Capítulo 16: Pobre Sasha
Baek, aún estando consternado por las interrogantes en su mente y el repudio hacia su madre ya que toda la culpa apuntaba hacia ella —como siempre—; envolvió dicho documento para guardarlo en el bolsillo de su pantalón negro. Ya pediría explicaciones por esa confusa información.
Aún no se lo podía creer.
Guardó el papel y los billetes para luego retirarse hacia su habitación en compañía de Denzel.
•••
La familia Quinn tomaba su desayuno. La única desanimada ahí era Ruth, le empalagaba ver la hipocresía de su prima junto a los exagerados halagos de sus padres. Tantas congratulaciones para Sasha mientras que ella aún permanecía injustamente castigada por culpa de la susodicha.
Ruth alzó la mirada con pesadez, dejando de observar con monotonía sus cereales para atender las palabras de Vernon:
—Princesita ¿qué crees si esta tarde llevas a Sasha al parque de diversiones? No puede irse de Pennston sin haber disfrutado de esas atracciones. —propuso con motivación su padre y las otras dos mujeres miraron expectantes a la pelirroja.
Esta no gesticuló ni un músculo de su cara para mostrar interés— Mira mi niña, si llevas a Sasha allí después del colegio te dejo que vayan las dos con Baek —A la chica se le iluminó el rostro de inmediato—. Tú y Baek le dan un paseo a Sasha, ¿está bien?
—Pero... ¿no era que yo no podía verme con Baek? ¿Esto significa que me están quitando el castigo? —inquirió la chica entusiasmada, sus ojos abiertos como platos y hablando atropelladamente con la boca llena de cereales.
—Bah, al diablo el castigo, me parece mejor idea que le vayan a hacer un tour a tu prima. De todas formas no fue tan grave y se te puede dejar pasar por esta vez, ¿verdad Stella? —El hombre miró a su esposa buscando apoyo moral.
—Sí, puede que tengas razón. —correspondió la señora encogiéndose de hombros con despreocupación mientras digería su desayuno.
Ruth dio un pequeño salto en su silla esbozando una amplia sonrisa de alivio y gratitud hacia sus padres. Volteó el rostro y chocó con la mirada de la menor la cual también le sonreía, y tal vez se podía afirmar que por un segundo compartieron esa alegría. La castigaban por culpa de su prima y la razón para que la perdonasen también fue debido a ella, irónico pero cierto.
Esa mañana marchó temprano para la escuela. De nuevo iría caminando, ya que su amigo tenía entendido que no la podía pasar a buscar, pero al menos ya estaba exonerada de su ridículo castigo. No dudaría en reunirse con él en el colegio cuantas veces quisiera.
Al llegar al exterior de la institución observó el mañanero panorama de todos los alumnos uniformados y reunidos en aquel césped, algunos llegando en sus autos de lujos y otros con medios de transporte un poco más humildes. Buscó con la mirada a los mellizos, se habían vuelto prácticamente su única compañía fija en el colegio. El flash de una cámara y el mecánico sonido de esta al tomar una foto llamaron su atención y volteó sobre su eje, encontrándose a los susodichos llegar desde su derecha. Les dedicó una sonrisa a ambos para luego chocarse las palmas.
—¿Por qué me has tomado una foto Jhonny? —preguntó con curiosidad.
—Porque, a diferencia de ayer, hoy te notas más contenta de lo normal. —confesó mientras compartían sonrisas.
—Ah... pues sí, hoy estoy contenta. —Asintió repetidas veces mostrando expresamente su felicidad.
Claro que tenía que a estar animada si acababa de ser perdonada por sus padres. En su vida le habían prohibido de todo menos verse con Baek, no podía aceptar ese castigo.
A su izquierda se escuchó rugir el motor de una motocicleta frenando cerca de ellos. Imaginándose de quién se trataba giró para ver a su mejor amigo posicionado sobre su moto, con su uniforme bien puesto y el casco cubriendo su cabeza. Este dejó mostrar su rostro y se acomodó su blanquecino cabello para luego hacer contacto visual con Ruth mientras esbozaba una de sus sonrisas pícaras jugando con el piercing de su labio. La chica no dudó en acercarse a este con pasos apresurados y antes de que él pudiese bajarse de la moto ella le abrazó con fuerza. Baek le correspondió pero también frunció el ceño extrañado de su repentina muestra de afecto.
«Ayer estaba hecha un manojo de nervios con solo mi presencia, ¿por qué hoy tan efusiva?» Se preguntó él mentalmente.
—Hola Cosa. —saludó el peliblanco mientras rompían el abrazo.
—Tengo buenas noticias... —exclamó ella envuelta en toda su emoción—: bueno, en realidad también tengo una mala noticia. —agregó haciendo un mohín con el rostro.
—Cuéntame Cosa Quinn. —Se bajó de su vehículo y lo dejó aparcado en un lugar seguro.
—Mis padres me quitaron el castigo. —Le tomó de los hombros para informarle y ambos se mostraron con semblantes exageradamente entusiasmados.
—¿Cómo lo lograste tan rápido? —inquirió él contagiado con el mismo ánimo que ella.
El semblante de la chica cambió de inmediato a uno de insatisfacción— No fue gracias a mí. Mis padres quieren que tú y yo llevemos a la odiosa de mi prima esta tarde al parque de diversiones —Baek fingió vomitar asqueado ante esa mención—. Esa es la mala noticia, ¿crees que puedas acompañarnos esta tarde?
El chico se quedó pensante por un momento, mordisqueando su piercing. Y luego alzó sus ojos con una sonrisa ladeada junto a su mirada malintencionada.
—De hecho... —comenzó a hablar con su tono meloso de voz—: esa no es una mala noticia, es una muy buena mi querida Ruth, muy buena. —profirió mostrando un semblante atrevido e insano.
La chica le miró intrigada— ¿Estás tramando algo contra Sasha, Baek Demon? —cuestionó interesada por esa idea.
—Cosa, yo siempre estoy tramando algo —Ambos emitieron una risita—. Tú tranquila... Copia y Pega va a saber de qué están hechos los Demon's. —Se miraron con complicidad.
Baek y Ruth se vieron interrumpidos por la llegada de los chicos de El Clan. Y tal vez puedo decir que la pelirroja se sintió un poco incómoda con la presencia de estos. Ezra le dedicó una sonrisa tierna y amigable; Keanu le guiñó un ojo; y Elijah solo la estudió con su mirada penetrante para después ladear una sonrisa enigmática.
Ruth no podía evitar sentirse atraída por la curiosidad que provocaba la sombría personalidad de Elijah Murder.
—Hola muñequita. —habló Keanu, queriendo encantar como siempre.
Ella solo le asintió sonriendo hipócritamente, lo consideraba un sinvergüenza después del beso inesperado y sobre todo innecesario que este le dio la tarde anterior. Y todavía se atrevía a seguirse comportando con sus ridículos intentos de flirteos los cuales no funcionaban con ella.
—Hola chicos —se limitó a saludar—. Baek, entonces te veo más tarde. —se despidió del susodicho para girar sobre sus talones y volver con sus amigos.
Cuando Ruth se disponía a retirarse, Ezra se acercó a ella impidiéndole continuar su paso. En parte a la chica le alegraba el ver que él aún seguía mostrando interés así que no tuvo ningún problema en ir a hablar un momento con este en privado. Los otros tres chicos les siguieron con sus miradas de recelo, viendo como el más tonto del grupo ya sacaba total confianza con la presa.
—Vaya, al fin tengo el honor de que su Majestad me preste atención. —comentó con sarcasmo y riendo de su propio chiste.
—No seas exagerado. —Ella negó con su cabeza riendo al igual que él.
—Oye te quería hablar para volvernos a ver.
—¿Tú quieres que volvamos a salir? —Le dedicó una mirada furtiva.
—Por supuesto. Siento que nuestro encuentro anterior quedó inconcluso. —agregó con interés enviando un mensaje oculto en sus palabras.
—Ok, ¿te parece bien este sábado?
—El sábado perfecto.
—Bien, entonces el sábado.
Ambos se sonrieron mutuamente y el rubio se despidió con un beso en la mejilla para luego volver con sus amigos los cuales no tardaron en caerle de inmediato a preguntas que él no respondió. No les daría información.
•••
Luego de que se diera por anunciada la culminación de las clases del día, cada estudiante se retiró a sus casas o a Dios sabrá dónde. Sin embargo, tanto Baek como Ruth se dirigieron a sus habitaciones para elegir un atuendo fresco y cómodo para dicho paseo.
Completado el vestuario, Ruth bajó las escaleras para encontrarse a su prima ya lista esperándola en la sala de estar. Esta iba más arreglada de lo normal, incluso la pelirroja pudo atisbar una discreta capa de maquillaje en su rostro.
¿Qué pretenderá queriendo lucir tan atractiva con su poca edad?
Sasha le sonreía a Ruth intentando mostrarse amigable y la susodicha solo pudo corresponderle fugazmente y con incomodidad. No sabía si confiarse de la simpatía de la menor. Se sentaron en el sofá floreado de la sala una al lado de la otra sin decir ni una palabra y con las miradas clavadas en la negrura de la pantalla apagada del televisor plasma.
—Ruth, entonces... ¿tú y Baek no tienen nada? —cuestionó Sasha tratando de ser cautelosa con sus interrogantes.
La pelirroja mayor enarcó las cejas con extrañeza ante esa pregunta y le vino un muy mal sabor de boca que no le gustó en lo absoluto. Tal vez era solo malinterpretación de Ruth pero sentía como que Sasha acababa de hablar sobre Baek con mucha confianza, y no le agradaba eso.
¿Por qué lo tuteaba? ¿Con qué derecho?
Ella no lo conocía de nada. La mayor conversación que habían entablado era un mísero saludo por mera educación. Sasha, a ti Ruth no te consideraba persona grata para referirte confiadamente hacia su mejor amigo, mide tu comportamiento para hablar de él.
La chica intentó esconder su evidente recelo para responderle— Pues, Baek es mi mejor amigo... de toda la vida. —Para que le quedase claro.
—¿Solo mejores amigos? —insistió con más vehemencia.
—Sí... solo mejores amigos. —Le dio una contestación un tanto insegura. Aún no captaba a qué punto exacto quería llegar su prima con esas interrogantes.
—Qué bien, mejor así, supongo que él está disponible. —agregó con total naturalidad.
Ruth reaccionó de inmediato ante ese comentario subversivo y expresamente descarado. Abrió ampliamente su boca y sus ojos mostrando indignación. Entonces su esfuerzo por lucir bien y el sospechoso interés hacia la relación entre los dos jóvenes era porque pretendía lanzarse sobre él. No, ella definitivamente no podía permitir eso. Además, aseguraba con total confianza que Baek jamás se fijaría en esa niñata de catorce años.
¡Ese era su mejor amigo! ¡Completamente suyo!
Alguien como Sasha no tenía el derecho a relacionarse con él y ganarse su cariño.
—¿Pretendes tener algo con Baek? —se atrevió a cuestionar la chica sin preocuparse por ocultar su aborrecimiento.
—No es necesario que yo responda a eso ¿verdad? —evadió la pregunta con total desfachatez.
—¿Qué tú t...? —Las insultadas palabras de la pelirroja fueron interrumpidas por el sonoro timbre de la entrada.
Con rabia cerró su boca y apretó los dientes, sin más reparo se puso de pie para dirigirse a la puerta y al abrirla encontrarse con el peliblanco. Justo el tema de conversación de pie frente a ella. El chico vestía con unos pantalones cortos junto a un suéter rojo y unas zapatillas. Este la miró con curiosidad al notar el semblante enfadado de su amiga.
—Venga Sasha, nos vamos —anunció en un tono de pocos amigos y sin más preámbulo salió hacia el porche con el chico. Soltó un suspiro de alivio y posó sus ojos sobre él— ¿Por qué no trajiste la moto?
La menor se hizo presente junto a ellos— Hola Sasha —Hizo un rápido gesto para saludarla y le contestó a su amiga—: porque la moto es para dos personas, y nosotros somos tres... —explicó y de repente se escuchó un chirriar de ruedas sobre el asfalto que se acercaba a ellos—: de hecho, somos cuatro. —comunicó provocando intriga con su sonrisa ladeada y sus felinos ojos.
Ambas chicas quedaron incrédulas ante ese comentario. No lo entendieron hasta que aquel chirrido se detuvo justo frente a la casa y sus ojos chocaron con la pequeña figura de Denzel. Este guardó su patineta bajo su brazo, se veía sonriente y juguetón, como siempre. El trigueño caminaba hacia ellos mientras Baek soltaba una risita baja entreteniéndose maliciosamente con la inesperada llegada de su amigo que sorprendió a todos menos a él. Ruth al principio no entendía la presencia de Denzel ahí, pero luego de percatarse de las furtivas miradas comprometedoras que se dedicaban este y el peliblanco pudo captar las intenciones de su mejor amigo.
El muy pillo tenía todo planeado para esa salida.
La única que seguía descolocada era Sasha, no tenía ni le menor idea de quién era Denzel ni por qué estaba allí. Además de que le parecía un poco sospechosa su llegada como cual mago entrando a la función.
¿Quién era ese chico de cabello estrafalario y muchos piercings?
—Hey bro —Alzó su mano para saludar a Baek—. Mi querida Quinny —Le guiñó un ojo a Ruth—. Y ella supongo que es Sasha ¿no? —Se detuvo frente a la pelirroja menor, la cual le llegaba casi a su altura y le regaló una dulce sonrisa.
Ella lo estudió con su mirada— ¿Quién es él? —dirigió su pregunta hacia los otros dos.
—Sasha este es mi amigo Denzel Fox —presentó el peliblanco—. Disculpa por tomarme el atrevimiento de invitarlo pero es que creo que te hará buena compañía. —expresó este con una nota oculta de cinismo.
Salieron fuera del porche para comenzar el camino— Pero con tu compañía estoy bien. —La otra chica le miró mal al escuchar eso— ... y la de Ruth, obviamente.
Baek hizo un ademán de despreocupación— Bah, mientras más compañía mejor, Denzel es genial. —Pasó su brazo por encima de los hombros de su amigo, tratando de embullar a la menor.
—Te prometo que te vas a divertir Sasha. —le aseguró el trigueño con entusiasmo.
Juntos se dirigieron al parque de Pennston y atravesaron la gran entrada abarrotada de transeúntes igual de emocionados que ellos; unos a penas llegaban y otros ya se habían extasiado de las atracciones. En especial a Baek le encantaba la idea de esa salida grupal, le tenía un grandísimo rencor guardado a Sasha y ya preparó todo un plan macabro para desquitarse. Era evidente el hecho de que Denzel no estaba ahí por mera diversión y compañía, estaba para apoyar las travesuras de su amigo el cual le explicó con antelación quién era la niña hipócrita a la que atacarían.
Los chicos se detuvieron cerca de la entrada, esa zona en donde había puestos de comida chatarra y asientos para descansar y comer. Denzel comentó que se le antojaba un helado así que les propuso a los demás ir a comprarlos. La menor de inmediato se interesó también en eso así que pidió en especial uno de vainilla. Luego de acordar los sabores que querían, los chicos se retiraron unos minutos para hacer la compra, dejándolas a ellas solas.
—¿Qué edad tiene Denzel? —inquirió Sasha mientras los observaba alejarse.
—Diecisiete —contestó con naturalidad, estudiando a su prima con la mirada— ... es mayor para ti Sasha —le advirtió Ruth estando casi segura de por qué se había interesado en la edad del chico—, ambos lo son.
Esta giró su rostro mirándola con los ojos entornados— Tú también eres menor que ellos. —refutó.
—Pero soy mayor que tú —no dudó en contestarle con arrogancia—. Y aunque sea solo un año, existe una diferencia entre quince y catorce. —agregó con retintín para hacerla sentir insegura por su edad.
—Te crees muy mayor por tener quince ¿verdad? —le respondió con desdén, acercando su rostro al de la otra. Pero en el fondo le había cabreado aquel comentario— ... patética. —se burló con sorna negando con la cabeza.
Ruth soltó una pequeña risita furtiva— Estás tan equivocada primita. No te preocupes, cuando crezcas un poquito más entenderás.
Ambas se callaron ya que vieron a los chicos acercarse, con un barquillo de helado en cada mano de distintos sabores. Y ya habían comenzado a degustar de los suyos para que no se les derritiesen. Baek traía en su mano izquierda el de Sasha y con una sonrisa afable se lo entregó.
—Para la pequeña. —Que él la llamase «pequña» y con ese cariño sí le gustaba, a Baek sí se lo permitía. Ella obviamente le devolvió la sonrisa.
Los cuatro se dispusieron a comer el dulce con tranquilidad pero se vieron sorprendidos cuando la menor escupió asqueada e hizo un mohín de desagrado.
—¡Qué asco por Dios! —Los otros tres la miraron incrédulos—. ¿No se supone que esto es vainilla? ¡¿Por qué sabe horrible?! —espetó Sasha mirando con odio a su barquillo y exigiendo una explicación.
—¿Qué pasa querida? —El peliblanco la trató con dulzura—. Yo mismo lo pedí de vainilla, no le veo nada de raro, o sea, ¿ese no es el color de la vainilla? —Pidió el apoyo del resto.
—Sí, así es. —asintió Ruth disfrutando de su helado de almendra.
—A ver, déjame probarlo, tal vez hubo un error. —se ofreció Denzel a ayudarla y ella le miró con el ceño fruncido.
—¡Ni loca! No voy a comer de la misma saliva que tú. —se negó sintiendo repulsión ante esa situación.
—Está bien, entonces sigue comiendo tu helado de vainilla que no sabe a vainilla. De todas formas me gusta más el mío de menta. —Se mostró desinteresado para lograr hacerla cambiar de opinión.
Sasha se avergonzó por un momento de sus palabras y de su patética situación al ser la única inconforme con su sabor. Además de que se sintió desatendida ya que los otros tres estaban muy cómodos comiendo sin preocuparse por resolverle su problema rápidamente.
—Ok Denzel, puedes probarlo. —resignada estiró su mano para entregárselo.
Este le regaló una sonrisa y agarró el barquillo. Pasó su lengua por el helado y de inmediato captó un sabor picante y medio que desagradable por lo que arrugó los labios. Decidió que lo seguiría probando para torturar un poco más a Sasha que al parecer era muy tiquismiquis con eso de la saliva ajena. El trigueño ya sabía con exactitud de qué sabor se trataba, pues él y su amigo se encargaron de pedirlo adrede. En esta ocasión le pasó la lengua con más ahínco, dejando sus huellas salivales por cada parte de la bola, y mostrándole a la pelirroja menor una imagen verdaderamente babosa con la cual la estaba haciendo repugnarse. Luego saboreó un poco, fingiendo estar descifrando dicho sabor.
—Ya lo tengo —El resto le miró con curiosidad—: es helado de ajo. —anunció y sus ojos se abrieron como platos. Baek se estaba carcajeando mentalmente.
—¡¿De ajo?! —se escandalizó la muchacha— ¡¿A quién se le ocurre darle un helado de ajo a alguien?! ¡Es asquerisisímo! —chilló histérica con los ojos a punto de salirse de sus órbitas por el insulto.
Ruth se contuvo las carcajadas y Baek montó todo un teatro— ¿Cómo es eso posible Denzel? —Volteó hacia el trigueño sobreactuando desentendimiento y preocupación—. Yo mismo pedí los sabores, tú me viste.
—Es cierto, yo puedo asegurar que Baek pidió el de vainilla, esto no fue culpa de él —asintió repetidas veces siguiendo la actuación del otro—. Bueno Sasha aquí tienes, tampoco está tan mal. —Tendió el barquillo hacia ella para devolvérselo y esta le miró desquiciada.
—¡Estás loco! ¡¿Cómo crees que me voy a comer algo que te acabas de meter hasta la campanilla y para colmo sabe a mierda picante?! —se exasperó irritada de las absurdas palabras que soltaban todos ellos. El peliblanco se tapó los oídos debido a la molestia de su elevado timbre de voz.
—¡Cállate ya Sasha! —intervino la pelirroja mayor—. Por Dios, estás haciendo demasiado drama por gusto. Seguro el vendedor se equivocó con los sabores, pues son de idéntico color —espetó tomándola de los hombros—. Coge Baek, ve y traéle otro —agarró el helado de las manos de Denzel y se lo entregó a su amigo—. Ya está, asunto resuelto, ni un berrinche más. —bufó mirando a su prima con desaprobación.
A la menor le molestaba que Ruth tuviese razón así que con cara de pocos amigos obedeció. El peliblanco se retiró para buscarle un nuevo helado a la niña caprichosa y al darle la espalda a todos ellos no pudo evitar mofarse a carcajadas discretas, saboreando su maldad.
Ya le había dado el primer golpe del día a Copia y Pega.
Próximamente se fueron a comprar tickets para ir a las atracciones del parque. Montaron las sillas musicales, los carruseles, y dispararon globos con tal de recibir un peluche como premio. En todos los juegos anteriores Baek le dio a Sasha el placer de pasarse el tiempo junto a ella, compartiendo los cuatro sí, pero cerca de ella. Y esta tampoco perdía ninguna oportunidad para mostrarse tierna y agradable ante él. Luego entraron a una cámara de fotos, aquí las chicas se comportaron altamente competitivas por ver cuál salía más guapa o lograba tomarse más fotos con Baek.
El pobre Denzel, nadie peleaba por tomarse fotos con él.
Este en cambio se dedicó a arruinarle unas cuantas poses a Sasha, la cual iba acumulando odio hacia él.
Más tarde se dirigieron hacia los «carritos locos». En esta ocasión el peliblanco se negó a acompañar a la menor de la manera más encantadora posible, explicando que debía pasar tiempo con su mejor amiga. Sasha no aceptó montar en el mismo carrito que el trigueño por tanto cada uno tomó uno por separado. Ya estando dentro del área de juego, Baek y Ruth se alejaron de los otros dos y se entretuvieron por su parte; dejando sola a la pelirroja menor con el abusador de Denzel que no hacía más que golpearla con su carrito una y otra vez sin parar.
En varias ocasiones el resto de jugadores posaron su atención sobre las estruendosas peleas de estos dos chicos.
Después de salir de ahí decidieron subir a la rueda de la fortuna. Nuevamente Baek pasó de acompañar a Sasha, no se consideraba capaz de aguantar estar encerrado allá dentro con ella mientras esa cosa giraba con una lentitud tortuosa. Entonces así la chica no tuvo más remedio que subir con Denzel, no quería pasar todo ese rato ahí sola. El trigueño se llevó consigo un sándwich que había comprado minutos atrás y próximamente se lo comería de la manera más asquerosa posible frente a la pelirroja. Esta hizo un mohín de desagrado con su rostro al ver al chico digerir con esa falta de modales, llenándose la boca en su totalidad y masticando con ella abierta mientras hacía ese ruido insoportable con sus dientes. Dejando la mostaza caer hasta mancharse la ropa ligeramente, los dedos sucios en comida. Con sus dientes estiró el queso como quince centímetros. Sasha observaba estupefacta todo su espectáculo de suciedad.
¡Parecía un cerdo!
—Denzel, ¿tus padres no te enseñaron a comer en casa? Necesitas educación. —espetó en su cara harta de observar tanta asquerosidad.
Al chico le cayó muy mal ese comentario, le molestó demasiado. Él no tenía padres, así que odiaba cada vez que un ingenuo inescrupuloso le soltaba ese tipo de palabras así sin más. No le podía reclamar porque ella no era adivina para saber que él era huérfano; pero en cambio se vengó dejándola con la palabra en la boca para luego soltar un sonoro eructo mientras la miraba a los ojos.
—¡Deja de ser tan puerco! —gritó con histeria pero él la volvió a ignorar y solo se volteó para lanzar por la pequeña ventana la servilleta de su sándwich.
Entonces el trigueño, manteniendo toda la tranquilidad del mundo, sacó un cigarrillo del bolsillo de su pantalón y lo prendió apoyando la cabeza en la ventana mientras fumaba.
—¿Además fumas? No sé por qué me sorprendo. —exclamó con desdén.
Denzel comenzaba a cansarse de sus ataques dramáticos para todo— Cállate un rato y diviértete un poco. —le soltó todo el humo tóxico en la cara a la pobre chica.
Por otro lado se encontraban Baek y Ruth disfrutando de haberse librado de Sasha por un tiempo. Riendo de todas las pequeñas travesuras que le habían hecho y los enfados constantes que le provocaron.
—¿Dónde quedó la Sasha educada e inocente que ni hablaba para no ofender? —dijo el chico entre carcajadas.
—Se quedó en mi casa, ya no tiene adultos delante y no le importa sacar a la perra frente a mí. —contestó Ruth burlándose de igual forma.
—No sé si te has dado cuenta pero ella se me está lanzando. Quiere copiarte hasta al mejor amigo como mismo te copia en todo. Con razón la tengo que llamar Copia y Pega —comentó Baek y esta asintió—. Solo que ella no sabe que yo no soy «pegable» —agregó con arrogancia y su amiga se carcajeó al escuchar lo último.
—¿«Pegable»? ¿Cosa, esa palabra siquiera existe? —espetó sin parar de reír.
—Obvio que no, pero vamos que yo crearé nuevos conceptos en el español. —contestó con diversión.
—Ah, y algo muy importante. Ella quiere copiarme a mi mejor amigo pero la verdad no te quiere precisamente para amigo, que te quede claro Cosa. —Esta vez rió él.
—Yo sé, yo sé —asintió cruzándose de brazos. Posó sus ojos sobre Ruth, mirándola detenidamente y con una puequeña sonrisa— ¿Y tú? ¿También me quieres para amigo? —inquirió en un bajo tono de voz agregándole seriedad y diversión a la vez.
La pelirroja abrió los ojos como platos por un segundo, aquella pregunta le había tomado desprevenida y quedó descolocada. Observó a Baek con estupefacción y juraría que por un momento sus cachetes se tornaron coloridos debido a la incómoda vergüenza que esa situación le había provocado.
—¿Qué cosas dices Baek? Claro que te quiero como amigo, ¿para qué otra cosa te podría querer? —refutó sin saber qué responder.
—No, yo no sé. —le contestó encogiéndose de hombros y sin apartar su mirada.
Ruth se reservó una respuesta, evadiendo la conversación. Solo giró su rostro hacia la ventanilla para entonces contar los segundos hasta que la rueda terminase el trayecto. Luego de ese paseo fueron hacia otras atracciones para entonces regresar a la casa luego de que anocheciera.
•••
Eran las dos de la mañana y Baek se dedicaba a jugar videojuegos en su laptop en vez de dormir. Pausó el juego un momento y se sacó los audífonos cascos para tomar un poco de agua de la botella que tenía sobre su escritorio. Al terminar con el agua sus oídos captaron un sonido nuevo en medio del silencio de la noche, provenía del exterior de la residencia. Se puso de pie para asomarse en la ventana y desde allí observó llegar a un taxi que se detuvo frente a la verja de su casa.
El farol de la calle le posibilitaba observar la escena con claridad. Vio a una silueta femenina bajarse con una maleta y luego el auto se marchó.
Gea había llegado de su pequeño viaje de negocios.
Entonces Baek recordó que debía cuestionarle sobre lo que estaba ocurriendo con Demon's Food y cómo estaba acabando con el negocio familiar.
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