Capítulo 20: Juntos los tres

Baek se acomodó en su cama ansioso por escuchar lo que le contaría el abuelo Harry ¿En serio le revelaría toda la verdad así tan fácil? No se lo creía pero no perdía nada con escuchar lo que le diría.

—Entonces abuelo, ¿yo te hago las preguntas y tú me respondes o...? —Este le impidió seguir hablando.

—No, no, no Baek. Nada de preguntas, yo te contaré solo lo que puedas saber.

El peliblanco apretó sus ojos y mordió su piercing suspirando con fuerza para tratar de tener paciencia.

Claro, como yo dije, estaba muy extraño eso de que le revelara toda la verdad.

—Está bien abuelo, te escucho.

—Tu madre me llamó muy preocupada diciendo que tú ahora la odias y la acusas de nuestro retiro del negocio. Y no es así mi nieto. —recalcó la oración final.

El chico bufó girando sus ojos— Primeramente, no la odio por esto del negocio, la odio desde siempre por todo lo que me ha hecho. —espetó su importante corrección sintiendo rencor hacia su madre.

—Baek mi niño cálmate, ella siempre será tu madre y nunca te abandonará, no puedes odiarla de esa manera. —le aconsejó de manera reflexiva. No le gustaba ver esos feos sentimientos sembrados en su joven nieto.

Este volvió a rodar los ojos con hastío ignorando por completo las palabras del mayor— Lo que tú digas abuelo —Resopló—. Me llamaste para hablar de Demon's Food, no de cómo debo tratar a Gea.

El señor suspiró— Tienes razón pequeño. Ya estás grande, eres casi un hombre y hay cosas que mereces saber —Tomó una pausa y el chico se mantuvo atento—. Cuando tu padre murió Dmon's Food pasó a manos de Gea, y nosostros seguimos como asociados. Al menos de los establecimientos que hay en Pensilvenia, porque de los que hay aquí en Hongkong ya sabes que nosotros somos los inversionistas mayoritarios —El joven asintó en respuesta—. Pues cuatro años más tarde descubrimos que Gea andaba en cosas... muy humillantes para la familia, por así decirlo. Y por tanto tu abuela y yo decidimos romper ese vínculo con ella antes de tomar una medida peor que te llegase a afectar a ti, tenías solo nueve años Baek. —Recordó con cierta verguenza al recordar los hechos de los que hablaba.

—¿Qué? —El peliblanco estaba más confundido que antes, le costaba imaginar el tipo de cosas que hacía su madre—: ¿Qué cosas descubriste abuelo? —exigió saber.

—Eso no te lo puedo contar, si lo llegas a saber provocará un caos entre ustedes dos y por mucho que quiera decírtelo todo no soy nadie para destruir tu relación con tu madre. —La nota de advertencia en sus palabras era evidente y sonaba como algo peligroso.

—¡¿Qué relación abuelo?! —le refutó casi que perdiendo la paciencia—. Entre nosotros nunca ha habido ninguna relación, ningún respeto, nos repudiamos. Lo que haya hecho no va a cambiar nuestra situación, cuéntame ahora. —le exigió imperiosamente y alzando la voz.

El señor negó con la cabeza— Créeme, será peor, y no me haré responsable del odio de un hijo hacia una madre. Y tampoco quiero que tengas ese rencor dentro de ti, lo que ella nos haya hecho a nosostros no tiene nada que ver contigo.

Baek bufó una vez más— Está bien abuelo, no insistiré. —Esbozó una sonrisa irónica para él.

—Entonces, ya deja de culpar a Gea porque nos hayamos separado.

—Ustedes se fueron voluntariamente pero la raíz del problema fue ella así que la seguiré culpando como quiera que sea —espetó muy atrevidamente—. Además, ¿me puedes explicr cómo ella logró que Jeremy Black y Edward Leroy se volvieran inversionistas? Prefirió darle las acciones a esos viejos verdes antes de darme alguna parte a mí que soy su hijo.

Su abuelo abrió los ojos al máximo— ¡¿Jeremy Black y Edward Leroy?! ¿Cómo es eso posible? Demon's Food no es el tipo de negocio que llamaría la atención de hombres como Black y Leroy. —Este quedó anonadado con la noticia.

—Es así como te cuento abuelo.

El señor estuvo pensante por algunos segundos y luego le dedicó una mirada realmente consternada a su nieto.

—Baek debes vigilar a tu madre, debió de hacer algo bien grave para lograr esa hazaña. Está entrando mucho dinero a través de esas inversiones pero estoy seguro de que no es de una manera limpia. Leroy y Black no son hombres muy honestos que digamos. Recuerda que todo lo que ella haga en algún momento va a caer sobre ti —le habló sin rodeos de la gravedad del asunto y ambos se sintieron muy preocupados—. Descubre qué está haciendo Gea y cuida de ustedes dos. Me mantienes al tanto de lo que sea, no permitiré que ella te desgracie la vida Baek. —le terminó de alertar sacando su lado fraternal a relucir.

Este asintió repetidas veces— Claro abuelo, yo me encargaré.

Se despidieron para entonces cerrar la llamada.

«¿En qué andas Gea?»

•••

Luego de aquella tarde sentimental, llena de secretos sobre Denzel, ambos chicos partieron hacia sus hogares dejando la cabaña vacía. Esa casucha vieja junto a las líneas del tren había sido su escondite de reuniones durante mucho tiempo, era el lugar más acogedor que tenían en sus vidas. Pero ahora daba pena entrar y sentir la ausencia de todos esos objetos baratos que caracterizaban la dura adolescencia y el hermoso corazón de un chico como Denzel. A penas conservaba en su interior el sofá-cama y los callejeros grafitis de la pared.

Los siguientes días de la semana transcurrieron con tranquilidad. Denzel y sus tutores cumplían con la fachada de buena familia. El chico asistía sin falta a sus clases y se quedaba en casa, uno que otro día Baek pasaba a visitarlo por las tardes, y sus tutores se encargaban de satisfacer las necesidades del menor.

Baek tuvo unos días muy normales, sin nada nuevo que contar. Ruth continuó teniendo simples citas con Ezra, ya se besaban con confianza pero aún no entablaban nada serio.

Solo había algo que no progresaba bien en esos días:

Sus lecciones de piano andaban mal...

Lamentablemente Elijah no resultó ser un chico muy puntual que digamos. Solo se aparecía por el Club Musical cuando le entraba en gana, sus visitas al salón eran muy irregulares y nunca coincidían con las de Ruth.

Luego ella no pudo seguir visitando el Club ya que perdía mucho tiempo en eso, tiempo preciado que debía invertir asistiendo a clases.

Llegando el fin de semana Baek se encontraba en la habitación que ocupaba Denzel en casa de sus tutores. Dicho cuarto no se trataba de nada ostentoso. Constaba de una simple cama personal, con clóset y un escritorio, sin mencionar las aburridas paredes color marrón. Ambos chicos estaban sentados en el suelo jugando una partida de ajedrez que cada vez se volvía de lo más monótona.

—Venga Bro, terminemos con esto. No me hace ninguna gracia seguir jugando cuando ya sabemos de antemano que tú ganarás. —replicó Denzel con desánimo.

Baek emitió una risita— Bueno, ¿y qué propones tú? —Apartó a un lado el tablero y las fichas.

—Ni idea... hoy es el día más aburrido en nuestros tres años de amistad. —encorvó los labios en una mueca.

—No, no lo es —se opuso el peliblanco mientras ambos apoyaban la espalda contra la cama—. El día más aburrido fue cuando las vacaciones pasadas yo llegué de viaje con una pierna enyesada y nuestros planes para mi bienvenida se arruinaron.

El trigueño soltó una carcajada al recordarlo.

—Tienes toda la razón. —Asintió este.

Baek volteó para observar a su amigo con seriedad— ¿Cómo te está yendo en tu colegio? ¿Hay algo nuevo?

El susodicho suspiró— Llevo tres años estudiando en ese mismo Instituto, claro que no hay nada de nuevo —hizo una pausa—... solo que estoy siendo más correcto que nunca con mis deberes —La seriedad de la conversación era notoria—. ¿Sabes? A final de cuentas lo estoy disfrutando...

El peliblanco alzó las cejas ante ese comentario y le dedicó una mirada de total incredulidad a su amigo.

—¿Cómo que disfrutando? —inquirió con el ceño fruncido.

—Pues sí bro... por primera vez en casi toda mi vida yo tengo un hogar bien estructurado, con personas mayores que se responsabilizan de mí. Puedo estudiar sin problemas, sin responsabilidades de adultos que interrumpan mi rutina —calló por un momento dejando su mirada clavada en el suelo mientras jugaba con los dedos de su mano—: por primera vez no me tengo que buscar la vida yo solo.

Baek se quedó atónito ante aquella confesión. Mantenía una relación cercana con Denzel pero sorprendentemente cada vez que le escuchaba hablar de lo terrible que ha sido su vida se seguía conmocionando. Sin saber qué responder a esas palabras, solo se limitó a tomar una bocanada de aire y asentir.

—Tienes toda la razón Bro.  —Este le palmeó el hombro al trigueño.

Pese a que aparentemente el tema de conversación había acabado... para Denzel no.

Estando ahí sentado en el suelo, con su mirada perdida en ningún punto exacto, en su mente los pensamientos preocupantes no cesaban. No podía parar de pensar en lo que sería de su futuro luego de pasada la investigación. Ninguno de sus dos destino le parecían agradables:

Continuar con la mala vida o ir de vuelta al matadero.

Si los tutores ganaban el proceso y no les retiraban la custodia del chico pues su vida volvería a ser el mismo desastre de siempre. Es verdad que ya estaba adaptado a ese desastre y que hasta el momento siempre ha sido su mejor opción... Pero ahora con todo el imprevisto que ha ocurrido, por primera vez está saboreando la comodidad con la que viven los niños normales. Le costaría mucho desacomodarse de ese gustazo para volver a su turbia rutina.

Y por otro lado, volver al matadero, volver al orfanato. Si perdían el juicio —que es lo más probable— estaría obligado a regresar a «Happy Kids». Él aún no aceptaba el orfanato como una opción. Nunca olvidaría los largos y tortuosos años de hospedaje en aquel lugar. La soledad, la falta de cariño, los maltratos, la expresión gélida e intimidante de cada uno de los cuidadores. Prácticamente ninguno de los trabajadores de allí eran personas aptas para tratar con niños debido a su duro e insulso carácter. Se le producía un mal sabor de boca cada vez que recordaba los extremosos castigos a los que sometían a los menores ante la más mínima falta; días de encierro en una celda en la que no se podía ni estirar los pies; cada niño enjaulado uno al lado del otro como si fueran ganado.

¿Siquiera era legal mantener a un niño en tales condiciones?

Expuestos al hambre, la sed, el insomnio, sin tener donde hacer sus necesidades fisiológicas. Soportando el trauma de escuchar como todos los niños castigados en una misma sala emitían súplicas en forma de gemidos y sollozos que se unían formando una misma melodía lamentable y tenebrosa.

Solo se escuchaban débiles llantos dentro del segundo piso de aquella torre...

Aún habían noches oscuras y solitarias en las que a Denzel le parecía que las dolidas voces de sus compañeros le susurraban al oído.

«Soy solo una niña no me puede hacer esto ¡Quiero salir!»

«¡Señor! ¡Se me acabó el agua! Tengo mucha sed por favor.»

«No, no, no, ya se hace oscuro ¡No quiero volver a dormir oscuro!»

Y eso no era lo peor. De allá dentro no estaba permitido salir. Había que estar resignado a crecer sin conocer el mundo circundante. Sin ver la luz del día al menos que fuese saliendo hacia el simple patio flanqueado por el bosque. Desconocen sobre cómo viven las personas libres. Denzel ya se había dado el lujo de descubrir el mundo real y explorarlo, jamás aceptaría volver a ser encerrado en ese caótico lugar.

No, definitivamente no lo aceptaría.

El tono de llamada del teléfono del peliblanco sacó al trigueño de la profundidad de sus desagradables recuerdos. Baek se metió las manos en los bolsillos de su bermuda para sacar el aparato y observó en la pantalla el contacto de Ruth.

—Hola Cosa Quinn. —saludó con una voz neutra inmediatamente que le tomó la llamada.

—¡Quinny! —expresó Denzel con emoción al enterarse de que era ella.

La chica emitió una risita al otro lado de la línea al escucharlos y Baek decidió ponerla en altavoz para que hablasen los tres a la vez.

—Están juntos, qué bien. ¿Qué hacen? —Ella se apresuró a preguntar.

—Hola Quinny. —continuó el trigueño.

—No estábamos haciendo nada en realidad. Solo aburridos en casa de Denzel. —respondió Baek a su pregunta.

«No es mi casa» El susodicho no pudo evitar hacer esa corrección en su mente.

—¿Qué tal si salimos? —propuso la chica.

Denzel hizo sonidos pretenciosos con su voz— Vaya Quinny, ya te está gustando salir de fiesta cada semana. —comentó con picardía.

—¿Ves Bro? Ya la estoy enseñando a salir del cascarón. —Se le unió Baek con su sonrisa ladeada.

Ruth se rió ante esas palabras— Mis padres me han dado como recompensa la libertad de salir este fin de semana así que no desaprovecharé.

—Sí, verdaderamente no lo puedes desaprovechar. — le apoyó el trigueño.

—Entonces... ¿a dónde salimos? —volvió a inquirir la chica.

El peliblanco se quedó pensante por un momento hasta que se decidió a hablar:

—Primero que todo vayamos a mi casa a buscar el auto y en el camino se me ocurrirá algún lugar divertido.

Ambos chicos se dispusieron a salir de aquella casa y dirigirse hacia la residencia Demon. Al llegar se encontraron con la presencia de Gea en el jardín atendiendo las plantas y junto al jardinero. Baek ni siquiera se detuvo a saludar así que Denzel tampoco lo hizo. Subieron hacia la habitación del joven ya que este quería recoger una mochila. En ella guardó algunas poleras y botellas de agua.

Después de ahí fueron hacia el garaje y tomaron el auto de la señora Gea. Ya su coche no era el mismo Lexus negro de diez años atrás obviamente; ahora tiene un Lexus UX 300e de color azul prusia. Evidentemente la marca de coches favorita de esta mujer era Lexus.

Justo cuando los chicos se montaban en el vehículo Ruth se apareció frente a la verja abierta de la casa. La chica guardaba las manos en los bolsillos de su short mezclilla y observó a todos los presentes dedicándoles una sonrisa educada.

—Buenos días señora Gea. —saludó con cortesía a la mayor y al jardinero le hizo un gesto con la mano.

—Hola Ruth. —le dijo en respuesta mostrando total frialdad.

La susodicha giró su rostro sin prestarle más atención a la pelirroja, sin embargo caminó en dirección a su hijo ya que se encontraba sentado frente al timón del auto. Manteniendo su semblante serio apoyó los brazos en la ventanilla y ambos se miraron con ojos amenazantes.

—¿Qué quieres? —espetó él.

—Ten cuidado con mi coche, no lo quiero con ningún rasguño. —le advirtió con su duro carácter.

Este rodó los ojos— Déjame en paz, jamás te he arruinado el coche. —refutó en su defensa.

—Siempre existe una primera vez, y para que un irresponsable como tú arruine algo es solo cuestión de tiempo. —rebatió ella mostrando altanería.

—No soy ningún irresponsable, le recuerdo señora Gea que soy uno de los mejores estudiantes de mi clase. A ver si te basta con mis notas. —escupió sus palabras estando un poco molesto, en parte lo que dijo su madre le hizo sentirse algo insultado.

—¡Ja! Te crees que con buenas notas ya es suficiente para mostrar tu valor —le respondió con toda la intención de que se sintiese inferior—. Compórtate como un hombre y así yo te tomaré enserio. —Sus palabras sonaban como puro veneno.

El chico apretó la mandíbula con rabia— Si tanto te preocupa que este irresponsable rompa tu coche entonces cómprame uno, adelante. —dijo tratando de provocarla.

—¡Qué va! —Negó lentamente con la cabeza—. Ya tienes una moto, confórmate con lo que te he dado porque no te seguiré malcriando. —Cruzó sus brazos sobre su pecho y alzó su barbilla.

Baek la miraba con rabia y el semblante ofuscado. Pretendía seguirle respondiendo para irse por encima de ella pero ambos se contuvieron al escuchar a Denzel carraspearse la garganta para llamar la atención de estos. El trigueño trataba de recordarles su presencia en el asiento copiloto y que notasen que no era el momento correcto para extender esa conversación.

—Anda, acaba de irte, ya me estás irritando. —le despachó con desdén manteniendo su intolerancia.

Sin más demora el peliblanco aceleró hasta atravesar la verja y detenerse en el exterior para que Ruth montara en el asiento trasero. Ya estando los tres adentro se volvieron a saludar y pasadas unas cuantas cuadras el trigueño fue el primero en romper el silencio:

—Bro, ropa en una mochila y sacaste el auto —expuso los hechos primeramente para después mirar a su amigo con una sonrisa divertida—... ¿Qué tramas pequeño Demon?

El susodicho ladeó una sonrisa— Nos vamos a la playa...

—¡¿A la playa?! —exclamaron los otros dos al unísono.

Pese a que ambos emitieron las mismas palabras, la reacción de cada uno fue completamente diferente. Al escuchar la palabra «playa» el semblante de Denzel se transformó en pura adrenalina a ilusión. En cambio, Ruth se mostró sorprendida y preocupada.

—¡Yupiii! —Ahí estaba el entusiasmo del trigueño saltando en el asiento.

—Baek estás loco, ¿cómo voy a ir a la playa ahora mismo? No se lo he dicho a mis padres, no llevo traje de baño, no puedo ir así como así. —presentó una serie de justificaciones que supuestamente le impedían irse de aventura ese día.

Su amigo chasqueó la lengua y se encogió de hombros con despreocupación— Relájate Cosa —Su sonrisa maliciosa era imborrable—. Ir a la playa de imprevisto es más fácil de lo que crees. Te quedas a dormir en mi casa esta noche y tus padres no se tienen por qué enterar. No necesitas un bikini para bañarte, en mi mochila traigo ropa mía que te puedes poner. En caso de que necesitemos alguna otra cosa pues la compraré por el camino. —habló con mucha simpleza para después guiñarle un ojo a la chica.

Ruth quedó anonadada al escuchar como tales palabras tan sencillas le daban total solución a sus impedimentos que parecían ser terribles y sin remedio.

—¿Enserio es tan fácil? —preguntó con la incredulidad en su rostro.

—Umju. —le respondió Denzel como si fuese un ronroneo y asintiendo lentamente con su cabeza.

—Pero en Pennston no hay playas... —volvió a sacar otra de sus justificaciones.

—Pero en las afueras de Pensilvania sí. —Ahí estaba de nuevo Baek tentándola.

La pelirroja se asombró al darse cuenta de que este tenía razón y esbozó una amplia sonrisa sintiéndose embullada por la idea. Dio repetidos aplausos y le agradeció a su amigo por sacarla a pasear. Luego se sobresaltó y se lanzó hacia el peliblanco para darle un beso en la mejilla, producto a la emoción del momento, pero en el acto el chico volteó su rostro repentinamente. Provocando así que sus labios se encontrasen en un beso fugaz. Ese pequeño desliz les hizo sentir cierta adrenalina que no se preocuparon por esconder cuando se separaron con rapidez. Denzel desde su posición de copiloto presenció todo y abrió los ojos como platos con la diversión expresa en su rostro.

—¿Puedo decir algo? —se atrevió a preguntar el trigueño con su inquieta mirada aún rebotando entre sus dos compañeros simultáneamente.

—¡No! —espetaron Baek y Ruth al unísono.

—Okey. —se resignó a callarse.

No querían que el chico dijese una palabra al respecto de lo que acababa de pasar o los haría sentirse más avergonzados. Intentaban disimular sus sonrisitas traviesas pero no se contuvieron de compartir miradas furtivas a través del espejo retrovisor. No importaba, podían hacer como que no pasó nada porque...

«Piquito, besito de amiguitos.»

Ninguno de los dos tenía ni idea de en qué se estaba convirtiendo su inocente amistad de tantos años.

Al llegar a la playa Denzel fue el primero en descalzarse y correr libre por la arena. Se ubicaron en una zona específica que estuviese apartada de otros visitantes, les era mucho más cómodo estar solos en el lugar. Los chicos no tardaron en despojarse de sus holgadas poleras y continuaron las bermudas que vestían para abajo quedando así en calzoncillos. Ruth al verlos semidesnudos el pudor le ganó y por inercia apartó la vista de ellos inmediatamente. Ambos rieron divertidos con su inocencia, entonces prosiguieron a vestirse con unos pantalones cortos que había llevado Baek en su mochila. Dejando sus torsos descubiertos.

—Ya puedes mirar Quinny, no vas a ver nada feo. —bromeó Denzel.

Dicho esto la chica no dudó en voltear su rostro y observarlos a ambos. Al posar sus ojos sobre el peliblanco sintió una inquietud repentina cuando vio la palabra «Demon» tatuada con tinta roja en la V de su abdomen. Ya conocía ese tatuaje pero digamos que han sido muy pocas las ocasiones en que el chico se ha mostrado sin polera delante de ella, así que no estaba adaptada a ver ese tatuaje. Además de que el alto contraste entre su piel y la tinta era tan notorio que llamaría la atención de todos. Él es extremadamente pálido y el tatuaje rojo intenso, su impoluta piel brillaba bajo el sol.

Se tarda un minuto más en nacer y sale transparente el muchachito.

Ruth también debe de admitir que Baek tiene muy buen abdomen, era delgaducho sí, pero definido. Luego miró a Denzel, muy diferente del otro, una piel más acaramelada y con el torso marcado con más tinta aún. Además de ser mucho más menudo.

—Entonces Cosa, ¿qué ropa dices que tenías para yo bañarme? —preguntó la pelirroja.

—Busca en mi mochila, ponte lo que quieras.

Se acercó a la bolsa y miró en el interior— ¿Me tengo que cambiar aquí mismo? —dudó con incomodidad, se tendría que desvestir en público.

—Sí —Asintió el peliblanco—. Puedes ir a hacerlo tras los arbustos —le recomendó pero de repente esbozó una sonrisa torcida—... O puedo ayudarte a cambiarte si quieres.

Irremediablemente eso provocó una reacción en ella— No, tranquilo no es necesario. —pero prefirió negarse.

—Okey, te esperamos.

Le regaló otra sonrisa a su amiga y le dio una palmada en el hombro a Denzel para entonces correr juntos al agua. Ya cambiada con prendas de su amigo que le quedaban enormes, salió de entre los arbustos y vio a los chicos jugando dentro del mar. Por alguna razón ella se quedó inmóvil ahí, sin juntarse con ellos. Pero eso duró poco porque Baek salió corriendo del agua y fue a su encuentro tomándola de súbito. La pelirroja chilló al verse en el aire tan rápidamente y se sostuvo con fuerza de su amigo por miedo a caerse. A él todo eso le estaba pareciendo de lo más divertido.

Tiempo después estaban Baek y Ruth acostados sobre la arena tomando un descanso una al lado del otro. Ruth observaba a Baek y este observaba a Denzel que se concentraba haciendo largos en el agua.

—Lo miras con la misma cara con la que una madre mira a su hijo jugar. —se mofó la pelirroja respecto al enternecido semblante del chico.

Él se carcajeó sonoramente al escuchar ese comentario.

—Tienes razón, estoy cuidando a Denzel como si fuese mi pequeño hijo. —se rió de sus propias palabras.

—¿Por qué? —la pregunta salió sola de sus labios y ambos se miraron—. O sea, Denzel es mayor que tú, es independiente, no le falta ninguna parte del cuerpo. ¿Por qué razón tú tendrías que cuidar de él? —Ya la conversación se tornó seria.

El peliblanco tragó saliva y paseó su mirada por sus alrededores, preguntándose internamente si debía contarle o no. Luego regresó sus ojos hacia los de la chica y suspiró.

—Está teniendo problemas con los trabajadores sociales de su orfanato. Descubrieron que sus tutores no se ocupan de él y se lo quieren llevar de vuelta. Pero no se sabe qué opción es peor, tanto a sus tutores como a los agentes de adopciones solo les interesa el estipendio que da el Estado por cada huérfano. —le confesó con pesar en su voz y una mirada decaída.

—Por Dios eso es horrible, nunca hubiera imaginado que Denzel estaba pasando por algo así —Abrió los ojos como platos con el espanto en su rostro—. ¿Cuánto tiempo tardará todo el trámite?

—Alrededor de tres meses. Eso puede tardar, lleva mucha investigación y hay otros menores pendientes.

—Entonces... —Se detuvo a pensar por un instante—: es posible que a Denzel solo le queden estos tres meses con nosotros, ¿verdad? —Entendió la trágica conclusión.

—Exacto —Asintió soltando un largo suspiro—. No sabemos quén llegue a ganar o perder ese juicio pero en caso de que el destino sea que se lleven a Denzel quiero darle espectaculares momentos antes de que eso suceda. —la voz de Baek se quebró de repente.

Sus labios temblaron por un segundo hasta que se curvaron hacia abajo formando un pequeño puchero. Ruth notó las lágrimas de su amigo avecinarse y le afligió verle así de entristecido. Rápidamente se aproximó a él aún estando acostados en la arena y acunó el rostro del peliblanco entre sus manos para después apoyar su frente en la de él. Este alzó sus ojos hacia los de ella buscando el apoyo en su mirada, y encontró toda esa ingenuidad que necesitaba.

La paz que brindaba la pureza de su amiga era incomparable con ninguna otra.

Entonces, no fue él quien dio el primer paso ni ella tampoco, ambos a la vez fueron al encuentro de sus labios. Se trataron con ternura, queriéndose el uno al otro. Baek acarició el rostro de su amiga mientras la besaba, no había nada de tosco en el acto. Era un beso suave e inocente en el que solo necesitaban disfrutar mutuamente de esa cercanía.

Pero ese beso se vio cortado por un frío chorro de agua que los atacó súbitamente cayendo sobre sus rostros. Ambos se separaron para sacudirse inmeditamente y al abrir sus ojos con dificultad las sonoras carcajadas de Denzel se hicieron presentes. Ahí estaba el trigueño de pie sobre ellos con una botella de agua en la mano para cometer su travesura.

—Ya dejen de darme envidia compartiendo fluidos y vengan conmigo a competir para ver quién nada más lejos. —les exigió con diversión y le tendió una mano a Baek para ayudarlo a ponerse de pie.

Se divirtieron en la playa cuanto pudieron y luego los tres se quedaron a pasar la noche en casa de Baek. Ya en la madrugada se arropaban para dormir, Denzel en el sofá junto al ventanal y los otros dos en la cama. El trigueño estaba acostado boca arriba con las manos bajo su cabeza mientras apreciaba en silencio las estrellas que se podían ver a través de la ventana.

—Chicos...¿qué sueños tienen para el futuro? —inquirió este realmente sumergido en sus pensamientos.

Baek y Ruth fruncieron el ceño extrañados por la repentina pregunta pero sin más remedio le respondieron:

—Yo quiero conseguir una beca universitaria para estudiar alguna carrera como Administración o Derecho y ser una profesional para tener una buena vida. —habló Ruth con seguridad en sus palabras exponiendo un plan muy elaborado.

Ambos miraron al peliblanco para escucharlo— Yo no sé qué quiero para mi futuro, solo sé que estudiaré Administración de Empresas para después continuar con el negocio familiar. Fuera de eso no sé qué otra cosa pueda querer. —les contestó estando muy aburrido por sus aspiraciones desapasionadas.

—Es tu turno Denzel. —le informó la pelirroja.

—Yo solo tengo dos sueños en mi vida... —Suspiró con su mirada elevada en las estrellas—: Nadar en mi cascada favorita aquí en Pensilvania. Y el otro es el más importante —Giró su rostro para conectar sus ojos con los de Baek en medio de la oscuridad de la habitación—: Morirme con una sonrisa en el rostro orgurlloso de algo que haya pasado en mi vida.

¿Es en serio? ¿El mayor deseo de su vida es precisamente para cuando muriese?

¿No tenía mayores ambiciones? ¿Una gran profesión tal vez?

Pues no, Denzel solo quería para su vida algo que le brindase felicidad, paz y orgullo. Cómo y cuándo lo consiguiese daba igual, el punto era lograrlo.

Al pasar una hora, cuando ya todos estaban dormidos excepto Ruth que no paraba de dar vueltas en la cama sin lograr conciliar el sueño. La chica se sobresaltó al escuchar el repentino tono de la mensajería de su móvil que hizo eco dentro del silencioso cuarto. Salió de la cama para acercarse al escritorio y tomarlo. Leyó el mensaje en la pantalla:

Elijah: Recuerda mañana venir a las 11:00 a.m. a mi casa.

Oh cierto, el domingo tendría un encuentro con Elijah Murder.

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