su mejor amiga antes de que ella entrase por esa puerta. Tomó el Tablet una vez más y analizó la conversación del chat. Si iba a dar por hecho que Colum estaba dando sus primeros pasos, debía estar completamente seguro de ello.
Encontró mensajes como:
«—¿Sabes? Tu cabello rojo me ha dejado hechizado»
«—¿Cómo puedes ser tan linda?»
«—¡Aw qué tierna!»
«—¿Te puedo llenar de abrazos mañana?»
«—Tan linda y sin novio, ¿cómo es posible?»
¿Este tipo no sabía coquetear o qué?
Al peliblanco le dolían los ojos de ver que sus técnicas de coqueteo eran las clásicas cursilerías clichés más viejas que su abuela, y mira que su abuela tenía años. No había nada auténtico, ni especial, ni seductor en aquello. Y lo que más le impresionaba eran las respuestas de Ruth a sus mensajes, le correspondía y se dejaba encantar con todo.
Definitivamente debía enseñar a su amiga a ser más selectiva con los hombres.
Colocó el aparato de nuevo en su lugar y se quedó acostado en la cama con las manos debajo de la cabeza, en una pose relajada. Fingiendo haber estado quieto y tranquilo todo el tiempo. Al instante la pelirroja regresó a la habitación con un mohín de hastío en el rostro y volvió a la cama. Él frunció el ceño y preguntó:
—¿Qué pasa? ¿Stella te dijo algo?
—Ay sí. —resopló entre dientes.
—¿Qué fue?
—Se quejó porque no traigo sostén en frente tuyo, mi papá también la apoyó. Y me advirtieron que no lo volviese a hacer —se encogió de hombros y chasqueó la lengua—. Nunca se le ha dado importancia a eso, no veo cuál es el problema de ellos ahora.
—Cosa, tus padres tienen razón. —comentó él con simpleza y ella abrió los ojos como platos.
—¿Tú también Baek? ¿Por qué rayos los apoyas? —Este la miró por un segundo y se carcajeó.
—Me da gracia que tú aún no analices que estamos creciendo y ya hay ciertas diferencias. No somos niños Ruth. —agregó él con diversión pero ella se mantenía un poco desentendida.
—Explica.
—Ruth, antes no había problemas con ese tipo de cosas porque prácticamente no existía diferencia de género entre nuestros cuerpos. Pero ahora hazme el favor, ¿acaso no te das cuenta de los cambios? Eres una mujer y yo un hombre, y ambos somos heterosexuales. ¿Te quedó claro o te lo explico con imágenes? —finalizó con un dejo de sorna.
—Ah... —hizo reparo en sus palabras—: pero tampoco es para tanto, o sea eres tú, no ningún otro chico.
—Sigo siendo del sexo opuesto Ruth, es normal que tus padres no lo vean bien.
—Ok —arrastró la palabra resignándose a darle la razón
La chica estiró la mano hasta el bolsillo del pantalón de su amigo para agarrar el teléfono de este. Lo desbloqueó con su huella dactilar e inmediatamente ingresó a la cámara para tomarse fotos con los infinitos filtros de las aplicaciones. Baek la miró torciendo el gesto y segundos después se apresuró a arrebatarle el móvil de las manos, a lo que ella respondió propinándole un golpe en el brazo.
—Dámelo. —ordenó de manera tajante.
—No, me tienes la galería llena. —lo volvió a guardar en su bolsillo.
—¡Dámelo Baek! —chilló encaprichada y le golpeó una vez más
—Deja de pegarme mujer —reprochó alejándose de ella—. Vamos anda, bajemos a cenar y no te tomes más fotos.
Ella resopló y obedeció, juntos bajaron al comedor.
•••
Los chicos salieron temprano del colegio y decidieron dar un paseo grupal. Los que irían a la salida originalmente eran solo Ruth, Jhonny, Jenny y Colum; o sea, la pelirroja y sus nuevos amigos. Pero por alguna desconocida razón, Baek decidió unirse, lo cual resultó un poco extraño para Ruth, lo normal hubiese sido que él se fuera con sus amigos de El Clan. Se dirigieron al Russian Roulette, como ya dije en otra ocasión, este es el mayor centro recreativo del pueblo.
Se encontraban en la sala de juegos, abarrotada de estrambóticos colores y luces, videojuegos y juegos de mesa, llena de opciones de entretenimiento por todos lados. Jenny y la pelirroja jugaban una partida de Arcade mientras que los tres chicos solo le hacían la compañía.
—¿Se enteraron? Van a expulsar a Elijah del Club Musical. —comentó Jenny captando la atención de todos
—Eso escuché. —expresó Jhonny sin nada de asombro por la noticia.
—¿En serio? ¿Por qué? —inquirió Ruth.
—Dicen que rompió el piano. —Colum y Ruth emitieron carcajadas sonoras.
—Es cierto, él me contó que lo rompió, pero no dijo nada de que lo fuesen a expulsar. —Baek hizo su aporte al chisme.
—¿Por qué lo rompió, Cosa? —La chica de repente perdió su partida y chasqueó la lengua golpeando ligeramente la máquina—. Estos juegos son una porquería.
—No me dijo por qué lo rompió. —contestó con sus manos dentro de los bolsillos del pantalón del uniforme sin darle mucha importancia al asunto.
—¿Podrías averiguarlo? —propuso el moreno con un dejo de timidez. El peliblanco le miró con el ceño fruncido y a este no le quedó de otra que esbozarle una amplia sonrisa fingida—... porfi.
—No. —contestó sin más y los mellizos rodaron los ojos a la vez.
—Aún así, no creo que lo expulsen, ¿cierto Baek? —agregó Colum dedicándole una mirada cómplice al chico, y este en respuesta le dio un esquinazo—. Puede reponer el costo del piano y salir limpio del problema, o sea, es un Murder.
—Tienes razón, es un Murder. —apoyó Jenny terminando su partida.
—¡Oh! —exclamó Jhonny dando un respingo con la mirada fija hacia un punto distante.
El mellizo se apresuró a alzar su cámara y tomar una foto hacia aquello que estaba mirando, reaccionó por inercia prácticamente. El resto de sus acompañantes también observaron para ver qué era eso tan interesante, y solo se encontraron con la presencia de Elijah apoyado en el umbral de la entrada de la sala de juegos con su mirada borde sobre ellos. El pelinegro solo les saludó con la mano y se dio media vuelta para retirarse de la sala, sin compartir ni una palabra con los chicos.
—Qué raro es tu amiguito Baek. —dijo Jenny.
—Ni sé cómo es que lo soporto. —agregó el peliblanco resoplando.
—Seguro por ser tan raro es que se le ocurren tan buenas ideas... ¿cierto Baek? —lanzó una indirecta el peliazul picando nuevamente al susodicho.
El chico se limitó a solo bufar y rodar los ojos para luego retirarse en busca de su amigo Elijah, dejando extrañada a Ruth por tal reacción de hastío. Ella siempre notaba cuando Baek estaba molesto o incómodo, y definitivamente este era uno de esos momentos. Un brazo que rodeó su cintura la sacó de sus pensamientos y al levantar su mirada esta chocó con la de su amigo Colum que se encontraba muy próximo a ella.
Un amigo muy pretencioso, de hecho.
La chica solo sonrió correspondiendo a los actos del peliazul y este le susurró al oído:
—Acompáñame afuera, ven.
Aún tomándola de su cintura con cierta confianza la encaminó hacia el área de la piscina, la cual obviamente estaba atestada de visitantes en ropa de baño. Se aproximaron hacia un puesto de bebidas frías ubicado a un costado de la piscina. Juntos se sentaron en los taburetes pero antes de que Colum tuviese la oportunidad de comenzar con su labia se vieron interrumpidos por la inmensa sorpresa que se llevó la pelirroja al ver que el chico al otro lado de la barra era Denzel. Estaba sentado en un pequeño banco, acomodándose los piercings de su nariz y con toda su atención concentrada en el videojuego de su móvil. El día de hoy el trigueño había salido a la calle con las orejas cargadas de peculiares pendientes que combinaban bastante bien con sus disímiles piercings.
—¡Oye niño! —Denzel dio un respingo y captó el llamado del señor afroamericano atrás de él—, concéntrate en el trabajo y ya deja tus jueguitos. —zanjó con desdén.
—Tsk —chasqueó la lengua de mala gana—, qué hombre tan amargado.
—¡Denzel! —exclamó Ruth con emoción captando la atención del trigueño.
—¡Oh! —Este se sorprendió al alzar la mirada y verla—: Holi Quinny —saludó con más simpatía aún.
Se apresuró a ponerse de pie y acercarse a la barra para chocar los puños con la chica y pellizcarle una mejilla tiernamente.
—¿Se conocen? —inquirió Colum con un poco de asombro.
La chica asintió repetidas veces— Es amigo de Baek, y por ende mi amigo —Ella y Denzel compartieron amplias sonrisas—. ¿Trabajas aquí?
—Sip, es uno más de mis trabajos a tiempo parcial.
—Qué bien, no sabía que trabajabas
—Si no trabajo no como Quinny —soltó con simpleza y ella no supo qué responder a eso—. ¿Van a pedir algo?
—Dos zumos. —ordenó el peliazul.
—Enseguida. —se dirigió a las neveras en la parte trasera del puesto.
—¿Por qué se tiñó de azul solo las raíces de su cabello? —farfulló el chico con curiosidad de manera inaudible refiriéndose al cabello del trigueño—. Ruth, querida, con respecto a lo que conversamos anoche... me gustaría que me acompañases a la fiesta del sábado.
—Pero... lo más probable es que vaya con Baek. —respondió con su característica inocencia.
Este emitió una risita— Es verdad, él te llevaría pero luego te irías conmigo, ¿te parece bien?
—Umju, por mí bien. —le dedicó una sonrisa.
—Gracias querida. —se acercó lentamente a su rostro logrando ponerla un poco nerviosa por la cercanía para luego él dejar un beso cerca de su comisura.
El silbido de Denzel les llamó la atención para que notasen que él esperaba al otro lado de la barra con los zumos sobre el mostrador, observándolos con curiosidad por la prometedora escena previa. Ruth le miró con timidez y ambos tomaron sus bebidas bien frías y se dieron el primer trago. De súbito apareció Elijah, con su típica indiferencia hacia todas las personas, no saludó a ninguno de los presentes y solo se dirigió directamente hacia la chica.
—Pelirroja, te busca Baek. —La susodicha se sobresaltó por la imprevisibilidad del pelinegro.
—Hola Murder. —saludó el trigueño no con mucha emoción.
—Hola. —se sumó Colum.
Elijah se limitó a solo dedicarle una mirada borde al peliazul para luego responderle a Denzel:
—Ya deja de llamarme por mi apellido, Fox. —El susodicho le miró con una ceja alzada mostrando ironía.
—Vaya ustedes se conocen. —exclamó Ruth impresionada mientras bebía.
—Claro. —respondieron ambos al unísono.
—El amiguito hippie de Baek.
—No soy hippie.
—Para lo que te falta. —rebatió con mucho sarcasmo.
—Tsk. —Denzel le miró con cara de pocos amigos.
—Ñe. —Elijah no se quedó atrás.
—¿Dónde está Baek? —preguntó ella.
—De vuelta en la sala de juegos —La chica se puso de pie dispuesta a ir hacia allí—; iré contigo.
Obviamente Colum no permitiría que se llevasen a la chica lejos de sus redes, sola con esos dos, con la competencia. Dejó un billete sobre el mostrador para pagar los zumos y se fue del puesto. Denzel miró por un segundo ambas botellas llenas ante él y luego observó a sus propietarios como las abandonaron, al diablo, tomó un buche de una y después de la otra para entonces seguir sentado en su banco con una bebida en cada mano. Elijah y Ruth caminaban por el borde de la piscina, sin notar aún que Colum iba tras ellos. El susodicho ladeó una sonrisa pícara cuando se le ocurrió la idea de ir corriendo hacia ellos sin que se diesen cuenta. Corrió y cuando estuvo lo suficientemente cerca aprovechó la proximidad del pelinegro con la piscina para entonces meter un pie entre sus piernas. No tardó ni un segundo en posicionarse a un lado de la chica fingiendo un asombro sobreactuado cuando Elijah cayó al agua haciendo el ridículo y todos clavaron sus miradas en semejante bochorno.
Le había puesto un traspié con un disimulo y una velocidad malditamente increíbles.
Ruth se llevó las manos a la boca al ver la caída tan ilógica de Elijah, todos pensaron que él mismo se había enredado con sus propios pies. El chico sacó la cabeza del agua y la agitó con fuerza intentando sacar las pesadas gotas que le empañaban el rostro. Gruñó enfurecido y golpeó con sus puños el agua, le dio esquinazos con su mirada feroz a todas las personas a su alrededor.
—¡¿Pero qué diablos te pasó Elijah?! —exclamó Ruth preocupada por su crítica situación. Este solo le dedicó una mirada asesina a Colum.
—Vaya hombre, debes tener más cuidado con esos pies tuyos. —comentó el susodicho con hipocresía y una sonrisa ladina en el rostro.
Elijah bufó como un toro y las cejas hundidas, dedicándole toda su ira al peliazul. Si este hacía uno más de sus chistes sarcásticos juraría que lo ahogaría en la piscina con él. Con pesadez y furor salió del agua y su uniforme parecía pesar una tonelada sobre su cuerpo dificultándole cualquier movimiento, obvio si estaba empapado. Colum se acercó con suma tranquilidad a uno de los estantes con toallas y luego de tomar una regresó hacia Elijah. Con falsa amabilidad se la entregó:
—Toma, para que te vayas secando un poco
El chico estuvo a punto de rechazarla pero debido a su problema de incomodidad con el agua definitivamente necesitaba esa toalla. Ni por un momento cambió su duro semblante que se empeñaba sobre el otro muchacho. Luego de tomar la toalla negó lentamente con la cabeza y manteniendo la mandíbula presionada farfulló con rencor:
—Tú...
Elijah sabía que Colum le había puesto aquel traspié. Él caminaba con mucha coordinación y postura como para darse ese tropezón por sí solo.
—Elijah creo que deberías ir a cambiarte, yo iré a buscar a Baek y los demás. —anunció Ruth y se encaminó.
—Voy contigo querida. —le dedicó un guiño al pelinegro y salió airoso tras la chica.
Juntos fueron de regreso a la sala de juegos y allí encontraron a sus tres amigos. Baek al ver que nuevamente ella tenía la compañía de ese tipejo no se preocupó en ocultar su molestia. Ruth estaba notando toda esa tensión en el ambiente, no era tonta, además de que conocía al peliblanco como la palma de su mano. Pero prefirió hacerse la de la vista gorda y dejarlo pasar por el momento, no quería arruinar la diversión, al fin tenía amigos con los que salir.
—Oye cosa, acabo de ver a Denzel en un puesto de la piscina
—Sí, él trabaja aquí. —Ni se inmutó con la noticia.
¿Baek Demon llevaba más de una hora sin soltar sus chistes socarrones y sonrisas ladinas? Definitivamente la presencia de Colum ha de incomodarle muchísimo.
No digo yo, si el desgraciado se está apostando la virginidad de su mejor amiga.
La verdad es que andar de chaperón todo el tiempo era agotador.
—Hagamos algo, Baek ¿qué tal si nos apostamos una partida de Hockey sobre mesa? —propuso Colum con sumo entusiasmo.
—No pienso apostar nada contigo. —zanjó rodando los ojos.
—Y si te digo que el que pierda la entrega todo el dinero que trae en efectivo al otro... ¿apostarías?
Baek alzó su mirada, ahora con un creciente interés por esa propuesta y ligeramente levantó una de las comisuras ladeando una sonrisa. Al fin volvía a sonreír pícaramente. Colum sabía que el dinero no era algo por lo que al chico se le deslumbraran los ojos, eso era algo que le sobraba en la vida, pero sí sabía que el pensamiento de dejarlo a él sin un centavo en la billetera ni para una botella de agua en caso de que se estuviese deshidratando. Diablos, ese pensamiento sí que le aumentaba la testosterona a Baek.
Visualizar a Colum con la cartera vacía y pasando necesidades... hilarante.
¡Qué digo hilarante! Eso era un disfrute espiritual
Pero, por si no lo han notado aún, el peliazul ese día estaba hecho una cajita de sorpresas, lamentablemente.
Ambos competidores se colocaron a los extremos de la mesa de Hockey. Jhonny hizo el honor de introducir las monedas por el tragaperras y se dio por comenzada la competencia. Los mellizos se miraron con diversión, a diferencia de Ruth que sentía un mal presentimiento dentro de todo aquello. Comenzaron los dos, conteniendo entre sí una alta tensión y un expreso deseo competitivo. Ambos se idealizaban con que cada golpe al pequeño disco sobre la mesa era un puñetazo en el rostro del otro. Al inicio Colum iba ganando, pero Baek no tardó en remontarse.
Jenny apoyaba a Baek —o sea, obvio—.
Jhonny apoyaba a Colum.
Y Ruth solo quería estrellar la cara de ambos contra la mesa.
Ya para casi el final de la partida, los chicos estaban empatados. Un punto más y se definiría el ganador. La impaciencia y la tracción nerviosa se coagulaban por todo el alrededor de la mesa de Hockey, tanto por parte de los jugadores como de los tres expectadores. Entonces, Colum hizo su última jugada magistral. Golpeó el disco con tal fuerza que este por ley física se alzó girando en el aire, y por trastada del karma llegó a aterrizar en el ojo de Baek.
Creo que sobra decir que el susodicho chilló llevándose las manos a los ojos y alejando toda su concentración del juego para entonces dedicarse a su malestar. La pelirroja corrió a su auxilio, intentando calmarlo, soplando en su ojo o con palabras tranquilizadoras, los mismos remedios de siempre. Mientras que Colum aprovechó para darle un último toque al disco e introducirlo directamente en la portería del peliblanco. De repente, como un fantasma hizo acto de presencia Elijah nuevamente en este círculo social.
¿Acaso ese chico tenía la habilidad de siempre aparecer de la nada?
Esta vez vestía diferente, llevaba una simple polera y un chándal. De su mano colgaba una bolsa para llevar con su uniforme húmedo guardado. Seguro esa ropa la acababa de comprar en una tienda del centro recreativo. El pelinegro observaba a su amigo con bochorno y vergüenza ajena. Está bien perder contra Colum, pero este acababa de perder ignominiosamente, eso Elijah se lo sentía como una deshonra hacia su ego. Cuando ya el susodicho estuvo recuperado no le quedó de otra que entregarle al chico todo el efectivo que traía en su cartera. Todos se alejaron hacia otro lugar, dejándoles a Baek y Elijah una efímera privacidad.
—¿Qué mierda haces Baek? Te acaba de ganar y para colmo sacarte el dinero, espabílate. —reprochó el pelinegro con seriedad.
—¿Y qué mierda haces tú? Te lanzó en medio de una piscina pública y por lo visto también te sacó el dinero, o sea, el que gastaste en esa ropa. —Elijah bufó con impaciencia y rencor por ese recuerdo.
—No solo me ha sacado el dinero, también de las casillas. Por Dios, si matar no fuese ilegal...
—Lo mismo digo —corroboró el peliblanco—. Comienza la apuesta y ya andamos Colum: 1 El Clan: 0
—Sobre mi cadáver esa copia de hipster barato desvirga a Ruth. —enfatizó el pelinegro.
—Ajá, y sobre mi cadáver alguno de ustedes toca a mi mejor amiga —Ambos se sostuvieron la mirada—; esta apuesta ninguno la ganará porque yo lo voy a impedir, dalo por hecho Elijah...
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